Paula Fernández.- Con el convencimiento de la que la energía es un bien básico, un derecho, que va más allá de los intereses económicos que se mueven a su alrededor es necesario reivindicar su atributo de utilidad pública y reclamar por tanto que el acceso a la misma sea universal y garantizado.
Asimismo, quiero afirmar que la eficiencia y las energías renovables son los ejes fundamentales de cualquier actuación en materia energética, porque no hay mejor energía que la que no se consume y porque las renovables son fuentes con una clara disponibilidad distribuida en todo el territorio.
La madurez tecnológica de las energías renovables se ha alcanzado principalmente en tecnologías de generación de electricidad, de ahí la importancia de apostar por un modelo de electrificación de la demanda de energía.
Hay muchas razones para decir sí a las EERR, las energías renovables no son más caras que la energía sucia, son fuentes de energía autóctonas y por tanto reducen nuestra dependencia energética, respetan el medioambiente, la sencillez tecnológica, la escalabilidad, la bajada de precios y la facilidad de instalación permiten el acceso a las mismas a todas las personas e instituciones en cualquier tipo de entorno, generan más empleo y actividad económica.
Dicho lo anterior no deja de ser significativo, la campaña del lobby nuclear, que por tierra, mar y aire está lanzando sus mensajes en defensa de la energía nuclear como “la menos contaminante”, y para ello no duda en recurrir a falsos movimientos ecologistas o a personajes que apoyándose en el respeto ganado en el pasado, como figura política determinante en la modernización de nuestro país, no tienen inconveniente en defender los postulados nucleares sin ningún rubor, arremetiendo contra las renovables y defendiendo los intereses de las empresas que lo han tenido en nómina hasta ante de ayer.
Y si, estamos hablando de Felipe González, que en un capítulo más de su deriva no duda en cargar contra la política energética del actual Gobierno.
Esto en si mismo no sería reprobable, ¿o si?, pero lo verdaderamente bochornoso son los argumentos que utiliza, si no tuviera un gran respeto por “los cuñados” diría que son argumentos de un cuñado ignorante en un encuentro familiar.
Voy a intentar desmontar, con rigor científico algunas de las afirmaciones del Sr. González que coinciden con las afirmaciones de otros movimientos pronucleares.
¿Hay diferencias entre los residuos que generan las centrales nucleares y los residuos de las instalaciones eólicas y fotovoltaicas? Comparar ambos tipos de residuos lo dice todo sobre la ignorancia o la mala fe del Sr. González.
Los residuos nucleares de alta actividad ( que son los que se generan en las Centrales de fisión), en los primeros años desde su producción son muy activos y calientes, después de unos miles de años, si unos miles, decaen más lentamente.
Si no se consigue neutralizar la radiactividad de alguna forma, que hoy tecnológicamente no es posible, será necesario guardar a buen recaudo los residuos durante cientos de miles de años. Y este es el principal problema. Cómo garantizar que la instalación que guarde los residuos dure tanto tiempo, cómo predecir lo que sucederá en el futuro para preverlo y defender el almacén frente a esos sucesos.
Por otro lado tenemos el problema económico. ¿Cuánto costaría el mantenimiento de estas instalaciones durante cientos de miles de años? Si pensamos en una plantilla de unas 100 personas que trabajen en un cementerio nuclear, con un sueldo de unos 50.000 euros brutos durante 250.000 años llegamos a la cifra insensata de 1,25 billones de euros, y quien pagará esos costes durante ese tiempo, porque es más que dudoso que las empresas que los han generado sigan existiendo.
Estamos, por tanto, ante un grave problema que engloba aspectos técnicos, sociales y políticos. De verdad cuesta aceptar que alguien piense aún en la tecnología de fisión como una fuente de energía de futuro que puede, por ejemplo, ayudar a luchar contra el cambio climático.
Reconoce el Sr. González que llevan razón los que afirman que no se sabe qué hacer con el combustible gastado, para a renglón seguido pasar a una pregunta trampa sobre otros residuos;
“Pero, ¿y qué vamos a hacer con los residuos de las plantas fotovoltaicas? ¿O con los residuos de los aerogeneradores? ¿Alguien lo ha pensado?”.
Pues sí Sr. González, no sólo hay quien lo ha pensado, lo ha plasmado en una ley y ya se está poniendo en marcha, cuando una empresa instala un parque renovable tiene que poner un aval para garantizar el desmantelamiento final, incluso si la entidad desaparece; una persona con su formación , con su trayectoria y con su rigor seguro que lo sabe pero prefiere ignorarlo y manipular la información al servicio de los interese del lobby nuclear, su afirmación de que estos residuos no son reciclables raya con lo esperpéntico.
Los grandes parques de renovables ya tienen la obligación legal de desmontar placas solares y molinos de viento al final de su vida útil, y de hecho el sector ya recicla el 86% de los materiales usados para producir energía solar. Por ahora, se hace a pequeña escala, porque los residuos todavía son muy pocos. Sin embargo, varias empresas preparan ya proyectos pioneros ―algunos impulsados por los fondos europeos Next Generation
Las placas solares suelen durar de 25 a 30 años, e incluso más, se componen básicamente de vidrio, aluminio, plástico, cables de cobre y silicio, por tanto el l 90% del panel es fácilmente reciclable y además no son residuos peligrosos”. Y aunque en España todavía no hay muchos residuos de este tipo, salvo algunos paneles que se han roto o eran muy antiguos el proceso está a punto y preparado.
Mientras, los aerogeneradores tienen una vida útil de 20 a 25 años, con lo que a partir de 2025 empezaremos a ver el desmontaje de los primeros parques eólicos que se instalaron, están compuestos de metal al 80%, con lo que la reutilización es relativamente sencilla, y una base de hormigón, un material que no genera grandes complicaciones. El único problema son las palas, compuestas de composites y fibra de vidrio, que hasta ahora se llevaban a los vertederos, pero que hoy hay ya proyectos de investigación muy avanzados para el reciclaje de estas palas.
Le concedo que estas plantas ocupan una gran cantidad de terreno, terreno reutilizable una vez desmontadas las plantas, algo que no ocurre con el terreno que ocupan las instalaciones nucleares, pero también es cierto que los proyectos de utilización agrovoltaica empiezan a cobrar protagonismo.
Creo que hemos utilizado argumentos suficientes y claros para poder afirmar que nucleares, no gracias.