Rotondas: manual de uso y abuso

A41«Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra» (San Juan 8-7), enunciado que nos viene al pelo con nuestro tema de hoy: quien haya transitado siempre bien por los millares de rotondas que existen, que se tome algo fresquito.


Un invento tal útil como perverso

Siguiendo con el gustillo bíblico anterior podríamos decir que, en aquel tiempo a los concejales de urbanismo les dio por adaptar los gustos gabachos a nuestra idiosincrasia y la rotonda florecieron por doquier en una especie de multiplicación de panes y peces. El cruce peligroso se suavizó, las señales de Stop y los carísimos semáforos pasaron a mejor vida pero la idoneidad del sistema se vio entorpecida por haber delegado en las buenas maneras del conductor y el uso de los intermitentes la buena praxis rotondina. 5ªLa falta de reciclaje del conductor experimentado y la diversidad de criterios en los formadores de nuevos conductores ha ido sedimentando una serie de leyendas urbanas, cuando no ignorancia supina, sobre este indispensable elemento en el tráfico actual. Y ahora es noticia que la Dirección General de Tráfico (DGT) intenta poner coto a tanto despiste (desmán, tal vez) con una serie de instrucciones, vídeo incluido, tras la afirmación de este mismo organismo de que «esta normativa es la más reclamada por los usuarios, siendo el uso de los intermitentes o del carril izquierdo las principales dudas”. A esta conclusión, derivada directamente del seguimiento en Facebook de la página oficial de la DGT, sucede la citada campaña que, por su interés (y no sólo didáctico) reproducimos en imágenes con el enlace correspondiente.
1ª 2ª 3ª 4ª

http://revista.dgt.es/es/multimedia/video/2014/1008-Por-que-carril-ext-glorietas.shtml#.VEeG1CKsWSr

Si París lo tiene, ¿porqué no nuestra ciudad?

Esa pregunta brotó, en aquel tiempo, en miles de corporaciones nacionales que, no sólo se emplearon a destajo en rotondizar todo cruce viviente sino que, como la rotonda más popular del mundo es la Place de l’Etoile (hoy Charles De Gaulle) que tiene en su centro un pedazo de monumento (Arc de Triomphe), nuestros próceres comenzaron a “monumentalizar” las recién creadas rotondas con dispar fortuna en sálvese la parte. Esa parte era el centro geométrico del círculo u óvalo y allí lo mismo cabía una estatua ecuestre al gusto decimonónico o una torre metálica un vestigio del pasado industrial de la ciudad, lo que nos llevó a la siguiente fase: encarguemos obras cuanto más caras mejor para darnos el pisto con el ayuntamiento de la ciudad competidora que verá como nuestro prestigio crece con la exposición de nuestro ancestral buen gusto para el arte y la decoración. 6ªAhora, que resulta que no se pueden colocar muñecas con bata de cola encima de los televisores (por mor de la estrechez del plasma), nuestro concejales delegados y alcaldes electos empezaron a colocar, cual figurita para encima de la tele, monumentos y reliquias de diferente gusto y aceptación popular. Fue en toda España, sucedió mayoritariamente en la Era de la Burbuja, también conocida como La Década del Embutido Caro (por aquello de los chorizos ricos) y llegó a dislates como el de Jerez de la Frontera (86 en todo su casco urbano) que numeró las rotondas o por otras ciudades, de cuyo nombre no me queda más remedio que acordarme que mantiene una rotonda con 40 cms. menos que el diámetro mínimo para ello (4 metros). Y claro, la conclusión fue que estaban tan ocupados en decorar el asunto, que se les olvidó legislar sobre el mismo.

Juanma Núñez
A41- Todo Motor

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