Efigies, hitos y otros elementos patrimoniales vinculados con la monarquía (I): El fundador

recuperando manuel Hace no mucho tiempo hemos asistido al cambio en la Jefatura del Estado español, tomando el relevo del Rey don Juan Carlos I su sucesor e hijo el otrora Príncipe de Asturias don Felipe VI, el cual acompañado de su esposa realizó una visita muy especial para nuestra ciudad hace ya casi una década, el 4 de Julio de 2005, con motivo del 750 Aniversario de nuestra fundación. Por ello, nos centraremos en el día de hoy en algunas de las muestras de los vínculos existentes entre la Monarquía y nuestra ciudad, retrotrayéndonos a nuestros propios orígenes.
De todos es sabido de que el nacimiento de nuestra localidad va de la mano de la propia iniciativa del monarca de la época, don Alfonso X, conocido como “el Sabio”.

Surgida en territorio dominado por la poderosa Orden de Calatrava, la otrora aldea de Pozuelo Seco sería denominada Villa Real tal como atestigua la efigie que preside la Plaza Mayor – antes conocida como la Plaza del Generalísimo, pues dicha escultura data de 1967 – de la ciudad en la actualidad, obra de Joaquín García Donaire, aunque no es el único motivo que recuerda el pasado de su fundación y su regio protagonista, de los cuales nos iremos ocupando paulatinamente en estas líneas. Existen más motivos escultóricos y de otra índole que hacen referencia a este monarca, como puede ser un hotel, un antiguo colegio, una avenida, un tanatorio, un centro veterinario…

En una conferencia pronunciada por Pedro Rodríguez Bueno [1] se precisa cómo el Rey Sabio había fundado Villa Real sobre los cimientos de una alquería conocida como Pozo de Don Gil. Esta población es la que hoy todos conocemos como Ciudad Real.

Escultura sedente de Alfonso X El Sabio en la Plaza Mayor
Escultura sedente de Alfonso X El Sabio en la Plaza Mayor

El Rey Sabio, pues, pondría en valor la otrora aldea de Pozuelo Seco, para lo cual le otorgaría una Carta Puebla, además de darle un alfoz o término municipal que estaría englobado por las aldeas de Ciruela, Villar del Pozo, Higueruela, Poblete y Alvalá. Todo ello no tenía otro objetivo que constituir un centro comercial y administrativo de realengo que sirviese de control en un territorio totalmente dominado por las Órdenes Militares, más concretamente la de Calatrava.

Este proyecto quedaría plasmado a través de un diseño urbanístico de la propia Villa, la cual se vería circundada por una muralla o cerca ovalada.

Sin embargo, repasemos la trayectoria vital de este monarca para saber la trascendencia que tuvo y la gran suerte que nosotros tuvimos al encontrárnoslo en la historia de nuestra localidad.

Un 23 de noviembre de 1221 es una fecha muy importante que debemos retener en la memoria: estamos asistiendo al nacimiento de uno de los monarcas castellanos de mayor trascendencia histórica y cultural a lo largo del Medievo. Sólo mencionar su sobrenombre, “El Sabio”.

Este monarca cuyo reinado se extendería desde 1252 a 1284, se convertiría en el monarca que fundase esta villa, para lo cual “intenta atraer pobladores a esta nueva fundación, por lo que recurre en numerosas ocasiones a dotar a la ciudad de exenciones y privilegios, sobre todo en el campo económico y en el de materiales de construcción, ante las carencias de la zona en madera” [2]. Estos documentos venían recogidos en el Archivo Municipal de Ciudad Real ya en el Inventario recogido por don Emilio Bernabeu y Novalbos [3], de los que pasamos a enumerar, entre otros, los siguientes:

Sobre la fundaçion devilla rreal, Carta puebla Pre Villegio del rrey don alfonso sobrela fundaçion deuilla rreal empergamino y consello rreal de plomo dada Enburgos aviente dias de febrero hera de mill e dosçientos ynoventay dos años.

Fundaçion de Villa rreal Vn traslado devn previllegio Escripto Empergamino con vn sello o signo rrodado con las armas de castilla yleon por El qual funda El rrey donalonso El sauio avillarreal en El poçuelo dedongil y le haçe libre de portadgos En todos sus reynos yotras muchas gracias sudacta enburgos aveinte de febrero de la hera de 1293 años que fue En El año de xpo de 1255.

(Carta puebla) Edificaçion de villarreal Unaçedula Empergamino del rrey donalfonso con sello rreal de çera Enque hizo Villarreal al logar que diçien El poçuelo dedon Gil ymanda que corten y traygan madera para haçer su alcaçar sin postadgo dada en Victoria ados dias dehenero hera de 1294.

Para que no paguen portadgo Vn previllegio del rrey donalonso Escripto Enpergamino pequeño con vn sello deçera quebrado pendiente En unaçinta de filo deseada donde El rrey donalonso confirma la merçed que hiço a villarreal de queno pagasen portadgo Entodo El rreyno saluo Enseuilla toledo y murçia suffecha Envictoria herade 1295.

Para que traigan madera libremente para poblar avillarreal Vna carta Empergamino del rrey donalfonso El Sabio fundador desta çiudad Endonde haze merced aVillarreal de mandar alos conçejos decuenca alcazar y alarcon les dejen sacar y cortar madera libremente de sus terminos para. Edificar la nueva Villa sudacta En Valladolid adiez y seis dias del mes de diçiembre hera de mill y tresçientos y vno.

Rótulo de la Avenida de Alfonso El Sabio
Rótulo de la Avenida de Alfonso El Sabio

Carta para que villarreal rreciua por señora a la ynfanta doña ysabel Otra carta del rrey donal fonso Empergamino y con dos sellos de çera Enque se contiene quel Concejo de uillarreal no se creyese de otra creyençia sino de la que El rrey les diese que fue que reeçibiesen por señora, y hiciesen omenage alaynfanta doña ysabel su hija dada envillarreal a veinte y ochodias del mes de mayo hera de mill y trescientos y veinte y dos años.

Y, de forma más detallada, en el inventario actual – documentos históricos existentes en el Museo-Archivo Histórico Municipal “Elisa Cendrero” (cuya publicación corresponde a Manuel Romero Fernández [4])-, respecto al reinado de Alfonso X, persisten los siguientes documentos:

1255, Febrero, 20, Burgos. Pergamino; 45 x 45, Bueno. Carta puebla. Traslado de privilegio real fechado en Villa Real el 7 de Marzo de 1264. Se encuentra separado del resto de la documentación. En su lugar se encuentra una transcripción de época posterior y una reproducción fotográfica del texto.

1257, Junio, 7, Monteagudo. Pergamino; 17,5 x 20, Regular. Alfonso X confirma a los moradores de Villa Real el privilegio por el cual no debían de pagar portazgo en todo el reino, salvo en Sevilla, Murcia y Toledo.

1262, Diciembre, 1, Sevilla. Pergamino; 16,5 x 14; Bueno. Privilegio otorgado por Alfonso X, para que puedan venir libremente a poblar Villa Real los moradores que quisieren sin que por ello se les pueda poner embarazo alguno.

1264, Julio, 10, Sevilla. Pergamino; 17,5 x 15,5; Bueno. Privilegio de Alfonso X por el que se prohibe a los judíos dar dinero a usura y comprar heredades a los vecinos de Villa Real.

