La ley de las aulas

Manuel Valero.- ¿Se han preguntado por qué es más fácil regresar a la vieja y bendita normalidad después del Covid que en España haya una Ley de Educación que perdure por unas cuantas generaciones con el mayor de los consensos posibles? Supongo que sí y muchas veces, como uno. Y cada cual tendrá su particular y libérrima opinión.

Pero es precisamente por la rocosa opinión con que defendemos una ley de educación a nuestro gusto doctrinario que hace de ello una tarea imposible, casi utópica. La Ley por la que se formen y eduquen los futuros ciudadanos/as  (junto a la ósmosis del hogar) es un escoyo, tan insalvable, que hemos sido incapaces de dar con la tecla desde que celebramos la llegada de la santa y laica democracia.

La política española está tan llena de bucles que parece un circuito de carreras más que una autopista hacia el futuro y el bienestar. Siempre estamos en el mismo sitio.

El argumento principal donde confrontan los modelos se puede resumir en la siguiente bifurcación académica según quien mire: una enseñanza pública, laica, participativa, democrática, gratuita y universal, y una enseñanza privada con libertad y margen de maniobra, laica o religiosa más bien, particular no universal, menos participativa, democrática lo justito y, desde luego, de pago. Pero esta bifurcación es un poco borgiana: ambas opciones llevan implícita o explícitamente en disolución una vitamina, el adoctrinamiento, lo cual resumiendo aún más y simplificando tal vez simplistamente, nos lleva a la siguiente parada: la pública es para los pobres y la privada para los ricos cuya derivada es que los formados en la pública lo harán en un ideario de izquierdas y laico (o ateo) y los matriculados en la privada en su contrario, un ideario de derechas y religioso. (No se anotan lideres e intelectuales de izquierdas cuyo bebedero fue la privada).

La segunda opción, sin más cortapisa que la Constitución puede sobrevivir sin problemas, pues siempre habrá buenos colegios de pago que se ha dicho siempre, pero la primera… aquí es donde radica el problema. La pública depende del Gobierno legislativamente aunque sean las CCAA las competentes directas en la materia, y como la pública se enfoca desde la ideología de turno, la que sea, y no desde un concepto neutro que se centre en la adquisición de conocimientos y valores, pues no tarda la oposición en derogarla en cuanto gana. Si a ello sumamos la parcelación del medio como materia autonómica que prima sobre lo estatal o nacional y que las humanidades andan más desmayadas que Carpanta, pues ya tenemos el lío.

La concertada es el centro del sistema educativo español, tercera vía inventada por los socialistas mayores a los que admira tanto Adriana Lastra. Se nutre de fondos públicos en gran parte pero la administración es privada. Para unos es un modelo ventajista que junto a la privada facilita la segregación social; para otros, una alternativa que contribuye a mejorar la escolarización universal y enriquece  la libertad de elección.

Para sus detractores, la concertada es una excrecencia que no se aviene a las reglas del juego porque no es pública ni es privada o aún peor, pareciendo pública es todo lo contrario. Aunque la Ley Celaá no la borra de un plumazo, si la constriñe aumentando la priorización exponencial de la pública.

En fin, las posibilidades de elección se reducen así: si tienes buena nómina, a colegios de postín (como hacen muchos defensores de lo contrario); si andas estrecho o a la cuarta pregunta, a la pública que es de balde. Como menudillo hay varias cuestiones que levantan ampollas entre los defensores de la concertada, cuya demanda social estará regulada por las administraciones: la religión que no contará en nota media ni tendrá asignatura alternativa, la matraca de la lengua vehicular, la repetición como excepción en los casos perdidos o la integración en centros escolares comunes de la educación especial a corto plazo.

El progreso de curso con muchos cates o pocos, las becas, las nuevas tecnologías en las aulas, el medioambiente externo al aula, la ponzoña televisiva y su creación de modelos estultos, la cultura digital… también andan en el paisaje educativo.

El nudo gordiano es la propia ley. Si es cierto que las leyes retratan a las sociedades más que a los legisladores, el hecho de que en los últimos años llevemos…. ¿cuántas Leyes de Educación? nos retrata un poco.  A día de hoy somos incapaces de consensuar una duradera y la recién nacida o a punto de nacer… tiene según la inveterada costumbre los años contados. Justo hasta el próximo relevo en el Gobierno. Y en este plan.            

