Retrato de la España profunda

ReymondeHablamos de la España profunda, para referirnos a un modo de ser y de pensar muy común, de costumbres perniciosas, arraigadas y persistentes en las pequeñas (y no tan pequeñas) poblaciones del de Norte al Sur de nuestro país. Aunque también se oye hablar en términos similares de la América profunda, que uno no sabe si alegrarse o no de que estas cosas no sean exclusivas de aquí.
No hay que alejarse mucho, la España profunda está bien próxima. Por su propia dimensión, las pequeñas poblaciones son los lugares idóneos donde se producen los comportamientos propios a los que me vengo a referir; pero, aunque el crecimiento de los pueblos y ciudades pueda otorgar a sus habitantes un cierto anonimato – que proporcione independencia – o por mucho o muy deprisa que se haya podido producir este crecimiento, ni es proporcionalmente tan grande que produzca una renovación, ni los modos de pensar cambian en corto espacio de tiempo. Incluso en ciudades de tamaño medio, como nuestra capital de provincia, no es raro advertir frecuentemente comportamientos u opiniones que reflejan que la España profunda sigue muy viva.

Los pueblos pequeños son microcosmos, donde de todo el mundo se conoce o reconoce hasta sus antecedentes, sus buenas o malas anécdotas,o sus antepasados. No tiene nada que ver con el medio urbano de la gran ciudad, donde el anonimato proporciona libertad de pensamiento, de movimiento, de acción. Probablemente el precio que haya que pagar por ello sea un cierto grado de deshumanización; pero al fin y al cabo la deshumanización urbana responde simplemente a una actitud individual, que no viene condicionada por nadie. Nada que ver con la certeza de saber de antemano que en el pueblecito, cualquier movimiento será inevitablemente objeto de escrutinio por parte de nuestros convecinos, y que el lugar es tan pequeño que se convierte en una acumulación de atalayas, donde cualquier testigo va a dar cuenta de cualquier anécdota a cualquiera de sus vecinos, iniciando así una cadena de murmullos que alcance hasta el último rincón. Esa certeza sí que va a condicionar nuestra posición, nuestras oportunidades, nuestro medio de vida,nuestras relaciones de todo tipo… Todo. Y si ciertamente hay falta de humanidad en las poblaciones grandes, no vayamos a pensar lo contrario, porque como vamos a ver, es completamente falso asociar la existencia de humanidad con la convivencia forzosa.

La España profunda se debe a la imposición a toda la población de un modelo de orden muy determinado, a través de distintos medios. Este modelo cultural, se basa en el máximo respeto y obediencia a la jerarquía (el poder económico, el poder político, el poder del control de las conciencias) y se extiende al núcleo familiar a través de un modelo patriarcal, donde la mujer – esposa, hija o hermana – es objeto de sumisión absoluta. Hombres y mujeres apenas comparten espacios, y éstos dependen a su vez de los roles domésticos asignados: las mujeres se encargan del mantenimiento del hogar, los hombres disfrutan del ocio en los bares. El valor de ellos y ellas depende de su capacidad de mostrar su poder – cuanto más bruto, mejor; ya sea pisando el acelerador, vociferando, o de cualquier otra manera. Las personas más apocadas, más acomplejadas, aprovecharán cualquier oportunidad para demostrar su capacidad, su fuerza y su valor. Nada mejor que el maltrato animal. O en lo personal, nada mejor que hacer daño a las personas inferiores, o hacerles daño para situarlas en un escalafón inferior. Y si no es posible, nada mejor que mostrar un respeto y sumisión ejemplar por el superior, para dar así la medida del respeto que a su vez uno merece del prójimo. Da igual que sea en el ámbito privado, que en el público o lo político, este modo de ser afecta a cualquier ámbito de la vida.

Es un entorno estrecho pero muy claro, donde serás feliz si te identificas, seas hombre o mujer; de lo contrario, solo hay tres opciones: dotarse de recursos para adaptarse y convivir resignadamente, acabar trastornado, o marcharse. Es una lucha o un conflicto desigual, por mucha gente joven o no tan joven que se sienta perpleja en un medio como éste, porque la sensación de que el modelo está implantado en la mayor parte de la población desincentiva la esperanza de cambio y la falta de unidad.Y simplemente a solas, resulta una tarea prácticamente imposible propiciar un cambio en las costumbres de la sociedad desde una mentalidad diferente, que además conlleva el pago de un alto precio personal. El mero hecho de plantear un cambio en cualquiera de los paradigmas de comportamiento supone una falta grave: nada menos que cuestionar la identidad de los habitantes que se identifican con el modelo, partidarios con mucha presencia y jerarquía. Una indignidad absoluta. Lo peor de todo es salirse del renglón, por reclamar la dignidad y la igualdad de derechos también para los diferentes.

