Puebla de Don Rodrigo: el gran atractivo de un imponente patrimonio natural

Carlos Sanz.-Para los amantes del turismo de naturaleza y el patrimonio natural, hay un lugar en nuestra provincia que está considerado la “joya de la corona” y cuya visita es inexcusable. Hablamos de la Puebla de Don Rodrigo, un municipio perteneciente a la sorprendente comarca de Entreparques, y que sobresale por contar en su término municipal con una variada y rica muestra de espacios naturales protegidos. Desde el denominado Estrecho de las hoces del Guadiana, pasando por la Reserva Fluvial Abedular de Riofrío, las Microrreservas de bonales hasta el fascinante sendero que conduce a la cascada de Valtriguero.

Los bonales de Puebla de Don Rodrigo están declarados microrreservas

Sin duda, la ubicación privilegiada de La Puebla (situada en las inmediaciones del Parque Nacional de Cabañeros) y el hecho de que atesore con espacios naturales únicos en la provincia, convierten a este municipio en uno de los mejores posicionados para la práctica del ecoturismo.

¿Qué hace tan especial a Puebla de Don Rodrigo? Fundamentalmente, su interés geológico, botánico, faunístico y paisajístico. Un cóctel completo que la convierten en un destino imprescindible para senderistas, observadores de fauna, geólogos y todo tipo de visitantes ligados al turismo de naturaleza. Cuenta con una gran variedad de paisajes, alternándose los valles, las cumbres de las sierras, hoces, meandros, cascadas o los chorros.

Vista de la cascada de Valtriguero desde el barranco de Galalleras

Los bonales y la belleza del sendero de Valtriguero

También encontramos una serie de microrreservas endémicas en nuestro territorio. Se trata de unas turberas llamadas bonales que ocupan una extensión importante y que están repartidos por todo el término municipal. Son pequeños ecosistemas hídricos que cuentan con una peculiar vegetación asociada a ellos. Además, poseen un gran valor ecológico y paisajístico ya que esta clase de ecosistema no abunda y solo podemos encontrarlo en el sustrato silíceo de Ciudad Real y Toledo.

Los crestones cuarcíticos pueden verse durante el trayecto a Valtriguero

Los bonales son pequeñas islas verdes en medio del monte mediterráneo y poseen una vegetación exclusiva que no lograremos encontrar ni en la cornisa cantábrica o en zonas del Sistema Central e Ibérico. Poseen una entrada de agua subterránea de gran volumen y esto hace que se formen abombamientos turbosos o “vejigas” lo que les da ese componente singular. Están declarados microrreservas por su alto valor ecológico y vulnerabilidad; dentro del término municipal podemos encontrar los Bonales de Puebla de Don Rodrigo, el Bonal del Barranco del remilladero y el Bonal del Barranco de los Membrillos.

Vista desde la parte superior de la cascada de Valtriguero

El hecho de estar declarados como microrreservas obedece a la necesidad de proteger la vegetación que se desarrolla en el entorno. En los bonales encontramos variedades como la drosera, esponjas de esfagnos, brezales, pastizales de ciperáceas, juncales y especies protegidas como alisos o abedul. Concretamente, los bonales de Puebla de Don Rodrigo –localizados en la Raña Maleta- sobresalen por su extensión (ocupan una superficie superior a las 64 hectáreas), diversidad de hábitats y el visible desarrollo de abombamientos turbosos activos, las llamadas “vejigas” que pueden llegar a alcanzar alturas superiores a los 2 metros.

 El bosque engulle al senderista durante el trayecto a Valtriguero

Para visitar estos bonales tomaremos la N-430 en dirección Puebla de Don Rodrigo a Badajoz. Aproximadamente, en el punto kilométrico 224,5 nos desviamos por el carreterín que conduce al sendero de Valtriguero. Antes de llegar al mismo, nos cruzaremos con los diversos bonales perimetrados y protegidos mediante paneles informativos.

