La virtud de un debate imperfecto

conlosojosbienabiertosDe partida, como es lógico, sólo puedo dar la enhorabuena a Izquierda Unida por organizar un evento tan necesario en una ciudad víctima de una patología política empeñada en convertir la democracia en mero folklore político. El éxito de la convocatoria es la misma convocatoria, la posibilidad de que exista un lugar de encuentro para reflexionar, escuchar, hablar y discutir sobre lo que somos y lo que queremos ser como comunidad y como ciudad.

Creo, sin embargo, que el modelo de asamblea-debate desarrollado reproduce algunos de los males del sistema que se intenta corregir y mejorar. En primer lugar persiste la idea de democracia petitoria y paternalista. Es decir, la necesidad de pedir a quien gobierna que conceda cosas. Cuando está claro que quien gobierna es estructuralmente inoperante para conceder lo que se solicita, porque lo solicitado contraviene su propio interés e ideario. Y porque, además, ese afán petitorio pone al que pide en una posición de inferioridad que distorsiona y desvirtúa el mismo pensamiento democrático. Si el punto de partida es este pensamiento democrático, poco podremos cambiar.

En segundo lugar, la necesidad de regenerar el sistema democrático no puede hacerse a partir de organizaciones que son parte del proceso de degeneración democrática. Organizaciones en las que la democracia interna es efímera o está inserta en una inercia formal que debilita cada vez más su legitimidad. Organizaciones que reproducen las mismas carencias participativas del partido gobernante y del Estado en el que vivimos. Ya que son parte de él. Con lo dicho no pongo en duda la labor, el esfuerzo o la necesidad de estas organizaciones, simplemente intento reflexionar sobre si las mismas no están sufriendo, como los gobiernos de todo tipo, una crisis de credibilidad, de confianza y de participación. Y si, en consecuencia, estas organizaciones están reflexionando seriamente sobre tales carencias e intentando solucionarlas de algún modo. Porque de no hacerlo estarían reproduciendo el modelo del adversario al que critican y, en consecuencia, bajo mi criterio, no tendrían fortaleza moral para construir fuera una democracia que son incapaces de mantener en su interior.

En la Asamblea se expuso que diferentes organizaciones habían elaborado Reglamentos de participación alternativos para mejorar el que finalmente ha aprobado el Ayuntamiento. Sin embargo, yo me pregunto cuál ha sido la implicación real de la ciudadanía de a pie en la elaboración de estos Reglamentos alternativos. Entiendo que las directivas de estas organizaciones están legitimadas para adoptar las decisiones que estimen oportunas, pero al hacerlo, sin evaluar el desinterés de sus bases, reproducen el modelo de democracia que se cuestionaba en la Asamblea.

Por otro lado, se aduce falta de información y de transparencia por parte del Ayuntamiento. No lo pongo en duda y soy consciente y sufridor de ello. Pero, me pregunto, ¿predican estas organizaciones con el ejemplo que exigen? ¿Explican todas y cada una de sus decisiones a la ciudadanía? ¿Hacen públicos los entresijos de sus organizaciones como si éstas fueran de cristal puro? ¿Son plenamente participativos sus presupuestos, por exiguos que sean? ¿Hacen públicas toda la información que tienen de las mafias y clientelismos que detectan en el ejercicio del gobierno municipal? ¿Denuncian públicamente absolutamente todas las irregularidades que conocen y saben? Y no cuestiono la legitimidad de estas organizaciones para criticar la opacidad municipal aunque ellas mismas puedan ser igualmente opacas.

Prueba de que algunos planteamientos del debate reproducen el modelo de democracia que se critica es que existe la exótica convicción de que un Reglamento de participación ciudadana (es decir, unas letras en un papel) vendrá a fortalecer la democracia real del municipio, o que la realización de los Plenos municipales por las tardes incrementará la presencia y participación de los ciudadanos. Creo que estos pensamientos son quimeras, y satisfacen exclusivamente a quienes ya tienen a priori inoculada la necesidad de participar e involucrarse en los asuntos políticos y públicos de la ciudad. Sin embargo, el gran problema de la participación es que se trata de un asunto que trae sin cuidado a la mayoría de los ciudadanos, esto es, a la mayoría de los que habría que convencer para que la democracia participativa empezara a ser una democracia participativa. Ajustar el sistema administrativo, vía reglamentos y horarios, para que los que tienen predisposición a participar puedan hacerlo, no es afrontar el problema estructural de nuestra democracia. El reto debe ser interesar a los que no tienen ningún interés en participar…, a los escépticos, a los confundidos, a los excluidos, a los indiferentes, a los pasivos, a los engañados, a los defraudados, a los decepcionados, a los desmotivados.., porque todos ellos son ciudadanos, y constituyen la inmensa mayoría en cuyas manos está la facultad de cambiar las cosas. Todos esos a quienes el sistema ha robado su dimensión política, para convertirlos en meros consumidores y usuarios al servicio del interés de los partidos.