1269, Mayo, 6, Toledo. Pergamino; 16 x 17, Bueno; 2. Doc. unidos. Alfonso X confirma el privilegio de no pagar portazgo en todo el reino, salvo en Sevilla, Toledo y Murcia. El segundo documento es igual al primero.

1272, Abril, 4, Toledo. Pergamino; 15 x 17,5, Bueno, con algunas manchas de humedad. Carta del Infante don Fadrique (Frederic), en la que se manda cumplir con el privilegio del rey Don Alfonso X de que los vecinos de Villa Real puedan traer madera para construir casas y corrales libremente, de cualquier parte del reino.

1273, Agosto, 1, Toledo. Pergamino; 15 x 19; Bueno. Carta del Infante Don Fadrique (Frederic), por la que se libra de todo pecho durante 10 años a todos los que viniesen a poblar Villa Real y sus aldeas.

1279, Octubre, 20, Sevilla. Pergamino; 16,5 x 29; Bueno. Alfonso X confirma el privilegio por el que los habitantes de Villa Real no debían pagar portazgo en todo el reino, salvo en Sevilla, Murcia y Toledo.

1280, Febrero, 13, Badajoz. Pergamino; 22 x 37, Regular. Alfonso X confirma el privilegio por el que los habitantes de Villa Real no debían pagar portazgo en todo el reino, salvo en Sevilla, Murcia y Toledo.

1282, Abril, 28, Valladolid. Pergamino; 24,5 x 28,5; Malo. Traslado fechado el 6 de julio de 1320 en Cordoba, de un privilegio dado por Sancho IV donde se confirman los privilegios dados a Villa Real por sus antecesores.

1282, Mayo, 6, Toledo. Pergamino; 23,5 x 26,5; Regular. Carta de Hermandad entre Toledo y Villa Real, prometiendose ayuda en defensa de sus libertades y franquicias.

Carta Puebla fundacional de 1255. Edición facsímil, 1984
Carta Puebla fundacional de 1255. Edición facsímil, 1984

Así, podemos indicar que el Rey Sabio ordenaría el traslado de la poblacióin de Alarcos a Villa Real, algo que ya se realizaba ante la situación catastrófica que se vivía en Alarcos, ya que, según apunta Luis R. Villegas Díaz:

“Las razones, no fueron, como se ha sostenido, por motivos de salubridad del enclave. Pienso que no deben entenderse de ese modo las expresiones del documento. Las motivaciones eran más bien de carácter psicológico. El desastre de Alarcos –cuyo impacto a nivel internacional fue grande- marcó el lugar con unas connotaciones negativas difícilmente superables por las gentes que intentaron relanzar el núcleo. A la postre acabó por quedar abandonado. Y tales connotaciones en el imaginario colectivo nos vienen diferenciadas en la Primera Crónica General, elaborada a finales de ese siglo XIII, donde al referir la actuación llevada a cabo por Alfonso VIII, alude al enclave con un anacronismo: <Et pobló a Alarcos que dizen Val de Sangre>. No había tenido lugar la derrota y no utiliza el pasado (decían), es, pues, reflejo de cómo era todavía considerado en esos finales del XIII, efecto de la fuerte impronta dejada en el imaginario colectivo.” [5].

De la documentación arriba indicada se extrae que “entre los privilegios sobre materiales de construcción, parece que los más importantes se centran en exenciones de portazgos de maderas para la construcción de la cerca.” [6].

Estas condiciones favorecedoras tuvieron un comienzo, una fecha a destacar: corría el 20 de febrero de 1255 o –como se indicaba en la época – la era de 1293, en la cual daría comienzo la singladura de Villa Real, aunque para el monarca este año también sería especial por el nacimiento de un infante que tendría mucha vinculación con nuestra localidad: don Fernando de la Cerda, nacido el 23 de octubre del mismo año. En la fecha referida se emitía el documento fundacional de la villa, la Carta-Puebla, cuyo texto comienza y finaliza así:

Los Sres. D. Alfonso y D.ª Violante, Reyes de Castilla con la grandeza de España, en Burgos a 20 de Febrero, era de 1293 años, dieron licencia y facultad para fundar y poblar la villa de Villa-Real, dando a sus moradores las aldeas de Ciruela, Villar del Pozo, Figueruela, Poblet y Albalá, y privilegiándolas en que no pagasen portazgos en parte alguna á excepción de en Sevilla, Toledo y Murcia.- La firmaron 92 señores.

Arco del Torreón del Alcázar
Arco del Torreón del Alcázar

=Este es el traslado del Privilegio que nos dio nuestro señor el Rey al Concejo de Villa-Real, el que dice así:=

Conocida cosa sea á todos los homes que esta carta vieren, como, Yo, D. Alfonso, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia é de Jaén … =D. Suero Pérez electo de Zamora é notario del Rey la confirma=D. Juan Pérez de Cuenca la escrivio el anno tercero que el Rey D. Alphonso regnó. E Yo Miguel Pérez escrivano de Villa-Real por mandado del Rey escrivi este traslado por mandado del Concejo de Villa-Real con cuantos signos ha en el Privilegio é por que non vengades en dubda scellaronla con un scello del Concejo D. Miguel Sánchez é D. Remondo que son fieles, é tiene el uno la meytat é el otro la otra meytat. Sabbado en VII días andados de marzo. Era de mill trescientos é dos.> [7].

Sin duda alguna, como estudio detallado de este documento, es necesario recurrir al artículo de Francisco Ruiz Gómez sobre la Carta Puebla de Ciudad Real [8] en el que detalla la ubicación del mismo (Archivo Municipal de Ciudad Real, sección documentos históricos, número 1), especificando que se trata del “traslado de la Carta Puebla concedida por Alfonso X a esta ciudad el día 20 de febrero de 1255. El documento original fue conocido por D. Luis Delgado Merchán quien, en su Historia documentada de Ciudad Real nos describe lo siguiente:

<Está escrita en pergamino ya muy deslustrado y borroso por el tiempo y lleva el sello real de plomo pendiente de una cinta de color. A ella va unido un traslado sacado por el escribano de Villa Real Miguel Pérez, en cumplimiento del mandato del Concejo y sellado con el sello de éste…>.

En la actualidad el documento original, así como los sellos mencionados, han desaparecido, quedando únicamente la copia sacada por el concejo en 1264, que es la base documental de nuestro estudio.

El texto de la Carta Puebla fue publicado íntegramente por Delgado Merchán en la obra citada. Posteriormente el Ayuntamiento de Ciudad Real hizo una reedición de dicho texto junto con un fragmento de la crónica de Alfonso X, referente a la fundación de Villa Real, en un folleto de escasa difusión [9]. Es por este motivo por lo que juzgamos conveniente hacer una nueva transcripción paleográfica del documento original, es decir, del traslado de 1264, que proporcione la información textual suficiente para la comprensión de los modernos estudios realizados acerca de la historia de la ciudad en la Edad Media.”

Siguiendo el texto del Sr. Ruiz Gómez, nuestra Carta Puebla es un documento de naturaleza jurídica que establecería un marco legal apropiado para el desarrollo de la ciudad, por parte del rey. Formalmente dicho documento tiene los rasgos propios de los fueros de la época, cuyo objeto era promover y encauzar la repoblación de la “Extremadura Castellana”, estableciéndose una serie de privilegios y exenciones tributarias para atraer a los nuevos pobladores a la ciudad. Sin embargo, el marco legal regulador de las relaciones entre los vecinos quedaría cubierto por la concesión del Fuero de Cuenca, considerado en este mismo año como la norma general a la que atenerse el concejo.

