Ciudad Real participa. Motivos para la desconfianza

conlosojosbienabiertosHace unos días la Alcaldesa de Ciudad Real y la Concejala de Participación ciudadana, presentaban el proyecto “Ciudad Real participa. Se trata de una iniciativa que, en palabras de la alcaldesa “siguiendo modelos de otras ciudades y capitales de Europa” pretende convertir Ciudad Real en una referencia en materia de participación ciudadana. Para ello se definieron tres objetivos fundamentales: 1) Escuchar las demandas y necesidades de los colectivos; 2) Armonizar la demarcación de la ciudad para ordenar su crecimiento; 3) Sentar las bases de la política de participación ciudadana que quiere desarrollar el Ayuntamiento (creando nuevos foros para escuchar mejor la voz de los ciudadanos).

Con estos fines la alcaldesa anunciaba que “Ciudad Real participa es la nueva marca que aglutina los esfuerzos del Ayuntamiento para implicar a los ciudadanos”. Y para llevarlo a efecto se pondrá en marcha una página web encaminada a facilitar la comunicación con los ciudadanos. Además, en las próximas semanas “se iniciará una gran conversación con los ciudadanos” y se llevarán a cabo diferentes encuentros sectoriales. “Ciudad Real participa es un proyecto de largo recorrido que requiere tiempo” para implantarse en la ciudad; “un programa de todos los ciudadanos” y su colaboración en él es la mejor contribución que podemos hacer para mejorar la ciudad.

Tras la presentación, y una vez procesado y reflexionado el contenido de la misma, me surgen varias dudas:

1ª. Una cuestión de concepto. ¿No sería necesario primero una puesta en común sobre el concepto “participación”? Se habla de participar como sinónimo de “opinar”, “escuchar”, “tener en cuenta”, “considerar”, etc.. es decir, aproximaciones muy superficiales a lo que es una participación real, como facultad para tomar decisiones de forma conjunta y compartida entre todos los miembros de la comunidad. Si no, queda la sensación de que los ciudadanos opinan/proponen y el Equipo de gobierno decide. Si el Ayuntamiento ya ha determinado qué significa ‘participación’ y hasta dónde se admite ésta, se habrá limitado y condicionado a priori el ámbito de acción ciudadana dentro de ese proyecto. Ciudad Real participará, así, según los márgenes previamente definidos por el Equipo de gobierno, y no por los ciudadanos llamados a participar.

Esta cuestión contiene otras muchas consideraciones. Por ejemplo, ¿la participación consiste en que los ciudadanos, particulares o asociados, pidan cosas? ¿Participar es transmitir lo que yo, como individuo o colectivo, necesito? Detrás de esta participación mendicante subyace la idea de que, una vez atendida su solicitud, el ciudadano se retirará satisfecho a su casa o sede social, hasta que una nueva necesidad vuelva a surgirle. Sin embargo, la participación es un proceso permanentemente inconcluso, porque no trata de satisfacer las necesidades particulares, sino de desarrollar la capacidad política de los ciudadanos en su dimensión más importante: la de ser libres para tomar las decisiones que le conciernen en la construcción de su libertad como individuo, pero haciéndolo de forma cooperativa, en tanto que es miembro de una comunidad. Además, la participación es un proceso de negociación permanente entre intereses a veces contrapuestos, por lo cual, resulta difícil una satisfacción plena y multilateral. Y esto es importante hacérselo saber a los ciudadanos. Así pues, lo importante en la participación no es que ésta sea cauce para que cada cual consiga lo suyo, sino como medio para poner en común lo que cada uno pueda aportar a la construcción colectiva de la ciudad. En definitiva, participar no es nada más que ser parte activa de un todo en el que se comparten saberes, recursos, ideas, trabajo y tiempo. Piénsese por ejemplo que las elecciones cuatrianuales compartieran la acepción que se le da a esta participación ciudadana. En ese mismo sentido, ir a votar equivaldría a opinar sobre qué partido nos gustaría que ganase las elecciones, reservándose a un ser omnisciente la facultad final de elegir al vencedor, en base a las sugerencias recibidas y a su gusto particular. Es pues, fundamental y urgente una pedagogía sobre la participación, que sea honesta, sincera y realista.

2ª.-Una cuestión de método. ¿No habría sido interesante aprovechar los diversos foros, existentes y prometidos, para trabajar de forma previa en la definición y diseño del proyecto Ciudad Real participa? Es decir, que este proyecto hubiera sido la culminación de unos trabajos, debates y reflexiones previas, sectoriales y conjuntas, que hubieran fijado, entre otras cosas, el término y el alcance de lo que se entiende por “participar”. En el artículo La participación ciudadana, según los políticos se hace un sumario de los diferentes cauces existentes o prometidos, destinados a hacer efectiva la participación ciudadana en Ciudad Real. Lo cierto es que el proyecto actual Ciudad Real participa no es la culminación lógica de los anteriores. La realidad es que existen cauces de participación que sólo lo son en apariencia, ya que, en sintonía con la consideración del punto anterior, sólo sirven para recoger sugerencias y comentarios, aparte de para legitimar ciertas decisiones municipales y dotarlas de un recorrido participativo del que realmente carecen.

