Solana del Pino: De la fascinación por el arte rupestre al réquiem por Las Tiñosas

Carlos Sanz.- Recientemente, desde la dirección del Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona, se han acometido en Solana del Pino trabajos de señalización y colocación de paneles informativos para poder acceder a dos de las estaciones rupestres más destacadas de esta localidad. Se tratan de las pinturas rupestres del Collado del Águila y el Peñón Amarillo.

Vista de Solana de Pino desde el Peñón Amarillo

Ahora, gracias a la señalización ubicada tanto en lo alto del puerto de los Rehoyos como en la plaza Sierra Morena del municipio, los amantes del arte más antiguo y el senderismo disponen de un itinerario adecuadamente señalizado para ver ambos conjuntos rupestres.

Son los más conocidos y representativos del arte rupestre esquemático en el término municipal, donde existe una gran variedad de abrigos rocosos dispersos por la agreste y escarpada orografía. La mayoría siguen sin estar protegidos, con el riesgo de su expolio o desaparición por la degradación ambiental. Y aunque desde el colectivo ANASMA (Asociación Naturalista Aullidos de Sierra Madrona) se ha hecho una labor encomiable de datación y localización, llegando a organizar el pasado verano una destacable exposición sobre el patrimonio parietal, toda la riqueza pictórica rupestre en Solana del Pino sigue sin garantías de conservación y mantenimiento.

Pinturas rupestres del Peñón Amarillo

Solana del Pino es la gran desconocida del parque natural. El hecho de encontrarse a espaldas del principal eje de comunicación del parque (la N-420) condiciona que no se conozca como se merece una localidad que asombra por sus elementos patrimoniales. Encajonada geográficamente en las inmediaciones de Sierra Morena, el municipio solanero posee mimbres para coquetear como destino de espacios naturales y de cielos privilegiados (ahora que la certificación Starlight ya es realidad en el parque natural). Es apreciable su patrimonio cultural y natural teniendo en las inmediaciones espacios como el río Robledillo, la hoz de Valdoro, el volcán del Alhorín, la ermita de Santa María la Antigua (patrona de la localidad), miradores o el ya extinto poblado minero de Las Tiñosas.

Iglesia parroquial de Solana del Pino

Pero es el arte rupestre esquemático el que copa mayor protagonismo en Solana del Pino. Las dos rutas señalizadas permiten conocer de primera mano las pinturas parietales del Collado del Águila y Peñón Amarillo, las cuales se relacionan con la investigación que en el siglo XIX llevó a cabo el abate Breuil, quien las dio a conocer. Posteriormente, el historiador Alfonso Caballero Klink llegó a datar y localizar hasta 15 abrigos rupestres en el término municipal solanero. Tal y como se señala en la web solanadelpino.com, este trabajo de investigación se publicó con la denominación “La pintura rupestre esquemática de la vertiente septentrional de Sierra Morena (provincia de Ciudad Real) y su contexto arqueológico”.

Aspecto de la estación rupestre del Collado del Águila

Las pinturas rupestres de Solana del Pino se enmarcan con el período neolítico y su tipología es esquemática. Las figuras antropomorfas, los símbolos estiliformes, ramiformes, pectiformes, puntos y barras, se suceden en los distintos abrigos rocosos localizados. En el caso que nos ocupa, las pinturas del abrigo del Collado del Águila son apreciables a simple vista mientras que el deterioro y la degradación ambiental han pasado factura al panel de pinturas en el abrigo del Peñón Amarillo.

El hándicap de las comunicaciones viarias es un tema que toca la fibra sensible a los habitantes de Solana del Pino. Curiosamente, existe la CR-5001 que une la localidad con Fuencaliente. Se trata de una carretera de gran interés paisajístico y si su estado de conservación fuera el adecuado, con un correcto asfaltado y acondicionamiento, sería un importante recurso para el turismo de naturaleza al atravesar un magnífico paisaje serrano y de altísimo valor ambiental y faunístico.

Balneario de Las Tiñosas (Foto: Vicente Luchena)

Por desgracia, donde se han cumplido los peores augurios es en Las Tiñosas, el que fuera antiguo balneario y poblado minero asociado a la explotación de Minas Diógenes. Hace unos meses comenzaba la demolición de los “cuartelillos” tras una larga disputa judicial entre los propietarios de la finca Alto Manzano y los habitantes del poblado minero. La pérdida de cualquier elemento patrimonial es un duro revés para un territorio y en el caso de los municipios incluidos Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona, suponen la puntilla en su intento de evitar el envejecimiento y despoblación que sufren desde hace años. Es obvio que, en el caso de Solana del Pino, la pervivencia del poblado de Las Tiñosas no revertiría por sí solo estas amenazas, pero su desaparición no ayuda.

