Silos: Metáforas y oportunidades

Hace ya tiempo que muchos de los silos que proliferan por la España rural son inservibles. Edificios civiles monumentales, construidos para el almacenamiento y control de la producción de cereal, se erigen icónicos, y se divisan desde largas distancias, contrarrestando la imagen de las iglesias que también sobresalen del perfil de las edificaciones ordinarias.

Situados a las afueras, su ubicación tampoco distorsiona el paisaje urbano, más bien dignifica a sus pueblos.Sin embargo, por su tamaño descomunal se han convertido en un problema: son vestigios sucios y desdeñables,pero que por diversas razones nadie se atreve a hacerlos desaparecer.

En su libro Espacios y tiempos en Ciudad Real [la ciudad exterior], Diego Peris y Alejandro Moyano hacen una breve reseña sobre los silos construidos en el siglo XX, en tiempos de la República y de la postguerra: “Para la realización de esta red de abastecimiento se convoca en 1940 un concurso de proyectos para silos y graneros”. En la capital de la provincia hay tres, construidos en 1954 (tipo C – con capacidad para 1.680 Tm), 1966 (tipo H – 2.800 Tm) y 1972 (tipo SV – 3.000 Tm). Si un silo es un problema, tres silos juntos es un problema aún mayor.

Dado que los silos no tienen una protección jurídica como los BIC – bien de interés cultural – podrían seguir tal cual están ahora durante décadas, esperando a que la naturaleza los disgregara; o podrían ser demolidos para rediseñar el espacio urbano actual… o podrían tener otra oportunidad. Para la Diputación de Ciudad Real, los silos son pura fachada, y por ello invirtió 400.000 € en el proyecto Titanes, consistente en pintar grafitis gigantescos en todas sus fachadas. Éste es el modelo de belleza, verdad y bondad de la institución provincial. En mi opinión, convertir estos edificios monumentales en un mural, es una iniciativa equivocada de lo que significa 1) el respeto a la comunidad, 2) la inclusión social, 3) el apoyo a la cultura, o 4) la revalorización del espacio.1) Es demasiado habitual que en las instituciones se tomen decisiones sin tener en cuenta lo más mínimo la opinión de los ciudadanos de las poblaciones afectadas, dado que sus representantes se creen con ese derecho por definición. 2)La amplificación del mensaje que se pretende dar, proporcional a las propias dimensiones del mural, es excesiva: más que enviar un mensaje para integrar a los “colectivos de personas con capacidades diferentes”, lo magnifica, como sucede con los evangelistas de la Cruz de los Caídos. 3) El valor artístico de estas pinturas (ni siquiera como arte contemporáneo) y su impacto como tal en la población es, cuanto menos, discutible. 4) Estas pinturas, distorsionan y desfiguran el valor arquitectónico del paisaje y la tradición cultural de los pueblos manchegos.  Y el espacio sigue siendo tan inútil como al principio. El ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y de Sitios Históricos) – un organismo dependiente de la UNESCO – en su Carta de Venecia, de 1964, decía que “Cuando el marco tradicional subsiste, éste será conservado, y toda construcción nueva, toda destrucción y cualquier arreglo que pudiera alterar las relaciones entre los volúmenes y los colores será desechada”. “La restauración no se limita, por tanto, a operaciones destinadas a conservar únicamente los caracteres formales de arquitecturas o ambientes aislados, sino que se extiende a la conservación sustancial de las características del conjunto del organismo urbanístico completo y de todos los elementos que concurren para definir dichas características”.¿Se imaginan pintar la fachada de una iglesia de esa manera? En definitiva, una absoluta falta de ejemplaridad institucional, una oportunidad perdida de recuperación de estos edificios singulares de nuestra cultura y nuestra historia, y un alto coste de dudosa rentabilidad.

Hay un grupo de investigación que promueve la puesta en valor de la histórica Red Nacional de Silos y Graneros de España, en cuya página web, silosygraneros.es, se plantean distintas propuestas de intervención en su interior, desde el punto de vista técnico, para la reutilización de estos edificios. También se ilustran otras experiencias nacionales e internacionales. Una de estas experiencias, en la provincia de Córdoba, no muy lejos de Puertollano, es la reconversión del silo de Alcaracejos en balneario. La ocupación del volumen interior es relativamente escasa, pero el concepto de aprovechamiento no tiene tanto que ver con la cantidad, como con la calidad y la utilidad de la superficie reaprovechada.

El Pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real debatió sobre este asunto a finales de febrero de este año, apenas dos semanas antes de la declaración de la pandemia: “Todos de acuerdo en rehabilitar los silos, pero la moción de Unidas Podemos (de incluir los silos de Ciudad Real en el citado proyecto Titanes) no sale adelante”. No saben cuánto me alegro. Ahora bien, se informa que la Junta (titular de estos inmuebles) tiene un presupuesto que aún no se ha ejecutado, pero que no alcanzaría los 3 millones de € que como mínimo se requerirían para su rehabilitación.

Dice el refrán que “a grandes males, grandes remedios”. Los silos fueron reconstruidos en un tiempo de máxima crisis, la postguerra, para controlar el abastecimiento y el precio en el mercado de los cereales. El modelo productivo ha cambiado sustancialmente, y los silos no sirven para este propósito. Pero un conjunto de edificios de esta envergadura tiene un potencial económico que no debería despreciarse tan a la ligera. Nadie me ha pedido la opinión, pero tengo el privilegio de compartir mis ocurrencias:

Ya he expresado en otras ocasiones que no creo que la reconstrucción de nuestra economía deba basarse en volver solo al modelo anterior a la pandemia, en recuperar solamente a los sectores que venían funcionando, sino que se debían crear otros impulsos. Uno de los problemas de cualquier iniciativa económica está en relación con el espacio. Bien, tenemos estos edificios de titularidad pública. En un momento en que la administración autonómica debe impulsar la reconstrucción, hagamos una política ejemplar de apoyo y estímulo al sector privado. Podría plantearse un concurso de proyectos de distinto uso para cada uno de estos edificios, ya sea para la creación de oficinas de I+D+I, proyectos empresariales, proyectos culturales, etc. que dinamicen la actividad social y económica tanto de la capital como de la provincia, y que no cuenten ya con espacios similares en la ciudad. Algo equivalente a lo que podrían ser las viviendas de protección oficial, pero con una concesión temporal, en base a una serie de indicadores relacionados con los proyectos individuales, las necesidades y las condiciones del solicitante; y con una gestión en parte pública (como titular del espacio), en parte privada (como representantes de los usuarios). En función de dichos proyectos de contenidos, vendría la segunda parte: un concurso de proyectos arquitectónicos para la rehabilitación de los silos, basado en la idoneidad de servir atales contenidos. Porque además, la concentración de espacios para actividades comunes repercute en el impulso de dichas actividades, el espacio puede acoger aparcamientos, y el barrio puede absorber comercios de suministros. Si se me permite, diré que esta iniciativa es más productiva, cultural y ejemplar que pintar sus fachadas.

La citada carta de Venecia, de 1964, añade: “Los valores a conservar son el carácter histórico de la población o del área urbana y todos aquellos elementos materiales y espirituales que determinan su imagen,especialmente:

  1. La forma urbana definida por la trama y el parcelario.
  2. La relación entre los diversos espacios urbanos, edificios, espacios verde y libres.
  3. La forma, y el aspecto de los edificios (interior y exterior), definidos a través de su estructura, volumen, estilo, escala, materiales, color, decoración.
  4. Las relaciones entre población o área urbana y su entorno, bien sea natural o creado por el hombre.
  5. Las diversas funciones adquiridas por la población o el área urbana en el curso de la historia.

Cualquier amenaza a estos valores comprometería la autenticidad de la población o área urbana histórica”.

Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde

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8 COMENTARIOS

  1. La Carta de Venecia hace referencia a monumentos y espacios históricos. Si no me equivoco los silos no están considerados ni una cosa ni otra, si acaso podrían considerse como tal al ser parte del Conjunto Histórico-Artístico el de Villanueva de los Infantes o el de Almagro (este último fuera del proyecto Titanes pero pionero en la recuperación del edificio)
    Muy respetable su opinión sin duda excepto por cuestionar el valor artístico de las intervenciones de los silos, de los que se ya han hecho eco infinidad de medios nacionales e internacionales. Quizá no los conozca por estar alejado de este tipo de arte, pero le aseguro que se trata de autores de primer orden que para los que apreciamos este tipo de ARTE es un auténtico lujo.

