Ciudad dura

La reciente ola de calor sufrida y soportada días pasados, nos devuelve a la imagen de  una ciudad inhabitable y casi invivible. Una ciudad dura como pocas. Sobre la que ya he vertido reflexiones y consideraciones a lo largo de los últimos años. Como la denominada Toldos y sombras, en julio de 2015 en estas mismas páginas de Miciudadreal. Que cuentan con una rara actualidad.

Sobre todo con la rara actualidad de no hallar interlocutores hábiles, toda vez que las Corporaciones municipales correspondientes está recién constituidas y carentes de respuestas. Tanto en 2015 como en 2019.

Como si los asuntos del tiempo climático, fueran pura temporalidad que vuelve a nuestras vidas. Donde la pérdida de las sombras naturales y artificiales, que venimos soportando es un remedo de una rara incapacidad para gestionar las sombras, por  parte de las concejalías responsables. Como ahora, se repite recién instalados en el bipartito municipal.

Y así: “Con la que ha caído, con la que está cayendo, en el mes de julio, de un julio canicular en exceso, uno ha suspirado, ¡y cómo!, por la sombra de las calles entoldadas.  Y ha recordado el trabajo de Oscar Tusquets, en la onda de Tanizaki, ‘Elogio de la sombra’. Calles sombreadas y entoldadas, que en algún momento del pasado, algún capitular capitalino osó poner encima de la mesa, tras algún viaje al sur español”.

Y  se paró la iniciativa, de estudiar las zonas de sombras posibles, por la destemplanza de algunos colectivos vecinales, que se creen con patente de sol y no de sombra. Que, además, pusieron el grito en el cielo y en el toldo”.

Y bien cierto es que desde entonces, ningún consistorio ni edil alguno, de la cosa de las calles y del Urbanismo ha pensado en la necesidad de la sombra reparadora”.

Y es que estos días hemos comprendido la inhabitabilidad térmica de muchos espacios, que se quieren centrales y públicos, y que sólo rinden homenaje a la parrilla del santo del Escorial, San Lorenzo en su asador y achicharrado”.

Lo de entoldar las calles, tiene un largo abolengo. Y  puede mirarse a Siena y sus Fiestas del Palio, al Toledo del Corpus y a la Sevilla de la Virgen de los Reyes. Hay, incluso imágenes de principios del siglo XX cuando no había aire acondicionado, y donde la idea del confort se vinculaba con la sombra reparadora. Práctica que viene del sur, pero que se abre camino hacia el Norte, por mor de las largas insolaciones y así desde Getafe, a Madrid mismo en Preciados y Carmen y hasta Logroño. Del Sur, ni hablamos porque desde Cádiz a Granada y desde Écija a Málaga, todos los Ayuntamientos han optado por la sombra que es benéfica. Incluso ha habido actuaciones apoyadas por calles comerciales y por marcas de renombre. Ya que no somos, nos bajamos Smart City, al menos que seamos Shadow city”.

Curiosamente en esa carrera ya nos han adelantado  ciudades hermanas de la geografía provincial, como Valdepeñas y  Villanueva de los Infantes, que previsoras se protegen de la solana. A las que se suman, igualmente previsoras, ciudades menores del Sur como Andújar, Écija o Baena.

Incluso aquí, Ciudad dura y soleada, la iniciativa privada lideró el sombreado urbano de la Avenida del Rey  Santo, en el periodo ferial de 2018, bajo el eslogan de Mahouñeando. Como si no se pudiera repetir. Más bien al contrario, como demostraba otro texto Dureza de ciudades (8 de septiembre 2016), sobre la reordenación del entorno de la Puerta de Toledo y la ausencia fatal de sombras reparadoras.

Si luchamos, con razón, por el confort interior de viviendas, oficinas y negocios, ¿cómo admitir la insensibilidad urbana de la ciudad escasamente confortable?

¿Tendremos que repetir en 2023 el mismo lamento solar? El tiempo lo dirá.

Periferia sentimental
José Rivero

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5 COMENTARIOS

  1. Mas árboles, dan mejor sombra.

    Menos coche y menos asfalto que hacen efecto isla de calor.

    Madrugar. Las seis está bien.

    Caminar, que esto es un pueblo chico y es bueno para el corazón.

    Y declarar la siesta derecho humano y patrimonio cultural, sobre todo en verano.

  2. Bien es cierto que los entoldados de las calles tratan de recuperar la calle como espacio de convivencia, fomentando la reactivación social y económica del tejido conectivo de la ciudad consolidada, haciendo más habitable la zona centro del municipio, a un público asistente a las actividades comerciales, culturales, de ocio y esparcimiento…..

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