Inicio Blog Página 5105

La Administración debe cumplir la LOPD

0

Ricardo Chamorro

   Todo lo relativo a la protección de nuestros datos implica una concienciación importante del sector público.

   Hasta el momento muchos de los mensajes de advertencia en protección de datos se han lanzado, casi exclusivamente, hacia la empresa, pero lo cierto es que quien gestiona mayor cantidad de datos de carácter personal de los ciudadanos españoles es la administración, en sus distintas modalidades, y en muchísimos casos quebranta o simplemente no cumple esta legislación. El distinto tratamiento sancionador de los ficheros públicos, sin sanciones económicas, con respecto a los privados, no ayuda en demasía.

   Realmente la administración debería ser la primera implicada en el respeto hacia los datos y la intimidad personal de los ciudadanos, pero los hechos demuestran lo contrario. Cartas de felicitación navideña o cumpleaños desde los Ayuntamientos utilizando el padrón, felicitaciones desde administraciones autonómicas por el nacimiento de niños, publicidad directa a los ciudadanos, ausencia de documentos de seguridad en cualquier administración, accesos no autorizados de funcionarios a datos tributarios personales…

   La Agencia Española de Protección de Datos está investigando muchos casos en los que la Administración es la principal implicada. Algunos de los casos mas relevantes son el del hospital Severo Ochoa de Leganés; el Ayuntamiento de la Vall d´Uixó por las cartas de felicitación de cumpleaños enviadas por el anterior alcalde a cerca de 3.000 personas; el ayuntamiento de Fuengirola por enviar publicidad a los jóvenes utilizando el padrón; la Diputación de Vizcaya por accesos inconsentidos; el ayuntamiento de Móstoles por iniciar la recogida de datos de carácter personal sin autorización de disposición general publicada en el Boletín Oficial del Estado o el diario oficial correspondiente; ayuntamiento de las Rozas por enviar felicitaciones; la última es en el Ayuntamiento de Calatayud, donde se llevó a cabo una encuesta de diversos temas sin informar de la política de privacidad y no han presentado el documento de seguridad pertinente.

   Como se ha visto son varios los casos en los que la administración pública no cumple con la legislación, y la realidad es muchísimo peor.

   La Administración debe ser la mayor garante de los derechos de los ciudadanos y debe dar ejemplo. La aptitud de la oposición en las administraciones locales debe ser la denuncia de cualquier incumplimiento en esta legislación y el defender la intimidad de los datos de sus ciudadanos y posibles votantes. El Padrón Municipal de Habitantes es uno de los elementos que mayor peligro tienen a la hora de utilizar datos de manera desaprensiva. Es el registro administrativo donde constan los vecinos de un municipio, en consecuencia constituye un fichero automatizado de datos de carácter personal al que afecta plenamente la LOPD. En ningún caso la Ley de Bases de Régimen Local determina que se use el Padrón para comunicarse con los vecinos, por lo que cualquier utilización de estos importantes datos para finalidad no adecuada debe ser denunciable.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

Cuando ganar es perder

0

Manuel Fuentes (Presidente de la AUAV)

   En los pasados días RENFE ha hecho balance del primer semestre de funcionamiento del nuevo servicio de Alta Velocidad de Media Distancia. Los grandilocuentes datos facilitados por el Director General de Servicios de Transporte del AVE, señor Abelardo Carrillo hacen pensar, a simple vista, en un extraordinario éxito. Sin embargo, a poco que se profundice en su análisis, se comprueba que no es sino una forma más de vender un producto tan rechazado por la mayoría de usuarios, como falto de la calidad que se exige de este tipo de servicios.
   De toda esa fanfarria de números facilitados en su balance, sólo voy a valorar el que más aparentemente podría significar el buen resultado obtenido por la empresa pública. El número de viajeros, según las cifras facilitadas por la compañía, experimentó un crecimiento del 5,7%, con respecto al mismo periodo del año anterior.

   Este dato, aparentemente bueno, supone que el incremento de viajes es un 30% inferior al aumento de plazas ofertadas por RENFE. Además, demuestra que el nivel de ocupación no ha llegado al 78% de las plazas ofertadas, cuando en los últimos cuatro años dicha oferta, según se nos decía, estaba estancada impidiéndose con ello el aumento de viajeros en este servicio.

   Este año está habiendo acontecimientos excepcionales en Ciudad Real que se deberían reflejar en estos datos. Así, se ha celebrado FENAVIN (hecho que el pasado año no se produjo), además del 750 aniversario de la fundación de Ciudad Real y, sobre todo, la conmemoración del IV Centenario de la publicación del Quijote. Estos eventos han producido un aumento de visitantes en nuestra provincia de más del 20%, según estadísticas oficiales, de los que muy poco se ha beneficiado este servicio ferroviario.

   Los acuerdos de la Diputación Provincial para la puesta en servicio de trenes especiales y a bajos precios para los visitantes de FENAVIN y los de la Junta de Comunidades para la promoción de la región a través del tren, que incluyen descuentos de hasta el 50%, tampoco han dado aumentos significativos en el uso de estos trenes.

   Pero es más. El antiguo abono no obligaba a realizar reservas para cada viaje, por lo que es casi imposible establecer una relación correcta entre el número de viajeros que se desplazó el año pasado respecto al presente año 2005.

   Por todo ello, quedan claras varias cosas. En primer lugar, que no era cierto que la saturación de la oferta anterior impedía a un buen número de viajeros utilizar estos trenes, ya que de haberlo sido realmente, los datos hubieran reflejado un aumento significativo que, desde luego, no se ha producido.

   En segundo lugar, este servicio no ha sido el medio más empleado por nuestros visitantes con motivo de los acontecimientos indicados, pese a los descuentos aplicados por los acuerdos suscritos con las instituciones públicas de la provincia y de la región.

   En tercer lugar, se desconoce la metodología utilizada para conocer el número de desplazamientos que realizaba un usuario con abono transporte, puesto que no necesitaba realizar reserva alguna.

   Por último y, sobre todo, este medio de transporte ha perdido, en términos relativos, más de un 70% del incremento de viajeros durante este periodo, de los que se han debido beneficiar otros medios.

   La pérdida de cuota de mercado de la compañía en la provincia es más que evidente. Pérdida, especialmente grave, si tenemos en cuenta que la apuesta de la empresa pública a favor de los trenes de alta velocidad, ha hecho que se sacrificaran otras opciones de negocio, como la necesaria modernización de los servicios de la red convencional o la recuperación de la competitividad en el transporte de mercancías (que cuenta, en estos momentos, con menos del 4% de la cuota de mercado en este tipo de transporte, precisamente el año de su liberalización).

   La insatisfacción general, denunciada repetidamente por los usuarios habituales, por este nuevo servicio de Alta Velocidad de Media Distancia es incuestionable y RENFE debería tomar nota, si de verdad quiere ganar la batalla de la competitividad que muy pronto tendrá que afrontar. También debe saber que, de ser ciertos los más que dudosos datos facilitados por la empresa pública, el pírrico éxito en el aumento viajeros en un año tan extraordinario para la provincia, supone en realidad, una pérdida de mercado y, sobre todo, de imagen ante sus actuales y futuros potenciales clientes.

Buscando a Azorín por La Mancha (21)

0

Ramón Fernández Palmeral

De regreso a Alicante

Sr. Azorín:

   La mañana del día 12 de mayo me levanté con las luces tempranas sobre el verde manchego tímido de las lagunas, no eran las de alba, sino más bien las de hora tercia, con rayos a la espalda de los cerros, llamando a la ventana de la habitación 409 con diligencia de símbolos. Y como no quería perder el diseño de esta mañana, de manantial de un río fecundo que con luz nos riegan aulas de las facultades, silenciosamente me vestí, bajé al verde, armado con la cámara de fotos, hasta las lagunas quietas de placer, llegué a la cascada de La Colgada donde ya estuve la mañana del día anterior, junto a la fábrica de la luz eléctrica que lleva 30 años en paro.

   Cuando recorremos los lugares conocidos, los repetidos lugares matinales, acogedores y sosegados parece que son otros distintos, quizás por que ya los damos por conocidos y nos son familiares o que ya no nos sorprenden como cuando releemos una novela, ya no nos intranquiliza la intrusa intriga, porque en el fondo somos almas sustantivas, asustadiza en el recreo de la vida, o es que sin miedo ya no le prestamos tanta atención a los peligros invisibles y latentes que nos acechan, que nos aguardan, que nos impresionan, o no sentimos la novedad de lo nuevo porque nos hemos endurecido las espaldas del corazón.

   Mis lagunas muestran su color perla de oriente, fucsias, verdes, las mismas cascadas, los mismos patos, el gorrión, el mirlo, los tilos entrelazados con la jacarandá. Mi paseo matinal es rápido, sin el encanto de lo virginal, es como un monótono camino a nuestro lugar de trabajo, apenas hice fotografías, porque las fotos las tenía ya reveladas en mi cerebro, memoria recuperada. Después el desayuno de media tostada con aceite de oliva verde manchego, muy sabroso, aunque no me atreví con el ajo refregado.

–Déme la cuenta, que dejamos la habitación.

   El recepcionista es un hombre fuerte con bigote, parece una cara familiar, es amable, tranquilo como si tuviera todo el tiempo para él.

   Pagué la factura de la habitación con la tarjeta: 124.6 € IVA incluido, por dos noches con una comida y dos desayunos, un precio que nos dejó muy contentos, estos precios favorecen el turismo, y sobre todo lo discretos que son los dueños: los hermanos Ramírez, según pone en el membrete de la factura. Las lagunas nos dicen adiós con sus manitas de agua, con sus colores tranquilos, unidos al silencio de los bosquecillos de olmos y álamos, jacarandas y tilos, y las cascadas ruidosas con los ojos llorosos no dejan ver sus cuevecillas húmedas y oscuras, la luz mañanera, nueva, ávida lee la germinación del día sobre los reflejos de las lagunas asentadas, aún dormidas, que nos dejaba el ánimo como que nos faltaban días de viaje y reposo: Salimos mustios con el ánimo empobrecido en los ojos, nos prometimos que volveríamos pronto.

–¿Cuándo vamos a volver otra vez –le pregunto a mi mujer por entrar en conversación.

–Si ya hemos estado una vez, para qué volver otra con la cantidad de sitios nuevos que nos quedan que ver en España y en el extranjero.

–Sí, pero estarás conmigo que tranquilidad tienes toda la que puedes buscar.

–Demasiada tranquilidad, con un par de días es suficiente.

   Y es que para ella viajar no es ver naturaleza ni paisajes, sino tiendas, teatros, la movida nocturna y cuanto de civilización pueda tener una ciudad en las tardes largas y aburridas en la terraza de una cafetería.

   Montamos en el coche de motor triste y sonoro, dirección a la cueva de Montesinos, para acercarnos a la ermita de San Pedro de Verona, desde la ermita por un carril hasta el castillo de Rochafrida en el Alto Guadiana, que todavía conserva parte de la antigua muralla y torre del homenaje, y que fue tomado por Alfonso VIII en 1213. Sobre un roquedal están los restos del castillo y la fuente llamada Fontefrida. El castillo es del siglo XII y de origen árabe. Cuando fue conquistado por los cristianos recibió el nombre de San Felices. Pasó la Orden de Santiago y fue abandonado hacia el siglo XV. Este castillo no se nombra directamente en el Quijote pero es cervantino debido a la leyenda sobre Montesinos, hijo de los condes de Grimaltos, que según cuentan los romances viejos se había criado en el palacio del Rey de Francia y que caído en desgracia huyó de Francia y abandonaron al niño en una ermita. Historias que don Quijote contará a Sancho y al primo una vez que ha salido de la cueva de Montesinos en el capítulo XXIII de la II parte. Recordamos que Montesinos era primo de Durantarte que le pidió a éste que una vez muerto le sacara el corazón y se lo entregara a Belerma, «ya con puñal, ya con daga». Dice Montesinos: «–Ya, señor Durantarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandaste en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho…». La cueva de Montesinos se llamó así porque después de la batalla de Roncesvalles, el mago Merlín encantó en ella a Montesinos, a Belerma y a Durantarte y a muchos amigos. Belerma tenía una dueña llamada Ruidera, y tal fueron los llantos de esta y de sus hijas que Merlín las convirtió en lagunas.

   El murciano don Diego Clemencín comenta (nota 8 de la II parte) que: «Andando el tiempo, Montesinos, según los mismos romances, se casó con la doncella llamada Rosaflorida, señora del castillo de la Rochafrida en Castilla, la cual enamorada de Montesionos, solicitó y obtuvo su mano». Y que según el romance viejo: «¿Qué es aquesto señora,/ qué es esto, Rosaflorida? / O tened mal de amores, / o estáis loca sandía…». De las tradiciones nacen los romances, y Cervantes conocía esta historia puesto que ya figuraba el castillo, la fuente y la cueva en la Relaciones Topográficas de Felipe II (1575).

   En el capítulo XXIV de la II parte del Quijote, después de la aventura en la cueva de Montesinos nos habla el narrador Cide Hamete de una ermita, de cuyo nombre se prescinde, pero que si seguimos la lógica de la ruta del Quijote, es la de San Pedro de Verona:

   «–No lejos de aquí –respondió el primo– está una ermita, donde hace su habitación un ermitaño, que dicen ha sido soldado, y está en opinión de ser un buen cristiano, y muy discreto y caritativo además. Junto con la ermita tiene una pequeña casa, que él ha labrado a su costa; pero, con todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes.»

«–¿Tiene por ventura gallinas el tal ermitaño? –preguntó Sancho»

«–Pocos ermitaños están sin ellas –respondió don Quijote–, porque no son los que agora se usan como aquellos de los desiertos de Egipto, que se vestían de hojas de palma y comían raíces de la tierra [parece referirse a San Onofre]. Y no se entienda que por decir bien de aquéllos no lo digo de aquéstos, sino que quiero decir que al rigor y estrecheza de entonces no llegan las penitencias de los de agora; pero no por esto dejan de ser todos buenos; a lo menos, yo por buenos los juzgo; y, cuando todo corra turbio, menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador».

   El viajero ha perdido fuerzas, tiene el ánimo bajo ante la necesidad de abandonar estos parajes de peñas y encinar y ello se nota, se me nota en la melancolía de los trazos, apáticos, flojos en el bloc de notas, tristeza más que nada por abandonar los míticos y nobles lugares por donde pisara don Quijote y Sancho. Ya no tengo que buscarle a usted, señor Azorín, porque ya le encontré por La Ruta de don Quijote como he comentado.

   La carretera a Ossa de Montiel es secundaria, dehesas, encinas y monte bajo y alguna casa de campo. Ya cantan las chicharras que anuncian un caluroso verano. La entrada al pueblo por esta parte Oeste es como si entramos a una trastienda o una rebotica, por la puerta falsa. Actualmente es conocido por ser el pueblo natal del ciclista Oscar Sevilla. La cueva de Montesinos es término municipal de este pueblo de Albacete. El gentilicio es oseños. Perteneció a la Orden de Santiago hasta el s. XIX. Actualmente atrae cazadores debido a la abundancia de la caza menor en sus cotos. Este es el pueblo donde don Quijote y Sancho encuentran a Maese Pedro, con el retablo [teatro pequeño] y el mono adivino (cuando entraba en los pueblos Pedro se enteraba de los chismes vecinales, y luego fingía que el mono era adivino) o sea, un titiritero despabilado y buscavidas que representaba en su pequeño escenario diversas historias. Según E.J.Varey los títeres, compañía teatrales y acróbatas procedían de Italia. Maese Pedro, socarrón y tan vivo como el hambre quiso hacer una función en honor a Don Quijote y representó una historia de Don Gaiferos, en la cual: «Trata de la libertad que dio el señor don Gaiferos a su esposa Melisendra [hija de Carlomango], que estaba cautiva en España, en poder de moros, en la ciudad de Sansueña, que así se llamaba entonces la que hoy se llama Zaragoza» (II,25). Durante la actuación de Maese Pedro, Don Quijote creía tan real lo que sucedía que interviene en la obra, y, furioso, iracundo, y en otro arrebato de locura descontrolada desenvainó la espada y atravesó a todos los muñecos “malos” de Maese Pedro como si de criaturas malvada se tratara, porque Quijote como buen caballero andante quería ayudarlos a escapar del acoso que sufrían. Después, cuando don Quijote despierta de su locura culpa de ello a los encantadores.

   En realidad Maese Pedro era Ginés de Pasamonte uno de los galeotes a los que Don Quijote había liberado en anteriores aventuras, por ello Ginés conocía la vida del Caballero de la Triste Figura.

