Engordan los sufrimientos

Jesús Millán Muñoz.– No nos engañemos, no nos mintamos, los sufrimientos, las penas, las angustias, los temores, los malos recuerdos todo ese complejo de realidades son los que nos hacen engordar.

Cierto es, que si alguien termina sus huesos y carne y alma en un campo de concentración, y, le dan poco de comer y mucho de sufrir, pues terminará debilitándose y enflaqueciéndose y adelgazándose hasta límites inhumanos. Pero en el resto de los casos, se come porque es uno de los métodos, no el único, de que muchas personas compensan sus sufrimientos, heridas, penas, traumas, angustias, que por lo general, otros les han creado y criado.

Se pueden cometer errores morales y psicológicos morales sin uno darse cuenta, pero hacer daño y mal moral y mal psicológico moral a otros, es de una enorme maldad. Evidentemente, existen multitud de tipos y formas y maneras y causas y, por tanto diversidad de culpas y responsabilidades. Y, realizados por personas con distinta intencionalidad, de distintas edades, y con distintos motivos reales o inmorales, y, por tanto distinta responsabilidad…

Pero hacer mal a otra persona, es una de las grandes epidemias negativas que existen en el mundo. Las religiones las denominan pecados, las éticas filosóficas males morales. Ahora la psicología y ciencias conexas trastornos de la conducta.

Es un deber moral defenderse del mal que uno mismo se puede hacer a si mismo, que uno mismo puede hacer a otros. Tenemos que aprender a defendernos del mal y de la maldad. Cosa que no siempre sabemos. Debemos darnos cuenta cuándo una postura o concepto o idea es un mal, aunque no lo pinten de bien, cuándo es un bien mayor y cuándo es un bien menor –ahora no podemos describir este concepto, pero es esencial-, demasiadas veces, caemos en males mayores, porque nos atamos a un bien pequeño. Un pequeño placer nos lleva a un mal mayor. Así, cada día, podemos caer en ese pozo y en ese pantanal.

Debemos ser más prudentes y más morales y tener más piedad y más misericordia con los demás y con nosotros mismos. No digo que llamemos al mal, que es bien, pero tener más corazón en nuestros ojos y en nuestras manos y en nuestras palabras. No podemos decir que el sobrepeso es bueno, porque tiene connotaciones negativas en algunos aspectos de la salud, pero tampoco podemos negar que el engorde y sobrepeso y obesidad muchas veces, es una reacción que ese individuo sufre al mal que otras personas le ha hecho, sea en la infancia, sea en la adolescencia, y, para superar ese sufrimiento, ese individuo o individua ha caído en consumir más calorías de las debidas. Es un misterio humano, cuántos abuelos y abuelas quieren que tengan compasión de sus nietos porque tienen siete dedos en cada mano, y, que nadie se ría de ellos, pero ellos si se ríen de los biznietos de otros que tienen tres orejas…

¿Cuánto sufrimiento hay en el mundo…? ¿Cuánto sufrimiento hay en el mundo que la humanidad, ya con su saber y su buen obrar podría solucionar o resolver…? ¿Cuánto sufrimiento hay en el mundo que nosotros hemos podido crear? ¿Cuántas clases de sufrimiento hay en el mundo?

Usted debe seguir con su vida normal y rutinaria y silenciosa. Usted y yo, no somos personas importantes, nunca saldremos en el primer minuto del telediario, nuestras acciones tienen pequeñas repercusiones. Pero nosotros, pequeños como somos, en casi todo, nosotros hacemos cosas que son buenas y bienes, y cosas que son malas y males. Nosotros podemos hacer pequeñas cosas que son buenas o pequeñas cosas que son menos buenas. No le digo a usted que sea un héroe o heroína, no le digo a usted que salga de su marco normal de vida, familiar, social, profesional, laboral, de estado… No, le pido nada de todo ello. Solo le indico, que no produzca sufrimiento a otros, que se defienda del sufrimiento de otros.

Cuándo era niño, algunos se reían de otros niños que llevaban gafas. Supongo que usted no lo sabrá. Quizás, es usted uno de aquellos seres vivientes con patas que se reían de otros niños como usted o niñas que tenían gafas. Ahora ya no se ríe, porque ha crecido en edad y en altura, y, porque posiblemente usted también tenga gafas, y, posiblemente la mitad de sus nietos y nietas. Pero usted, aunque no se acuerde de este espectáculo y este hecho y eso era una cosa de niño, y, usted no se siente culpable, usted debe aceptar que eso era una producción de mal a otro. Porque es crear un mal, a alguien que tiene gafas, tiene un defecto o deficiencia visual, además otros niños se ríen de él o de ella. Puede que para el niño de quién se rieron, no haya tenido importancia, puede que no se acuerde, puede que lo haya olvidado, pero puede que quede alguna herida ahí y allí dentro en su alma y en su corazón…

Quizás, ese adolescente que tiene sobrepeso, esa persona adulta en su primera adultez, que sufre sobrepeso, quizás, tenga alguna herida profunda, que quizás, usted ha contribuido a hacer. Quizás, si quizás, usted contribuyó a fabricar, y, no solo fue usted uno de los causantes de algunas de esas heridas, sino que después, que esa persona engordó, ahora, también se ríe o crítica su sobrepeso.

Puede que usted desea que Dios no exista, porque si existe, usted tendrá que presentarse ante el Tribunal de Dios, quizás, entonces, ya no se ría tanto… quizás, usted o yo, en esos momentos, quizás ya no nos riamos tanto… quizás, por eso, muchos no quieren que exista Dios, para que no exista Tribunal del Juicio Particular ante Dios, porque no quieren o no queremos saber de verdad y sin engaños las consecuencias de nuestras acciones y de nuestras palabras. Porque no nos queremos arrepentirnos, ni ahora, ni nunca, ni menos ante un Tribunal del Juicio Particular o Personal ante la Eternidad Personal.

El drama del mundo de hoy, es que muchos piensan que quitando a Dios de la historia, son más libres, y, lo único es que son y somos más libres para caer en más errores morales… algunos dirán que esto es moralina, pero si dijese lo mismo, indicando que caigamos en alguno de los siete errores morales graves, dirían que son un agente de liberación de la moral de siglos que nos encierra en la no-libertad. Dos tablas de medir, la teoría del embudo…

¡Aquí, recuerdo la película que se ha estrenado hace unos meses, de una niña con sobrepeso…! ¡No digo el título, por respeto a todos esos niños y niñas que sufren esa violencia y tortura diaria en sus vidas…! ¡Aquí, deseo dar una palabra de aliento a todos esos niños y niñas que sufren algún tipo de violencia y marginación por algún aspecto de sus vidas! ¡Y, aquí exijo a la sociedad, a todo individuo, que no contribuya a ese sufrimiento, sea de un tipo o sea un motivo o sea una causa o sea otra…!

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