    • Efectivamente, la carta de Venecia hace referencia a conjuntos históricos, y además, como ya decía, estos edificios no tienen ninguna protección. Por tanto, el proyecto Titanes no inflige ninguna norma legal. Los silos podrían demolerse mañana mismo. Pero lo traigo a colación por el trasfondo sobre el impacto visual que tienen estas pinturas sobre el paisaje. Por lo que sí espero que la Diputación tome nota para que estas pinturas no lleguen a hacerse jamás en los citados conjuntos históricos, que gozan de la protección que no tienen los pueblos agraciados con esta iniciativa.
      En cuanto a la repercusión, estará de acuerdo conmigo en que la Diputación habrá invertido una cantidad importante para promocionar Titanes, incluyendo carteles en las estaciones de AVE, para difundir las bondades del proyecto ¿y quien puede decir que no a una causa solidaria – y más cuando no hay mucho espacio en los medios para plantear sus contrapartidas? En cuanto a la calidad de las obras o la reputación de los artistas, tampoco voy a entrar, porque la cuestión no es esa: ni aunque hubieran sido del mismísimo Goya, cambiaría mi argumentario. Se trate o no de pintura figurativa, de que tenga más o menos color ¿qué impacto cultural tienen estos murales en la población que los acoge por decreto?
      La cuestión en todo caso, es cómo recuperar los silos: creo que en vez de utilizarlos como mera fachada, deberían tener un aprovechamiento eficiente como edificio civil. Seguramente el presupuesto para su rehabilitación supere con creces el de la pintura, pero de lo que se trata es de Invertir para generar y redistribuir riqueza.

      • De todos modos, creo que mi contestación anterior podría haber sido más respetuosa, menos seca y cortante, por lo que le pido disculpas. No sabría explicar por qué he reaccionado así.
        Es más, no suelo entrar a debatir con el público, salvo que la propuesta de debate sea interesante, y su comentario lo era, y mucho, cosa que le agradezco sinceramente.

        • No se preocupe, ni mucho menos me he ofendido, ni creo que el tono haya sido agresivo, pero en los tiempos que corren le agradezco la reflexión.
          En todo este debate creo yo que entra el «gusto personal» y eso no es discutible, cada cual tiene el suyo y menos mal que es así.
          En cuanto al impacto cultural me sorprendió bastante ver cómo la gente de los pueblos (al menos de los que conozco) se han interesado por saber más sobre los artistas q han intervenido los silos y este tipo de nuevo arte y aunque no se lo crea hay gente que los visita adrede.
          En cuanto a la rehabilitación de los edificios, indudablemente sería lo ideal, de hecho el de Almagro se ha habilitado por completo. Se trataba por cierto del primer silo que se pintó y que convivía con el paisaje y los vecinos con más pena que gloria. Curiosamente después de pintar el primer mural empezó a llamar la atención y tiempo después se recuperó el espacio interior para uso público.
          A lo que voy es que proyectos como Titanes sirven cuanto menos para despertar el interés sobre edificios olvidados, y para muestra estos artículos y debates que se crean. Nadie hablaba de los silos hasta que los pintaron.
          Bienvenidas sean las iniciativas en nuestra tierra vaciada, subvencionadas o no, coloridas o grises, pintadas o rehabilitadas; pero que crean debate, reflexión, interés y cultura.

  2. Antonio me ha gustado mucho el artículo y el enlace de silos perfecto. Me ha dado mucho relax leerlo fuera de lo que últimamente está de moda por aquí. No digo que los grafiteros no sean buenos en lo suyo pero a mí ver un silo me da paz y con grafitis me cambia la percepcion a peor y si encima está subvencionado peor que peor. A este grupo de arquitectos digo yo que les saldrá las cuentas de meter forjados para hacer plantas y no tirar el edificio y hacerlo nuevo. Ojalá pase por aquí el Sr Rivero. Me ha gustado mucho

  3. Las intervenciones a nivel internacional sobre estos edificios demuestran que son posibles numerosos usos que permiten alargar la vida de estos silos sin desvirtuar su concepción original para las generaciones futuras…..

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