Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando cómo vive

Eva María Masías Primera Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Ciudad Real y Portavoz de Ciudadanos.- Como en todos los aspectos de la vida, también en política hay que ser coherente con lo que se predica y con lo que se practica; porque de no coincidir ambos hechos se acaba perdiendo la fuerza moral para dar ejemplo a los adversarios políticos, pero sobre todo a los vecinos a quienes debemos rendir cuentas por nuestra gestión.

Esa es la  realidad  que a menudo los ciudadanos perciben con demasiada reiteración, la cotidianidad de algunos políticos pone de manifiesto la incongruencia con la que se manejan, olvidándose de las circunstancias  del momento; y utilizando la demagogia como arma para intoxicar a una sociedad que se encuentra abatida por los efectos de una pandemia que le está perjudicando en los aspectos más directos de la salud y la socioeconomía; culpando de todo a los adversarios; lo que además de no ser verdad, acaba poniendo a quienes utilizan esa estrategia frente a su propio espejo.

A menudo vemos personas  que llevan toda su vida en la política sin ninguna  otra actividad  anterior que incluir en su Vida Laboral, sin experiencia directa en la gestión diaria de algún tipo de emprendimiento, de una empresa grande, mediana o pequeña; dando constantemente consejos de cómo habría que hacer lo que ellos jamás han hecho; y en otros casos diciendo lo que habría que hacer, cuando  ellos no  lo hicieron cuando tuvieron similares responsabilidades de gobierno.

Todo esto, teniendo en cuenta que jamás se encontraron un panorama igual  que el que nos muestra actualmente esta pandemia; por esto cuando les escucho me viene a la cabeza aquello del refranero popular “ consejos vendo  que para mí no tengo”.

La situación de pandemia que afecta a todo el planeta requiere que los principios técnicos sean los que prevalezcan y no tiene sentido, además de ser perjudicial, tratar de embarrar la realidad con propuestas o denuncias que solo valen para engordar el ego propio, intentando buscar un cortoplacista rédito político sin sopesar que acaban perjudicando a todos los ciudadanos.

Esa actitud de darle la espalda a la realidad no colabora en las soluciones que son necesarias dar para toda la sociedad que en estos momentos reclama unidad y consenso.

No olvidemos, ahora más que nunca, que de la conducta de cada uno depende el futuro de todos.

Principalmente en nuestro ámbito, que es el local, donde la cercanía de los problemas es la realidad inmediata del día a día, podemos pensar distinto pero, en ser constructivos  radica el secreto para avanzar todos juntos.

Estos son momentos de trabajar, de contar con el impulso de todos aquellos que creemos que somos más los que queremos construir que los que solo quieren el ruido de la crítica improductiva y la demagogia, no son momentos para quienes pretenden vivir del papel de disidente a tiempo completo.

Porque esa forma de hacer política la ciudadanía lo percibe, porque en nada le beneficia la dinámica derrotista  y el “cuanto peor mejor” ya que eso además de ser una estupidez, representa una forma de hacer política rancia, pasada de moda y que hoy la mayoría de la gente detecta rápidamente y la rechaza.

En mi caso tengo asumido que,  nada golpea más fuerte que la vida y hay que soportar esos golpes sin dejar de avanzar, así es como se gana; por eso hay que huir de ese pesimismo que inmoviliza y no permite avanzar,  estar dispuestos a sacar adelante el trabajo de cada día para comprobar hasta dónde podemos llegar como sociedad, sin caer en la facilidad de esperar siempre una administración subsidiaria.

Si en su conjunto la sociedad no lucha, no habrá progreso.

El duro trabajo público-privado, siempre tiene recompensa y esa es la sociedad que hay que fomentar, la que vive como piensa.

Porque de no hacerlo así acabará pensando cómo vive, materia pendiente de resolver para algunos ciudadanos y los políticos eternos que solo viven de su imagen, ahora es el momento de saber  si queremos formar parte de los problemas o de la soluciones.

“Nadie es tan bueno  como  todos nosotros juntos”.

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