Hemerotecas (1): Alberto Muñoz / Con los oídos bien abiertos

ruido-blancoToda novedad suscita la curiosidad por saber lo que pueda deparar. Pero ya se sabe, todo está inventado. Es como la absurda ceremonia de correr una cortina para ver la placa conmemorativa de la inauguración de un edificio (¡que ya se sabe de antemano lo que va a poner!). De cuando en cuando asistimos a la presentación novedosa de un nuevo collar ceñido al cuello del mismo perro.Semejante realidad le quitaría a uno las ganas de ser creativo, de buscar algo distinto, de aportar algo nuevo.

Si uno habla, es porque supone que a alguien le puede interesar lo que tiene que decir. En cambio, para repetir lo que ya se sabe, o llevar la contraria con tal de mostrarseoriginal, más le valdría callarse. Por eso, antes de contar lo que otros ya lo han hecho en una columna periodística que hable sobre música, como ésta, prefieroempezar poniendo en valor otras iniciativas similares a ésta y mirar en la hemeroteca.

El mundo de la música es un entramado muy complejo, donde intervenimos muchas personas de muy distinta condición, muchos actores a los que prestar atención para entender en qué medida influyen en el estado general: las tendencias, las ausencias, las carencias, etc.Por ejemplo, la prensa, tanto a través del testimonio de las crónicas de conciertos como en artículos temáticos, ha sido una herramienta muy útil de transmisión de conocimiento. El formato sintético del artículo, muy similar al de los programas de mano de los conciertos, condiciona además el modo y el contenido de la información. Como muestra de la aportación a la cultura hispana, hay numerosos y célebres nombres: Adolfo Salazar, Alejo Carpentier (delicioso “Ese músico que llevo dentro”, publicado en 1980 por Alianza Editorial en su colección de libro de bolsillo), Antonio Fernández Cid, José Luis Pérez de Arteaga (si bien podría hacerse extensiva esta lista a los colaboradores de Radio Clásica), José Ramón Rubio, Andrés Ruiz Tarazona, y un largo etcétera.

Pero tengo especial interés por hablar del estado de “la Música” en el área en donde vivo, Ciudad Real; y por eso quiero, y debo, hablar de dos buenos amigos que han colaborado antes que yo en este mismo medio, miciudadreal.es: Alberto Muñoz, con su columna Con los oídos bien abiertos y (en una próxima entrega) José Ignacio González Mozos con su columna El desván del músico.

alberto-munozAlberto Muñoz – quien siente especial querencia por la música de Krzysztof Penderecki (Debica – Polonia, 1933 /) – es del tipo de público que asiste a un concierto por el placer de oír música, y no para ver a los amigos o familiares en el escenario, ni por ver o ser visto en la grada. Un personaje con una curiosidad insaciable por toda forma de cultura y arte, ya sea cine, teatro, ópera, música, literatura, fotografía, pintura… da lo mismo que sea reconocida o underground, si muestra en ella alguna forma de cultura. Por eso, es bien conocido en toda clase de microkosmos del universo cultural “ciudadrealita”.

Su formación musical no proviene de estudios de musicología o de la práctica musical (aunque ha cantado como Bajo en algunos conciertos con la Coral Oretania) sino por su afán de conocer, como oyente vocacional, como Melómano empedernido. A diferencia del diletante, el melómano (rara avis) es un oyente voraz, deseoso de conocer territorios musicales desconocidos, cuyo conocimiento y manera activa de escuchar música le permite comprender bastante bien los aspectos formales y estilísticos de las obras musicales.Por eso, hemos visto a Alberto como ponente en distintas conferencias para explicar la obra de autores como Igor Stravinsky, Richard Strauss o (muy recientemente) Giuseppe Verdi, por citar a algunos.

con-los-oidos-bien-abiertos-3La columna Con los oídos bien abiertos fue intensa y“efímera”: entre el 4 y el 20 de septiembre de 2015, Alberto Muñoz escribió 5 artículos sobre música romántica europea, principalmente, a partir de Efemérides MusicalesHola Bruckner, hasta luego Grieg / Entre silencios y lirismos (sobre John Cage y Luciano Pavarotti) / Nuevos y viejos mundos (sobre Antonin Dvorak y Richard Strauss) / Entre tabernas y minimalismos (sobre Henry Purcell y ArvoPärt) / Las soledades de Sibelius.