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21 COMENTARIOS

  1. Se premia la mediocridad, necesaria para que las élites sigan adoctrinado como borregos no a sus hijos, que acudirán a una educación para élites, sino a los de los demás. Se bloquea así el ascenso social y demográficamente se facilita un cuerpo electoral de jóvenes adoctrinados en la cultura progre del nuevo orden mundial. El Reseteo cultural.

    Todo está calculado y todo eso ha de ser boicoteado. España es la punta de lanza de occidente en materia de ingeniería social. Está también esa maldad consistente en integrar a muchos chicos y chicas que requieren una educación especial por adaptada. Los padres avisan, sus hijos crecen y se desarrollan por experiencia en una educación adaptada y especial.

    No hay más remedio que entrar directamente en conflicto con este sistema perverso que institucionaliza la mediocridad, bloquea el ascenso social por falta de exigencia de una cultura del esfuerzo, y no trata diferente a los diferentes.

    La mayoría estamos seguros que los que tanto defienden esta ley, o no tienen hijos o los llevan a escuelas de élite. No es ideología, es maldad e hipocresía.

    • Así es que, en la educación pública se premia se institucionaliza la mediocridad.

      Toma ya! Comentario para enmarcar.

      Por eso los premios nacionales de educación suelen recaer en alumnos y alumnas que han estudiado en los centros públicos.

      Este señor, que debe desconocer por completo la educación pública y calla que en muchos centros privados se inflan notas y se mira para otro lado, para que zoquetes que no saben que dos y dos son cuatro se saquen el bachillerato o una carrera privada, porque son hijos de, hermanos de o nietos de y son incapaces de sacar la EVAU.

      Hay colegios, institutos y universidades privadas en España, a patadas, sacando titulados a costa del cheque de papá, y no del esfuerzo de sus hijos.

      En la Universidad pública se entra por nota, en la privada a 18.000 euros el curso. Ahí está la diferencia. Ni ideologías, ni hostias. A mi nunca me han adoctrinado en el colegio, instituto o universidad pública, ni a mis hijos tampoco. Pueden decir lo mismo los centros concertados que sacan hoy a los niños y niñas a los patios a protestar por la Ley Celáa? NO.

      • Te posicionas desde casposos prejuicios ideológicos.

        Yo sé a dónde llevo a mis hijos y ese modelo y centro me gustan. Es mi libertad constitucional.

        No tengo nada que debatir contigo. Esto es un enfrentamiento no ideológico, sino de realidad frente a falsedad.

        • Yo he elegido llevar a mis hijos a la educación concertada como ha hecho con los suyos la ministra Celaa.

        • Casposo yo por defender una educación pública de calidad y sin ideologías doctrinarias frente a centros donde se dice que una palomita fecunda señoras?

          Anda y vete Pal carajo.

    • Si no te conociéramos, hasta tomaríamos en serio tu comentario. Pero vamos, tú es que estás cabreado, como dice tu nick, con todo el mundo. Eres el odio y la inquina irracional en persona.

  2. Mis hermanos y un servidor, mis primos y el resto de la parentela han estudiado en colegios, institutos y universidades públicas y , al menos el menda que escribe, no ha sufrido adoctrinamiento de ningún tipo. Lo demuestra el hecho de que no tenemos una ideología común.

    Hasta donde yo sé, los maestros y profesores de secundaria han de superar una oposición para acceder a ejercer la enseñanza, en la pública. Y no creo que hayan de acreditar una ideología concreta y determinada. En los colegios de la concertada, los profes, al menos los que conozco, han de presentar credenciales de ser muy católico practicante. Y lo peor de todo: ninguno ha aprobado una oposición; muchos ni siquiera se han presentado.

    Privada o pública. Suficiente. Si se elimina la concertada , no se menoscaba ni un solo gramo de libertad.

    • Yo vengo de la pública de antes, de la Ley de Villar Palasí, EGB, BUP y COU. Lo que hay ahora no tiene nada que ver. Se cercenan los derechos y libertades fundamentales. Tengo derecho y la libertad de evitar que mis hijos se eduquen en un sistema que premia la mediocridad. Si no estudian suspenden de curso. Si sus compañeros son mediocres mis hijos lo serán. Eso no pasaba antes. El sistema educativo era meritócratico y eso permitía el ascenso social.

      La igualdad desde la mediocridad deja sin futuro a nuestros hijos. El sistema actual está precisamente diseñado para eso. Se pretende además una fuerte reducción demográfica y el empobrecimiento de las clases medias.

      Este es el mundo hacia el que se quiere avanzar y en ese carro nos bajamos muchos. Si hay que ir al enfrentamiento y la división se va.