Lienzo de muralla en Ronda de La Mata
Lienzo de muralla en Ronda de La Mata

Volviendo al texto de la Carta Puebla cabe precisar que existen tres grandes apartados tal como rigen los documentos de esta naturaleza:

Primero, el Protocolo donde se invoca a la divinidad por medio del Crismón, continúa con la salutación y le sigue la exposición de motivos que han llevado a dicha concesión, en este caso por voluntad real, acto que no fue arbitrario sino que se ajustaba a los objetivos de la política de los monarcas en La Mancha, teniendo una doble orientación: el contrarrestar la influencia de las Ordenes Militares –aspecto no expresamente mencionado en el texto-, y contribuir al desarrollo de una región desde siempre deprimida. A ello se suman otras consideraciones sobre la elección del nuevo emplazamiento, en el lugar conocido como Pozuelo de Don Gil, algo alejado de la fortaleza de Alarcos, situada junto al Guadiana que, en esta época, se encontraba en claro declive, a pesar de los esfuerzos realizados por Fernando III el Santo y Alfonso X El Sabio por remediarlo. Así queda expresado:

<Despues que fuy rey fuy en Alarcos e vi el Castiello e la villa e oviera voluntat de poblarlo e fazer hy grand villa e bona e prove de fazerlo por todas guisas e non pude e falle que assi lo provaron los otros reyes que fueron ante de mi e non pudieron ca era el logar muy doliente e por nengun algo nin por franqueza que les diessen nin que les fiziesen non querian hy fincar ca no hy podien bevir ca se perdien de muerte>.

La nueva villa fijada por el monarca con el nombre de “Real”, encierra en sí el objetivo de ser el centro de irradiación del poder real en la comarca, tal como establece el texto que dicha villa debería ser “cabesça de toda aquella tierra”.

Segundo, tras la exposición de motivos aparece el apartado dispositivo que contiene la normativa legal referente a esta fundación, estando distribuida en cuatro puntos:

Inicialmente, se establece el ordenamiento jurídico concedido a la villa. Francisco Ruiz apunta que en cuanto al aspecto jurídico de la fundación de la villa, el profesor Villegas señala respecto al tema del derecho foral en el concejo, que el ordenamiento de referencia fue el Fuero de Cuenca, constituyendo la máxima expresión de la Extremadura Castellana, siendo aplicado a distintas localidades por el intento centralizador de los municipios por parte de la Corona, es decir, “introducir los principios propios del Derecho Común, de inspiración romanista, como normativa capaz de reducir, de acuerdo con criterios generales, las particularidades propias de los distintos privilegios municipales, de claro origen consuetudinario”, tendencia que también se confirma más adelante, en 1261, cuando el rey, al revisar los privilegios concedidos en la carta puebla, propone la concesión del Fuero Real, el cual está formado por un conjunto de disposiciones distribuidas en cuatro libros que tratan de: los derechos de la Corona y de la Iglesia, los procedimientos judiciales, el derecho civil y finalmente el derecho penal. En conjunto presenta una clara influencia del Derecho Romano y del primitivo Liber Iudiciorum visigótico. A pesar de todo lo mencionado, el fin político es patente. Este Fuero Real sería concluido coincidiendo con la fecha de concesión de la Carta Puebla y desde su promulgación se aplicaría como fuero municipal exclusivo o también como ordenamiento subsidiario de los fueros ya existentes. Sin embargo, por la resistencia del concejo a una excesiva ingerencia real en sus asuntos, se volvió al primitivo fuero de Cuenca, aunque no hubiese ningún documento que derogase la concesión del Fuero Real a Villa Real.

Después, se menciona una disposición complementaria que mejora el estado jurídico de los hidalgos, equiparando en privilegios al estamento nobiliario con los caballeros de Toledo. Así, el profesor Villegas señala que los privilegios concedidos a los hidalgos de Villa Real tienden a favorecer el desarrollo de las actividades ganaderas, base de la economía de la región en la Baja Edad Media. Aceptando dicha interpretación, consideramos que los privilegios concedidos a los caballeros de Toledo, en origen, están en relación con los cambios operados en el seno de la sociedad toledana cien años después de su conquista por Alfonso VI. Los privilegios concedidos a los hidalgos de Villa Real fueron expuestos detalladamente en el privilegio de 9 de Mayo de 1261. De su lectura se deduce que se trata de un conjunto de exenciones de tipo fiscal de las cuales se pueden beneficiar no sólo los hidalgos sino también sus viudas y huérfanos, si bien dicho disfrute está condicionado por la aceptación de la obligación de mantener un caballo, en las mismas condiciones que lo hacía un caballero antes de morir, con el fin de asegurar la prestación de servicios militares al rey.

Más tarde, refiérese a la exención de portazgo, concedida de forma general a todos los vecinos del concejo para los territorios del reino, exceptuándose Sevilla, Toledo y Murcia. La exención general del portazgo eximía a los vecinos de Villa Real del pago de los tributos que grababan el tráfico de las mercancías, especialmente los rebaños, por el reino de Castilla. Quedan exceptuadas de dicho privilegio las ciudades de Toledo, Sevilla y Murcia, sin que se mencionen los motivos de dicha excepción, aunque es algo habitual en la documentación de la época. Es obvio que se trata de los focos más importantes de atracción económica de Villa Real en su área de expansión natural a saber; el valle del Tajo, el valle del Guadalquivir y el Levante castellano. Este privilegio de exención de portazgo fue confirmado en sucesivas ocasiones por el mismo monarca Alfonso X.

Posteriomente, se delimita territorialmente el ámbito de aplicación de la carta puebla, exigencia jurídica de la propia naturaleza del documento, y se trata de un privilegio concedido a una comunidad específica. Así reza: <Et do a esta villa sobredicha que aya por aldeas e por termino Cuheruela e Villar del Pozo e la Figueruela e Poblet e Alvala>. Con respecto a la territorialidad del derecho foral establecido, la corona delimita el alfoz o territorio y aldeas sometidos a la jurisdicción de Villa Real. Muy reducido en 1255, según vimos, ampliado, a la vez que se introdujeron modificaciones en mismo, durante los siglos XIV y XV; época en la que cuenta con más de quince núcleos de población dependientes.

Así, el alfoz de Villa Real se extendía hacia el Sur, más exactamente hacia las dehesas situadas junto al río Jabalón, ocupando toda la margen derecha del curso bajo del mismo, hasta su desembocadura en el Guadiana. Únicamente queda a su izquierda el término de Villar del Pozo, perteneciente anteriormente a la Orden del Hospital, a la que volvió por sentencia dictada en Toledo el año 1289. Llama la atención la ausencia de Alarcos entre las aldeas concedidas a Villa Real en 1255. Alarcos era en esta época una fortaleza de realengo, de la cual dependían a su vez otros núcleos de población situados todos ellos en el valle del Guadiana. Su ausencia de la donación de 1255 sólo es comprensible si tenemos en cuenta que ésta era, por entonces, el único enclave real del poder de la corona en la zona. Por el contrario, Villa Real, era sólo un proyecto con grandes problemas para su desarrollo. Es decir, según todo parece indicar, los reyes de Castilla se reservaron la fortaleza de Alarcos ante un posible fracaso en su proyecto de construcción de Villa Real.