A pesar de comenzar su primer artículo con una locuaz declaración de principios[i], al más puro estilo Albertino – “Audiolectores y audiolectoras de miciudadreal, este medio informativo tiene la valentía de ofrecerles un espacio para el disfrute y la afición hacia la música más entretenida de la humanidad, la llamada música clásica. Comparen los anodinos y monótonos tres o cuatro minutos que dura una tonada musical actual, con una obra clásica de la misma duración” – los textos de sus artículos son breves, contradiciendo en cierta medida la abundancia informativa de las críticas musicales de la prensa. De ese modo, invita a sumergirse en las obras de los compositores mencionados, poniendo distintos enlaces a videos con dichas obras. El propósito de los artículos es obvio: se trata de que la música se explique por sí sola.

Nunca es tarde para revisitar cualquiera de los enlaces recomendados de las efemérides propuestas.

[i]Audiolectores y audiolectoras de miciudadreal, este medio informativo tiene la valentía de ofrecerles un espacio para el disfrute y la afición hacia la música más entretenida de la humanidad, la llamada música clásica. Comparen los anodinos y monótonos tres o cuatro minutos que dura una tonada musical actual, con una obra clásica de la misma duración.No es difícil advertir que la canción pop actual mantiene a lo largo de su duración el mismo ritmo, el casi el mismo tempo, el cadencioso e impertinente estribillo, las mismas armonías simplonas y los estandarizados timbres instrumentales. Comparen la insufrible canción ”Palabras” de Amaia Montero con cualquier canción de Schubert y sin duda seguirá escuchando a la primera. Claro, pero es que todo es cuestión de curiosidad y de hábito. La industria musical ha colonizado nuestras mentes con un tipo de música cuyos patrones estandarizados resulta difícil, en principio, romper. Pero es necesario salirse de los carriles limitantes que ha impuesto la industria musical actual en el cerebro de esa parte de la humanidad que tiene el privilegio de poder acceder a un diversísimo universo de sonidos y productos musicales. La ventaja de la música clásica es que su versatilidad permite con más facilitad aficionarse a otros géneros aparentemente distantes. Ampliar el registro de lo audible. El aficionado a la música clásica está habituado a escuchar tanto las monódicas obras medievales como las estridencias musicales del siglo xx. El melómano clásico está habituado a los cambios de ritmo, de tonalidad, de armonía, de timbres instrumentales, de tempos… Con esa ausencia de límites, el aficionado clásico se encuentra bien ubicado para adentrarse en otros terrenos musicales no clásicos y más experimentales. Aunque parezca contradictorio, nada hay más variado, móvil y dinámico que la aparentemente aburrida y estática música clásica.

En esta sección intentaré dar a conocer obras y personajes vinculados a este vastísimo universo musical, sirviéndome para ello de la agenda de efemérides diarias. Esperemos que sea de su agrado y que ayude a generar afición entre quienes siempre han visto la música clásica como un ladrillo intolerable.

Antonio Fernández Reymonde
Ruido Blanco

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11 COMENTARIOS

  1. «Alberto Muñoz (…) es del tipo de público que asiste a un concierto por el placer de escuchar música, y no para ver a los amigos o familiares en el escenario.» Excelente radiografía social , en pocas palabras, de cómo andamos en cultura.

    Los que por razones de trabajo hemos vivido en varias ciudades y pueblos de la geografía española siempre vemos reproducido ese mismo patrón en cada acto cultural al que asistimos. Familiares de los músicos en los conciertos, y solo ellos; familiares de los autores en las presentaciones de libros y pocos más; familiares de los actores en las obras representadas por aficionados. Y claro, después, las consabidas quejas de los protagonistas de cada una de esas áreas culturales sobre el escaso apego a la cultura que se tiene. Pero quizá lo más llamativo desde mi punto de vista sea el nulo apego que se tienen entre las distintas ramas de la cultura. O lo que es lo mismo , los músicos, escritores, actores , pintores… se dan la espalda mutuamente. Y así no vamos a ninguna parte.

    Esclarecedor texto, don Antonio.