   Pasamos con el coche por Munera y Barrax, donde me desvié a Balazoteo por la CM-3135; me atraía su fama sobre la escultura ibérica el toro androcéfalo conocida por Bicha de Balazote (Albacete), aunque el original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, en Balazote tienen una reproducción exacta. No he encontrado fecha de su descubrimiento. Según mis notas la escultura es de caliza, mide 93 X 73 cm, es una figura funeraria, un toro echado con cabeza humana, con barba y cuernos cortos, oreja de bóvido, que una es pieza aparte. La cabeza resulta más hierática, muy rígidos el bigote, la barba y la cabellera, detallados con surcos rectos, unos ojos desmesurados y muy abiertos como en los dibujos arcaicos, entre los que asoma un rostro más carnoso y expresivo. La escultura es de la segunda mitad del siglo VI a. C. Creo y entiendo que tanto la Bicha de Balazote como su coetánea la Dama de Elche deberían mostrarse en los lugares donde se descubrieron. En Balazote, la leyenda cuenta que en su iglesia de Nuestra Señora del Rosario del siglo XVI, se encuentran errados los maridos de las hijas del Cid. Alfonso de Mendoza fue conde de Balazote.

   Desde Balazote por la carretera N-322, hasta Albacete. Me hubiera gustado pasar por el pueblo de unos amigos, por San Pedro, no por Peña de San Pedro que es otro pueblo que tiene el nombre del apóstol, que será en otra ocasión. La carretera hacia Albacete es recta, es como un cordel o como una aguja de hacer punto que tuviera unos cuarenta kilómetros, se cultiva el trigo y se riega con largas norias de aspersión, brazos con ruedas que marcan los verdes círculos de cultivos. Si Cervantes hubiera visto estos largos brazos con ruedas de aspersión seguro que mete a don Quijote en una aventura. Pasamos por encima del trasvase Tajo-Segura, tan controvertido por los hectolitros que se concederán este año. Entiendo, a priori, que tenga quien tenga la razón, el agua nunca debe de ser usada como arma política.

   Más adelante cruza el trazado el ferrocarril Utiel-Baeza, ya sin raíles, que lamentablemente para el desarrollo de esta zona deprimida de Castilla-La Mancha nunca llegó a funcionar. Esta línea férrea fue aprobada en marzo de 1926 durante la dictadura de Primo de Rivera con un presupuesto inicial de 54.560.731 pesetas. Fue cuando más se adelantó el trabajo. A finales de 1930 empezaron los problemas de financiación y a finales de 1931 a poco de instaurarse la Segunda República se despidió a la mitad de los obreros. En mayo de 1932 se suspendieron las obras quedando unos pocos obreros hasta 1934, en que se paralizaron definitivamente hasta la fecha. Por su trazado se ha abierto una Vía Verde, hay un tramo en los municipios de Alcaraz y Balazote muy turístico por su paso por desfiladeros. La consejera de Economía y Hacienda, y presidenta de la empresa pública “Don Quijote de la Mancha 2005”, María Luisa Araújo, ha asegurado que la Ruta de Don Quijote es «un proyecto de largo recorrido que no ha hecho nada más que empezar». El tramo entre Alcaraz y Balazote trascurre sorteando el valle del río Jardín, con un paisaje de tajos y desfiladeros, pasando por un total de seis túneles, rodeado de monte y arbolados.

   Pasamos la circunvalación de Albacete, ya lo conocemos por su museo arqueológico provincial, donde recuerdo haber visto La Cierva de Caudete y muñecas romanas de marfil, y una sala dedicada a al pintor de la Escuela de Vallecas, Benjamín Palencia, que donó obras, y es, además, conocido en el mundo de la literatura por su amistad con el poeta de Orihuela Miguel Hernández, a quien le hizo un dibujo tocando la armónica.

   Llegamos a Almansa con intención de practicar el santo deporte de la gastronomía. El castillo, asentado encima de un risco afilado, debió de ser muy visto por usted cuando pasaba en tren desde Madrid a Monóvar. Por casualidades de los nombres existe una multióptica que se llama Azorín, en calle Corredera 21, lo más seguro es que no tenga nada que ser con su seudónimo, y sea el apellido de un optometrista.

   Los orígenes del Castillo de Almansa se remontan al período almohade, cuya forma característica de construcción, alcázar y fortaleza de resistencia, queda hoy patente en alguno de sus muros. En la época árabe Almansa perteneció al reino de Murcia. Hacia el siglo XIII se inició la conquista de estas tierras por los cristianos, aprovechando las desavenencias entre los reyes moros murcianos y sus vecinos. En 1707 el castillo fue escenario, durante la Guerra de Sucesión, de una batalla de renombre histórico, la batalla de Almansa. En ella, fueron derrotados y capturados nueve mil soldados austriacos. Venció el ejército franco-español, encabezado por el duque de Berwick. A partir de esta batalla, se inclinó la guerra a favor del asentamiento de Felipe V y la dinastía de los Borbones en el Trono de España.

   En la puerta de la conocida Casa Grande me hice la foto testigo de mis viajes. Pertenecía al Conde de Cirat, Miguel de Catalá y Calatayud, que tenía el titulo de Grande de España (de ahí puede venir lo de Casa Grande). Pasó después a los Marqueses de Montortal, hasta que en 1992 fue adquirida por el Ayuntamiento.

   La fachada principal se abre a la Plaza de Santa María. Su portada, ligeramente desplazada del centro, está dividida en dos cuerpos: el inferior posee a ambos lados de la puerta columnas fajadas almohadilladas. Este fajamiento rústico se extiende hacia el segundo cuerpo y a los ventanales.

   Tras nuestro particular viaje por la ciudad de Almansa, en otro tiempo famosa por su zapatos, aparcamos en la puerta del restaurante “Los Rosales”, uno de donde mejor se puede comer el gazpacho manchego y así lo hicimos para no cambiar la tradición. Tras la comida y sin una sola gota de alcohol, llegamos por la tarde a Alicante, la ciudad del cetro de cal.

Día del Abuelo

0

Tomás Mañas (consejero de Bienestar Social)

   Son figuras entrañables, imprescindibles en el desarrollo afectivo y emocional de los niños, son seres capaces de ofrecer cariño, amor y comprensión sin límites. Son los cómplices de los más pequeños en travesuras y caprichos y, para muchos de nosotros ya, son un recuerdo imborrable de nuestra infancia.

   Los abuelos son siempre esas figuras protectoras a las que, en muchas ocasiones siendo niños, nos hemos acogido para tener la sensación de seguridad, el consejo de la experiencia o el calor de la comprensión.

   A pesar de los cambios que la sociedad, la familia y, más concretamente, las personas mayores han experimentado en los últimos años, la figura de los abuelos sigue siendo fundamental dentro de la unidad familiar. Su ausencia se hace notar de manera notable y su presencia es un estímulo, una ayuda para todos los miembros de la familia.

   Por eso, en esta sociedad tan alocada, que vive el día a día de manera frenética y que se detiene poco para reflexionar, e incluso para agradecer todo aquello que posee, es justo que paremos un momento para pensar en ellos. En esas personas mayores que son, en muchas ocasiones, el nexo de unión de muchas familias y el apoyo último al que todos hemos recurrido.

   El día 26 de julio debe ser, por tanto, una jornada para dar un bien merecido homenaje a todas estas personas que nos han legado el mundo que actualmente tenemos. Un mundo que no es perfecto pero que, a buen seguro, es mucho mejor del que ellos vivieron.

   Sin embargo, esta jornada festiva no puede ser utilizada como excusa para olvidarnos, durante el resto del año, de unas personas que nos han dado todo: su esfuerzo, su amor, su cariño y su dedicación.

   Por eso desde las administraciones públicas, desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, ponemos todo nuestro empeño en conseguir que la vida de las personas mayores sea lo más agradable, lo más cómoda posible y puedan disponer de todas las atenciones que precisen.

   Programas como los de alojamiento residencial, viviendas de mayores, teleasistencia, ayuda a domicilio, estancias diurnas, turismo social o termalismo, por citar sólo unos pocos, son buena muestra de lo que digo.

   Sin embargo, esta atención de las administraciones públicas no descarga a las familias de la responsabilidad que tienen en la búsqueda del bienestar para sus mayores, por eso creo que todos juntos debemos recorrer un camino cuya única meta debe ser conseguir que nuestros abuelos puedan gozar de una vida tranquila y con todas las atenciones que se merecen.

Buscando a Azorín por La Mancha (20)

0

Ramón Fernández Palmeral

De Puerto Lápice al Mar Menor de La Mancha

Sr. Azorín:

   No eran las del alba sino la hora de la sobremesa cuando nosotros salimos de Puerto Lápice dirección sur hasta Villarta de San Juan. Nosotros salimos contentos, tanto como don Quijote, «tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo. Mas viniéndole a la memoria los consejos de su huésped acerca de las prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, especial la de los dineros y camisas, determinó volver a su casa…». Nosotros regresábamos al mar menor de La Mancha, me refiero a Las Lagunas de Ruidera, por supuesto, camino de Villarta de San Juan, Cinco Casas, Argamasilla y Ruidera. Nos quedaban aún 71 kilómetros para llegar al Hotel La Colgada y darnos una ducha.

   Al salir de Puerto Lápice hacia el sur nos equivocamos de carretera, yo seguía la N-420 para Arenas de San Juan y Daimiel, zona húmeda donde renacen los Ojos del Guadiana en las Tablas del mismo nombre, que es Parque Natural, donde el tímido río toma dos compañeros, los afluentes el Cigüela y el Azuer. A ambos lados de la carretera viejos olivares cenicientos, de troncos centenarios, se ríen de nuestro error con sus ramas en asa y sus ojos burgueses, di la vuelta en una explanada donde se veían grandes tinajas, gigantescas tinajas gordinflonas como cisternas de camiones, unas de pie y otras tendidas, cercadas en una propiedad privada. Hice un cambio de sentido y tomé la autovía A-4, y me desvié para Villarta, pueblo por el que usted pasó y lo nombró al final de la crónica VII, de La ruta…, y nos describe: «Pero el tiempo ha ido transcurriendo: son las dos de la tarde, ya hemos atravesado rápidamente el pueblecito de Villarta, es un pueblo blanco, de un blanco intenso, de un blanco mate, con las puertas azules». Usted venía de Argamasilla de Alba a Puerto Lápice lo hace en una jornada en el carrito conducido por ese hipotético Miguel y la jaca. De Villarta a Puerto Lápice hay unos 10 kilómetros y usted llega a las cinco de la tarde.

   Usted tampoco nos habla del puente romano tendido a la entrada de Villarta que da paso al río Cigüela, a lo mejor no lo vio. ¿Por qué usted no nos habla de este puente? Quizás porque Miguel de Cervantes tampoco lo nombra o porque se conoce vulgarmente como el puente viejo y no como puente romano. Tomé algunas notas del cartel informativo instalado junto al puente, situado en el kilómetro 145,6 de la N-V. Datos fiables: tiene una longitud aproximada de 460 metros de longitud y 7 metros de anchura, con 47 ojos, divididos en tramos, uno de 19 ojos y en el segundo de 25 ojos, los otros 3, de grandes dimensiones, todos distintos y distribuidos de forma irregular, salvan una zona pantanosa, que forman cuando llueve el Cigüela y el Záncara. Construido en piedra y argamasa para unir las localidades romanas de Laminium-Consamburus. Actualmente se le somete a una rehabilitación con motivo del IV Centenario para que sea peatonal, todo un acierto. En 1809, en la guerra de la Independencia se destruyeron los arcos 7 y 11. Hay otro puente romano en Arenas de San Juan que ha de esperar otra oportunidad.

   Víllarta de San Juan fue una antigua fortificación defensiva de la Orden de San Juan. «Villa Harta», es decir, villa apretada, cercada o amurallada. Paramos a ver la iglesia de san Juan que estaba cerrada, fue construida a finales del siglo XV y principios del XVI. Su estilo pertenece al gótico tardío, reforzada con contrafuertes tiene aspecto de fortaleza más que de iglesia. Continuamos hacia el centro de Villarta, aparcamos junto a unas escaleras que dan a la plaza de la Paz donde está el Ayuntamiento, edificio de 1970. Contigua a la fachada del Ayuntamiento se encuentra la Torre del Reloj que es un edificio cuya construcción data del siglo XVII, de cuya época sólo se conserva el primer tercio, en cuya puerta estaba aparcado un coche de la Policía Local. Subimos las escaleras en diagonal hasta un el bar-cafetería con terraza, desde la cafetería veíamos una casa señorial cuya fachada ocupa casi toda la parte norte, conocida como Casa del Requete, posterior a 1913, tiene un gran patio interior.

–Buenas tarde, dos descafeinaos con leche.

–De sobre o de máquina –en todas partes la misma pregunta.

–De sobre y con leche que no esté muy caliente –El camarero era un joven diligente, charlatán, que me comentó que había dejado Madrid para instarse en este pueblo, gracias a la venta de su piso madrileño.

   Tomamos el desvió a Cinco Casas por una carretera en línea, donde se ven marjales, trigo y alcacel, aun temprano. Cinco Casas se haya dividida en dos zonas urbanas, una que es pueblo nuevo de calles rectilíneas y casitas bajas y la torre nueva de una iglesia, y la zona vieja, que se halla al pasar el viaducto del tren; nos acercamos hasta el antiguo apeadero donde usted nos cuenta que bajó, en la crónica II. Nosotros visitamos la cerrada estación, al final de una sola calle de casas viejas, la estación está pintada de rojo bermellón con grafittis, como se puede ver en la fotografía, tiene dos puertas y cinco ventanas. Cinco Casas es una pedanía que parece abandonada, del ayuntamiento de Alcázar de S. Juan, con una población de unos 600 habitantes, de economía principalmente agraria con un albergue de temporeros. Este pueblo nuevo se fundo en 1919. La estación, situada entre Alcázar de San Juan y Manzanares, ahora está cerrada y abandonada.

   Nos cuenta usted, señor Azorín, en la crónica II, que se trasladó desde Madrid a Cinco Casas, que es lo mismo que decir Argamasilla, en tren; debió salir de la desaparecida estación Mediodía. Aunque usted reconoció en Madrid (IV) que bajó en Alcázar de San Juan, y es así, porque no nos habló de la Fonda Museo del Ferrocarril de la estación. En mi artículo 15 he olvidado mencionar que dicha fonda ha cumplido 130 años desde su fundación (1875-2005), regentada por la familia Fernández, el fundador fue un tal Fernández Marchante. Actualmente se pueden observar, sobre el mostrador de la cafetería, tres maniseros gigantes, expuestos dentro de urna de cristal. Sobre las paredes se aprecian carteles informativos sobre la fonda-museo, entre ellas una foto de grandes dimensiones de la pila bautismal donde le echaron el agua a Miguel de Cervantes, un pie de página nos informa que en 1740, D. Blas Antonio Nasarros halló la partida de bautismo de D. Miguel, fechada el 9-10-1547, en la Parroquia de Santa María la Mayor.

   Hay un diálogo con Los Miguelista del Toboso, crónica XIV; usted nombra a un tal Blas, que no es otro que Blas Antonio de Nasarro: «–Señor Azorín: que Miguel sea de Alcázar, está perfectamente; que Blas [Antonio de Nasarro] sea de Alcázar, también; yo tampoco lo tomo a mal: pero el abuelo, ¡el abuelo de Migue!, no le quepa duda, señor Azorín, el abuelo de Miguel era de aquí…»

   Visitado el apeadero de Cinco Casas desde esta pequeña localidad partía el camino para Argamasilla de Alba, trayecto que hizo en diligencia: “tras largo caminar en la diligencia por la llanura, entráis en la villa ilustre.. ” Aunque parece ser que Azorín nos miente, no viajó sólo, le acompañó un antiguo reportero llamado Miguel, y cuando llegaron a Alcázar de San Juan alquilaron un carrillo tirado por una pequeña yegua. Según escribió en La amada España, según José María Martínez Cachero.

   Su crónica II, «La Marcha», está contada desde la fonda de la Xantipa, cuya dueña era una viuda de Argamasilla de Alba, ahí nos hace un flash back del viaje en tren desde Madrid hasta la estación de Cinco Casas. Posterior a 1905 se construyó una línea férrea entre Cinco Casas y Tomelloso con estación en Argamasilla de Alba. Hubo una línea férrea entre Cinco Casas y Tomelloso, con una estación intermedia en Argamasilla de Alba, que se abrió el 15 de febrero de 1914, por ello, evidentemente, Azorín no tomó este tren que le hubiera dejado en el apeadero de Argamasilla. Su constructor fue Francisco Martínez “El Obrero, político y escritor de Tomelloso. Tenía la línea 19,250 Km, y tres puentes metálicos. Se suprimió el servicio de viajeros en abril de 1971. Continuó como tren de mercancías por la línea de régimen de maniobras. El último tren especial, «Manantial del Vino», pasó el 5 de abril de 1987. Ha sido una constante e inútil reivindicación de la Asociación Manchega de Amigos del Ferrocarril. Se pacto una Vía Verde, que los Ayuntamientos no han cumplido hasta le fecha. Recojo la pérdida de esta línea como homenaje a Azorín, que tanto amor tenía por los llamados «caminos de hierro», como lo demuestra en su libro Castilla.