Finalmente, una cláusula final donde se sanciona y corrobora por el rey.

Detalle de la Puerta de Toledo
Detalle de la Puerta de Toledo

Y en tercer lugar se encuentra el Escatocolo, iniciado con la datación bajo dos formas, la era hispánica –más frecuente de la época- y segundo, se utiliza el año de ordenación como caballero del príncipe Eduardo, más tarde Eduardo I de Inglaterra.

En este apartado nos destacan dos cuestiones; en primer lugar el posible error cronológico en la datación al señalar que la Carta Puebla, fue librada por la Cancillería Real el día 20 de Febrero de 1225, diciendo a continuación que fue <en el anno que Don Edoart, fijo primero e heredero del rey Henrich de Inglaterra recibio cavalleria en Burgos del Rey don Alfonso…>. Pues bien, dicho príncipe Eduardo, que había venido a la corte castellana para casarse con la hermana del rey Doña Leonor y sellar así la alianza anglo-castellana que ponía fin a las tensiones surgidas a causa del dominio de la Gascuña Francesa, fue armado caballero en la ciudad de Burgos el año 1254, y no en el 1255, como señala el texto. Es posible que la expresión utilizada, “en el anno”, como forma de datación, deba interpretarse como el período de tiempo de va desde el día de su ordenación, el dieciséis de Noviembre del año 1254, hasta el mismo día del año siguiente, es decir 1255, con lo que no habría problema cronológico alguno. En segundo lugar, nos parece interesante un breve comentario de la larga lista de dignidades que aparecen como confirmantes, por ella tenemos una imagen detallada de la composición de la corte de Alfonso X, que tantos problemas creó a la hora de obtener los recursos necesarios para su mantenimiento.

A ello se une el capítulo de la validación, iniciada con la confirmación real, autentificada con el sello real y la rueda, las de la reina y las princesas nacidas hasta el momento. Le sigue una larga lista de confirmantes, setenta y tres en total, cuyo orden de colocación obedece a criterios protocolarios. Y, finalmente, aparece la confirmación del escribano real y la autentificación del traslado por parte del escribano de Villa Real, Don Miguel Pérez, y de dos miembros del concejo, encargados de la custodia del sello municipal.

Finalmente, el propio autor Francisco Ruiz Gómez elabora un comentario crítico sobre la Carta Puebla donde señala que la misma es el primer documento en el que se hace mención de la fundación de Villa Real aunque la fecha de 1255 presenta ciertos problemas cronológicos pues la Crónica del Rey Alfonso X relataba que la fundación de la localidad se realizaba en 1262. Esta diferencia de siete años parece ser clarificada por autores como Delgado Merchán y Luis R. Villegas al señalar las dificultades existentes en el poblamiento y desarrollo de Villa Real en los primeros tiempos. No obstante existen ya algunos hechos que muestran las dificultades del paulatino desarrollo de la fundada villa como la repetición de la exención de portazgo en 1257, la construcción del Alcázar en 1256 o el ordenamiento del traslado de la población de Alarcos a Villa Real en 1257, e incluso la finalización de la Puerta de Toledo hacia 1328.

Y formalmente este documento es un pergamino cuadrado, casi perfecto, de 44 centímetros de ancho por otros 45 de largo; la caja forma un cuadrado perfecto de 41 centímetros de lado, en ella se distribuye el texto en cuarenta y seis líneas, utilizando tintas de distinto color, dos tonos de ocre y el verde, espléndidamente combinados en el Crismón inicial, en la rueda real y en las letras capitales del diploma. El tipo de letra empleado es la minúscula caligráfica o gótica cursiva, con trazo claro y sentado, muy poco cursivo, por lo que el documento no ofrece grandes dificultades para su lectura.

De este documento fundacional se observará que Villa Real será un núcleo que experimentaría de forma paulatina un gran crecimiento tanto demográfico como en volumen comercial, teniendo como elementos impulsores los grandes privilegios y exenciones que Alfonso X renovaría en repetidas ocasiones.

A este crecimiento se suman gran cantidad de judíos ante la llegada de nuevos pobladores que necesitan préstamos. Este hecho queda expresado por don Inocente Hervás y Buendía [10] de la siguiente forma:

“Sabido es la gran parte que tomaron los Judios en la conquista y dominación de España por los musulmanes. Al establecimiento de los Beni Omeyyas y constitución del Califato de Córdoba, nos dice El Kartas, que con las ocho mil familias sarracenas que cruzaron el Estrecho para establecerse en Andalucía, lo hicieron también gran números de Judíos, que se derramaron por España. Dados a la industria y al comercio, y no extraños a las ciencias y a las letras eran bien recibidos por los Amires y por los pueblos.

San Fernando no desoyó a los Judíos…D. Alfonso X que dio a Villa Real el Fuero de Cuenca, dado por su abuelo Alfonso VIII a esta ciudad, que teniendo por dechado al de Teruel a su vez, había de servir de norma y modelo a las Cartas pueblas, que habían de dar sus sucesores, juntamente con los Maestres de las Ordenes Militares, decía: quicumque venerit populare, cujuscumque sit conditionis, id est, sive christianus sive maurus sive judeus… veniat secure. Vedaba el mismo al Judío toda potestad criminal sobre los cristianos, prohibiéndoles al par ser portazgueros y merinos; renovaba la ley del apartamiento doméstico, de antiguo establecido por leyes eclesiásticas y municipales; concedía a hebreos y cristianos igualdad absoluta en toda compra y venta; señalaba a uno y otro pueblo los que habían de concurrir al baño y mandaba, que los pleitos mixtos se sentenciaran por dos alcaldes, uno cristiano y el otro judío a la puerta, de la alcaicería. Por estos y otros privilegios que fueron obteniendo llegaron pronto a ponerse al nivel de los cristianos, sin que se les coartase el derecho de poseer siervos con tal que no fueran bautizados.”

Sin embargo, el camino de la naciente Villa Real no estaría exento de dificultades, ya fuese por un medio no demasiado rico o por los inconvenientes que procedían de la rivalidad con los calatravos, hecho este último que en 1275 adquiriría cierta relevancia al fallecer el infante don Fernando de la Cerda y optar al trono su hermano Sancho (recuérdese que trató de ganarse a la Orden de Calatrava propiciando la enemistad con Villa Real más concretamente al amenazar con dar a esta en señorío a la Orden, aunque Alfonso X no consentirá que los privilegios de la villa desaparezcan y Villa Real entraría en los juegos cortesanos de la época).

Ahora bien, según nos señala Jorge Sánchez Lillo [11], existen “legados alfonsíes, amén del histórico y documental que quedan en Ciudad Real. Es decir, de aquel primitivo núcleo poblacional que fue Villa Real”.

La ya señalada diferencia de siete años entre la carta puebla fundacional y el relato de la Crónica alfonsina de 1262 sólo viene a corroborar el lento proceso del poblamiento y desarrollo de Villa Real en sus comienzos, aunque tal como señala nuevamente el Sr. Sánchez Lillo, “a pesar de los susodichos obstáculos se iba materializando la fundación de la villa regia, pues en mayo de 1261 se forma el Concejo de Villa Real, supuesto que “non habie fuero complido, como así lo testifica el documento siguiente: “…damosle é otorgamoles aquel fuero que nos ficimos con Consejos de nuestra Corte escripto de libro é sellado con nuestro sello ….. que lo (h)aya el Concejo de Villa Real también de villa como aldeas porque se juzguen comunalmente por el en todas las cosas para siempre jamás…”; fundando, como se puede ver, el Ayuntamiento de la nueva villa y, además, se configuraba una unidad jurisdiccional.” [12].