Es de ilusos creer que la tecnología facilita la salida del aislamiento de estas poblaciones, para integrarse en la aldea global. Es una bobada pensar que Facebook o Twitter, Internet, los teléfonos móviles o la televisión nos ofrezcan el escaparate de un nuevo mundo, un modelo de cambio. No solamente por la oferta de programación, o por la calidad de los servicios informativos: cada cual escoge según su tendencia, y se reafirma en sus convicciones cada vez que lo hace; lo mismo que muchas de las películas americanas de los años treinta que se ambientaban en personajes de la nueva aristocracia, así de ajena puede resultar la realidad que se ve a través de los medios de comunicación. No, la tecnología no cambia el entorno ni sus consecuencias; como mucho nos da a conocer otras realidades, o nos puede hacer temer que puedan llegar situaciones indeseables o escandalosas similares al entorno seguro y sacrosanto del pueblo.

La suma de tantísimas pequeñas poblaciones en nuestro amplio territorio – ya sea provincial, regional, o nacional – donde estas formas se manifiestan a diario, pueden dar una explicación de por qué, en el fondo, estas cuestiones trascienden el ámbito local y tienen su reflejo en el panorama político y el económico. Pero el peso y el impacto de la España rural en el conjunto queda apartadodel análisis. El poder político tiene una visión tan urbana como el lugar donde se toman las decisiones – como la España profunda no se ve, se desconoce, se convierte en una leyenda (urbana, por supuesto) – y el poder político local es ostentado por pequeños virreyes.

En la escuela, o en el instituto, nos enseñaban que las obras de teatro del siglo XVII, nuestro siglo de Oro de las Letras, se basaban principalmente en la observancia a ultranza del honor y el respeto a la jerarquía. En esta pugna por la supervivencia, valía y vale todo: en nombre del honor, se recurre frecuentemente a la mentira y el deshonor – el fin justifica los medios. Han pasado los siglos; incluso hace cuarenta años del final de una dictadura de cuarenta años, asentada en la cultura de la España profunda. No hemos cambiado tanto, desde que los Reyes Católicos persiguieran y expulsaran a los musulmanes y a los judíos del país, en pro de una España uniforme.

Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde

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22 COMENTARIOS

  1. Coincido en la existencia de una España profunda pero desprovista de excesiva carga ideológica.

    Somos un pueblo emocional, los odios y las adhesiones son foribundos.

    Pero creo positivamente que existe una mayor tolerancia en los núcleos rurales.

    Recuerdo que en el pueblo de mis padres un amigo del grupo era homosexual. Fue tal la presión y la autopresion familiar, que la familia decidió mudarse a otro pueblo. Eso fue una situación intolerable. Pude ver a este antiguo amigo con su pareja en las fiestas del pueblo. No percibí más que alegría por el reencuentro.

    Creo que afortunadamente el relevo generacional, donde estamos casados y no casados, con hijos y sin hijos, católicos o no, con vestimenta clásica y moderna,…En un pequeño pueblo nos conocemos y juegan menos los prejuicios.

    Cómo sabes vivo en Madrid, y aquí el anonimato es alentador, pero también tengo que decir que los prejuicios, tan sólo por la forma de vestir (en Ciudad Real también), están vivos.

    Creo que se respira una atmósfera en no pocas ocasiones de resentimiento social.

    La uniformidad se decanta esta vez en otro sentido.

    Es mi experiencia.

    • Bastante gráfico y descriptivo.
      Ya explicaba el poeta D. Francisco Rodríguez Marín para ilustrar el refrán «a Dios rogando y con el mazo dando» lo siguiente: «dícese de muchos eclesiásticos, más atentos a lo temporal que a lo de la otra vida»…

  2. Lamentablemente, todavía existen en nuestro país rescoldos de la España más negra y profunda que describió el escritor francés Prosper Mèrimèe.
    Una España cuya característica típica es el arraigo absoluto al qué dirán y al santo temor a Dios.
    No olvidemos que, mucho antes del franquismo, el poder de la Iglesia Católica en los pueblos de la España rural era absoluto, favorecido por la ignorancia popular (toda cultura era propiedad del cura, el médico, el boticario y el señorito rico).
    Para acabar con estos rescoldos, la clave está en la EDUCACIÓN…

    • Pues mucho más real es el dogmatismo progresista. Tanta ingenería social (ideología de género, animalismo, feminismo, anticlericalismo por lo general de mal gusto) ha hecho extender una uniformidad de pensamiento que se asemeja a tiempos de la inquisición.