   En uno de mis viajes de Alicante a Andalucía, con parada la estación de Alcázar de San Juan, observé que hay una parada de veinte minutos para cambiar la cabeza de la locomotora, esto hace que los viajeros que viajan en Arco mirando al frente, lo hagan luego de espaldas. Bajé y pegunté a un interventor sobre la antigua línea férrea entre Cinco Casas y Tomelloso, y me dijo:

–Hace unos veinte o veinticinco años dejó de funcionar, los socialistas la cerraron por falta de rentabilidad, así como los apeaderos de Marañón y Herrera de la Mancha.

–Muchas gracias por la información.

   Ciertamente, en 1905, no existía la línea férrea entre Cinco Casas y Tomelloso, pues de lo contrario Azorín hubiera viajado en ferrocarril, como tanto le gustaba y del que escribió los inicios del ferrocarril en España, en su libro Castilla (1912). Hoy día existe un regional diario entre Albacete y Ciudad Real, con parada en Cinco Casas a las 8.05 horas. Este tren manchego sale a las 6.35 horas de Albacete y llega a Ciudad Real a las 8.55 horas. Desde Cinco Casas continúa con paradas en Manzanares, Daimiel, Almagro y Ciudad Real. Me he prometido hacer esta ruta, debe ser una gozada viajar por el queso manchego del llano.

   La carretera recta como una regla continúa hacia Argamasilla, el trigo y el alcacel, los marjales, y las grandes norias con sus aspersores giratorios regando, la llanura esta domesticada, dócil, apacible, mientras ya el sol da sus últimos aletazos y ha hecho una raja en el cielo, por donde entre cortinas, se anunciará el crepúsculo.

   Pasamos otra vez por Argamasilla de Alba, sin detenernos, los jóvenes mozos de 80 años charlan sentados en la plaza de España; era ya esa hora de la tarde en que apetece dar un paseo y charlar de cómo están los programas basura de la televisión y las últimas noticias de la violencia de género. Sansón Carrasco seguía allí de pie con sus libros bajo el brazo. La carretera para Ruidera continúa por muchos kilómetros cogida de la mano del Canal del Gran Prior. Otra por el Castillo de Peñarroya con la luz amarilla de sus piedras, con el tono del as de oros, las aguas del pantano no se ven. Mi mujer escribe a mi dictado en el bloc de notas, datos que no quiero olvidar para después tener razones fiables a la hora de pasarlos a limpio

   Cuando entramos en Ruidera los labradores del huerto siguen allí, la tierra es esclava de los afanados labradores. Me viene a la cabeza un cuarteto del soneto 26 de El rayo que no cesa (1936) de Miguel Hernández:

Por una senda van los hortelanos

que es la sangrada hora del regreso,

con la sangre injuriada por el peso

de inviernos, primaveras y veranos.

   Entramos el pequeño mar de La Mancha por la Laguna del Rey [se refiere a Carlos III]. Después de asearnos se hace la hora de cenar en la cafetería. Me senté en el borde de la cama, mirando las nocturnas aguas de la laguna, con las tres barcas varadas en sus boyas amarillas que seguían soñando con las playas y el mar, los tres patos volvieron a rondar a una tajada de luna menguante un poco más al sur de las lomas lejanas, más al sur de cuando las vimos ayer noche.

Buscando a Azorín por La Mancha (19)

0

Ramón Fernández Palmeral

Camino a Puerto Lápice

Señor Azorín:

   Eran las 2,30 de la tarde del día 11 de mayo, hora de comer, porque en estos viajes literarios también se come y se bebe amén de otras necesidades fisiológicas. Cuando bajamos del Cerro de la Paz, buscamos un lugar para comer, sin embargo la carretera nos echó fuera de Campo de Criptana y otra vez de vuelta regresamos a Alcázar, buscamos un famoso restaurante que se llama «La Mancha», de cocina regional. Tras varias vueltas por jardines y calles lo encontramos y para nuestro lamento se hallaba cerrado, así que continuamos nuestra carretera N-430, ya cerca de unas lagunas medio desecadas, y en el primer restaurante que vimos y que merecía la pena, entramos, se llama «Hotel Barataria», como la ínsula que gobernó Sancho tiene dos comedores, uno de manteles de hilo y servilletas en las copas.

   Las ventas en tiempo de don Quijote eran abundantes. Documentadas están las ventas del Molinillo, del Alcalde y Venta Tejeda, ventas citadas en las Novelas ejemplares, puesto que el viajero tenía que hacer muchas jornadas. Las ventas fueron estudias por Astrana Marín.

   Pues bien, estábamos sentados mi mujer y yo a la mesa del Restaurante Barataria, que no tiene nada de barato, cuando llegó el maître con el cartapacio de la Carta que tenía cuatro o cinco páginas metidas en sus fundas de plásticos. Nosotros al Menú para no perder tiempo en que nos sirvieran. En la mesa de al lado estaban sentado tres hombres: uno de ellos era el patrón de los demás, porque cuando sonaba el teléfono móvil no lo atendía directamente, sino que el segundo hombre recibía la llamada y le preguntaban si estaba, y luego se lo pasaba, el tercero se mostrada nervioso, intranquilo, miraba a toda partes como los flamencos, y me dio la espina que era el guardaespaldas.

   Leemos el menú: de primero paella, sopa de pastor o guisantes con jamón. Arroz no, que de paellas y calderos estamos hasta el pelo en Alicante. Yo de primero la sopa de pastor, a mi mujer le gustan las verduras, por lo tanto guisantes, y de segundo las chuletas de cordero al queso manchego con miel, y ella filetes de lomo.

–Hola, ¿de beber? –pregunta el camarero.

–Una cerveza sin alcohol, que tengo que conducir, y un mosto.

–Tú para qué le tienes que explicar al camarero si tienes o no que conducir –me regaña mi mujer– parece como si quisieras justificar que no pides vino.

   Me callé, porque si hay algo que aprendí de mi abuelo es a no discutir con las mujeres, «sí buana y vengan aniversarios».

   En seguida sirvieron un pan tostado candeal con su bol de ajoaceite y tomate con aceite que fue liquidado en un momento, sin darle tiempo a que llegaran las bebidas.

–No comas tanto pan que es lo más barato –me indicó mi mujer. Pero yo seguí a lo mío, y no dejé ni las migajas.

   En la típica gastronomía manchega los tiznaos, migas de pastor, pistos, asados de cabrito, no puede faltar el queso con Denominación de Origen, los ajos, el azafrán ni el aceite, más la torta de pastor en los guisos, gazpachos como los que usted describe en el artículo: «Gazpachos» pag, 166-168 de La Ruta… En algunos restaurantes figuran en la carta el salpicón y los duelos y quebrantos. Usted nos habló de diversos tipos de gazpachos: de los «ricos» con pollo, o perdiz, o conejo, o liebre. Los «pobres» son de collejas. Los gazpachos montaraces son los que guisan los pastores en el monte. ¿Recuerda esta descripción en su libro Con permiso de los cervantistas? Hay un manchego instalado en la Costa Blanca, en Santa Pola creo, que ha inventado el gazpacho manchego con marisco, es decir, la carne se sustituye por bogavante, langostinos tigres de Guardamar (precio prohibitivo), algún rape y una cabeza de gallineta, más la torta de pastor que no puede faltar; pues le puedo asegurar que es uno de los inventos culinarios, exportados de La Mancha, que más éxitos tiene allí en la Costa Blanca.

   De gastronomía nos habla el Quijote «Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos». También nos habla de los vinos de Málaga y de Ciudad Real. En otro capítulo, el 20 de la 2ª parte en las bodas de Camacho, cuenta que los cocineros y cocineras pasaban de cincuenta, todos limpios, todos diligentes y todos contentos.

   Después de comer nos recomendaron los postres: Besos manchegos rodeados de nata y caramelo en fideos. Yo pedí mi flan con nata, ella los besos. ¿Y los «ruideritos» no tendrán celos de estos postres que llaman repostería de autor? Se quedó en el botellero el Estola 1999, etiqueta negra, cosecha excelente. Yo guardo en casa una pequeña colección de botellas por si llueve, eso lo decía mi abuelo paterno, cuando vivía en el cortijo del Mayarín. Porque cuando llovía los peones no trabajaban en al campo y se refugiaban en su cortijo y claro, tenía que sacar el vino, aunque él tenía cosecha propia en un barril de muchas arrobas y no tenía problemas, era un tonel grande y negro que compró en Nerja a unos pescadores que se lo encontraron flotando en el mar.

   He tomado el Nissan con cierta pereza, cierta pereza de conducir sin una siesta. Con el estómago lleno y apenas sin descansar, tomamos el coche, seguimos la dirección Oeste, pasamos por Herencia, el pueblo que tiene fama de los mejores quesos manchegos de oveja, aunque tienen variadas industrias como se puede ver desde la carretera al pasar por el cerro del pueblo de Herencia. Hemos pasado por debajo de una autopista y hemos entrado ya, al fin, en Puerto Lápice, en el kilómetro 136 de la N-IV. El nombre de Puerto Lápice deriva de su característica geológica de ser tierra de piedra lapícea. Aquí estaban las quiterías o posadas o ventas de Puerto Lápice. Fue el rey Carlos III quien dio parroquia y juzgado a la villa en el año 1774, época en la que existían al menos cuatro ventas, testimonio de la importancia que siempre tuvo Puerto Lápice en la ruta Madrid-Andalucía. Ser paso natural fue causa de que las tropas napoleónicas causasen daños en muchas edificaciones en su camino invasor hacia el sur en el año 1812. En 1841 se creó el Ayuntamiento concediéndole el pequeño término del que hoy goza.

   En su primera salida llegó don Quijote a una venta en Puerto Lápice cuando anochecía, después de caminar durante todo el día, «lugar muy pasajero» que creyó castillo, y le pidió a quien creía ser el alcaide de la fortaleza que le armase caballero como los caballeros andantes; no era otro sino un ventero andaluz, socarrón, cuyo nombre no sabemos, de los de playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiante paje [estudiante fracasado], «era un poco socarrón y ya tenía algunos barruntos de la falta de juicio de su huésped, terminó de creerlo cuando acabó de oírle semejantes razones, y, por tener que reír aquella noche, determinó seguirle el humor». En la puerta había dos distraídas mozas que le parecieron dos graciosas damas, cuando eran mozas del partido (rameras damas) (II,2). Al final de este capítulo Cervantes comete el error de llamar al ventero «castellano ventero» cuando antes había dicho que era andaluz de las playas de Sanlúcar. En estos pasajes donde se mezcla ficción con crueldad se nos cuenta la realidad de toda una época, testigo de la vida miserable de una decadencia.

   La segunda vez que nos lleva a Puerto Lápice es después de la aventura de los molinos, donde había roto la lanza; llega a Puerto Lápice junto a Sancho Panza, al que ya había convencido en la codicia de una ínsula, «por ser lugar muy pasajero», o Lápiche como aparece escrito en su libro de La ruta…, en la aventura de los frailes de San Benito y con el vizcaíno del capítulo 8º de la I parte. Don Quijote creyó que los frailes eran encantadores que llevaban hurtada alguna princesa en un coche, donde en realidad viajaba una señora vizcaína hacia Sevilla, escoltada por cuatro o cinco caballeros.

   Usted nos da cuenta en las crónicas VII y VIII, de la llegada a Puerto Lápiche, donde se hospeda en el Mesón de Higinio Mascaraque. Nos describe que «El puerto es un anchuroso paso que forma una depresión de la montaña; nuestro carro sube corriendo por el suave declive, muere la tarde…». Cuando mi mujer y yo llegamos a Puerto Lápice eran las cinco y diez de la tarde, subimos hacia la derecha y dimos la vuelta en la explanada del Hotel Aprisco. Carretera N-IV, km. 136. Un hotel de dos estrellas y restaurante, en la puerta junto a los aparcamiento hay una calesa antigua, cubierta bajo una especie de pérgola. A lo mejor es el antiguo mesón de Higinio, pero ningún porteño lo sabe. ¿Sabía usted que el gentilicio de la gente de Puerto Lápice es porteños?

   Usted toma contacto con José Antonio el médico de Puerto Lápice, estaba enfermo y los dolores iban purificando su carácter y además tiene el vicio de tipografía, «hace un periódico durante la semana lo escribe de puño y letra; luego, el domingo, lo lleva al casino; allí lo leen los socios y después se lo vuelve a traer a casa para la colección.»

   El pueblo es alargado, longitudinal, construido a ambos lado de la N-IV km 136, un puerto tan suave que no sé por qué lo llama puerto, quizás lo es si se viene de Arenas de San Juan. Tiene actualmente 1.049 habitantes (censo de 2001). No escuchamos al porquero que tocó el cuerno y creyó don Quijote que era un enano del castillo, que hacía seña de su venida. Por este pueblo seguramente que Cervantes, gran viajero, había posado y hospedado en alguna venta, bien camino a Madrid o a Esquivias (pueblo de la mujer, al norte de Toledo) bien por el camino de Aranjuez o por Toledo. Ya que Aranjuez lo nombró dos veces Cervantes, una en el Quijote y otra en el Persiles y Segismunda, y que ya escribí sobre ello y sin ningún reconocimiento, en las páginas de la Comisión del IV Centenario de Aranjuez.

   Bajamos de nuevo hacia el centro, la plaza del Ayuntamiento porticada. Seguimos bajando hasta aparcar en la puerta de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Buen Consejo. Se puede ver la fachada de la venta con alero, y vimos un viejo portón, ya estamos en la venta de Don Quijote, una venta conservada como las antiguas ventas de La Mancha. La fachada encalada, con portillo pintado en añil, venta que lleva el nombre del Hidalgo, calle del Molino nº 4, que fue construida en el siglo XVIII y reformada como sitio de comida y descanso, un monumento nacional, entramos, a la derecha una tienda de souvenir, a la izquierda un poyete de azulejos clásicos, diplomas, placas, recordatorios, y un azulejo conmemorativo de su inauguración tras la remodelación, donde me hice una foto, y otra a los azulejos como documento de este safari fotográfico.

   Se accede al patio empedrado a través de un porche cubierto y sostenido por dos grandes pilares o columnas. Una vez dentro uno se emociona, se llena de encanto y retorna al pasado de los patios porticados con vigas de madera color almagra, patios de comedias, artes y letras, como el teatro de Almagro. A la izquierda se ve un carro que ha venido de los caminos, al fondo, junto a un pozo con brocal y un abrevadero de piedra, nos vigila la figura metálica de Don Quijote velando las armas que tiene a sus pies: armadura y adarga. A quien le doy las buenas tardes a la vez que imprudentemente toco la armadura, y, me llevo una sorpresa inaudita, Don Quijote me advierte enojado:

«-¡Oh, tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tomar las armas de más valero andante que jamás se ciñó espada!, Mira bien lo que haces y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento» (I,3).

   Después de este incidente lo mejor era no enfrentarme a él, dicen que está falto de juicio. Entramos al Restaurante Típico, que es una vieja bodega que conserva grandes tinas, y se puede comer en esa bodega. En una pared leí un diploma del cocinero y mesonero mayor don José Luis Lerguburu Gutiérrez, que está considerado como el ventero oficial, con atribuciones para ordenarte caballero como ya lo hiera con Miguel de la Cuadra-Salcedo en el verano del 2003. En dicho restaurante me tomé un cortado por 1.20 €, como en las mejores cafería de la Gran Vía, pero sin duda alguna con mejor decorado. Menos mal que yo siempre llevo bien herrada la bolsa.

   Don Quijote quiere ser nombrado caballero como los caballeros andantes, por esa terquedad es también un modelo de aspiración a un ideal ético y estético de vida, que se hace caballero andante para defender la justicia en el mundo y busca aventuras peligrosas y sobrehumanas con dragones y gigantes, para ser merecedor del amor de una dama principal, en lo que se llamaba amor cortés. En este caso era la princesa Dulcinea, que Cervantes, para burlarse de los amores platónicos del caballero, convierte en una aldeana llamada Aldonza Lorenzo, que era un nombre del que circulaban burlas y chismes muy populares

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (18)

0

Ramón Fernández Palmeral

En el Centro Cervantino

Señor Azorín:

   Era el mes de septiembre del año pasado (2004), cuando visitamos «la gran ciudad» El Toboso, último de los pueblos de Toledo con Albacete, acompañado como siempre por la mujer de mis amores, y más todavía en esta villa de famosos brebajes amorosos y filtros encantadores, y sin cuyos consejos prácticos, opiniones y gran sutileza para observar lo invisible, el resultado de estos viajes literarios, no serían para mí tan amenos e inspiradores desde otros puntos de vista, ni en el tono de realidad cierta y verdadera que observo. Veníamos de visitar Toledo por la carretera N-301 por Ocaña, Corral de Almaguer, Quintanar de la Orden hasta El Toboso, no hay carretera más monótona con más toboganes (Toboso y toboganes) que esta, un tiro de línea, cansada, tiesa, de dos carriles, ahora se construye una autovía Madrid-Albacete. La N-301 va descendiendo lenta y suavemente desde Montes de Toledo hacía Albacete, uno adivina desde muy lejos la proximidad de los pueblos por las altas torres de sus iglesias, que son como el gigante Polifemo con su ojo de reloj, son soberbios faros en La Mancha que orientan al navegante de esta pampa más que estepa, verde, con dehesas, arbolada y con rebaños de ovejas en los barbechos.

