CM-3102

Ramón Castro Pérez.- Durante las noches del período de vendimia, algunos conductores han manifestado cruzarse en la carretera con un tractor, sin que pueda advertirse figura alguna en el interior de su cabina. No ocurre así cuando, al mirar por el retrovisor, se avista, al menos, una docena de cuerpos renqueantes y descoordinados, intentando, inútilmente, escapar del remolque. La espantosa visión cobra intensidad al iluminarse la escena, de manera fugaz, gracias a la luz rotativa.

Al volver la vista hacia la carretera, el conductor, atemorizado por la macabra secuencia, pierde el control de su vehículo y expone su vida junto a una viña en espaldera. Ensartado en uno de los postes de metal que arman la misma, escucha al tractor detenerse para dar la vuelta. Ante el brusco acelerón del viejo motor diésel, las almas que porta se inquietan y el accidentado ya sabe, en su agonía, que se dirigen hacia él. Resulta inútil defenderse, pues se halla moribundo. No debió de salir a carretera durante una de las noches de vendimia. No, al menos, en la CM-3102. Allí, en cualquiera de sus tramos, puedes coincidir con la Santa Compaña Manchega, que nada tiene que envidiar a otras más célebres.

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