Seguidamente, siguiendo al citado autor y a otros (A. T. Anaya, por ejemplo), cabe señalar que en la actualidad, aún son visibles algunos vestigios pertenecientes al legado alfonsí, tal y como enumeramos a continuación:

–       Del otrora Alcázar aún se conserva un arco.

–       De la antigua muralla o cerca se atisba un pequeño lienzo en la Ronda de La Mata.

–       De las puertas originales de acceso de la muralla, se mantiene –en actual proceso de restauración- la Puerta de Toledo.

–       Y, finalmente, habría que mostrar cómo aún –a pesar de los escasos restos- permanece el dibujo del entramado urbano –calles y plazas- que marcase el Rey Sabio. Aquí habría que hacer una breve reseña de los barrios históricos o collaciones existentes en la ciudad medieval, y destacar los barrios no pertenecientes al credo cristiano: morería y judería; también las calles y plazas existentes en la época y, sobre todo, el núcleo administrativo y comercial por antonomasia, su Plaza Mayor aún muestra restos de su pasado aunque haya sufrido diversas modificaciones estructurales y edilicias.

Del Alcázar señalamos que aparece documentada su construcción por una cédula con “sello real de çera”, fechada el día 2 de enero de 1256, aunque hoy en día sólo podemos observar un arco que pertenecería ya a una época posterior al reinado de Alfonso X. Se trata de un edificio ubicado al sudeste de Ciudad Real, cercano a la otrora Puerta de Miguelturra o de Granada, que tenía su lado sur protegido por la misma muralla.

Como anteriormente se indicó, para su construcción se traería madera para tal fin sin pagar portazgo. Su construcción se realizará lentamente y en una época posterior (guerra civil de 1470-1475), doña Juana querrá que Ciudad Real se convierta en fortaleza a favor suyo, para lo que mandará al corregidor Juan de Bovadilla que acabe de construir la torre comenzada en el alcázar, trayéndose para ello madera y derribando los edificios situados a su alrededor.

La ubicación de dicho eficio es apuntada por el Sr. Díaz Jurado al encontrarse en el lugar más elevado de la ciudad, para lo cual también había influido la astrología. También coincide L. R. Villegas en su emplazamiento, además de apuntar que se encuentra cercano a la Puerta de Granada y al convento de San Francisco, siendo un recinto que no ocupaba mucha extensión.

Existen disparidades históricas acerca de la descripción de los restos del torreón, ya que mientras Delgado Merchán indicaba que <… por el simple examen de lo que queda, no se puede ocultar que el llamado torreón ni lo es ni lo ha sido nunca, ni es otra cosa que un trozo de muralla en donde hay una puerta que ni aún puede decirse que fuera la principal del palacio…>, Hervás y Buendía apunta que <sólo existe un lienzo de muralla en el que se abre una puerta de arco apuntado con un ancho dovelaje de sillares colocados de plano. En el bocel, que éste presenta por su parte exterior, se perciben aún unos salientes, aunque deteriorados, no tanto, que se perciban una Castilla y dos cabezas de leones, signos heráldicos de D. Alfonso el Sabio> [13].

Según nos señala A. T. Anaya, “las investigaciones sobre el Alcázar de Ciudad Real dieron un vuelco en el año 2006, cuando a principios de año a aparecieron unos restos en las obras del aparcamiento, iniciadas en el 2005, que se están realizando sobre esa zona. Antes de las obras sólo se podían ver los restos del supuesto arco de entrada al alcázar. Pero este arco es una reconstrucción con los mismos materiales que el original, ya que gracias a la numeración de las piedras, se pudo reconstruir tras caerse el día de Año Nuevo de 1962, debido a su lamentable estado y a lluvias torrenciales”.

Este mismo autor también indica el análisis llevado a cabo por Antonio José Martín de Consuegra sobre los restos subterráneos del Alcázar de Ciudad Real y el entramado de galerías subterráneas que este último autor apunta.

Igualmente cabe precisar que, aunque es posible la existencia de una galería de ciertas dimensiones y con un muro de gran potencia, la de numerosas cuevas no sirve de explicación para demostrar que estos restos procedieran del antiguo alcázar real, al aparecer estas oquedades en toda la ciudad por tratarse de una zona caliza y de fácil creación. Además en dicha zona está registrada la presencia del Alcázar Real mandado construir por Alfonso X y cuya terminación y reformas finalizarían en el siglo XV.

Finalmente un acontecimiento luctuoso tiñe la historia de este edificio: aquí fue donde falleció el primogénito del Rey Sabio, don Fernando, Infante de la Cerda, en el año 1275.

Maqueta de Ciudad Real amurallada, incluido diversos edificios existentes desde el siglo XIII. Basada en texto de Golderos Vicario y realizada por Enrique Pérez-Serrano
Maqueta de Ciudad Real amurallada, incluido diversos edificios existentes desde el siglo XIII. Basada en texto de Golderos Vicario y realizada por Enrique Fernández Pérez-Serrano

Por lo que se refiere a la muralla, sin duda alguna uno de los mayores conocedores de la misma es el autor Jorge Sánchez Lillo, del cual conocemos varias publicaciones [14]. En la anteriormente citada no indica que “el Rey Sabio señaló los lugares por donde fuese la cerca. Es decir, la muralla que rodease la nueva villa, diseñada en forma ovalada, ningún indicio ni tampoco dato histórico demuestra claramente que la “línea primitiva” que llegó a rodear Villa Real fue distinta al trazado urbano que sigue la actual ronda de circunvalación de Ciudad Real, formando su plano una elipse casi perfecta. Resulta que de esta cerca o muralla existen, actualmente, muy escasos vestigios situados en la Ronda de La Mata; pero también es cierto que la mayor parte (3/4) del perímetro amurallado y puertas de tránsito se conservaban hacia mediados del s. XIX, para ser destruidos durante la segunda mitad de dicho siglo y principios del siguiente.

Por las noticias facilitadas por el profesor Villegas Díaz, respecto al rema que nos ocupa, es muy importante saber que el amurallamiento –de unas “5.452 varas castellanas, equivalentes a 16.356 pies de a 16 dedos, siguiendo un plano de 1819”, es decir, rondaría los algo más de cuatro kilómetros y medio que circundaría al villa real estaba sin terminar a fines del s. XIII; refiere que: “La evolución de su construcción probablemente corrió parejo con el desarrollo de la ciudad; lento y pausado. Poco se conoce de su construcción, pero no ha llegado hasta hoy una noticia de que todavía en 1297 –más de cuarenta años después de la fundación- aún se trabajaba en ella.”

En cuanto a la descripción de la muralla [15] nos encontramos nuevamente con numerosos testimonios acerca de la misma. Así, Díaz Jurado nos habla de “una muralla gruesa y con una altura importante, con numerosos baluartes, contando con más de 130 torreones”. Hervás y Buendía precisa que “desde 1293 hasta el reinado de los Reyes Católicos no se dejó de gastar dinero en continuas reparaciones”.

La elipse que adopta la muralla que circunda la ciudad permanecería en pie en buena parte hasta bien entrado el siglo XIX aunque en su construcción siempre existieron problemas, puesto que se apunta que aún en 1298 todavía se trabajaba en ella.