   El Toboso hoy día, es una próspera localidad, de calles limpias y con rincones llenos de encanto y silencio, con fachadas de recuperadas piedras con puertas azules. A finales de septiembre las viñas regalan sus racimos de oro, un tractor con su remolque pasa lento con cajas verdes con las uvas tintas, es tiempo de vendimia, «floresta, encinas o selva». Las manchas de pinos y encinas conceden sus sombras. Frente a la iglesia parroquial de San Antonio Abad con dos portadas renacentistas y una torre herreriana (Se cuenta que las campanas proceden de la iglesia de Pedro Muñoz, se las trajeron debido a una peste en 1410 que acabó con esta población). Se encuentra la plaza cuadrada y amplia, limpia y con las esculturas plásticas herradas de un don Quijote arrodillado sobre la izquierda, en la mano una lanza y no el corazón que suplica los amores de Dulcinea de El Toboso, rodeadas por una cadena de espaciosas argollas, he de lamentar que no puede leer el nombre del autor.

   Quedé muy impresionado, encantado, satisfecho de la visita al Centro Cervantino. Una remodelación que conserva la fachada con puerta adintelada de piedra en arco de medio punto, no se le ve un noble escudo de armas. Tiene planta baja y un primer piso donde se encuentra la Casa de Cultura. Como ya he dicho abrió sus puestas en 1983, donde hay una biblioteca única, colección de ediciones de todo el mundo. Fue su alcalde don Jaime Martínez-Pantoja Morales a quien se le ocurrió la idea en 1927 de pedir a cada embajador destacado en España un ejemplar editado en su país y firmado. Hoy es doña Natividad Martínez su mentora y alcaldesa, una mujer que no para y quiere a su pueblo.

   A la entrada se abre una oficina de información, donde una amable chica, Trinidad, Rosario, Milagros o Virtudes te ofrece una entrada. Es una chica de buen ver, morena, manchega con la que hablo y pregunto.

–¿Exactamente qué hay aquí?

–Se exhiben más de 300 ediciones de la obra en casi todas las lenguas cultas –nos expuso la chica con voz manchega casi familiar-, muchas de ellas firmadas por Jefes de Gobierno y de Estado y dedicadas al Toboso. Hay ediciones muy antiguas y valiosas. De la primera edición de Juan de la Cuesta se conserva un facsímil. Y una reimpresión de la primera edición inglesa traducida por Shelton. Y aún pueden contabilizarse ediciones antiguas como la de Bruselas de 1706.

–Yo soy el autor de un libro sobre el Quijote –Interrumpí imprudente y presuntuoso mientras mi mujer me miraba abochornada– y os lo voy a mandar.

   La chica sonrió con cierto aire como si yo me burlara de ella, porque yo llevaba aspecto de deportista lesionado más que de aficionado cervantistas.

–Usted lo manda y ya decidirán por quien corresponda.

–Desde luego las cosas que se te ocurren –me regañó mi mujer.

   Entré en el museo y quedé asombrado, absorto ante tantas ediciones raras, ilustraciones de todos los estilos, cuadros en las paredes. Una escalera que baja a una especie de sótano, donde hay una mesa y una escultura de bronce. Hay ediciones hasta en la lengua celta de los irlandeses. Una verdadera joya cervantina, que no se puede explicar, porque hay que ir a verla, sentirla, convencerse de que lo que aquí cuento no es nada comparable con lo que puede percibir un cervantista.

   Hay un programa en la Universidad A&M de Texas dirigido por el Dr. Fred Jehle, entre cuyos objetivos destaca la publicación de la Cervantes International Bibliography Online,y el Anuario Bibliográfico Cervantino en la Internet, las primeras bibliografías completas de estudios, ediciones y traducciones de las obras de Cervantes. Seguro que tendrá que venir a El Toboso.

   Nada más llegar a Alicante, con toda mi ingenuidad y sueños envié dos ejemplares por correo de mi raro libro Encuentros en el IV Centenario que tiene prólogo de Manuel Parra, dedicados: uno para el Centro Cervantino y otro para la alcaldesa, ya que esta edición no venal la he hecho para agasajar a mis amigos y conocidos. Una mañana recibí una gran alegría cuando vi en mi buzón el sobre con el sello de la Alcaldía de El Toboso, me parecía mentira, estaba datado en El Toboso, el 20 de octubre de 2004, como demuestro en la fotografía adjunta con permiso de la alcaldía. Es una de la cartas que más me han alegrado recibir, y eso que he recibido muchas cartas agradeciéndome la recepción de mi libro de autoridades principales, de Castilla-La Mancha y Madrid, Instituto Cervantes etc., pero ninguna me llegó tan honda como esta, que me decía que mi libro pasaba a los fondos bibliográfico de la Biblioteca del Centro de Estudios Cervantinos.

   Cartas como estas recompensan todos los gastos, viajes, horas en la carretera, hoteles, fondas y restaurantes, tertulias y búsquedas de conversación, horas en los libros y en el ordenador y en el estudio de dibujo, porque «A la larga o la corta el galgo a la liebre alcanza».

   Salimos de El Toboso, un pueblo que no tiene nada de oso, nosotros tomamos una carretera secundaria hasta Venta de don Quijote para tomar de nuevo la rectilínea N-301 hasta la Autovía A-31 en la Roda, para Albacete y Alicante. Desde Tomelloso a Venta de don Quijote hay cinco kilómetros, todos son viñas, madre, todo son viñas, unos labradores vendimiaban, ¿serán para las famosas bodegas de Campos de Dulcinea? Pasamos muy despacio junto a las tres labradoras, tenían caras de ecuatorianas, las Indias nos han conquistado ahora a nosotros. Encinas y algún pino nos brindaban sus sombras, pero la venta son cuatro casas abandonadas, caserones, tapias, a las que sólo les queda el nombre y una fachada descarnada. ¿No será acaso este el lugar que hallaron «una floresta o bosque, donde don Quijote se emboscó en tanto que Sancho volvía a la ciudad a hablar a Dulcinea» (II,9).

   Los problemas del campo han sido siempre para llorar, primero que no llueve lo suficiente, y por lo tanto los campos manchegos no tienen todo el agua que quisieran para cambiar el monocultivo de secano como la vid y el olivo por los de regadío como el maíz que está agotando los pozos, luego la falta de mano de obra indígena, y hay que echar mano a los inmigrantes, que tienen dificultades para la regulación de la residencia y trabajo (Las solicitudes en Ciudad Real fueron 2.502 rumanos, 1.049 ecuatoriano, 636 bolivianos, 431 colombianos). Suben los jornales y la uva no se paga al precio que corresponde a los muchos gastos que tienen de labranza, abonos, jornales, seguros, contribuciones, etc., a pesar de los esfuerzos de la Confederación de Cooperativas. Este invierno fue muy frío, hubo heladas que afectarón al olivar, la organización agraria Asaja se movilizó para paliar los daños del sector, pero estos se pagan cuando el cultivo está asegurado.

   Otra de las riquezas de La Mancha es la cinegética, la caza menor y mayor, se ha convertido en un campo minado de vainas y de cartuchos de plástico; en monterías, gancho, batida, aguardo o espera, ojeo, al paso o puesto fijo, perdiz con reclamo y zapeo o gancho de conejos, el cazador está obligado a recoger las vainas de los cartuchos usados, antes de retirarse del puesto, pero no se hace, a este paso el cazador necesitará un caddy o recoge pelotas como en los campos de golf. Don Alonso Quijano, o Quejada o Quijada, era «amigo de la caza», antes de dedicarse a la caballería andante, después como «se daba en leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza». A mí me da que pensar que Alonso Quijano era aficionado a la caza con galgos. Ahora la ley obliga a ponerles un microchip a los perros de caza. ¿A donde vamos a llegar?, que quejas con cazadores de perros. No lo veo mal porque es necesario controlar al dueño del perro más que al perro en sí. En la caza con galgos dos perros persiguen a una liebre. Un juez los observadores y decide finalmente cuál de los dos galgos ha sido el más habilidoso. Muchos dueños ahorcan a sus galgos y luego ni siquiera se molestan a descolgar sus cadáveres, que dejan colgando en los árboles como cementerios caninos.

   Pasamos por la circunvalación de Mota del Cuervo, luego por Minaya, el pueblo de mi amigo el pintor Paulino Tébar, destaca la torre de la iglesia como un ojo de Polifemo en la mitad de la llanura. Luego la Roda, Albacete y Almansa embarazada por su castillo.

   Estos días en que me he puesto al ordenador para recordar mis andanzas por La Mancha, e ir echando la llave a esta aventura buscándole por la quijotesca nación he tendido ocasión de leer una semblanza sobre usted que ha escrito Jesús Marchamalo en su artículo «Azorín, monóculo y bastón», aparecido en Monòver punto com, que me llamó la atención y lo voy a recoger: «Cumplidos ya los ochenta, Azorín salía cada mañana de su casa para dar un paseo. Siempre vestido como para ir de boda, y con un porte aristocrático se paraba en los semáforos, inmóvil, tieso como un palo con su sombrero y su bastón, como si fuera una estatua de sí mismo».

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (17)

0

Ramón Fernández Palmeral

El Toboso de mis amores

Señor Azorín:

   Como su viaje en marzo de 1905 le llevó desde Campo de Criptana al Toboso, sería negligente por mi parte saltarme «la gran ciudad de El Toboso», y como en este viaje no vamos a desplazarnos a ella, voy a recordar otro viaje anterior que hicimos al domicilio de la sin par Dulcinea, princesa de La Mancha, emperatriz de los caballeros andantes; una metrópolis, no se muy bien dónde lo he leído, que se salvó de la destrucción por las tropas napoleónicas en 1809, por ser, precisamente, la patria de Dulcinea. Este romántico proceder del invasor francés, este indulto a un personaje literario trasciende la realidad cruel de la historia. Sin embargo, a pesar de todo este bagaje entre la historia y la ficción, El Toboso aun no figura en el catálogo del los Conjuntos Histórico-Artístico, y eso que sus ediles y amigos del saber no paran de organizar actividades culturales.

   Usted le dedica dos crónicas a El Toboso, la XIII y la XIV en su maravilloso y comentado libro, que ya dijera José María Valverde que usted era «el mejor crítico de la obra cervantina». En la primera crónica nos narra que llega a El Toboso en un carrito, volvemos a las refutaciones del medio de transporte que es la clave de todo viaje. Si usted llegó a Criptana en tren, y se desplaza de Criptana al El Toboso en carrito, ¿dónde alquiló el carrito?, hubo de ser en Criptana, pero no nos dice nada sobre un nuevo carretero, o ¿caso usted nos habla de un carrito conceptual como una continuación a las crónicas anteriores?, para que el lector ingenuo, no atento a sus juegos malabares haga una elipsis o una asociación libre sin pararse a pensar en la logística tan necesaria y precisa en los libros de viajes como el caso del francés Pierre Loti, que no equivoca los medios de transporte en sus infinitos viajes alrededor del mundo, porque en realidad no los nombra.

   En la crónica XIII usted entra en El Toboso: «El Toboso ya es nuestro. Las ruinas de paredillas, de casas, de corrales han ido aumentando; veis una ancha extensión de campo llano cubierta de piedras grises, de muros rotos, de vestigios de cimientos. El silencio es profundo; no descubrís un ser viviente; el reposo parece que se ha solidificado». Una descripción injusta del Toboso como un pueblo triste y muerto, la iglesia con «la torre cuadrada, recia, amarillenta, de la iglesia y las techumbres negras de las casas», nos habla de una ermita ruinosa, negra, entre árboles escuálidos, para llegar a la síntesis de que en este pueblo reina toda «la tristeza de la Mancha».

   Era media noche más o menos cuando Don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso, cuando el pueblo era un remanso de sosegado silencio, no se oía ni el ladrido de los perros, el rebuzno de un jumento, el gruñir de los puercos ni el mayar o maullar de los gatos, cuando le pidio a Sancho que le guiara al palacio de Dulcinea. «Guió don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra [si era la medio noche poca sombra podía dar la torre], y vio una gran torre, y luego conoció que tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo: –Con la iglesia hemos dado, Sancho» (II,9). Esta famosa frase no tiene segunda intención ni puede tenerla, como escribe Martín Riquer y también Francisco Rico, y sólo quiere significar que en vez de dar con el alcázar o palacio de Dulcinea han dado con el edificio de la iglesia. Porque la iglesia es el eje central de este pueblo como de tantos otros de La Mancha, que como un faro/torre y el lenguaje de sus campanas anuncian los acontecimientos más puntuales de una sociedad rural, desde un nacimiento, a un entierro, una fiesta o las llamadas a misa.

La nota de Martín Riquer dice:

   «No obstante, esta frase, desfigurada de cómo la escribió Cervantes («Con la Iglesia hemos topado») ha venido a significar que no es conveniente que en los asuntos de uno se interponga la Iglesia o sus ministros, a pesar que nada de esto estuviera en la intención de Cervantes». La realidad es que se ha convertido en frase proverbializada para indicar un enfrentamiento con una autoridad de la que hay que cuidarse. Porque evidentemente el diálogo «quijotesanchesco» no continúa por estos derroteros, aunque le maldiga con «-¡Madito sea de Dios, mentecato!», al equivocarse Sancho por tomar una callejuela sin salida buscando el supuesto palacio.

   A pesar de que es evidente que nombra la iglesia con minúscula, lo cual identifica a un edificio y no a la Iglesia con mayúsculas como entidad religiosa. No era posible otro sentido, sino el panegírico, porque como dice la Aprobación de la Segunda parte de don Quijote, escrita por el censor y capellán toledano El Maestro Josef de Valdivielso, y firmado en Madrid, a 17 de marzo de 1615, escribe: «no contiene cosa contra nuestra fe católica, ni buenas costumbres».

   No nos habla usted del convento de las Trinitarias Recoletas. Unos párrafos más adelante «La sensación de abandono y de muerte que antes os sobrecogiera, acentúase ahora por modo doloroso a medida que vais recorriendo estas calles y aspirando este ambiente». Nos dice que la calle principal se llama del Diablo, y no es verdad. Nos dice que la mansión de la más admirable de todas las princesas manchegas es una «almazara prosaica»; en la nota 37 de la edición José María Martínez Cachero, aclara: «A la almazara en que Azorín vio convertida [en] la supuesta casa de Dulcinea de El Toboso, ha sucedido en días más recientes la instalación de una biblioteca cervantina, con mobiliario y objetos típicos de la Mancha». Sin embargo, a mi entender hay un error, ya que esta biblioteca cervantina está frente a la iglesia y se denomina Centro Cervantino y es, hoy día un Museo de ediciones de El Quijote que abrió sus puertas en 1983, no tiene pinta de haber sido almazara.

   La historia del Toboso se remonta a tiempos ibéricos y romanos, fue musulmana hasta las Navas de Tolosa en 1212. Formó parte del Común de la Mancha (1353). En 1531, la emperatriz Isabel (esposa de Carlos V, la mujer más bella de su tiempo), le concede el privilegio de Villa, quedando el término del Toboso reducido a 223 kilómetros cuadrados. Tiene 2.069 habitantes en el censo de 2001 y esta a 635 metros de altitud. En el Toboso hay otra famosa Isabel Fernández Morales, “Ama” de la hospedería La Casa de la Torre, dice Antonio Aradillas que la casa tiene un pozo con la misma profundidad de la altura de la torre de la iglesia. ¿Cuánto miden? Cada nueve de octubre (onomástica del bautismo de Cervantes), es fiesta de guardar en La Casa de La Torre, se otorga el título de Dulcinea a la mujer que más se haya distinguido en difundir la obra cervantina. Y a «Media noche era en filo, poco más o menos» (II,9), es ocasión de rondar a Dulcinea, con guitarras y poesía por las calles que llevan nombres de poetas españoles.