Es evidente la falta de racionalidad, de coherencia, de vertebración y de sentido de los diferentes cauces participativos. En conjunto no construyen nada, por separado son islas separadas y ajenas. Así, ¿cómo se armoniza Ciudad Real participa con el Plan Estratégico de Ciudad Real en el que se está trabajando desde hace unos años? ¿Cómo se armoniza con el resto de foros, existentes o prometidos? ¿De qué forma se vinculan y nutren recíprocamente estos proyectos y los distintos foros? A la vista de esta multiplicidad de realidades surgen dudas sobre la racionalidad del conjunto, y sobre la efectividad en cuanto a los logros obtenidos.

3º. Una cuestión de oportunidad. ¿Por qué ahora? ¿Por qué este plan surge a sólo tres meses de las elecciones? ¿Por qué no se puso en marcha al día siguiente de ganar las últimas elecciones? ¿Por qué en el ámbito concreto de la Cultura (por ejemplo) no se ha dado un solo paso para crear el prometido Consejo Local de la Cultura? En la presentación de hoy se ha dicho que Ciudad Real participa es un proyecto de alcance, que requiere tiempo.., ¿qué se nos está diciendo con esto? Que sólo si el PP gana podrá desarrollarse este proyecto. Por eso el proyecto termina viéndose más como una propuesta electoral que como un proyecto de gobierno municipal, ya que su desarrollo efectivo está condicionado a la victoria del actual partido en el gobierno. Y además, el proyecto en sí, con su intención de abrir en los próximos meses una “conversación con los ciudadanos” representa un mecanismo ideal para, a costa del erario público, recoger propuestas encaminadas a nutrir el programa electoral de este partido. Si el Equipo de gobierno manifiesta ahora tanto interés por recoger propuestas de los ciudadanos, es de suponer que también el partido que lo conforma esté imbuido de ese mismo espíritu participativo. Así pues lo esperable sería que el propio PP abriera en esta fase preelectoral una campaña de recogida de propuestas para su programa. En tal caso ¿cómo armonizar, compatibilizar, diferenciar y gestionar todas esas propuestas siendo en uno y otro caso el mismo grupo de personas aunque representando realidades e intereses diferentes (el interés general, como Equipo de gobierno municipal; el interés de partido, como PP).

En definitiva, si ni siquiera se han cumplido propuestas anteriores (presupuesto participativo, Consejo Local de la Cultura, Consejo Local de la Mujer); si los foros actuales son más virtuales que reales; si en general existe en el ambiente tal recelo hacia este tipo de proyectos efervescentes…, ¿por qué razón deberíamos confiar ahora en esta nueva ocurrencia participatoria? ¿Por qué Ciudad Real participa es el acabóse en materia participativa, cuando aún hoy sufrimos los escombros de una política de participación ciudadana cosmética y superficial? ¿Por qué ahora se va a aceptar lo que antaño se despreció? ¿Qué catarsis ha sufrido nuestro Equipo de gobierno para que se produzca esta transformación? Todas estas preguntas y afirmaciones resultarán extrañas a los propios promotores de estas propuestas participatorias, pues bajo su punto de vista nunca se ha rechazado nada, y siempre han estado abiertos a todos cuantos han querido llevar sus ideas y propuestas al Ayuntamiento. Desde este punto de vista, claro está que acogerán estas reflexiones con asombro, indignación y desprecio. Sin embargo, piénsese que eso es así por el concepto de participación que subyace en su planteamiento de partida. Un concepto que puede ser suficiente en otros ámbitos y órdenes sociales, pero que resulta de todo punto exiguo e insuficiente cuando de lo que se trata es de llevar a cabo una democracia real y fuerte. Si es que es eso lo que realmente se pretende.

Por supuesto que la respuesta a este tipo de invitaciones y proyectos debe ser precisamente la que se nos propone, aunque no sea la que se espera, es decir, participar real y efectivamente. Y hacerlo hasta el punto de evidenciar las carencias y la artificialidad del modelo propuesto. Participar con la presencia, con la palabra, con las propuestas y con el juicio crítico. Y todo ello al servicio del interés general y no del interés particular. Porque esta última es la reacción esperada, y la vía más rápida y segura de desvirtuar los logros potenciales de la participación. Si todos quedamos satisfechos ya no habrá razón para participar y será entonces cuando, entretenidos con nuestros zapatos nuevos, desatenderemos por completo nuestra responsabilidad permanente como ciudadanos. Es entonces cuando la poca libertad que nos reste será aprovechada por otros para sus propios intereses.

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