  2. La televisión pública es el más claro exponenete del desdén hacia la música en estos últimos años. Aún recuerdo los conciertos,ballets rusos, zarzuelas y óperas emitidos por la dos en horario decente, comentadas por un maravilloso crítico de voz suave pero llena de pasión ( me gustaría que me ilustrara acerca de su nombre, probablemente ya fallecido), minutos antes de iniciarse el espectáculo y durante él, en los entre actos, con entrevistas a los protagonistas. Se emitían, ya digo, en horario prime time. Era la época Miró como directora de TVE y aún antes. Actualmente emiten pocos, poquísimos, espectáculos musicales y, lo que es peor, ¡ a partir de las 00,00 horas!

  3. Si no hay una formación cultural en las escuelas ¿Qué podemos pedir luego a la gente?

    Nos centramos en los programas educativos básicos, que no incluyen el aprecio por la música, la pintura, la literatura, la poesía, el cine etc etc.

    Solo en el ámbito de las familias que se preocupan hay posibilidad de rascar algo. En el resto: OT2017.

    Por supuesto, la programación cultural «oficial», también deja bastante que desear. Y jamás e plantean posibilidades como ayuda a viajes organizados para ver exposiciones en Madrid, conciertos etc.

    No toda la cultura debe ser organizada en la ciudad. Hay cosas en las que merece la pena organizar viajes.

    Reto al Ayuntamiento a que haga una prueba y lleve a una exposición importante a Madrid, un autobús con gente interesada y alguien experto/a en el tema que la guíe. Que luego hagan una encuesta sobre si repetirían. Seguramente la respuesta será positiva.

    Por otro lado, la cultura también debe ir a los centros escolares, y eso se ve poco. Así es que, hagamos más programaciones culturales en horario lectivo.

    Iniciativas puede haber muchas. Pero hay que trabajárselas también desde lo público.

    • No te falta razón, sin embargo… la música se siente o no. Es una cuestión de piel. Los italianos de las clases más bajas, coétaneos de Verdi, amaban la ópera. LLenaban el «paraiso» , incluso portaban cestas de mimbre con viandas para jalar durante la representación. Pero Verdi, durante los estrenos, estaba más pendiente de ellos, de sus reacciones , que de los ricachones del patio de butacas. Ya decía Umbral que el español tiene una sensibilidad de papel de estraza.

  4. Según un reciente Informe (marzo 2017), los españoles escuchan un 30,84% más de ‘Música Clásica’ que el resto del mundo. Se trata de oyentes mayores de 35 años que suelen escuchar ‘Nuvole Bianche’ y ‘Una mattina’ del pianista italiano Ludovico Einaudi.
    Pero algo pasa en nuestro país cuando se multa y se requisan instrumentos a músicos callejeros, se prohíben conciertos por motivos políticos y religiosos, se cierran y multan bares y locales de ensayo que cuentan con permisos y, en cambio, se deja poner música grabada a todo volumen.
    Hay que luchar contra la pasividad política en este asunto, dar acceso a una cultura musical variada y, sobre todo, olvidar los ejercicios estériles de flauta dulce en favor de unos programas escolares que nos enseñen a apreciar la tradición y el valor de la Música.
    Recuerdo una campaña que llevó a cabo el Sindicato Profesional de Músicos de España allá por el año 2009 con el lema: «Música en vivo para que viva el músico».
    Pues, eso…..

    • El gustazo de escuchar en directo a la más humilde banda de pueblo en un teatro, templete o escenario al aire libre, no cuesta nada… pero le damos la espalda. Vivimos en un país indiferente a las manifestaciones culturales. Y la música es la pariente más pobre de todas. Es dificil imaginarse, por ejemplo, a escritores españoles con un acerbo cultural musical medianamente pasable. Se imagina alguien a Nietzsche, Mann, Hesse indifenetes a la música de Mozart o Bethoven ?

  5. Las corales se funden en Madrid, la edad es avanzada y no hay relevos.

    Suelen reunirse a ensayar en salones parroquiales. La música es apreciada en la Iglesia.

    Con sólo cuatro bajos, mi coral piensa disolverse.

    El melómano practicante y aficionado está en vías de extinción.

    Cuando Tomás Luis de Victoria y Palestrina empezaban a salir…

    Este es el panorama en una gran ciudad. Las corales se funden y se extinguen. Los ensayos son exigentes.

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