Memoria cultural

isidroSanchezHace ahora veinte años. Aunque, ya se sabe, veinte años no es nada, como se advierte en el tango de Carlos Gardel. Asistí al acto de inauguración de la Biblioteca Regional el 16 de octubre de 1998, tras la remodelación de una parte de El Alcázar realizada por el arquitecto y caricaturista José María Pérez González, más conocido como Peridis. Se unían en una misma sede la Biblioteca Regional y la Biblioteca Pública del Estado en Toledo. Al multitudinario acto asistieron los expresidentes Felipe González Márquez y Leopoldo Ramón Pedro Calvo-Sotelo y Bustelo, así como muy diversas personas de diferentes ámbitos.

No es lo que queríamos muchas personas, pero fue un avance importante en Toledo. Y es que, primero, El Alcázar fue un significativo hito dentro de la simbología franquista, una especie de escenario teatral para funciones fascistas y militaristas. Y, segundo, al compartirse la función bibliotecaria con la sede del Museo del Ejército se unían en el mismo edificio dos conceptos en buena medida antagónicos: cultura y guerra. Por supuesto, los nostálgicos del franquismo pusieron el grito en el cielo. Bailar sobre nuestros muertos, llegó a decir alguno de ellos, al comentar la instalación de la biblioteca en el edificio.

Cartel de la exposición
Cartel de la exposición

La crónica del evento hecha por Rosana Torres sirve para ver el ambiente político del momento. Como hoy, lucha de banderas. Entonces, monárquicas borbónicas contra ikurriñas vascas, encontronazo de nacionalismos español y vasco. ¡Qué hartazgo! ¡Cuánta maniobra de distracción! El expresidente González ironizaba en el acto cultural y decía que al paso que iban los acontecimientos era posible que su “amigo” Jordi Pujol pudiera concederle pasaporte, “algo que, tal como están las cosas, no haría Arzalluz. Pero deseo que no lleguemos a eso”. Felipe González afirmaba también que no quería una España “nación de nacionalismos” sino de nacionalidades, conforme a la Constitución (El País, 17.10.1998).

Pues bien, el pasado día 16 de octubre de 2018, con motivo de la celebración del veinte aniversario de la Biblioteca de Castilla-La Mancha se entregaron las credenciales de socios de honor a José Bono Martínez, expresidente regional, Museo del Ejército, Asociación Regional de Libreros de Castilla-La Mancha y Asociaciones de Bibliotecarios de la región.

Cubierta del catálogo
Cubierta del catálogo

Asimismo, tuvo lugar la inauguración de la exposición Editoriales de Castilla-La Mancha. Una historia con futuro, que explica la actividad editorial de los últimos setenta años en la región. Producida por la propia Biblioteca, ha sido comisariada por Alfonso González-Calero García y las bibliotecarias María Hijón Dávila y Carmen Toribio Aguilera. Se puede ver en la Sala Borbón-Lorenzana, desde el 16 de octubre al 7 de diciembre de 2018.

Según los últimos datos conocidos del mundo editorial, en 2016 había en Castilla-La Mancha 66 editores con actividad y 993 libros inscritos en ISBN ese año (Anuario de estadísticas culturales 2017. Madrid, 2017). Los hay locales, comarcales, provinciales y regionales, muestra de la actividad creadora producida en la región, y constituyen un importante elemento vertebrador del mundo cultural.

El catálogo, además de dedicar unas páginas a editoras que no figuran en la muestra, recoge las fichas de 55 editoriales, públicas, semipúblicas y privadas, desde la posguerra hasta la actualidad. La primera de ellas corresponde al Instituto de Estudios Manchegos, que comenzó su actividad en 1947 y tiene más de 500 títulos publicados. La última a Chamán Ediciones, puesta en marcha en Albacete a finales de 2015, con veintidós títulos editados hasta el momento.

Francine Van Hove
Francine Van Hove

La mayoría son de ámbito local o provincial, aunque hay tres de carácter regional: Almud ediciones de Castilla-La Mancha, Centro de Estudios de Castilla-La Mancha y Servicio de Publicaciones de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha.

Algunas privadas, como Uno Editorial (distribuyen bajo demanda) o Bomarzo, y tres dependientes de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) superan el ámbito regional: CEDOBI (Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales), de la UCLM hasta el año 2012, cuando se convierte en centro mixto del Instituto de Estudios Albacetenses y la UCLM; CEPLI (Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil); y el propio Servicio de Publicaciones de la Universidad regional.

En fin, aparte de las editoras de las diversas administraciones, embarcarse en un proyecto editorial es cosa de valientes, tal como está el patio. En Castilla-La Mancha, con el bajo nivel de lectura existente, puede serlo de héroes. Pero siempre podemos recordar la idea del libro contenida en el Codex miscellaneus, texto del siglo XI conservado en la Biblioteca de Castilla-La Mancha: “El libro es lumbre del corazón; // espejo del cuerpo, // confusión de vicios, // corona de prudentes, // diadema de sabios, // honra de doctores, // vaso lleno de sabiduría, // compañero de viaje, // criado fiel, // huerto lleno de frutos, // revelador de arcanos, // aclarador de oscuridades. // Preguntado, responde, // y mandado, anda deprisa, // llamado, acude presto, // y obedece con facilidad”.

Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia

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3 COMENTARIOS

  1. Para muchos de nosotros, el Alcázar ya es la biblioteca, sin olvidar la historia que arrastra. Pero el peso de los libros ha ganado su espacio y ha dotado al edificio de una personalidad única. Es una maravilla poder ser usuaria de la biblioteca, y su gente, que es excepcional.

    La exposición de la editoriales nos recuerda que no solo de queso y vino podemos vivir; y, aunque somos unos pocos los que nos dedicamos a ello, también tenemos hueco en esta comunidad.

    ¡Gracias, Isidro!

  2. Buen artículo, Isidro y me quedo con este párrafo:

    No es lo que queríamos muchas personas, pero fue un avance importante en Toledo. Y es que, primero, El Alcázar fue un significativo hito dentro de la simbología franquista, una especie de escenario teatral para funciones fascistas y militaristas. Y, segundo, al compartirse la función bibliotecaria con la sede del Museo del Ejército se unían en el mismo edificio dos conceptos en buena medida antagónicos: cultura y guerra. Por supuesto, los nostálgicos del franquismo pusieron el grito en el cielo. Bailar sobre nuestros muertos, llegó a decir alguno de ellos, al comentar la instalación de la biblioteca en el edificio.

  3. Sin duda, un espacio de convivencia e integración social.
    A pesar de que todavía el 40,3% de l@s español@s no lee nunca o casi nunca y las Editoriales españolas sobreviven en las bibliotecas…..

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