   Al final de esta crónica, usted nos contará la leyenda en boca de los toboseños, de la dueña de la casa de la supuesta Dulcinea doña Aldonza Zarco de Morales, pero no se llamaba Aldonza sino Ana Martínez de Zarco Morales, de ahí el nombre de Dulcinea (Dulce Ana). El viajero puede visitar tres museos: La Casa-Museo de Dulcinea, el Centro Cervantino y el Museo de Humor-Gráfico Dulcinea con una colección de ilustraciones humorísticas cedidas por el dibujante gráfico Mena, Mingote y otros dibujantes, en una casa manchega rehabilitada. La Casa de Dulcinea es realmente lo más conocido, casa de labor manchega pero de algún hidalgo o caballero, no pechero, que se construyó en el siglo XVI con planta rectangular y dos alturas, con una tercera en la parte central a modo de torreón, fachada de piedras y portada adintelada que se remata con cornisa y dos escudos, sillares en las esquinas. Al interior en la planta baja ofrece la típica estructura de un caserón manchego con cocina y dependencias de labor, huerto trasero, pozo, y dormitorios en el segundo piso, y una redistribución de enseres para recrear la época. Alberga un Museo quijotesco, decorado al estilo manchego de la época con techos de vigas de madera, chimenea y enseres domésticos. Hay que pagar un óbolo para visitar el interior del museo.

   Hemos de recordar por obligación algunos párrafos de la carta de un enamorado: De don Quijote a Dulcinea: «El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene [esta es una fórmula ya usada en la Galatea]. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento…» (I,25).

   Nos habla usted de los Miguelistas del Toboso que no son otros, sino aquellos que creen que el abuelo de Miguel era del Toboso, y donde aparece en escena don Silverio el maestro, a quien usted le dedicó su libro La ruta..: «Al gran hidalgo don Silverio, residente en la noble, vieja, desmoronada y muy gloriosa villa de El Toboso; porta autor de un soneto a Dulcinea…». La crónica XIV está dedica íntegramente a describir y a conversar con don Silverio, el tipo más clásico de hidalgo que ha encontrado en tierras manchegas, y nos dirá que existe una afinidad entre él y los muros en ruinas del Toboso, y que tiene la idea de que Miguel de Cervantes era de Alcázar, por la teoría ya desechada del alcazareño don Francisco Lizcano y Alaminos que en 1892 publicó un libro donde habla de la partida de bautismo de un tal Miguel de Cervantes Saavedra nacido el 9 de noviembre de 1558. Don Silverio tiene un pleito con los frailes y una colmena con una ventanita de cristal por donde puede verse trabajar a las abejas, y por dos veces se aferra en afirmar que el abuelo de Miguel era del Toboso. También lo reafirma doña Pilar, una dama manchega, tan española, discretísima y afable que sirve un «brebaje amoroso».

–¿Sabes tú qué es un brebaje amoroso? -pregunto a mi mujer con discretas palabras, por si acaso.

–Eso será una manzanilla con miel y jalea real, ya que don Silverio tiene una colmena. Y además si se le echa una ramita de hierbabuena ya tienes un té moruno. Y si no tienen hierbabuena pues sirve también la hierba-luisa.

   Esta señora doña Pilar aparece y desaparece en la crónica como las manchas de alcohol en la camisa. Tanto si Cervantes era de Alcalá o de Alcázar usted arremete contra los académicos o eruditos siempre orgullosos e impertinentes a los que considera «un poder oculto, poderoso y tremendo». Por qué quitarle a los del Toboso la creencia de que aquí han vivido parientes de Cervantes cuando hay una casa que llaman La casa de Cervantes, con un escudo de familia o de armas con los símbolos heráldicos: Dos ciervas en campo duermen, /la una pace, la otra duerme;/ la que poace, paz augura; la que duerme, la asegura.

Y mi mujer me pegunta con la ruta en la mano:

–Si Miguel no era del Toboso sino de Alcázar, según don Silverio, y el padre de Miguel se llamaba Rodrigo y el abuelo Juan, ¿por qué Azorín adjudica lo de «Los Miguelistas» a los del Toboso, no lo entiendo? Lo lógico hubiera sido llamarles pajes de la princesa de La Mancha.

–No le des más vueltas, una rosa es una rosa –me pongo rilkeriano-, que esto de «cervantear «conduce a inventar y polemizar. Esto es porque si los de Argamasilla son Académicos, los de Criptana son Sanchos, pues los de El Toboso serían Miguelistas, pero como ha resultado ser de la complutense ciudad, quieren que la familia de Cervantes sea de allí. En fin, no tiene otra explicación.

–De acuerdo, bien, y qué importancia tiene esto, qué cualidad peculiar es esta tontería. Lo importante, creo, es el viaje, el camino.

   El abuelo paterno de Miguel se llamaba Juan Cervantes, y según los más rancios eruditos como Nicolás Díaz de Benjumea el abuelo paterno era de Galicia, corregidor en Osuna, cuyo apellido se nombra en honra en los anales de las guerras contra los «moros en España», ahora según Andrés Trapiello era cordobés, estudió leyes, llegó a teniente corregidor y se instaló en Alcalá de Henares. Escribe este autor que en 1819 Navarrete publicó Vida de Cervantes, acompañado de documentos ilustrativos, que fijan la opinión de que Miguel nació en Alcalá de Henares, calle Imagen, pero no fue hasta 1858 cuando se declaró oficialmente la villa complutense como patria de Miguel de Cervantes. Porque si el Miguel de Alcázar nació y fue bautizado en 1558 no pudo ser soldado en Lepanto en 1571. Por el origen del abuelo se cree que Cervantes era converso de origen judío, de ahí que siempre se la adjudicaran contaduría y recaudaciones, cosa de judío es contar maravedíes y buscar la x, porque donde hay una x hay matemáticas. Y por esto no le dejaron pasar a las Indias con arreglo a las Leyes de Ovando que no daban salvoconducto a converso, bien de origen morisco o judío.

El futuro de nuestra sociedad y la protección de nuestra intimidad

0

Ricardo Chamorro

   Uno de los retos más importantes del futuro de las sociedades democráticas estriba, junto al medio ambiente, en el control de la información propia frente a los ataques frecuentes a la privacidad y la intimidad y la utilización de datos personales sin consentimiento del ciudadano. Con esta frase el director de la Agencia Española de Protección de Datos concienciaba a los oyentes durante las pasadas jornadas celebradas en Santander sobre el nuevo Reglamento en Protección de Datos.
   La protección de nuestros datos no es un simple capricho normativo, sino que es la regulación de una realidad que cada vez más nos sobrepasa. La globalización tecnológica reduce a los ciudadanos a simples instrumentos minúsculos de una sociedad internacional débil en lo relativo a los derechos y cada vez más ajena a las viejas naciones.

   En este mar de inseguridad jurídica Europa pretende ser una isla segura donde se respeten los derechos de sus ciudadanos y donde aquellos que pretendan dar servicios en la sociedad de la información se amolden a unas pautas que respeten la intimidad.

   Es difícil tarea el controlar este avance y tratar de que sea ordenado. El respecto y control de nuestra intimidad en una sociedad globalizada es una tarea de todos, no sólo de las administraciones. La colaboración del ciudadano es fundamental para controlar los quebrantamientos a nuestra intimidad personal y familiar, y para ello la concienciación es primordial.

   La brecha tecnológica es algo que todas las administraciones tratan de impedir por la desigualdad que se pueden producir en regiones o países que no vayan al ritmo de la tecnología. Es igual de importante recalcar que debe educarse a las sociedades en los nuevos derechos que les asisten para no verse indefensos ante la innovación tecnológica: si el avance en la sociedad de la información no es ordenado jurídicamente, las injusticias y desigualdades seguirán aumentando.

   Algunas administraciones están llevando a cabo una labor encomiable en lo relativo a la educación de los ciudadanos, con unos medios ridículos si los comparamos a las grandes multinacionales que se mueven a sus anchas en la sociedad global de la información. En España es importante señalar la labor de la Agencia Española de Protección de Datos y de las agencias autonómicas de protección de datos como la Agencia Madrileña, cuya web informativa y su revista digital es más que recomendable, la Agencia Catalana, con web informativa, o la Agencia Vasca. También es de resaltar iniciativas como la de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que ha puesto a disposición de los ciudadanos una página web informativa en protección de datos dentro de un proyecto llamado PROTEGETECLM LOPD.

   Es importante la labor de todos para mantener el equilibrio entre una tecnología que nos facilita y ayuda en nuestras labores diarias y unos derechos fundamentales e inherentes que debemos conservar en beneficio de nuestra libertad.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

Buscando a Azorín por la Mancha (16)

0

Ramón Fernández Palmeral

Campo de Criptana, tierra de gigantes

Señor Azorín:

   Land of Giants… “There they discovered thrty or dorty windmilss that can be found in field…” For many specialists in Cervantes and historians, the great writer was… No se preocupe usted que seguimos por la ruta de Don Quijote. Así empieza el catálogo que le dieron a mi mujer en las oficinas de Información y Turismo del Campo de Criptana, se ve que le vieron cara de turista, no sé cómo sucedió esta equivocación, si ella es de piel canela morena como las mujeres de Vandalia por no decir Andalucía, tiene los ojos marrones como la banda magnética de la tarjetas de crédito y el pelo una veces negro, otras con mechas, otras como la mermelada del albaricoque, o castaño o caoba, con el brillo de las plis de las peluquerías.

   De Alcázar de San Juan a Campo de Criptana hay ocho kilómetros. Por fin tomamos la N-420, la travesía pasa por la zona sur de Campo de Criptana, sólo había que buscar el letrero que indica: Molinos de Viento. Cuando lo vimos encaramos el coche por una cuesta hacia lo que se conoce como cerro de la Paz, en el Albaicín de Criptada, como el barrio morisco de Granada. Aunque recuerdo que Cervantes no tenía muy buen concepto de ellos: «y de los moros no se podía esperar verdades alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas» (II.20).

   Usted, le dedica las crónicas XI y XII a Criptana. Pasa desde la crónica X de la Cueva de Montesinos a Campo de Criptana: «He llegado a Criptana hace dos horas; a lo lejos, desde la ventanilla del tren, yo miraba la ciudad blanca, enorme, asentada en una ladera, iluminada por los resplandores rojos, sangrientos, del crepúsculo». Efectivamente Campo de Criptana tiene estación de ferrocarril, la que va dirección Valencia y Alicante. Usted ha emprendido una «caminata por la carretera adelante, hacia el lejano pueblo… Yo iba embozado en mi capa lentamente, como un viandante, cargado con el peso de las desdichas». Usted pregunta por la fonda, una fonda que no tiene nombre, le indican una casa que es vetusta, tienen un escudo; tiene de piedra las jambas y el dintel de la puerta. Alguien ha llamado a gritos a ¡Sacramento! ¡Tránsito! ¡María Jesús! Y a la vez le pide que se siente, no hay luz porque la «echan muy tarde», después le han dado la habitación, «la de dentro», ha salido la luz de la palmatoria, le ayuda a ver la cena, ya de noche con una luna suave, siente un placer íntimo, al escuchar el ladrido plañidero de los perros. Yo pregunté por la fonda, pero nadie me dio norte.

   Usted sube con don Jacinto por callejuelas empinadas hasta lo alto donde, para no variar, «los molinos surgen vetustos». Nos cuenta lo que dice la guía de Richar Ford en su Handbook for travelller in Spain. Que los molinos se implantaron en La Mancha en 1575. Nos habla usted de una senda por donde van las mujeres enlutadas para besarle los pies al Cristo de Villajos. Villajos se sitúa a unos cuatro kilómetros hacia el Norte, ocupado desde tiempos remotos por el hombre, aparece en el documento citado en 1162 con Chitrana, Kero y Attires, como propiedad de la Orden de San Juan. En Criptana hay otras tres ermitas famosas, la de San Isidro, la de la Virgen de Criptana y la de la Paz que lleva el nombre del cerro.

   Por las callejas estrechas, pendientes y retorcidas del caso viejo, logré meter el coche y llegar hasta la cumbre de la Paz, a placer de los vientos; este barrio es como un libro abierto del Quijote, donde el callejero tiene nombres como: Senda de los Molino, Dulcinea, Vizcaíno, Don Quijote, Gigante Briareo. Aparque al final de una calle del error, me pareció ver la de Alfonso Quijana, en lugar de Alonso, quizás este Alfonso era el hermano de don Quijote y padre de la sobrina Antonia Quijana. Una vez bajados del coche, las calles no tienen aceras, subimos unos escalones y ya vemos no treinta o cuarenta molino sino una docena de molinos. «En esto descubrieron treinta o cuarenta molino de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque vez allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas…» (I. 8). Hemos entrado en la más famosas de la ficciones del Quijote, sobre todo por la maestría de la fuerza del diálogo y la puesta en escena, el humor, y sentido de la verosimilitud, que ya Cervantes, seguramente, había leído en Tirant lo Blanc (1490) de Joanot Martorell (libro salvado por el cura y el barbero del escrutinio) o de Orlando furioso (1516) de Ludovico Ariosto, cuyo héroe es torpe, tímido e irritable, por lo que Cervantes también pudo haberle titulado a su libro El hidalgo furioso.

   Está el molino llamado Sardinero con su palo gobierno anclado al suelo, desde allí, al otro lado norte vemos unos diez o doce molinos, las fotos salieron muy bien en el cerro de la Paz donde se encuentra la ermita del la Virgen de la Paz. Los turistas eran grupos de jóvenes españoles, que se fotografiaban en unas siluetas de madera pintadas y descabezadas con la figura de don Quijote y Sancho; no me pude aguantar las ganas de hacerme una foto, que por arte de encantamiento o de algún mago malandrín ha salido con mi cabeza repetida. El Cerro de la Paz cumplía la función de avanzadilla del Castillo de Criptana, surgido con la repoblación en el siglo XIII, y atrajo a la población circundante, talvez debido a lo saludable y ventajoso de sus aguas y sus aires. El nombre de Campo de Criptana está probado documentalmente a comienzos del siglo XIV.

   En la tienda de souvenir está Teresa, la mujer de Sancho Barbero y su hija Marcela, porque como usted dice en su libro esto es «tierra de Sanchos». Compramos una figuritas metálicas de don Quijote y Sancho por 4 €, unas postales, unos cuadernos y alguna cosa más. La mujer de Sancho se llamaba Teresa, una veces se apellida Panza y otras Cascajo, tenía el matrimonio un hijo llamado Sancho y María Sancha, para la tercera salida Sancho convence a su mujer prometiéndole que le traerá otros cien escudos como los ya entregados, y ella, mujer practica y realista le dice a su marido que le pida un salario a don Quijote, y éste, que no tenía ni un pelo de tonto, le respondió que no recordaba haber leído que ningún caballero andante haya señalado salario a su escudero, y no tenía ejemplos para saber cuanto cobraba un escudero al mes o cada año. Más o menos, le dice, eran premiados con una ínsula, pero nada de soltar blanca, como buen político y diplomático, estudiará el tema. Porque jamás habrá oído usted decir un no claro a ningún político, pues estos se escapan por las ramas a los tejados, por si luego han de arrepentirse. Porque más vale buena queja que mala paga (II.7).

   En la crónica XII, nos habla usted de «Los Sanchos de Criptana». Discretos amigos de Criptana tanto o más que los discretos y amables académicos de Argamasilla. Aquí vuelve a la ringla de dar nombres ya tópico en su recurso, y que recibió el improperio de Unamuno en carta del 14-V-1907. Los Sancho Panza de Criptana, quieren representar el espíritu práctico, bondadoso y agudo del sin par Sancho. Y es don Bernardo, el farmacéutico y músico, el autor de un himno a Cervantes que tocará en el armónium de la ermita.

   Aquí arriba junto a los molinos de viento con sombreros picudos como embudos metálicos, descubrí o vi la luz al enigma del logotipo del IV Centenario, unas aspas X y debajo QVI-xote en castellano antiguo, dividido en dos partes como en la primera edición del Quijote, las dos aspas representan el velamen de un molino de viento, he podido averiguar que los autores del logotipo son Nicolás Reyners, Alberto Salván y Francisco Villar, de 2º de Diseño Gráfico del Instituto Europeo Di Design de Madrid. Escuelas de diseño de doce países presentaron sus propuestas.