  3. Los defensores de la concertada hacen escritos de queja y ponen lazos naranjas. Algunos llegarán en su osadía a juntarse ordenadamente, guardando la distancia de seguridad, para mostrar su discrepancia con pancartas. Los que ayer se apropiaron (una vez más) de la Educación, cuando otro gobierno refrendado por una mayoría social cambie la ley de educación, sabotearán su aplicación, la incumplirán y mostrarán su desacuerdo quemando contenedores, saqueando comercios y puede que lleguen a cometer delitos mayores.

    El problema no es una «bifurcación académica según quien mire: una enseñanza pública, laica, participativa, democrática, gratuita y universal, y una enseñanza privada con libertad y margen de maniobra, laica o religiosa más bien, particular no universal, menos participativa, democrática lo justito y, desde luego, de pago». Eso son eslóganes y demagogia. El problema es la libertad. Ni siquiera podrán los alumnos estudiar en español.

    La educación es la riqueza primera de un país, condición de su prosperidad. La educación debe formar espíritus críticos. Nada de esto representa la nueva ley de educación, sino todo lo contrario.

    Perderán los más pobres y con menos recursos, porque les roban la posibilidad de prosperar y ascender socialmente con su trabajo y esfuerzo. Y perdemos todos el beneficio que esos profesionales aportarían a la sociedad. El producto natural de una Educación que se funda en el suspenso y en el adoctrinamiento ideológico.

    Es la estrategia del enfrentamiento, la utilización del resentimiento. Pública, pobres; ricos, privada y concertada. Todos a la pública, y todos pobres. Iguales, dirían ellos. Pobres e ignorantes. Es lo que quieren. Y el que no lo quiera ver, que no se queje después.

    • Las posverdad del Censo. Que van a perder los pobres. Sin pudor alguno, nos vende justo lo contrario a la realidad. Los pobres pierden con el modelo de concertados, de dónde son segregados, porque los colegios concertados:

      1- Excluyen por renta
      2- Excluyen por nacionalidad
      3- Excluyen por raza o etnia
      4- Excluyen por religión, cuando pertenecen a la Iglesia (y no son pocos)
      5- Generan ganancias privadas
      6- Se mueven con mucha mayor opacidad

      • En primer lugar, y aunque utilizamos nick o seudónimo, diríjase a mí con respeto y educación. En segundo lugar, y siempre que cumpla con la condición anterior, estaré muy gustoso de responderle o no.

  4. En un colegio concertado , de cuyo nombre no quiero acordarme, suele ser frecuente la «sucesión hereditaria», hijos que suceden a sus padres como profesores. En estos momentos, solo hay hijos y sobrinos de profesores jubilados e incluos activos. Si eso no es una mafia…

    Y lo más cabreante, como dice Menda, es que , en la concertada, al ya bajo nivel de los estudios de Magisterio hay que añadir que no se preparan una oposición. Chollazo.

    • Es por eso que el sistema es concertado y no público, sin esa autonomía sería público. La excelencia académica la da el nivel de exigencia dado a los alumnos, es decir, lo define el alumnado, y gracias a Dios, se tiene autonomía para no rebajar el nivel como establece esta ley y llevan paulatinamente haciendo las leyes socialistas de educación.

      Así que, si el nivel de exigencia es elevado, a mí me da lo mismo que el profesorado tenga o no oposición, porque a mí me interesa que nuestros hijos salgan mejor preparados. Un profesor sin oposición no goza de las ventajas de permanencia en el puesto de trabajo y sus retribuciones no son fijadas por ley sino por contrato laboral.

      Será por eso que también haya mayor demanda de escuela concertada que pública.

      • Valore la excelencia y la exigencia en el acceso a la Evau. Pruebas que miden por igual alumnos de la concertada y la pública, ¿hay diferencia?

        Si baja al barro de un maestro de la pública se dará cuenta que no hay adoctrinamiento como pueda haber en un concertado (de carácter religioso principalmente). Un cole público tiene un control por parte de la inspección que lamentablemente no tiene un concertado y eso genera desigualdad. Si hubiese las mismas reglas y medios para ambos no habría esa «mediocridad» que comentan.

        Las leyes educativas son humo y propaganda política que se superponen y oponen en matices cada 4 años. Son copia y pega de leyes anteriores que a nivel de aula, de trabajo diario, tienen poco o nada de impacto.

        Es una lastima que piquemos en la trampa política cada x años.

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