Creo que la causa de estos vicios democráticos es consubstancial a los intereses de las organizaciones que ocupan el espacio de decisión. Estas organizaciones están interesadas fundamentalmente en el ejercicio del poder, en el juego partidista y estratégico electoral. Este juego está condicionado por los plazos de tiempo, de manera que las prisas por alcanzar el poder, por desocuparlo del adversario, justifican medidas tácticas y cortoplacistas (reglamentos de participación, asistencia a plenos, etc). Sin embargo, la construcción de una conciencia cívica, participativa y democrática fuertes, en una sociedad democráticamente débil, requiere tiempo y sólo puede confiarse a una política basada en la educación, en la formación y en la cultura democráticas, en el fomento del espíritu crítico y autocrítico, en el escepticismo y puesta en duda de las verdades creadas e impuestas. Cuando la masa se convierta en pueblo, y éste en ciudadanía, entonces su participación en los asuntos públicos será una realidad necesaria y automática. Mientras tanto, parece imperar la necesidad de una participación ciudadanista, ideal y utópica. Frente al oscurantismo despótico del régimen actual, parece extenderse un modelo de participación administrativa basado en la existencia de cauces y reglamentos que faciliten y permitan la participación. Como si su mera existencia fuera a despertar en esa mayoría indiferente el interés por participar.

Todo lo dicho no pone en tela de juicio el fondo de la iniciativa promovida por IU, sino los vicios que afloran en su desarrollo. La virtud de todo debate es la posibilidad de comprobar su necesaria imperfección, esto es, que sus carencias y su falta de perfección, exigen continuar debatiendo y, por tanto, proseguir adelante con el proceso democrático. Proceso que nunca culmina. Mi reflexión, por tanto, sólo tiene como propósito cuestionar críticamente si es posible cambiar un sistema defectuoso partiendo de unas estructuras que, por ser parte de ese sistema, son también defectuosas. No olvidemos que el problema no es sólo la precariedad democrática del partido gobernante, sino la posibilidad de excederse que le da una democracia precaria diseñada por un sistema de perverso bipartidismo. El reto, pues, está en realizar un ejercicio de perspectiva, de imaginación, que nos permita pensar las cosas de otra manera y desde otros ángulos. Difícil. Tanto cómo pasar de la monotonía y planura de las dos dimensiones, a la perspectiva y profundidad de la tridimensionalidad. Esa dimensión olvidada y marginada, pero que da profundidad y carta de naturaleza al conjunto democrático es, sin duda, la ciudadanía. Una ciudadanía secuestrada por los partidos que debe ahora auto-rescatarse y rehabilitarse con convicción, ejercicio y perseverancia.

Dicho todo lo cual, para próximas convocatorias y posibles reorientaciones del objetivo original, propondría:

–    Aclarar mínimamente qué se pretende con estos debates. Concretando y consensuando objetivos claros y concretos es más fácil no perderse y avanzar en una dirección clara. ¿queremos ajustar, vía reglamentos, lo que existe o queremos cambiarlo? ¿queremos favorecer un cambio de gobierno o queremos interesar a la gente desinteresada, o las dos cosas?

–    Consensuar mínimamente qué entendemos por participación ciudadana o democracia participativa (según el discurso impuesto, participar es acudir a las actividades que organiza el Ayuntamiento o dar la opinión sobre algún asunto). Exponer diferentes significados y elegir el que mejor contribuya al objetivo perseguido (conseguir una democracia fuerte, por ejemplo)

–    Aunar esfuerzos y recursos en iniciativas informativas. ¿por qué no emplear parte de los exiguos recursos en editar un boletín informativo en el que confluyan organizaciones sociales, políticas y culturales de la ciudad para sacar a la luz toda la basura económica y política de nuestra localidad?

–    ¿Qué tal un proyecto, en colaboración con la Universidad, para realizar proyectos formativos en materia de política, ciudadana y democracia?

–    ¿Por qué no debatir por áreas temáticas y hacer luego una puesta en común para detectar las deficiencias comunes del sistema municipal y las particulares del área en cuestión? ¿por qué no implementar “cafés-debate” o “debates-tertulia” de pequeño formato en lugares comunes y habituales de la ciudad para que el debate ciudadano se normalice y no se sacralice en los centros políticos habituales?

Alberto Muñoz
Con los ojos bien abiertos

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6 COMENTARIOS

  1. Muy de acuerdo con tu reflexión. Si bien, a la hora de las propuestas, con mirar cómo se hacen las cosas en el norte de Europa, se nos allanaría mucho el terreno.

    En cuanto a lo que dices de pasar de masa a pueblo y de pueblo a ciudadanía…ojalá lo veamos algún día. En eso soy, lamentablemente, muy escéptico.