Es el aperitivo de lo que le espera al visitante que decide recorrer una de las rutas más emblemáticas de Puebla de Don Rodrigo, el PR-CR 22 o Sendero de Valtriguero. Un recorrido circular de 14,6 kilómetros por un espacio natural extraordinario donde nos encontraremos vegetación propia tanto de climas subtropicales como atlánticos. El sendero nos mete de lleno en el valle de Valtriguero y el barranco de Galalleras, espacios naturales formidables donde nos encontraremos valles llenos de bosque de ribera, rañas, arroyos, crestones cuarcíticos, bosques de robles, saltos de agua, etc. Un auténtico festival para los sentidos.

El río Guadiana a su paso por el estrecho de las Hoces

Desde una óptica geológica, se recorre el cierre de un anticlinal cuyo núcleo ha sido desmantelado por la acción de agentes erosivos y la actividad tectónica que han contribuido a su actual estado. La ruta conduce al visitante hacia un barranco flanqueado a ambos lados por sierras cuarcíticas y durante el trayecto de ida atravesaremos un magnífico robledal en la garganta de los Membrillos. Aunque el tramo más atractivo es el barranco de Galalleras pues se penetra a lo que es un bosque que remite a espacios tropicales: nos encontramos desde madroños, durillo y brezo hasta numerosas especies de helechos. Lo sorprendente es que junto a esta clase de vegetación, aparece otra más propia de clima atlántico como arces, robles y el Mostajo Sorbus Torminales o serbal silvestre.

Magníficas vistas desde la cascada de Valtriguero

Es la antesala del éxtasis paisajístico que supone llegar a la cascada de Valtriguero, un salto de agua de unos 10 metros esculpido sobre estratos de cuarcitas. Asociado a estos ecosistemas podemos encontrar fauna propia del monte mediterráneo como jabalí, ciervo, corzo, rapaces, ejemplares de cigüeña negra, salamandra tritón verdinegro, etc.

Población de nenúfares amarillos en el estrecho de las Hoces

La majestuosidad del Estrecho de las Hoces

Como guinda al pastel destaca otro espacio natural de singular belleza, declarado ZEPA y LIC, y donde el río Guadiana serpentea entre cañones, gargantas y picos. Se trata del sendero PR-CR 21 o Estrecho de las Hoces. Estamos ante un corto pero intenso recorrido por un paisaje geológico asombroso donde el Guadiana se moldea al amparo de una gran hoz en la Sierra de los Bueyes.

Según los datos geológicos, el Estrecho de las Hoces fue tallado durante la era Primaria y es de los más antiguos de la comarca Entreparques. En la hoz podemos observar paredes de más de 100 metros de altura y en las laderas del estrecho nos encontramos vegetación de bosque mediterráneo como madroños, enebro, encinas y quejigos, así como fauna de ribera caso del martín pescador, nutrias, cigüeñas, gallinetas comunes, ánades azulones, galápago europeo, galápago leproso, tritones y salamandras.

Pero es junto al Guadiana donde crecen bosques de gran valor botánico como alamedas, fresnedas, saucedas y sorprendentes comunidades vegetales caso de tayares, tamujares, así como la única población de nenúfares amarillos de toda la cuenca del Alto Guadiana.

En definitiva, sumergirse en el patrimonio natural existente en Puebla de Don Rodrigo supone adentrarse en una extraordinaria riqueza geológica, botánica, faunística y paisajística. Quien aún no conozca este territorio ni la comarca de Entreparques, la visita a estos espacios naturales es, sin lugar a dudas, la mejor manera de familiarizarse con una zona que deja huella imborrable.


Carlos Sanz.– Durante más de 12 años me he dedicado al oficio de contar las cosas. En la universidad me convertí en historiador del arte, me metí en el proceloso mundo del turismo formándome como informador turístico y trabajando como técnico. De todo ese batiburrillo sale una devoción, la de comunicar, una pasión por el patrimonio, lo cultural y el arte. De eso va esto.

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