Ópera

Me llama la atención el prejuicio que existe para etiquetar cualquier actividad musical: que si la música clásica es “no-se-qué”, que si el folklore es “no-sé-cuanto” … La ópera no escapa a esa reacción, todo lo contrario.

Razones para rechazarla, las hay de todo tipo: que si son muy largas, que si son un rollo – que al final todo el mundo se muere –, que no se entiende lo que cantan, que si los “gorgoritos” son insoportables,que si es muy cara… Y es que “a perro flaco, todo son pulgas”.

Vamos a ver: ciertamente, de todo eso hay algo de cierto, aunque podría rebatirsepunto por punto. No encontramos problema en asistir a aquellos espectáculos largosque nos gustan (cine, teatro, fútbol, procesiones…), así que no puede ser una simple cuestión de duración. El prototipo de relato de masas moderno, seguramente por influencia de la industria del cine, es bien distinto de los prototipos de otros tiempos; y es cierto que puede haber libretos que no soporten el paso del tiempo; pero también hay bastantes que admitan una lecturadesde una perspectiva perfectamente actual (lo cual, por otra parte, no significa que me parezca aceptable la moda de  revisionismo histórico sobre la ambientación original,que se hacen en las representacionesde ópera actuales). Es cierto que, ante el dilema texto-música, la técnica vocal antepone la calidad y la potencia sonora sobre la inteligibilidad del texto; pero no es menos cierto que, en general, es dificilísimo entender algún párrafo de la multitud de canciones en inglés que nos invade en todo momento – además, hoy en día las óperas se representan con títulos de traducción simultánea. Es cierto que la entrada de una butaca de un teatro de ópera es carísima, por lo que sigue siendo privativo y ostentoso para las clases más pudientes.A pesar de la rebaja en el precio que se logra con los abonos, sigue siendo mucho más caro que otro tipo de espectáculos (aunque no más que algunas entradas en el Santiago Bernabeu); pero no es menos cierto que hay espectáculos de ópera subvencionados que hacen bastante asequible el precio de las entradas. Yademás, están las proyecciones en sala de cine con una excelente calidad sonora…

Seguramente, la principal razón para rechazarla, sea la propia materia sonora: una forma deBel Canto, muy alejada del paradigma vocal que vino a sustituirlo, desde hace unos cincuenta años, influido por la música negra norteamericana, y auxiliado por el micrófono – herramienta que ha democratizado el rol de cantante. Bien: suele decirse que a la ópera se llega por inmersión, es decir, escuchándola. Pero no es posible resolver la cuestión en un momento, es preciso dejarse hipnotizar por la magia que se produce cuando uno permanece un largo tiempo en una sala oscura frente a un escenario, cómo los sentidos son completamente engañados, hasta perder casi la conciencia de todo lo que ocurre alrededor de lo que se presenta. Cómo se produce la simbiosis entre el espectador y la escena, y cómo cada momento está plagado de matices y detalles sugerentes, milimétricamente calculados por libretista, compositor, director musical, director de escena, iluminador, intérprete, orquesta … Cuando uno asiste a una buena ópera, hasta el final, es inevitable sentir que se ha asistido a un vendaval, que uno sale distinto del teatro de como entró.

En Ciudad Real, cada temporada se representa alguna ópera en el Teatro Quijano. Mucho Verdi, poca variedad, … pero siempre es bienvenida. Pero hay otra actividad con gran demanda de asistencia: las Veladas Clásicas, que tienen lugar en una de las salas grandes de los multicines Las Vías. Son proyecciones en directo (o como dirían los hijos de la Gran Bretaña, in streaming) de representaciones de ópera y ballet que se hacen en distintos teatros del mundo.Esta misma semana, el día 7, se representará Madame Buterfly, de Giacomo Puccini (al oir Puccini, los catetos aprovecharán la ocasión para hacer burlas y rimas con alimentos como los tortellini, o los grissini). Hoy, a las 20’00 h., en el Museo López Villaseñor, habrá una conferencia didáctica a cargo de Isabel Rosal Moral, para introducirnos al mundo de esta mítica obra.

En el Conservatorio Profesional de Música de Ciudad Real, también se están proyectando las óperas de la Tetralogía de El anillo del nibelungo, de Richard Wagner. La asistencia es libre y gratuita. Ya se han proyectado las dos primeras. Es una auténtica maravilla. Pero si la ópera provoca reacciones cargadas de prejuicios, el rechazo prejuicioso sobre Wagner es verdaderamente insoportable. Hace unas semanas, impartí una conferencia en el Conservatorio, con la colaboración de Alberto Muñoz (quien lleva haciendo labores de divulgación sobre ópera desde hace mucho tiempo), para contar algunas claves para entender la Tetralogía. La conferencia fue grabada y difundida por este diario digital, MiCiudadReal.es y se puede ver en el video adjunto, por si esta información le resulta útil a alguien.

Ahora, solo cabe esperar a que la gente aproveche este tipo de oportunidades y se anime a asistir.

Antonio Fernández Reymonde
Ruido Blanco

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1 COMENTARIO

  1. La ópera debe limpiarse de ese estigma de clasicismo reaccionario. Debe popularizarse sin que esto suponga un descenso en la calidad. Es necesario desmitificar lo elitista de la ópera.
    Para ello, hay que acercar la ópera a la gente, y así la gente se irá acercando a la ópera. ¡Todos a la ópera!…..

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