    Ciudad Real es lo que es. El sistema está atado y bien atado. La mafias y el clientelismo organizado en administraciones y organizaciones políticas es algo, no enquistado, sino genético. Está en el ADN de las mismas. Por ello, el trabajo que nos lleve a los ciudadanos a tener claro que somos los que decidimos, va a ser muy complicado y, si no comienza por limpiar las organizaciones políticas de «funcionarios», el resto es abonar el desierto.

    Claro ejemplo es que, de los 75.000 habitantes, con solo los votos de 25.000 ya tienes mayoría absoluta para no escuchar, si quiera, a los que te han votado. El resto, los 50.000 restantes, están como The walking dead?

    Gracias por tu texto.

  2. Muchos de esos fallos continuarán produciéndose porque la estructura de los partidos y organizaciones que NO gobiernan reproducen los mismos tics en sus «sedes» que el que gobierna ,e incluso los tics de las empresas cuando tienen trabajadores a su cargo, despidiendo sin ninguna contemplación y sin preaviso a sus trabajadores. Pero es que desde las bases no hay crítica, por pereza intelectual algunas veces y borreguismo sectario en otras.

    Pero aunque todo esté viciado, estas iniciativas son buenas si la gente participa y critica juiciosamente a los que las moderan y organizan

  3. Ante un artículo tan largo y tan bien escrito es difícil no estar de acuerdo por lo que solo voy a matizar “algunas cosillas…”.
    Y lo primero es felicitar a IU como organización por el novedoso evento.
    Sobre el tener que “rebajarse” para pedir un espacio público, creo que no es rebajarse sino hacer unos de un derecho civil que es el de poder reunirse en un espacio público simplemente haciendo una petición.
    Sobre que las organizaciones participantes reproducen a veces los errores que critican en el sistema pues sí, es cierto en la mayoría de los casos solo que yo vería dos excepciones, una la de organizaciones tipo Equo – que por cierto por algún “error” de comunicación no acudió – que quizá por su corta política aún no están inmersas en esa maraña de irregularidades que rodean a partidos tradicionales y la otra excepción para mí al menos, es la de la FLAVEcr, organización asamblearia y sin encorsetamientos ideológicos a pesar de que desde el PP todo su afán es declararnos como brazo vecinal del PSOE, “mentira, mentirosa…”.
    Hablas de la elaboración de reglamentos alternativos de participación por parte de las ORG y sin han participado o no sus bases. Al menos en la FLAVEcr se dio información a todas las AAVV federadas y al final se elaboró un programa común que fue el que se presentó al Ayuntamiento y he de decir que salvo un par de matices sin importancia que se nos aceptaron, la inmensa mayoría de propuestas fueron rechazadas.
    Sobre la falta de información y de transparencia por parte del Ayuntamiento y su posible reflejo en las ORG, desde la FLAVE toda la información relevante que nos llega o que generamos la difundimos en nuestros medios digitales, página web y página de “Facebook”. Tienes razón en que estas informaciones no son sabidas ni conocidas por la inmensa mayoría de la ciudadanía que no llega a los medios digitales y ahí sí que hacemos autocrítica en el sentido de que hay que buscar otros medios aparte de ruedas de prensa o denuncias en los medios de todo lo que criticamos, no nos gusta o denunciamos.
    ¿50/ 60/100 personas en el debate? Lo de menos es el número, lo cierto es que la cifra más baja ya es mayor que la asistencia a cualquier pleno normal del ayuntamiento. La razón: debate interesante, poder participar y con respuestas sobre la marcha, ¡horario de tarde! Y hasta estuvo la televisión local lo que es de agradecer…
    Aun así admito Alberto que el desinterés por los temas políticos y sociales de la ciudadanía en general es una asignatura pendiente de superar por parte al menos de los partidos de izquierda. Le echábamos la culpa a Franco de la desmotivación política, pero llegó la transición donde empezó a moverse un poco el tema, pero tras Felipe González todo volvió a estar “atado y bien atado” y por desgracia así sigue.
    En cuanto a tus propuestas, todas me parecen válidas y las apoyo.

    Un abrazo Alberto.

  4. Casi un nuedo gordiano. «La necesidad de regenerar el sistema democrático no puede hacerse a partir de organizaciones que son parte del proceso de degeneración democrática». Por ello, casi se deduce que los Partidos Políticos, como cauce constitucional de participación ciudadana, son más el problema que la solución. Ni contigo, ni sin tí tienen mis males remedios, como en el cantable de toda la vida.
    Si ello es cierto, que la mayoría social así lo ve y sostiene, ¿por donde empezar? Esa es la dificultad.

  5. Prescindir de unas empresas que legislan y organizan en función de sus intereses parece más fácil que difícil.

    Claro que igual es como el fumar, parece más fácil que difícil dejar de hacer algo pero en la práctica es un gran esfuerzo.

    Yo empezaría hablando de modos distintos de representatividad.

    http://democracialiquida.org/

  6. Jose Rivero, la respuesta ya la dieron los anarquistas el siglo pasado. Sólo hay que revisar las propuestas y actualizar lo que necesite ser actualizado.

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