   Cada molino tiene su nombre y su alma, como los tendría un gigante; son diez y se llaman: Lagarto, que guarda un museo dedicado a aperos de labranza, Culebro, dedicado a Sara Montiel, Infante, Poyatos, donde se encuentra la oficina de turismo, Burleta, Pilón, dedicado al vino, Vicente Huidobro, Cariari e Inca Garcilaso (hombre, aquí tenemos a un poeta). El Sardinero conserva la maquinaria original. Los molinos tienen tres plantas llamadas silos. Para saber de los molinos de viento en el mundo hay que visitar la página de la biblioteca del Tío Kinke

   Los molinos de España son construcciones del siglo XVI, posiblemente con patente de los Países Bajos, son maquinarias inauditas, vivas, cada pieza, cada tabla, cada rueda, tiene su nombre propio, algunos son tan conocidos como las aspas, vela, palo del freno, palo del gobierno, borriquillo, pero otros tan desconocidos como rueda catalina, contrapeso del alivio, guitarra o husillo de la interna. Y además hay registrados doce nombres para las diferentes direcciones de donde sopla el viento, lo que se llama Vientos del Molino. Me hubiera gustado mucho encontrar un molino con su nombre, señor Azorín, pero no lo tiene, se han olvidado de reconocer que este pueblo es conocido en el mundo literario gracias a las referencias que usted hizo en La ruta…

   Entramos en el molino dedicado a Sara Montiel, siempre tan bellísima, como sacada de un encantamiento, cuadros, retratos, mantillas, tiene otros pisos, pero yo no subí arriba.

   Si don Quijote murió, Sancho no, y permanece aquí vivo, entre esta gente laboriosa, amable, hospitalaria e industriosa del vino. En las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) se le adjudican unos mil vecinos y en el primer decenio del siglo XVII alcanzó una población entre mil trescientos y mil quinientos vecinos, actualmente tiene unos 14.000 habitantes. Hay una Asociación que se llama «Hidalgos Amigos de los Molinos» cuya presidenta es Dolores Martínez de Madrid Ortiz.

   Cervantes hizo morir a su héroe para que no hubiera tercera partes, sin embargo, Filleau de Saint-Martín (París 1678), que hizo una traducción bastante libre, eliminando todo aquello que pecara contra el decoro, cambió los dos últimos capítulos de la Segunda Parte, y don Quijote no muere, y así pudo escribir una Tercera Parte en 1695, con variantes y sentido comercial, que es una actitud de los ilustrados ante el Quijote, más tarde llegaron los románticos alemanes que descubrieron en el Quijote valores metafísicos y casi un modelo filosófico.

   Usted le pregunta al ilustre y heroico manco en su artículo «El secreto de Miguel», publicado en Ahora, en 1935:

   «Te has ufanado siempre de ser un hombre de teatro. Tenías mucha razón. El Quijote es la novela de un hombre de teatro. Con el arte de interesar al público de modo tan extraordinario, tu novela había de alcanzar un gran éxito».

   Usted tiene parte de razón, uno de los secretos de El Quijote es su puesta en escena de los personajes, y Criptana con sus molinos de verdad y no de viento ni de aire, es uno de los escenarios más impresionantes y célebres de la coreografía de los gigantes en danzas desaforadas.

   Ahora toca tomar el camino a Puerto Lapice.

»El presidente local del PP sí que ha venido a menos»

0

Comisión Ejecutiva Local (PSOE PUERTOLLANO)

   La ejecutiva local del PSOE de Puertollano quiere hacer pública la declaración unánime de apoyo a Joaquín Hermoso Murillo realizada en la asamblea que tuvo lugar la semana pasada, tanto como miembro destacado de nuestro partido y primer candidato de futuro como en su calidad de alcalde de Puertollano, cargo que ostenta con enorme solvencia y con el mayor orgullo.

   Los militantes socialistas locales queremos hoy recordar lo declarado en tantas ocasiones por Joaquín Hermoso cuando insiste en que para una persona nacida en nuestra localidad no cabe mayor honor que ser alcalde de Puertollano y ofrecer todos sus conocimientos y esfuerzos por traer más progreso a la ciudad.

   Por eso, es incomprensible que el Partido Popular diga en una nota de prensa que pasar a ser alcalde de Puertollano sea “venir a menos”; más bien al contrario, esas torpes palabras retratan a quien declara semejante barbaridad, un auténtico desprecio a lo que Puertollano es y representa en nuestra región. El presidente local del PP sí que ha “venido a menos” al pasarse del PSOE al PP, de un partido de progreso y de futuro que gobierna en todas las administraciones, a un partido que no gobierna ni en su casa.

   De cualquier forma, la realidad es a veces muy dura y pone las cosas en su sitio: Joaquín Hermoso Murillo es actualmente miembro de la ejecutiva regional de nuestro partido como secretario de Política Municipal del PSOE de C-LM y como tal tiene voz y voto en las decisiones políticas que afectan a Puertollano en el día a día y a la hora de elegir los hombres y mujeres que irán en las listas electorales de ésta y otras ciudades de nuestra región; Juan José Jiménez Prieto, en cambio, es en su partido una persona tan desconocida como lo es entre la ciudadanía de Puertollano, tal y como demuestran los datos de la única encuesta seria realizada, que, por el contrario, da una imagen distinta de nuestro alcalde y candidato.

   Hasta ahora, el señor Jiménez o el señor Méndez no han hecho otra cosa que descalificar, negar lo evidente o echar por tierra nuestra ciudad. Deberían ponerse alguna vez a demostrar que también saben hacer algo constructivo. Echamos de menos sus ideas y propuestas; en definitiva, ganas de trabajar, aunque, visto lo visto, sea mucho pedir.

Buscando a Azorín por la Mancha (15)

0

Ramón Fernández Palmeral

Alcázar de San Juan, nudo ferroviario

Señor Azorín:

   La historia de Alcázar se pierde en la edad de piedra como bien dice una señera histórica de la ciudad. Usted también creyó en la posibilidad que, sin bien Cervantes había nacido en 1547 de Alcalá Henares, fuera bautizado en la iglesia de Santa María la mayor de Alcázar de San Juan el 9 de noviembre de 1558. Esta idea del Cervantes de alcazareño ha sido desmentida. Se supone que Miguel de Cervantes nació el 29 de septiembre de 1547, porque se piensa que como el día 29 es San Miguel, le pusieron el santo del día como era y es costumbre en algunas zonas de las dos Castilla, de ahí algunos nombres tan pintorescos además de impronunciables. Teorías que más adelante trataremos o intentaremos de dilucidar. Tiene 26.022 habitantes en el censo de 1998, ahora debe tener quinientos más.

   Como se nos había acabado el carrete de fotografías en el cerro de los 4 mayordomos, nuestra prioridad era comprar uno en Alcázar de San Juan, entramos en la ciudad y con muy buena suerte, la suerte del novato, fuimos directos a encontrar al parking subterráneo, cuya boca de lobo se abre en la plaza del Ayuntamiento, una vez el coche en el pesebre, subimos por la escalera de peatones con gran contento porque nos habíamos evitado el problema de aparcar y además estábamos en el centro de la ciudad, desde allí veíamos la torre de una iglesia cuyo ojo gigante nos daba las doce y media.

   Preguntamos por un lugar de venta de material fotográfico; una pareja de jóvenes de ochenta años nos mandaron a una tienda de regalos, que estaba allí mismo en la plaza, y crease señor Azorín que estos negocios los regentan los chinos, los dos dependientes eran chinos, todos los artículos a precios muy económicos, un carrete Kodak, 1.60 céntimos de Euro, seguramente fabricados en algún lugar de Taiwan o de Kong Kong. Los chinos se han hecho amos del comercio de tejidos y de zapatos. Mientras yo pagaba mi carrete, mi mujer recorrió la tienda en un momento e hizo unas compras para no variar, regalos, que nunca falten, y como la famosa pareja «donquijotesanchista» son internacionales, había figuras Made in China.

   Como era la acertada y apacible hora del aperitivo entramos en un bar junto a la tienda de los chinos, y nos sentamos en una mesa circular junto al hueco de una columna de forjado, pedí un vino tino y una tapa de queso en aceite, y mi mujer un mosto con frutos secos.

—Cariño, cómo te metes en el cuerpo todo ese queso rancio con ese aceite que no sabemos el tiempo que lleva ahí en la bandeja de la barra.

—Es por probar las joyas de La Mancha: vino con queso de oveja.

—Nunca me haces caso y luego que si tengo tripa.

   La verdad es que a mí me chifla el queso picante en aceite, cualquier tipo de queso, me hace feliz, y tengo la misma costumbre que mi padre, que antes de acostarse se llevaba a la boca unos pezones de queso, y es que cuando te acuestas con un trozo de queso en la boca sueñas con pastoras griegas.

—¿Dónde puedo comprar queso como este? —le pregunto al camarero.

—Ahí, en la esquina hay una tienda de embutidos que tiene muy buen surtido —dijo un cliente, sin darle tiempo al camarero a contestarme.

   Cuando salimos del bar nos encontramos en la plaza con un monumento de bronce, el famoso don Quijote de Alcázar que con lanza y adarga arremete con su caballo en una aventura, y al lado Sancho prudente montado en su rucio. La acometida de don Quijote, parece esculpida con toda la intención para semejar al escudo de armas de Alcázar donde se ve a un caballo acometiendo con su lanza a un castillo, que podría transmutarse en un molino de viento si a usted le parece bien la metáfora.

   Los alcazareños están convencidos, y nadie les baja de su convencimiento, de que Miguel de Cervantes nació en Alcázar, desde que el alcazareño don Francisco Lizcano y Alaminos publicó en 1892 un libro apócrifo con el largo título: «Historia de la verdadera cuna de Miguel de Cervantes Saavedra y López, autor de Don Quijote de La Mancha, con la metamorfosis bucólica y geórgica de la dicha obra, vida y obra del Príncipe de los Ingenios españoles, con una refutación analítica de las biografías de este autor se han impreso hasta el día». En el que expone una partida de bautismo de un tal Miguel, hijo de Blas Cervantes de Saavedra y de Catalina López, fechada el 9 de noviembre de 1558 en la parroquia de Santa María la Mayor de Alcázar. Hallada en 1758 y que se publicó en 1776, con letra al margen atribuida a don Blas Antonio Nasarre, erudito y bibliotecario en la que dice: «este es el autor de la Historia de Don Quijote de La Mancha». Me hubiera gustado entrar en la iglesia para poder ver la pila bautismal donde se encuentra una estela que da fe de que allí se bautizó a Miguel de Cervantes el 9-11-1558.

   Esta versión quedó desmentida por un erudito ensayo de Rodríguez Marín aparecido en septiembre de 1955, titulado: «Cervantes y Alcázar», en el que se dice que la ceguera de Lizcano es sorprendente: el Cervantes alcazareño tendría menos de catorce años en octubre de 1571, y mal le hubiera confiado Francisco de San Pedro, capitán de la galera Marquesa, el mando de doce soldados durante la batalla de Lepanto. Incluso ante esta versión, arguyó Lizcano, que los antiguos no reparaban en minucias tales como la corta edad de Miguel. Por ello esta versión no se sostiene. Se habló de la burda falsificación de dicho documento alcazareño para ligar a esta tierra con el nacimiento de Cervantes.

   La polémica se cerró argumentando que Miguel nació en Alcalá de Henares en 1547 pero que se bautizó onde años después en 1558 en Alcázar, porque como se dudaba de la limpieza de sangre, del linaje de nobleza de la familia y antigüedad como cristianos, porque el abuelo paterno se había establecido en Córdoba, y se le suponía judío converso, y los padres no quisieron bautizarlo allí no fuera a ser que, por ser tierra de refugiados moriscos, se le confundiera y manchara su linaje. Cervantes era cristiano nuevo. Yo no creo que se bautizara Miguel a los once años de edad.

   El de Oliva, don Gregorio Mayans, primer biógrafo de Cervantes, en La vida de Cervantes Saavedra (1737), dice que tanto Sevilla como Lucena pretenden que Miguel naciera allí. La patria de Cervantes es España. Defiende la parte de Esquivias don Tomás Tamayo de Vargas, varón eruditísimo, quizá porque Cervantes llamó famoso a este lugar, pero el mismo Cervantes se explicó diciendo: «Por mil causas famoso: una, por sus ilustres linajes, y otra, por sus ilustrísimos vinos».

   Lo cierto es que no hay constancia documental de que Miguel naciera el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, sin embargo, lo que sí existe es la partida bautismal hallada tras la iniciativa del benedictino Fr. Juan de Iriarte Martín Sarmiento, donde se da fe documental de que fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares. (Folio 192 del libro primero), del calendario Juliano. Y se presupone que, por la proximidad de su onomástica con el día de San Miguel (29 de septiembre), y ser costumbre bautizar a los niños con el Santo del día; se ha convenido que debió ser este día. Habría que tener en cuenta los cambios del calendario gregoriano o actual, que se conformó el jueves 4 de octubre de 1582, que lo hacen pasar al viernes día 15 de ese mes y año.

   Entramos en la tienda de embutidos, pequeña, de esas que cuidan la calidad y atienden al cliente como un médico de pago.

—Buenos días, ¿a cómo están los quesos? —los quesos «puestos como ladrillos encajados», tenían el aspecto de legados del archivo de un juzgado, todos cerrados y empapelados, con sus etiquetas y números de diligencias, encausados, gladiadores dorados, dispuestos a salir a la arena del sacrificio de bocas exquisitas y delicados dientes, porque el queso manchego está en la cumbre de los derechos del hombre, es como los derechos fundamentales, necesarios en toda comida que se precie, el oro amarillo.

—¿Y los mostachones, a cómo están? —peguntó mi mujer que como es andaluza se cree que está en Triana, en Antequera o en Vélez-Málaga, u otros pueblos donde los mostachones son la especialidad de muchas reposterías, mostachones para el desayuno.

—Son tortas alcazareñas, tienen fama —contestó el dependiente con ganas de explicarnos sus secretos—, salidas antaño de las cocinas de los conventos, tortas hechas de harina, huevos y azúcar. Pero también tiene sus secretos el pastelero que las hacía, mandaba al aprendiz a tomarse un vino, cuando él le iba a echar el secreto de la tortas, cuando se murió se lo llevó consigo.

   A mí me gustaría oír que los había inventado un pastelero llamado Miguel que fue en su juventud confitero de la Mahonesa de Madrid, pero no, parece ser que son originarias de los conventos de Santa Clara.

   Me quedaba que preguntar si se llamaba Miguel, pero llegaron unos amigos del dependiente y ya no fue ocasión de hacerlo. Me quedaron dudas sobre el carretero de Alcázar.

   En el kiosko de prensa compro Lanza, Diario de La Mancha, es el número 20.692, Año LXII, al precio de 1 Euro, para convencerme de que hoy es 11 de mayo. El titular de primera plana dice: «Más de 90.000 turistas visitan la provincia en el primer trimestre. El entradilla: La promoción del IV Centenario y la Ruta del Quijote aumentan hasta un 13,5% el número de pernoctaciones». Datos aportados por Juan José Fuentes delegado de Información y Turismo. En las noticias de Ciudad Real se dice que Gabriel Gallego Sánchez-Gil fue reelegido ayer secretario general de Comercio, Hostelería y Turismo de CCOO en el II Congreso Provincial de la sectorial. En la sección de Teatro se anuncia que Verónica Forqué interpretará la vigente obra de García Lorca «Doña rosita la soltera», el día 13 en el teatro Municipal Quijano de la capital. En Alcázar se anuncia que el día 14 Martín Taffarel impartirá la lección literaria «Claves de la ficción en el Quijote». Quien pudiera asistir, pero nuestro acomodo, nuestro destino, es buscarle a usted por tierras de La Mancha.

   Alcázar es un nudo ferroviario, nunca mejor dicho, que ahoga a la ciudad y la estrangula. Desde aquí parten las líneas para Andalucía y para Valencia por el llamado corredor del Mediterráneo: Alicante y Murcia, y también a Cataluña. El tren para Ciudad Real parte desde Manzanares. Ciudad Real no tiene envidia de trenes porque por su capital pasa el Ave a casi 300 kilómetros por horas. Créaselo, los trenes ya no anda sino que vuelan. Alcázar es una ciudad sitiado por el ferrocarril, su estación es un edificio de ladrillo visto, donde continúa la famosa Fonda Museo (actual cafetería de la Estación) decorada con los 1.000 azulejos sevillanos. Usted no entró en la Fonda Museo del Ferrocarril de Alcázar, de lo contrario nos hubiera comentado los azulejos del zócalo de la sala cafetería, son mil azulejos sevillanos fabricados en 1875 con diferentes escenas pintadas a mano, a modo de cliché de una película, con toda la obra del Quijote. Una verdadera joya del mosaico andaluz. En el primer azulejo vemos un retrato de Cervantes y en el siguiente la primera frase: En un lugar de la Mancha…

   Al final de su libro aparece el artículo «Pequeña guía para los extranjeros que nos visiten con motivo del centenario» que es un artículo suyo: «The time they lose un Spain», que había sido escrito un año antes en 1904 para el diario España, y que usted se lo atribuye a un imaginario y extraño doctor Dekker que vive en Madrid y está encantado pero no deja de hacer anotaciones en su «diminuto cuaderno»; el tiempo que tardan los españoles en servirle y lo que tardan los tranvías.