Estos problemas se verían agudizados puesto que por la carencia de materiales en la zona –madera para la construcción o piedra-, muchos lienzos tendrán que levantarse únicamente en tierra adquiriendo un mayor grosor.

De los 130 torreones apuntados por Díaz Jurado cabe precisar, según L. R. Villegas, que son en muchos casos simples elementos de carácter técnico para que la construcción no se vieniera abajo (contrafuertes), aunque algunos sí tendrían la función defensiva apuntada. El deterioro de la muralla iría parejo al de la propio historia de la ciudad, de ahí que su carácter defensivo no deba ser considerado como tal, pues su propia tardanza en ser construida cuestiona tal afirmación, al ser los baluartes defensivos las primeras construcciones que se suelen realizar.

Además no existían circunstancias que requirieran de un elemento defensiva, no había nada de qué defenderse, al estar lejana la linea de frontera y puesto que la Orden de Calatrava –la otrora enemiga- había introducido una encomienda en el interior de la ciudad.

Por todo ello, y basándonos en las afirmaciones del profesor Villegas, el objeto principal de esta cerca era la diferenciación entre lo rural y lo urbano, además de servir de elemento canalizador de impuestos, de control sanitario y de entrada de personas y mercancías a la ciudad…

Finalmente, llegado el siglo XIX, se plantea la posibilidad de reparar la maltrecha y ruyn cerca, para lo cual paulatinamente iría pasando a manos de particulares y manteniendo un pésimo estado de conservación, y aunque el fin oficial de la misma sería el 5 de agosto de 1931, a mediados del siglo XX aún quedaban testimonios de la existencia de <torreones>. Así se observa el proceso de demolición de la cerca – tal y como nos apunta Jorge Sánchez Lillo en su monografía sobre las propias murallas [16]- que obedecería a varias causas: “problemas de seguridad por desprendimiento, necesidad de dinamizar el tráfico en la ciudad, taponar viejas lagunas que provocaban epidemias, ornato público y carencia, a los ojos de la época, de necesidad de conservarse por motivos histórico-artísticos”.

Junto a las murallas como formas de acceso y/o contrafuertes nos encontramos con las antiguas puertas de la ciudad –que en época medieval eran seis, las conocidas de Toledo, Calatrava, Mata, Granada, Alarcos y Santa María; en época  moderna la del Carmen, y ya en el siglo XIX, la de Ciruela-, de las que en la actualidad sólo persiste aquel que en febrero de 1915 fue declarado Monumento Nacional y que aún hoy en día es considerado el principal símbolo de la ciudad.

Además sólo cabría reseñar que ya el propio Rey Sabio en su Crónica apuntaba su construcción pues mandó “hacer luego una puerta labrada en piedra… es la que está en el camino que viene de Toledo”, hecho corroborado por los recientes descubrimientos de algunas caras durante el proceso de restauración, aunque lo que sigue sin cuestionarse es la fecha de finalización, en 1328, reinado de Alfonso XI, tal como se muestra en una inscripción.

Del resto de puertas, puesto que ya no permanecen en pie sólo indicaré un pequeño recordatorio histórico de las mismas, y siguiendo su orden y lo señalado pro A. T. Anaya [17] apuntamos que:

–       Puerta de Calatrava: “estaría compuesta por una <anchurosa torre de cantería tan capaz que, para apartarse de ella, en espacioso tránsito dos proporcionadas puertas. Se cerró el tránsito en éstas y se abrió otra contigua>. Esta descripción –apuntada por Díaz Jurado- es para Villegas fruto de una reconstrucción. Cerca de esta puerta estarían las canteras para la construcción de la muralla, canteras que no eran suficientes, lo que hizo que se recurriera a traer piedra del exterior. La existencia de las canteras hizo que se formara un barranco y una laguna, que se desecó en el siglo XIX echando abajo el lienzo entre la Puerta de Toledo y Calatrava,…. La importancia de esta puerta es que comunica con Calatrava la Vieja, que en el momento de la fundación estaba ya en crisis por el traslado a Calatrava la Nueva”.

–       “La Puerta de La Mata recibe ese nombre por una posible masa forestal que existiría en el exterior de la muralla”.

–       “De la Puerta de Granada tenemos pocos textimonios de cómo era: sólo sabemos su ubicación, en el camino de Granada, y que también podía ser denominada de Miguelturra, pues es la que se abre hacia el camino del pueblo vecino. El nombre puede tener cierto simbolismo de marcar la referencia hacia el último bastión musulmán en España”.

–       La Puerta de Ciruela o Puerta Nueva “no es una puerta de época medieval. Esta puerta es construida por la empresa de ferrocarriles a mediados del siglo XIX para conectar con los terrenos al Sur ocupados por estos… No obstante, Villegas apunta que existiría un posible portillo que rompía la muralla, comunicándose directamente así con Ciruela, aldea del alfoz de Ciudad Real desde su fundación. Esto explicaría el nombre de la calle Ciruela en épocas anteriores a la construcción de la puerta y la importancia de esta aldea”.

–       Puerta de Alarcos. “Contenía en su portada un escudo de armas reales… La importancia de esta puerta no es sólo que se abra hacia Alarcos, sino que está orientada hacia el Sur, por lo que completaría a la de Toledo en ese eje Norte-Sur tan importante, que pasaría por el centro de Ciudad Real.”

–       Puerta de Santa María, de la que, según palabras de Jorge Sánchez Lillo, “escasísimas, desgraciadamente, son las noticias que tenemos sobre la puerta o postigo de “Santa María”.

Hoy, sólo podemos decir que se hallaba al Oeste de la Ciudad; refiriéndose su nombre a Santa María del Guadiana, quedando de esta puerta solo el recuerdo” [18]

–       Y, respecto a la Puerta del Carmen, siguiendo lo indicado por el Sr. Sánchez, “se hallaba situada entre la de Toledo y el postigo de Santa María; frente al convento de religiosos descalzos del Carmen. Aunque la referida puerta era relativamente moderna comparada con las restantes, manifestaba una vistosa planta.”

La ubicación de estas Puertas guardaba una estrecha relación con los caminos que comunicaban Ciudad Real con otras poblaciones de su alrededor y algunas de núcleos más lejanos. Además, constituyen un símbolo del carácter urbano de la ciudad y marcan la importancia de esta en las comunicaciones y el comercio con el sur de la Península Ibérica, así como también con poblaciones circundantes como ciudad-centro de los núcleos rurales de su entorno.

Por último nos detendremos para mostrar lo que aún permanece del entramado urbano de Villa Real que señalase el Rey Sabio, esto es, sus calles y plazas y sus barrios históricos.

Cuando Alfonso X otorga la Carta Puebla a Villa Real, le concede un alfoz integrado por una serie de aldeas: Zuheruela o Ciruela –actualmente Casas de Ciruela, pedanía de Miguelturra-, Villar del Pozo –pequeño municipio independiente-, Figueruela o Higueruela –actual Cortijo de las Higueruelas en el termino municipal de Alcolea de Calatrava-, Poblet –actual Poblete, localidad independiente- o Alvalá –actual Casas de Alfalá en el término municipal de Poblete-. Términos todos ellos que no eran los únicos que integraban el alfoz de Villa Real, pero sí los más reconocibles.

