Ecologistas insisten en que la mina de wolframio de Abenójar «pone en juego la salud pública»

Ecologistas en Acción ha dado a conocer un estudio del Instituto “Estudios de la Tierra” que asegura que el Ayuntamiento de Abenójar, a pesar de su actual conformidad con el proyecto de la llamada mina de wolframio El Moto «manifestó dudas en cuanto al medio hídrico, confirmando de esta forma que se podría poner en juego la salud pública y el medio ambiente en caso de accidente».

Según señala Ecologistas en una nota, «el informe realiza una descripción de la hidrología de la zona por completo insuficiente para cualquier proyecto, pero muy en especial para uno como este con un enorme riesgo de afección, y con él a la salud pública». «Se indica que no hay acuíferos pues el terreno es impermeable, olvidando la capacidad de retención de agua por fracturación y la conexión del ciclo de aguas subterráneas con superficiales, en una zona tan cercana a dos arroyos», asegura el colectivo.

«En tal informe», prosigue Ecologistas en Acción, «no definen la presencia de pozos afectables, ni por tanto los riesgos en ellos». «En este sentido es llamativo que (como se indica en el Análisis realizado por el profesor Germán Glaría) en la fase de explotación, el derivado del consumo de agua, es debido a la posible contaminación de los cauces y aguas subterráneas por sustancias como el arsénico o el mercurio, si no se toman las medidas preventivas y correctoras adecuadas o por accidentes, y el potencial impacto derivado de la rotura de las balsas que contienen el agua ácida, la del proceso de ósmosis o de cualquier otra instalación que contenga sustancias que pudiera ser contaminantes», subraya.

Según Ecologistas, «las aguas residuales que se generan, contienen metales como mercurio al que son especialmente sensibles los niños y mujeres embarazadas causando daños al feto en el desarrollo del cerebro, bajo peso al nacer, desórdenes sensoriales, afecciones neurológicas y afectando al desarrollo óseo».

«Así mismo el mercurio se acumula en órganos como el hígado o riñón, afectando al sistema nervioso provocando hipertensión, anorexia, trastornos nerviosos y problemas cardiacos. El mercurio está clasificado como posible cancerígeno», remacha.

Además advierte de que el arsénico, otro tóxico que se generará, «nos afectará a través del consumo de agua contaminada pudiéndonos causar intoxicación crónica. Efectos característicos son la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel, síntomas digestivos y neurológicos, hipertensión arterial y diabetes».

Según la organización ecologista, «de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud el mercurio cambia su composición química al contacto con las bacterias del ambiente y se convierte en metilmercurio, el cual es la forma más tóxica de este metal y es fácilmente absorbido por los peces».

«Las consecuencias más graves de la contaminación de estos metales pesados», prosigue, «se remontan a la década de los años 50. Por ejemplo, la conocida enfermedad de los dolores o la enfermedad de Itai-Itai, en Japón, producida por el consumo de arroz y aguas contaminadas por cadmio; o la enfermedad de Minamata (Japón), en donde se produjo un envenenamiento por el consumo de pescados y mariscos contaminados con mercurio que dejó 2.955 afectados y 111 víctimas mortales».

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2 COMENTARIOS

  1. Cuando se considera la sustentabilidad de la industria minera, la opción de prohibir la actividad no es una consideración real.
    Sin embargo, la percepción pública es que la Minería es una industria sucia, una reputación derivada de desastres poco frecuentes, pero muy publicitados.
    Una Minería sustentable, a favor del medio ambiente, es posible.
    Bueno, al parecer, no importa la semiesclavitud de adultos y niños en minas de extracción de coltán, tantalio, estaño, wolframio y oro del Congo, por ejemplo, para nuestros móviles y tabletas.
    Hipocresía social…..

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