   Salir de la red de líneas férreas de Alcázar me costó, porque siempre cuesta salir de una ciudad asediada, en la que has encontrado acomodo. Tomamos dirección levante hacia Campo de Criptana.

Buscando a Azorín por la Mancha (14)

0

Ramón Fernández Palmeral

Tomelloso, la viña de la Virgen

Señor Azorín:

   Jamás había visto tanta vid en una bandeja de tierras planchadas como en Tomelloso, yo, aunque soy manchego de nacimiento, crecí en una zona vinícola de uvas moscatel y vidueñas, en la zona montañosa del Mayarín entre los términos de Torrox, Frigiliana y Cómpeta, de las comarcas de la Axarquía malacitana, mi padre no era vinicultor, sino pastor, pero mi tío el aparcero, tenía que darle cada año dos arrobas de vino del que cosechaba, como pago al arriendo. No era gran bebedor, sin embargo tomábamos nuestros vasos en buena conversación y atento oído, mi padre no compraba vino y cuando se le acabada y yo preguntaba por el vino, mi padre me decía: «hijo, sabes una cosa, que en la tiendas también venden vino». Porque, la verdad, es que yo compraba poco o casi nada.

   De Argamasilla sale una línea recta que parece vía germinal entre la calima y las alas de los ángeles, si no hubiera sido hecha por la mano del hombre, en forma de calzada romana asfaltada bajo un cielo verde «vidificante» hacia Manzanares, el pueblo donde se cuenta que aparece la bella y misteriosa Marcela, porque aquí el cielo se torna mar y toma el color de la vid con embrujo diablesco. Dice usted que Manzanares está a cinco leguas de Argamasilla, la distancia real es 38 kilómetros, donde según su relato de la página 155, crónica XV, escribe: «se cuentan mil casos de sortilegios, de encantamientos, de filtros, bebedizos y manjares dañosos que novias abandonadas, despechadas, han hecho tragar a sus amantes». Sin embargo nosotros no vamos a Manzanares, ya lo conocemos, sino a Tomelloso. ¿Usted, seguramente, pasó por Tomelloso en su particular ruta manchega?, pero sin detenerse en La ruta… Es importante ciudad manchega capital del vino, que derrama vino, que muere por el vino como el Lazarillo de Tornes, tiene casi 30.000 habitantes, le llaman «La viña de la Virgen», es en el capítulo V cuando dialogó con don Cándido sobre las dudas de que Cervantes estuviera preso en la cueva de Medrano, y este discreto clérigo contesta: «…pero no se me oculta que estas ideas arrancan de cuando Cánovas del Castillo iba a Tomelloso y allí le llenaban la cabeza de cosas en perjuicio de nosotros. ¿Usted no conoce la enemiga que los de Tomelloso tienen en Argamasilla?». Indudablemente la rivalidad tribal entre los pueblos colindantes siempre ha sido manifiesta en todas las provincias de España, no va a ser esta vecindad una excepción, aunque es cierto que desde que se organizaron los territorios por Autonomías (Constitución de 1978, Titulo VIII, De la organización territorial del Estado) se ha creado un sentimiento de patria y nación. Las cinco provincias de Castilla-La Mancha: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo, se rigen por la vía del artículo 143, aunque cada Autonomía tiene sus estatutos.

   Usted nombra cuatro veces a Tomelloso en La ruta… Dos veces en el capítulo V, cuando dialogó con don Cándido sobre las dudas de que Cervantes estuviera preso en la cueva de Medrano. La tercera vez que nombra a Tomelloso es en la crónica VI, cuando nos habla de Juana María, y usted mismo, que no se ha atrevido a preguntarle de donde era, especula con las posibilidad de su naturaleza: «¿Es manchega Juana María? ¿Es de Argamasilla? ¿Es del Toboso? ¿Es de Puerto Lápiche? ¿Es de Herencia? La cuarta vez en la crónica XV, «¿Qué me decís de esta exaltada fantasía manchega? El pueblo duerme en reposo denso, nadie hace nada; las tierras son apenas rasgadas por el arado celta: los huertos están abandonados; el Tomelloso, sin agua, sin más riegos que el caudal de los pozos, abastece de verduras a Argamasilla, donde el Guadiana, sosegado a flor de tierra, cruza el pueblo y atraviesa las huertas; los jornaleros de este pueblo ganan dos reales menos que los de los pueblos cercanos?». Ceo entender que el pueblo que gana dos reales menos debe ser Tomelloso por el contesto de la frase, aunque tengo ciertas y ligeras dudas.

   A Tomelloso le rodea hoy en día un cinturón industrial importante, tanto es así que los ecologistas en acción solicitaron al Ayuntamiento una Ordenanza de Medio Ambiente que evite la emisión de sustancias contaminantes a la atmósfera y al agua, procedentes de determinadas industrias de transformación; actividades extractivas de áridos con fuerte impacto paisajístico sin las adecuadas medidas correctoras; existencia de un vertedero municipal ilegal, carente de las más mínimas medidas de seguridad ambiental y con evidentes peligros potenciales para la salud de los ciudadanos; problemas derivados del crecimiento urbanístico y del tráfico de automóviles dentro del casco urbano; deterioro de los parques públicos como consecuencia de la inexistencia de un programa operativo de mantenimiento y conservación.

   De Argamasilla a Tomelloso existen dos carreteras: la circunvalación de N-310, distante unos 8 kilómetros, y otra que pasa por el noroeste de la ciudad. Los viñedos son monocultivo, el viñedo está en ciernes en esta primavera, los marjales (montañas de piedras de los recogimientos), más algunas manchas de olivos y algún lejano y pétreo bombo. Como dice Antonio Aradillas, el diestro de La Mancha, si el resto de La Mancha está asentada sobre una gran cisterna de agua, Tomelloso lo está sobre una gran cisterna de vino, un lago de vino apretado en cubas y tinajas. Según los datos que manejo ahora, de la guía del diestro, pag. 101, la región castellano-manchega es el mayor viñedo del mundo, ocupa 769,800 hectáreas y produce uno 20 millones de hectolitros, y tiene 11 Denominaciones de Origen.

   Estas arterias asfaltadas son dueñas de un próspero e importante tráfico de camiones y vehículos, veo las casas de labranza con parrales, el pino y las grandes tinas, los pozos. Mi mujer llevaba el mapa de carreteras abierto.

—No mires que nos la pegamos —me regaña mi mujer por mirar yo su mapa.

—Me parece que estoy perdido, yo no quiero entrar en Tomelloso, sino coger la circunvalación.

—Pues tendrás que dar la vuelta porque te has equivocao, como siempre —mi mujer ya sabe que últimamente soy un peligro al volante, menos mal que, al menos en este viaje, todavía no me han multado.

—No, que no, que es por aquí…

   Nosotros no entramos en Tomelloso porque ya lo conocíamos, estuvimos en un viaje anterior, en el 2003, y lo vimos detenidamente, y como no quiero pasar de largo por la memoria, le contaré a usted algunas novedades de Tomelloso.

   Si en 1552 tenía 30 vecinos y pertenecía a Socuéllamos, ahora tiene 30.000 y es Ayuntamiento. Uno de sus atractivos más famosos, después del vino, es el Museo monográfico del pintor Antonio López Torres, el tío barbudo del también famoso pintor realista Antonio López, sin García, porque decir Antonio López ya es suficiente, es como en aquellos años del franquismo decir Antonio el bailarín, ya no había que añadir más.

   Es curioso cómo la portada de la edición de José María Martínez Chachero de Cátedra, nº 214, reproduce una ilustración de un cuadro de Antonio López Torres, titulado «Podador manchego», un óleo de 1946. Este pintor retrató muy bien los lugares y las costumbres de la zona, como las bodegas de vino, y las faenas propias de los viticultores, las geométricas línea de parras y los bombos. Otro pintor de Tomelloso es Antonio Carretero. Otro lugar por visitar es el Museo del Carro.

   Pero uno de los personajes que no podemos dejar olvidados de Tomelloso es Francisco Martínez Ramírez conocido por «El Obrero», político y escritor que editó un periódico: El Obrero de Tomelloso. Uno de los expertos y estudiosos de la figura de este ilustre tomellosero singular es Francisco Alía Miranda, historiador y Vicerrector del Campus de Ciudad Real, dicen que fue personaje adelantado a su época y que luchó durante toda su vida por conseguir una sociedad mejor y más próspera y justa, no sólo desde ámbitos políticos sino sociales, a través de la reforma de la mentalidad pasiva de la época. Francisco Alía no dudó en calificar a «El Obrero» de liberal, moderno, emprendedor y luchador. Se le atribuye la construcción del ferrocarril Cinco Casas -Tomelloso, con parada en Argamasilla, en 1914.

   Otros nombres para recordar son el escritor García Pavón y el poeta Felix Grande que aunque nació emeritense se crió en Tomelloso, aunque a los veinte años pasó a Madrid. Siempre se nos ha presentado Tomelloso como un pueblo con poca historia, cuyas raíces no llegaban más allá del año 1531, pues hasta esta fecha no se tiene constancia del definitivo Tomelloso. Sin embargo, aunque todavía quedan muchas sombras que iluminar sobre el pasado, hoy muchos historiadores están de acuerdo en que los orígenes de Tomelloso se remontan a los tiempos prehistóricos (cultura de «Las Motillas»).

   La popular Feria y la Romería se celebran cada año del 24 al 30 de agosto. Comienza la noche del 24 con la proclamación de las Madrinas de la Feria, ofrenda floral a la Virgen de las Viñas, bendición de los primeros mostos y lectura del pregón inaugural en la Plaza de España. A continuación, junto al recinto ferial, millares de vecinos se congregan para contemplar la popular «pólvora» (gran espectáculo de fuegos artificiales).

   Pasado Tomelloso por un amplía travesía, empiezan obras de una autovía que construyen hacia Toledo por Madridejos y Mora por la antigua CM-400. Pasos elevados en construcción, maquinaria pesada y caminos, cortes de carreteras y el señor del STOP en la mano. Pasamos Alameda de Cervera, y a unos siete u ocho kilómetros vemos en el horizonte un cerro, sobre el que vemos los primeros molinos de viento.

—Cariño, mira allí ¿No querías hacerte una foto con los molinos? Pues allí los tienes —le digo a mi mujer mientras baja unos grados el aire acondicionado el coche.

—Son como montañas de sal en Santa Pola.

—Desde luego que sí, no lo había pensado yo.

   Sobre un cerro a nuestra derecha se ven cuatro gigantes que no son molinos, sino mayordomos, molinos románticos, encalados y nuevos como si el tiempo hubiera sido indulgente con ellos. Bajaba un coche, lo que nos confirmaba que podíamos subir al cerro, y así lo hicimos por una carretera asfaltada, estrecha hasta lo que era una era (tenía ganas de encontrarme con estas palabras juntas). Los molinos no funcionan pero tienen música interior, sus aspas parecen trastes de guitarras escrupulosamente calladas, paradas, en silencios, los silencios son parte de la música. Se eleva una antena de radio que como columpio de ondas se comunica por las redes de La Mancha. Al bajar del coche saludamos al molino llamado Rocinante, con letras de azulejos encima de la puerta cerrada, porque cada molino tiene su nombre y tiene alma. Junto al coche encontré una rueda de molino muerta de unos dos metros de diámetro, con orificio de un eje en su centro geométrico, con la forma y el color de un queso curado gigantesco. Al hacer la primera foto el carrete se rebobinó, se cerró la máquina de carretes como por un encantamiento. Esto si que era un contrariedad, la digital tiene el problema de las cargas que duran poco tiempo, al menos la mía. No había molinero, pero a esto que llegó un motorista con una moto cross y su casco, haciendo un ruido tremendo, más que en el episodio de los batanes, y aparcó junto al muro. Allí, imprudentemente sacó el teléfono móvil y empezó a hablar, venía un aire chivato y nos enterábamos innecesariamente de su conversación, como si a nosotros nos importara su vida íntima y privada. Me escandalicé.

—¿Esto no es posible? Venir hasta aquí para oír móviles. Deberían de estar prohibidos. Yo quiero mi espacio vital, mi espacio fantástico, mis sueños realizados.

—Parece que estamos en el autobús —añadió mi mujer.

   Allí se levanta, como una fuente, un vértice geodésico protegido y penado por ley, y el paisaje se desparrama, es tan extenso que uno tiene miedo a que los ojos no te respondan, que sean cobardes de mirar e incapaces de ver a tanta distancia; toda La Mancha se viene a mis ojos, plana, extensa, rica, formidable, verde y ocre. A lo lejos la construcción de la nueva autopista y los camiones de juguete con sus remolques y sus palas. Al norte Alcázar y Campo de Cripta con sus casas blancas y su molinos, cual mozas vestidas de primera comunión.

   Bajamos del cerro de los 4 mayordomos y muy cerca sale la CM.3105 para Campo de Criptana, pero nosotros íbamos a Alcázar de San Juan para buscar un carrete y algunas otras compras.

Buscando a Azorín por La Mancha (13)

0

Ramón Fernández Palmeral

En la casa del bachiller Sansón Carrasco

Sr. Azorín:

   En su libro de La ruta…, no hay referencias al bachiller Sansón Carrasco, hijo de Bartolomé y vecino de este kilómetro cero de La Manchega, que flota sobre una gran laguna subterránea de un Guadiana tímido que se ruboriza y esconde sus melenas de olas resentidas, y se zambulle bajo tierra y luego abre los ojos por las Tablas de Daimiel. Por «El lugar» cruzan de paso dos canales de riego, el llamado de Avenamiento y el del Gran Prior, este último pasa por debajo de la plaza de la Constitución, antiguamente había incluso una lagunilla, a las afueras, como se aprecia en la fotografía (Blanco y Negro, Revista ilustrada. Especial III Centenario, Madrid, 731. Fototeca CECLM, y reproducida en la página 60 de la edición de La Ruta… por el Centro de Estudios Castilla-La Mancha, 2005). Es importante hacer estas reseñar para argumenta mi idea de Argamasilla como la Venecia de La Mancha, si sus canales fueran navegables.

   En la calle de los Académicos se encuentra la fachada ocre sucio, embrutecida y descarnadas argamasillas, huesos más que piedras de la casa de Sansón Carrasco, o lo que queda de ella. Tiene una puerta prehistórica, rajada, gris, desvencijada, abandona al mundo de la literatura y al mundo de la realidad de este centenario que el Ministerio de Cultura, cuya ministra, andaluza lozana, de cuyo nombre me acuerdo pero que no me apetece ahora nombrar, ya que en tierras de hidalgos furiosos uno tiene capacidad para decir si acordarte o no acordarte de algo, sobre todo cuando el trigo temprano o el alcacel verdea y te trastorna. El Ministerio dispone de 30 millones de €, lo que equivale a unos 5.000 millones de pesetas, para acometer esta mangna empresa, invencible empresa, universal empresa del Centenario, para reformar y reforzar la historia de la fantasía más grande jamás contada. En el 2002, cien escritores eligieron en una encuesta organizada por el comité del premio Nobel las cien mejores obras de la literatura universal, y don Quijote encabezó la lista, sin embargo esta ilustre y noble casa del bachiller, espera como una vieja cepa a ser arrancada y quemada en el hogar de algún diablo.

   En la calle de los Académicos, cruzando el paso de cebra, pasaba un grupo de japonesas con sombreros y las mochilas al hombre y las cámaras en bandolera y la sonrisa puesta. Habían llegado en autobús, se me vino a la cabeza lo muy apreciado que es Don Quijote en el Cipango de Francisco Javier, por el mito de su locura genial, el ridículo que hace sin sentir vergüenza ajena, ya para un japonés sentir vergüenza es uno de sus pecados capitales, otro es el sentimiento de deuda, quizás porque son prototipos de eficacia. Admiran la libertad de comunicación porque don Quijote habla sin parar, los japoneses, en cambio, piensas mucho lo que van a decir, ensayan, no improvisan, respetan las tradiciones. ¿Qué les gusta a los orientales de don Quijote? ¿Es el viaje, es lo burlesco, es la osadía, es el teatro? ¿Es don Quijote un samurai loco? Porque ellos se ríen de lo que a nosotros no nos hace gracias.

   Para este IV Centenario se han realizado dos traducciones al japonés, uno es la del catedrático Toky Ogiuchi de la universidad de Tokio Keizcel, editado en un papel especial resistente al tiempo y al agua. Uno de los pintores japoneses afincados es España que ha realizado obra quijotesca es el artistas Chiaki Korikoshi. El poeta japonés Mato Basho se aproxima al estilo de humorístico de Cervantes en sus hai-ku. Los japoneses conocieron por primera vez a don Quijote y a Sancho y a Sansón Carrasco en 1885 de una traducción parcial inglesa, donde se decía que Cervantes era francés.