Entrada al poblado de Las Tiñosas

Por más que los vecinos del poblado pidieron la declaración de Bien de Interés Cultural del poblado (junto con Ecologistas en Acción) hace ya tres años, finalmente la orden de demolición se ha consumado. Ya no es posible visitar los restos del poblado, un cartel prohíbe el paso advirtiendo que nos encontramos en una propiedad privada. Por lo que solo se puede acceder a la maltrecha fuente de agua agria, cuyo caudal está prácticamente extinguido. No sabemos si porque el manantial se ha secado o se ha perforado el venero.

El valor histórico del poblado y balneario

En una de las obras del médico puertollanense Alfonso Limón Montero, encontramos la primera referencia aunque no hace una descripción de las propiedades medicinales de sus aguas como las que hace para otras de características similares; También, en el libro “Bibliografía hidrológica-médica española” de Leopoldo Martínez Reguera escrito hacía el año 1818 se señala lo siguiente: “Este manantial de Las Tiñosas ha llegado a cobrar tal fama y concurrencia, que hace años, suele exceder de 1000 el número de bañistas, lo cual debería llamar la atención del Gobierno”.

Fuente agria de Las Tiñosas

Localizado en la dehesa el Manzano, su propietario en el año 1909 era el ingeniero belga y exdirector de las minas del Horcajo Leopoldo Meyer; este manantial de aguas minerales fue considerado en su tiempo de gran importancia debido a las propiedades curativas de sus aguas que se usaban para gran número de enfermedades, sobre todo de las que afectaban a la piel, al sistema nervioso y al sistema digestivo. “Al pie de una gigantesca montaña, cubierta de frondosa vegetación que oculta entre espesos matorrales e inmensos arbustos las enormes rocas que la forman, se hallan el baño, fonda, amplios cuarteles, paseos, jardines, arboledas, fuentes y demás comodidades que su dueño ha construido, aunque a sabiendas de que los rendimientos jamás equilibrarían los gastos hechos, pues cuenta con un obstáculo por ahora insuperable que se refiere a los difíciles medios de comunicación”, se refleja en el libro.

Majestuosa vista del Valle de Alcudia desde el Collado del Águila

Sin embargo, eran muchas las familias que de pueblos como Torrecampo, Villanueva de la Serena, Pedroches, Conquista y otros puntos de Extremadura, así como de pueblos como Mestanza, Hinojosas, Solana del Pino, Cabezarrubias, Puertollano, San Lorenzo y El Hoyo, acudían “a este escondido y ameno lugar en busca de la anhelada salud. La casa del dueño es un hotelito compuesto de tres pabellones, rodeada de un hermoso jardín con abundantes árboles frutales, como naranjos, limoneros o acacias, eucaliptus y algunas palmeras enanas”. En estas fechas el administrador del balneario era Juan Valero.

En el año 1927 figuraba como establecimiento de aguas mineromedicinales legalmente reconocido dentro de la provincia de Ciudad Real, siendo su propietario Oswaldo Meyer, perdiendo la consideración de balneario de utilidad pública según el nuevo Estatuto de Balnearios de 1929. Fue clausurado por no haber solicitado su dueño la declaración de utilidad pública. La fuente de agua agria en Las Tiñosas no es el único manantial. En los libros consultados se hace referencia a otro manantial más elevado que nace en la falda norte del cerro del Rabanal. Su caudal llegó a ser de 14 litros por minuto y su temperatura de 15 grados.

Señal y acondicionamiento del acceso al Collado de Águila

Esta breve retrospectiva histórica sirve para poner en valor un poblado minero ya desaparecido. Allí llegaron a vivir más de 400 personas y hubo 88 edificios, vinculados a la explotación de las minas Diógenes. Hoy solo quedan ruinas y restos de viviendas a punto de ser demolidas. El balneario no hay forma de poder visitarlo y la fuente agria languidece en este escenario de declive. Estas cosas no deberían ocurrir en un parque natural donde la protección del patrimonio cultural, mediante la colaboración entre administraciones, es objetivo inexcusable.


Carlos Sanz.– Durante más de 12 años me he dedicado al oficio de contar las cosas. En la universidad me convertí en historiador del arte, me metí en el proceloso mundo del turismo formándome como informador turístico y trabajando como técnico. De todo ese batiburrillo sale una devoción, la de comunicar, una pasión por el patrimonio, lo cultural y el arte. De eso va esto.

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