      Afortunadamente los tiempos cambian y se puede discrepar en aras de la pluralidad ideológica. Eso es democracia y sociedad civil autopensante.

    • Y Gistau se alegra porque «la progresía ha perdido la capacidad de decretar lo que está bien y lo que está mal, la hegemonía cultural impuesta por la socialdemocracia se está derrumbando»

      La pluralidad marca el horizonte, libertad de conciencia y juicio crítico.

      Podremos cuidar a nuestros hijos en familia y no en comunas.

      • Pero tú a cazar, y la mujer en la casa, con la pata rota y el hueso en el pelo. Que es lo que has escrito.

        No te olvides que los colegios públicos en España no son comunas, y que la pluralidad nunca ha marcado el camino de la derecha, y menos el de la ultraderecha. No sé si puedo decir lo mismo de los religiosos concertados…

        No hay demasiadas diferencias entre el último congreso del PP, el funcionamiento de Vox, o las noticias que nos llegan de Corea del Norte.

        Por cierto, lo que está bien o mal a nivel público lo marca la sociedad a través de sus votaciones o manifestaciones. No tú, ni tampoco el rancio de Guistau, otro mamandurrio de la caverna que tiene la lengua larga y la ideología corta.

        • Guistau, De Prada, Hermann, Marhuenda, Inda…menuda colección de patas pa un banco.

          Deudores de Hacienda y poseedores de la verdad absoluta: Intereconomía, el grupo Secuoya y César Vidal son los que más deben a Hacienda y van diciéndonos a todos que somos unos incapaces y unos lerdos…

          A quién se parecerán estos hipócritas.

        • SOLICITO AL MEDIO ELIMINACIÓN DEL COMENTARIO ANTERIOR Y EXPULSIÓN DE HOBBES DE ESTE FORO, POR LLAMARME DESDE EL ANONIMATO MACHISTA Y EXTREMISTA DE DERECHA.

          POR INCITACIÓN AL ODIO DEL ARTICULO 510 DEL CÓDIGO PENAL.

        • Todos somos responsables de nuestros comentarios, la ironía no entra dentro de los calificativos machistas.

          Cuando he dicho que mi mujer es muy leída es porque las decisiones sobre el niño las toma ella, es delegación. Reparto de tareas domésticas.

          Pero tú vas más allá, tú odio hacia mí te ciega.

          Quién eres tú para erigirte en juez moral de otro comentarista?

          Sólo tienes la intención de suscitar aversión por impotencia hacia mi persona.

          Si no lo hicieras desde el anonimato tendrían cierta nobleza tus comentarios.

          Las advertencias de MCR iban en serio. Desde el anonimato no se pueden inferir insultos ni descalificaciones que lesionen el derecho a la buena imagen y al honor de las personas.

          Circulas sin carnet ni permiso de conducir en el mundo de la opinión.

        • El medio utilizará su propio criterio. No quiero anular la libertad de expresión de nadie, tampoco de Hobbes.

          Yo sí creo en la libertad de expresión.

          Comprendo la dificultad para el medio de tener que administrar los comentarios.

          Hobbes y yo deberíamos ignorarnos. Así de sencillo. Yo pondré de mi parte, pero no admitiré más ataques personales. Si él insiste el medio deberá de facilitarme la forma de identificarle fuera del anonimato. Si es algo entre dos, resuelvase fuera de este medio.

          Siento vergüenza propia y ajena. Para mí el honor y la imagen puesto que no comento bajo anonimato son bienes jurídicos protegibles.

        • Mira que estás pesado con esto. Aquí no hay otra incitación al odio que todos los comentarios que tengo guardados de ti. Recuerda, tienes que ver más allá de lo que tú piensas…

        • Este medio publicó el otro día la advertencia de que bajo el anonimato no caben injurias.

          TU ESTAS FUERA DE LAS REGLAS DE PARTICIPACIÓN.

          No arriesgas nada no ganas nada.

          Y quiero que busques esos comentarios, pero te quitas la careta, delincuente.

        • Ahhhh, y solidarizate con Valero, Fisac le injurio gravemente el otro día.

          O es que realmente Valero te importa un comino como la advertencia severa que el antes de ayer publicó el Administrador?

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