Una vez delimitado el término de Villa Real cabría descender a un plano más interno, a su entramado urbano, en el que el mismo Rey Sabio señalaba en su Crónica que al fundar la nueva villa mandaría que la llamasen “Villa Real é ordenó luego las calles”. Así nos indica el el trazado de las principales vías urbanas de la villa, tenían su origen en el último tercio del siglo XIII, a lo que hay que unir que antiguos caminos medievales son adaptadas y transformados en calles amén de que donde concluyen o son atravesadas por diversas vías públicas secundarias o de menos rango.

Así pues, como apunta, A. T. Anaya, “esta planificación une las principales vías de transporte y comercio de un nivel comarcal y otro más amplio, con las calles pricipales de la ciudad. Estas calles conectarían directamente las puertas de acceso de la muralla con el centro político-económico, la Plaza Mayor. La estructura era entonces radial y entre estas grandes calles se unían otras más pequeñas y estrechas sin planificación.

Pero el plano de Ciudad Real tiene en la parte Oeste un elemento anterior a la planificación representado por la antigua aldea, el Pozuelo de Don Gil. El centro de esta aldea estaba en la iglesia de Santa María que tras la fundación y planificación de Villa Real queda descuadrada del nuevo centro.

Las grandes calles serían espaciosas como recoge Villegas del viajero Antonio Ponz: calles <largas, bastante rectas y espaciosas y con buen empedrado>. El empedrado posiblemente no estuviera en todas las calles medievales, pero la descripción es útil para ver mejor que la planificación es un hecho. Se refería a las calles principales, pues el resto de las calles serían estrechas. Imagen que aún podemos observar hoy en día aunque con el ensanchamiento de las calles el dibujo comienza a difuminarse.

Teniendo en cuenta los nombres de aquellas primeras calles podríamos incluso conocer la actividad económica que en ellas se acogía. Así si las calles principales eran conocidas por tener el nombre de las puertas de la murallas, otras adquirieron el nombre de determinados oficios, tales como Cuchillerías (actual Carlos Vázquez), Bestias (actual Ramón y Cajal), Odrería (situada en la Judería), Especieros (junto a la Plaza Mayor) o Tintoreros (otrora Audiencia, actual de Elisa Cendrero). A ellas sin duda se debe unir la calle de los Caballeros por su importancia económica y la cercanía de la alcaná con su red de callejas dedicadas al comercio, como podría ser de aguardiente y especias, entre otros.

Respecto a las plazas, nuevamente recurrimos a A. T. Anaya [19] que nos hace uno breve bosquejo del estado actual de la cuestión, centrando nuestro interés en la Plaza Mayor. Así de la misma nos señala que “con el transcurso del tiempo ha sufrido “distintas reformas el entorno de su espacio, dejando constrancia de ello Antonio Ponz cuando la visitó, pues dice que “la han revocado nuevamente de muy mal gusto””.

También “y según L. Rafael Villegas, “perfectamente documentada, su estructura fue la de un recinto porticado; con una longitud que “venía a ser de unos ciento y cincuenta pasos regulares con la mitad de ancho,…” (A. Ponz. XVI, 40).

Una concisa descripción de la Plaza Mayor es facilitada, hacia mediados del s. XIX por Pascual Madoz en su célebre diccionario; dice que “era el punto de reunión más notable de la Ciudad”. Y continúa hablando sobre este espacio urbano a cielo abierto, precisando que “esta plaza es un rectángulo de 150 pasos de long(itud) y poco menos de lat(itud), con portales en todos sus frentes, excepto por el E, que desemboca la ancha calle que comunica a la Cárcel de la Hermandad (Real vieja y nueva) y á la parr(oquia) de San Pedro; sobre los portales hay dos órdenes de galerías de hierro y madera pintada, dispuestas para ver las funciones públicas, en la fachada que mira al S. se halla la casa del ayunt(amiento) con un buen balcón corrido y las armas de la c(iudad)…”.

En la “Guía de Ciudad Real” publicada en esta ciudad en 1869, al mismo tiempo que iba construyéndose el nuevo Ayuntamiento, su autor Domingo Clemente, proporciona unas noticias que nos permiten conocer y saber más de la Plaza Mayor o Constitución, por aquella fecha.

El propio prof. Villegas Díaz habla más extenso sobre la Plaza Mayor, siendo quien facilita la noticia, entre otras, de que: “Esta va a jugar un papel de primer orden dentro de la vida de la ciudad, en todos sus aspectos”. Y también se tienen referencias de ella por otros autores como son Alejandro Moyano y José Cesar Rivero, Félix Pillet y, más actual, véase el último trabajo de J. Rivero Serrano sobre la PlazaMayor. [20]

Asi mismo, respecto al tema en cuestión, véase al prof. Pillet Capdepón que habla sobre este espacio urbano y sus reformas (I, 19/ III, 297-8) y, también, pueden consultarse los capítulos VII y VIII de la obra titulada “Ciudad Real, siete siglos a través de sus calles y plazas”, cuyo autor es José Golderos…”.””

Dentro de este recinto, por supuesto, no me queda más que recordar el edificio conocido como “Casa del Arco” y que actualmente recoge un reloj carillón, que obedecería a la confiscación de una casa-tienda de un judaizante en tiempos de los Reyes Católicos con el objeto de acoger la sede del concejo municipal, puesto que desde el incendio de 1396 llevaba a cabo sus sesiones en la iglesia de San Pedro.

Finalmente, cabe señalar que la Villa Real medieval estaba estructurada en tres barrios o collaciones: Santa María –en cuyo término estaría el que fue el Pozuelo de Don Gil, y cuya iglesia fue el germen de la actual Catedral, collación donde se concentraría la nobleza terratiente-, San Pedro –cuya delimitación es más precisa, en torno a la Iglesia de San Pedro y San Pablo, que acogería los edificios y espacios más importantes como la Plaza Mayor, el ayuntamiento, la casa de la Moneda, la Judería…- y la de Santiago –surgida al expandirse la población hacia el noroeste y aumentar la densidad de la de Santa María, ocupando una extensión delimitada por la calle de Toledo y la calle de Calatrava, y erigida en torno al templo de Santiago, cuyo germen fue una ermita de culto anterior a la actual, ya del siglo XIV-.

Y además, cabe señalar que más allá del culto cristiano existían dos barrios con una población y etnia diferente a la misma, aunque incluidos dentro de la administración local. Hablamos de la morería, ubicado en torno a la calle de igual nombre, aunque sus líneas irían desde la Puerta de Santa María a Alarcos y las calles Reyes y Postas, barrio que tendría mayor trascendencia ya en época moderna. Y también nos referimos a la judería, ya conocida desde los primeros tiempos de la fundación de Villa Real y a la que nos referimos con anterioridad en palabras de Hervás y Buendía.

Finalmente, para contextualizar todos aquellos aspectos de la relación entre el Rey Sabio y la recién fundada Villa Real sólo me queda reseñar algunos apuntes biográficos del mismo, no ya su nacimieno en 1221 –Toledo, 23 de noviembre- como quedó apuntado o su deceso en 1284 –Sevilla, 4 de abril- [21]. Así cabe citar los siguientes acontecimientos:

En 1230 se produce la unión de León y Castilla bajo el reinado de Fernando III El Santo. En 1243 se lleva a cabo la ocupación de Murcia. En 1249 Alfonso X contrae nupcias con doña Violante de Aragón. El 30 de mayo de 1252 moriría Fernando III y el 1 de junio sería proclamado rey Alfonso X. En 1255, fecha de fundación de Villa Real, nacería el infante don Fernando. Un año más tarde, la República de Pisa proclamaría a Alfonso X como Rey de Romanos. En 1257, Alfonso X es elegido, junto Rodolfo de Habsburgo, emperador de Romanos. Un año después nacería el futuro Sancho IV.. en 1260 se lleva a cabo la expedición contra Salé. En 1264 se da la revuelta de los mudéjares de Murcia. En 1269, el infante don Fernando de la Cerda se casa con Blanca de Francia en Burgos. En 1272 se da una revuelta nobiliaria. En 1275, Alfonso X se entrevistará con el Papa Gregorio X en Beaucaire, suponiendo el fin de las aspiraciones imperiales del Rey Sabio; los benimerines invaden el Sur de España; y asistimos a las muertes de don Nuño González de Lara, don Sancho de Aragón, el arzobispo de Toledo, y el infante don Fernando de la Cerda. En 1278, se da la conjura y muerte del infante don Fadrique y de Simón Ruiz de los Cameros, además de que el infante don Sancho es reconocido como heredero al trono. En el 21 de abril 1282 Alfonso X sería <depuesto> en las Cortes de Valladolid aunque el 9 de noviembre Alfonso X deshereda al infante don Sancho. En 1284 fallece el Rey Sabio.

Junto a todos estos datos de carácter histórico, la vida de Alfonso X tiene una perspectiva creativa tanto literaria como legislativa –sólo mencionar la magna obra llevada a cabo por la Escuela de Traductores de Toledo-. Así en 1243 se hallaría la fuente original del primer Lapidario alfonsí, terminado en 1250. Un año más tarde se termina el Calila e Dimna. En 1254 se crea el Estudio General de Sevilla, se termina de redactar el Fuero Real, y el 12 de marzo comenzaría a traducir el Libro conplido en los iudizios de las estrellas. En 1255 se redacta el Espéculo. En 1256 comienza la elaboración de las Partidas (1256 – 1265), y se traducen el Libro de la ochava espera y el Libro de la açafeha. En 1259 se traduce el Libro del alcora, y se termina de redactar el Libro de las cruzes. En 1262 comenzarán las observaciones astronómicas que darían lugar a las Tablas alfonsíes. En 1264 se escribe el Libro de la escala de Mahoma. En 1270 se inicia la redacción de la Estoria de España y de la General Estoria. En 1274 se compilan por vez primera las Cantigas de Santa María. En 1276 se comienzan el Libro del Saber de Astronomía (1276-1279), el Libro de las formas et de las imágenes (1276-1279) y el Ordenamiento de las tafurerías. En 1280, el Libro de Astromagia. En 1281, la segunda compilación de las Cantigas de Santa María. En 1283, el Libro de acedrex, dados e tablas, y la versión crítica de la Estoria de España y del Setenario.

ESTANISLAO Z. NAVAS

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[1] “Sobre la citada alquería de Pozo de Don Gil, fundó Alfonso X el Sabio en 1255 la Villa Real (más tarde Ciudad Real), a la que otorgó Carta Puebla, con el objeto de frenar el poder de la Orden de Calatrava en la zona. En dicho lugar se encuentra hoy esta plaza y fuente” (se refiere a la Plaza del Pilar y al monumento al Pozo de Don Gil)

[2] ANAYA FERNÁNDEZ, ANTONIO TOMÁS: “Ciudad Real. Núcleo urbano medieval”, en Cuadernos de Estudios Manchegos, 37. P. 52, 2012

[3] BERNABEU Y NOVALBOS, EMILIO: Inventario del Archivo del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real hecho el año 1595. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1952. Pgs. 13-17

[4] ROMERO FERNÁNDEZ, MANUEL: Catálogo del Archivo Histórico Municipal de Ciudad Real. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 1991. Pgs. 29-30.

[5] VILLEGAS DÍAZ, LUIS R. “La fundación de Villa Real y el mundo urbano manchego”, en GONZÁLEZ JIMÉNEZ, MANUEL (Ed.): El mundo urbano en la Castilla del siglo XIII. Vol. I. Pg. 57. Ayuntamiento de Ciudad Real y Fundación El Monte, Sevilla, 2006

[6] ANAYA FERNÁNDEZ, ANTONIO TOMÁS: op. Cit. P. 52.

[7] Folleto de LA FUNDACIÓN DE VILLA-REAL Y LA CARTA-PUEBLA. Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real. CASTELLANA Artes Gráficas, Ciudad Real, 1971. Pgs. 7 y ss.

[8] RUIZ GÓMEZ, FRANCISCO: “LA CARTA PUEBLA DE CIUDAD REAL (1255). Comentario histórico-jurídico”. Pgs. 35-56, en VV. AA.: ALFONSO X Y CIUDAD REAL. Conferencias pronunciadas con motivo del VII Centenario de la muerte del Rey Sabio (1284-1984). Ayuntamiento de Ciudad Real. LOZANO, S. L. Artes Gráficas. Ciudad Real, 1986

[9] Folleto de LA FUNDACIÓN DE VILLA-REAL Y LA CARTA-PUEBLA antes mencionado.

[10] HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente: Diccionario histórico…Pgs. 319-320

[11] SÁNCHEZ LILLO, JORGE: Ciudad Real medieval. Hipótesis sobre la pervivencia del legado alfonsí. Fundación El Monte. Lince Artes Gráficas. Ciudad Real, 2007, Pg. 10

[12] SÁNCHEZ LILLO, JORGE: op. Cit., Pg. 10

[13] HERVÁS Y BUENDÍA, INOCENTE: op. Cit., pg. 383.

[14] SÁNCHEZ LILLO, JORGE, op. Cit., pgs. 20-21

[15] ANAYA, T. A., op. Cit., pp. 59 y ss.

[16] SÁNCHEZ LILLO, JORGE: El recinto amurallado de Ciudad Real y puertas de acceso. Ayuntamiento de Ciudad Real. Fondo Editorial. Ciudad Real, 1982

[17] ANAYA, A. T. op. Cit., pgs. 62 y ss.

[18] SÁNCHEZ LILLO, JORGE: op. Cit. Pg. 23

[19] ANAYA, A. T. op. Cit., pgs. 22 y ss.

[20] MOYANO GÓMEZ A. y RIVERO SERRANO, José C.: “Transformación Arquitectónica de un espacio público: El caso de la Plaza Mayor de Ciudad Real” (Revista de Estudios de Castilla-La Mancha “Almud” nº4/Ciudad Real 1981). PILLET CAPDEPÓN, F.: “Guía urbana de Ciudad Real”. J. Rivero Serrano sobre la “Plaza Mayor, memorias de una imagen”; publicado por la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real (s/f).

[21] Basándonos en la monografía sobre el monarca de GONZÁLEZ JIMÉNEZ, MANUEL: Alfonso X El Sabio, Ariel, Barcelona, 2004, pgs. 491 – 494.

 

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9 COMENTARIOS

  1. 1) Cada artículo…»una tesis»
    2) ¡Que pena el Arco del Torreón «entre rejas»
    3) El detalle de la Puerta de Toledo: buenos recuerdos de nuestra visita…

  2. Gracias Luis, tenía que sacar algo diferente sobre la Puerta, y me parecía bastante relacionado con el Rey Sabio como ya sabes. Hasta pronto

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