   En China se publicó en 1922 como Biografía de un espadachín caballeresco mágico, de la primera parte. Con la Revolución cultural hubo irrupción de todo cuanto venía de fuera y no fue hasta la muerte de Mao (1976), cuando se reanudó una reapertura cultural. En 1978 la escritora Yans Jiang hizo la primera traducción completa. Los chinos y japoneses están interesados en España, sobre todo por el vino, en la feria de Fenavin se habló de las relaciones comerciales con China, Chen Yu Zhai, segundo secretario de la Embajada de China en Madrid, dijo que China importa el 20 % del vino que consume.

   El bachiller Sansón Carrasco, que fue quien contó que la primera parte ya andaba en libro en Salamanca, se burla de la traducciones del Quijote con sentido satírico en un diálogo «y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca» (II,3).

   Cuando las japonesas de seda y jade se han marchado avergonzados de la fachada ocre sucio de la casa de Sansón Carrasco con su pasito corto y sus sonrisas milenarias, yo miro, yo olfateo por la rendija de la vieja puerta prehistórica y yo no veo la parra ni el aljibe que se cuenta tiene dentro, yo le hago una foto, como se puede ver, una foto a la selva de maleza que se deleita en el patio interior devorando las piedras, las maderas resecas, el soportal, abrazada a las piedras que un día vieron los fantásticos y furibundos ojos de Sancho Panza: « –Pues yo voy por él –respondió Sancho. Y dejando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió de allí [su casa] a poco espacio [de tiempo], y entre los tres pasaron un gracioso coloquio» (II, 2). Es decir, que Sancho fue a casa del bachiller para tener que pedirle que le acompañara a casa de don Quijote donde los tres tuvieron un coloquio, a raíz de que Sancho se había enterado de que había llegado el bachiller al «El Lugar», el hijo de Bartolomé Carrasco, que venía de Salamanca, hecho bachiller, quien le contó que andaba ya en libros la historia de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Y al contarle esto, don Quijote dijo que seguramente el autor de esa historia ya escrita sería algún «sabio encantador». Entrados en una plática de si el autor era el moro y otras explicaciones, Sancho se ofreció a traer al bachiller hasta la casa de don Quijote.

   En el coloquio del siguiente el narrador hace un retrato semblanza del bachiller Sansón Carrasco, al que describe:

   «…no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón; de color macilenta, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinticuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca de donaire y de burlas…» (II,3). Frente al parque de los Derechos Humanos podemos contemplar una escultura de pie en tierra del bachiller.

   Aunque actualmente para salvar o menguar esta pena honda, negra, vergonzante, le han puesto el nombre de Sansón Carrasco a una casa de calle Batanes de Argamasilla y el pueblo mudable, Centro de Salud y Hogar de la 3ª Edad o edad de los sentados en los parques.

   El bachiller Sansón Carrasco que según don Quijote es «perpetuo trastulo (bufón) y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses, sano de su persona, ágil de sus miembros, callado, sufridor así del calor como del frío, así como de el hambre como de la sed, con todas aquellas partes que se requieren [cualidades] para ser escudero de un caballero andante». (II,7), acuerda con el cura, el barbero «por voto común de todos» como se explica en el (II, 16), dejarle salir a Alonso Quijano porque era imposible detenerle en «El Lugar» por más tiempo, pensaron que Sansón Carrasco le saliese al camino como caballero andante y le retara previo pacto de que el vendido quedara a mercede del vendedor, con la cláusula de que el vencido no saliese en dos años en aventuras. Por ello Sansón, le anima a la tercera salida para una vez en el campo retarle, por ello soltó unos elogios: «¡O flor de la andante caballería» y con una especie de conjuro o maldición para quien impidieran esta salida con:«que la persona o personas que pusieren impedimento y estorbaren tu tercera salida, que no la hallen en el laberinto de sus deseos, ni jamás se les cumpla lo que mal desearen» (II, 7), y además se ofrece como escudero, lo cual sienta muy mal a Sancho. Era razón suficiente para que al anochecer salieran en su tercera salida don Quijote y Sancho dirección al Toboso, y luego para Zaragoza, aunque nadie comprende cómo, para seguir hacia Zaragoza, vuelve y baja por los campos de Montiel, casa del Caballero del Verde Gabán, Lagunas de Ruidera y Cueva de Montesinos hasta salir por Ossa de Montiel (retablo de Maese Pedro) de la Mancha camino de Zaragoza por pueblo del rebuzno, que los cervantistas sitúan en el pueblo de El Bonillo, provincia ya de Albacete.

   Los argamasilleros están muy orgullosos de que Cervantes situara el domicilio de don Quijote y el de Sancho en «El Lugar», y que empezara a escribirlo en la prisión/cueva de la casa de Medrano, sin darse ellos cuenta que Cervantes eligió este lugar para burlarse de ellos, y provocar la risa en el lector de aquella época acostumbrado a que las historias de los caballeros acontecieran en lugares tan rimbombantes como los lugares de Palmerín de Inglaterra, Amadís de Gaula (Gales), Roger de Frecia, o en Constantinopla o en Trapisonda. Cervantes debía poseer, por la experiencia vivida, una mente artística plástica, y se dio cuenta que la provocación es una de las cualidades del arte, de todas la artes. Sin embargo, no lo deben de estar muy orgullosos de que el bachiller lo fuera de allí, porque lo que se puede ver en una fachada ocre sucio, supuesta casa, que siempre ha pertenecido a un apellido Carrasco. La casa tiene patio da pena, ya lo he comentado antes. Un patio que sin ser descrito por Cervantes sí pone en boca de del narrador en el capítulo 7, cuando el ama, habiéndose enterado de la resolución de la tercera salida, toma un manto y va a casa del bachiller: «Hallóle paseando por el patio de la casa…». Patio que desde la desvencijada puerta, por una rendija puedo ver, iluminado, donde la selva lo abraza y la hiedra enfurecida lo devora.

   El Caballero del Bosque o de los Espejos afirmó que entre sus aventuras había vencido a muchísimos caballeros incluyendo entre ellos al gran Don Quijote de la Mancha. Don Quijote al oír esto se hizo el tonto para que más tarde Sansón confesara su propia mentira. Al ver que este no lo confesaba y se emperraba en su mentira, Don Quijote le reto a un duelo en el cual el caballero que saliese vencido obedecería al vencedor. Luego vendrá la batalla o la justa entre don Quijote y el Caballero de los Espejos que toma como escudero a Tomé Cecial, y como era de esperar don Quijote le vence y al Caballero de los Espejos con el humorístico final de que cuando le quitan el yelmo para ver si era muerto, es cuando se asombra al ver que el caballero tenía la misma cara que su amigo Sansón Carrasco, y piensa: «Todo ha sido artificio y traza- de los malignos magos que me persiguen… se previnieron para que el caballero vencido mostrase el rostro de mi amigo el bachiller». El pobre bachiller y el escudero con los huesos rotos buscó a una algebrista (médico que encaja los huesos), que los cervantistas sitúan en el actual pueblo de Membrilla. Esta fue el único encuentro donde don Quijote salió vencedor. La dama del Caballero de los Espejos era Casildea de Vandalia porque era andaluza y los vándalos era de allí como los taresios o tartessos. En los capítulos dedicados al caballero del Bosque y de los Espejos que es el mismo caballero, usa Cervantes la técnica de ocultarnos el sujeto, y al final nos da una explicación de quien era este caballero. Es como en la gramática japonesa se oculta el sujeto hasta el final de la oración, lo cual es todo lo contrario a la sintaxis española o castellana, que debe presentar al sujeto desde el principio.

   En el Testamento de Don Quijote (II,74), nombra albaceas: al cura y al bachiller, y deja dicho que si su sobrina Antonia Quijana quiere casare con hombre de quien no se halla hecho información la desheredará, y parece haber un guiño o buen ver del casamiento de su sobrina con su amigo el bachiller, que en buen criterio le hace un epitafio.

   Es mí parecer que el personaje del bachiller sería el 4º personaje después de Dulcinea, además quien continuará la estirpe de don Quijote si es que éste y la sobrina se casaron. Otros autores han encontrado que Sansón Carrasco era clérigo de grados y corona.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (12)

0

Ramón Fernández Palmeral
Refutaciones a su viaje desde Madrid a Argamasilla

Señor Azorín:

   Su libro La ruta de don Quijote, es el más traducido y el más famoso de todos cuantos escribiera usted, un libro de poca extensión resultado de un carro, una mula y un lápiz, humildes instrumentos componen la flor de su obra cervantina, esos modestos instrumentos casi quijotescos por una región que los romanos llamaron Espartaria y que los árabes tradujeron por Manxa (tierra seca, productora de esparto). Vargas Llosa ya lo dejó escrito en su discurso de ingreso en la RAE en 1993: «Aunque hubiera sido el único libro que escribió, él solo bastaría para hacer de Azorín uno de los más elegantes artesanos de nuestra lengua…». ¿Sabes usted quién es Mario Vargas Llosa? Uno de los más importantes escritores hispanoamericanos actuales, escribidor peruano, como a él le gusta llamarse, autor de un celebre libro La ciudad y los perros, y, que además se ha llevado todos los premios que hay en España, entre ellos el Cervantes en 1994, con el discurso: «La tentación de los imposible». Me viene a la memoria el único libro del mexicano Juan Rulfo, ese libro que le dio fama universal, Pedro Páramo, y fue tanta la gloria que le dio y tanto el miedo a no escribir otra novela que le igualara que, asustado, no escribió más, aunque los relatos El llano en llamas, también son muy dignos.

   Sin embargo, y perdón por mi atrevimiento, y después de haber leído su libro una docena de veces, me han llegado algunas dudas que se traducen en preguntas: ¿por qué está usted triste y melancólico por tener que hacer un viaje por encargo a la Mancha para escribir crónicas del III Centenario en «la cumbre», o sea, en El Imparcial de Madrid. En donde «sólo llegaban a publicar algunos felices mortales», o «accedían los aupados escritores» era como doctorarse en periodismo. Las crónicas se las iban a publicar, nada más y nada menos, que en la primera página, excepto la del décimo día, publicó desde el día 4 al 15 de marzo. Además el día 3 le presentaron muy bien: «El notable escritor Azorín colabora desde hoy en las columnas de El Imparcial». Nos repite usted por dos veces el sentir ante el viaje: «gesto de cansancio, de tristeza y de resignación» (línea 4 y línea 16), empieza uno a leer una crónica de abatimiento y melancolía, posiblemente debido a su desagrado a viajar, aunque los trenes le encantan, es sabido que ante un viaje uno se llena de miedos infundados, también nos dice que «tengo una profunda melancolía». Empieza diciendo que se encuentra en Madrid en un cuarto diminuto, otras veces un modesto mechinal o habitación muy pequeña. Vive en una pensión de Madrid que regenta doña Isabel, la casera o patrona como se solía llamar, una anciana enlutada, limpia y pálida. No nos informa de si es viuda o casada. Nos la describe con detalle como es propio, en estilo minucioso descriptivo de un paisaje íntimo, con sumo cuidado, la modesta habitación: tiene tres o cuatro pasos, es cuadrada, hay una mesa pequeña, un lavabo, una cómoda y una cama, hay un balcón desde el que se ve un patio limpio y blanco. En Charivari, cuenta que desde la ventana de la habitación de su pensión veía usted la imprenta del periódico El Imparcial y muchas veces escribir a Mariano de Cavia.

   Usted llama a gritos a doña Isabel, no se sabe muy bien para qué le llama, una anciana mujer venerable, seguramente, me imagino que de pelo blanco liado en un moño y delantal largo, a cuadritos de servilletas, que calza unas zapatillas gastadas por las puntas de ambos dedos gordos, sube a la habitación y mantiene una banal conversación con usted, ella pregunta que a dónde se marcha, puesto que ha visto «la maleta [de cartón] que aparece en el centro del cuarto» y le responde con pesar, entristecido y resignado, que no lo sabe, luego ella le advierte casi como una enfermera de cabecera que «esos libros y esos papeles que usted escribe le están a usted matando». Quiera o no, aquí evoca usted la locura a causa de las lecturas del molino de los libros: «En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro (sic), de manera que vino a perder el juicio» (Cap. I). Usted le responde a doña Isabel con sus altos ideales mesiánicos «tengo que realizar una misión sobre la tierra». Esta respuesta implica la responsabilidad de una alta misión divina, la de un enviado, o la de un viajero en el tiempo, como la de un profeta elegido, un chamán, un vidente, un iluminado, pero usted comenta que doña Isabel no comprende nada de esta misión.

   Usted se siente condenado por tener que escribir, encadenado al destino de escribir cual Prometeo, y escribe: «con esta inquieta pluma que he de mover perdurablemente y con estas cuartillas que he de llenar hasta el fin de mis días».

   Un suspiro largo, quejumbroso, lastimero de doña Isabel «¡Ay, señor!» y que a ella le vale para recordar su propia infancia y adolescencia de algún pueblo muerto, sombrío. Este suspiro le evoca a usted el pensamiento de ella. Este es un artificio que me llamó la atención: describir los posibles pensamientos de su interlocutor. ¿Acaso su libro, no es también novela psicológica? Y repasa la visión de los viejos pueblos y caserones vetustos, ese vocablo es repetidísimo por usted hasta dieciséis veces a lo largo de las 15 crónicas. Vetusto es una de las palabras del léxico usado por su amigo y protector Leopoldo Alas “Clarín” (1852-1901), en La Regenta: «Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo…», segundo párrafo de la primera página (Edición Alianza Editorial, nº 8, Madrid, edición de 1978 ), que además de novelista fue un severo crítico literario, y que cuando usted llegó a Madrid en 1897 recibió “encomiástico juicio” del maestro. (Página 24 a la introducción de Una hora de España de José Montero Padilla.

   Finaliza este magistral I Capítulo «La partida», sin duda una lección de narrativa y novela, con modestia «yo soy un pobre hombre que, en los ratos de vanidad, quiere aparentar que sabe algo, pero que en realidad no sabe nada». Frase que nos recuerda al artículo de Marino Larra, con aquella frase «Yo vengo a ser lo que se llama en el mundo un buen hombre, un infeliz, un pobrecillo…» («Artículos de Costumbres», El Pobrecito Hablador, 17 agosto 1832). Porque sin duda alguna usted fue un gran lector de Larra. Hoy en día, en 2005, esta forma de expresión suena a falsa modestia. Y es que uno escribe para que le quieran.

   Yo tengo algunas dudas sobre su viaje desde Madrid a Argamasilla en tren, no sé si atreverme a preguntárselo, quizás por el respeto que le tengo a su libro, a pesar de que todas mis reticencias se asientan en que usted incurre en contradicciones. Según nos cuenta en La ruta…, sale de una estación de Madrid que no nombra, que debe ser la antigua de Mediodía, hasta Cinco Casas, que según dice en la pag. 83: «Argamasilla es Cinco Casas, pero todos le llaman Cinco Casas». Más adelante, al final de la página 84 una voz acaba de gritar: «-¡Argamasilla, dos minutos». Lo que podemos pensar es que los viajeros que van a Argamasilla son avisados previamente en la estación de Cisco Casas para que bajen en ella.

   Usted narra que una vez en la estación de Cinco Casas hay una enorme diligencia de las que encantaban a los viajeros franceses que llegaban a España. Al lado de la diligencia hay un coche venerable, un coche simpático, uno de estos coches de pueblo en que todos hemos paseado siendo niños. Este coche, le informa un viajero «es de la Pacheca, una dama fina, elegante, majestuosa, enlutada, sale de la estación y sube en este coche». Usted toma la diligencia por la llanura y entráis en la villa ilustre, la distancia real es de 13 kilómetros, y se aposenta en la fonda de la Xantipa. Argamasilla no es Cinco Casas, en aquel tiempo no había tren hasta Argamasilla porque se construyó en 1914 hasta Tomelloso, gracias al político y escritor Francisco Martínez, y lamentablemente, suprimido al servio de viajeros en 1971.

   Bien, dicho esto, usted no sabe muy bien la distancia que hay entre Cinco Casas y Argamasilla, por ello toma una diligencia que, no sabemos si está tirada por tracción animal o a motor de benceno, no nos cuenta nada de los viajeros que van en la diligencia, ni del conductor, ni cuanto le cuesta el billete.

   Pero años después, usted confiesa en su libro Madrid (IV) de 1941, que «El viaje por la Mancha, siguiendo a don Quijote, es encantador. Viajo en un carrito tirado por una mula, que gobierna Miguel, carretero de Alcázar de San Juan, antiguo confitero –la suerte tiene estos viceversas- en la famosa Mahonesa de Madrid». Que debía ser una pastelería famosa de Madrid. Es decir, que usted no llegó a Cinco Casas, sino que se bajo en Alcázar de san Juan.

   En 1958, el periodista Mariano Gómez Sanchos, le hace una entrevista que publica en Diálogos literarios. Le hace una pregunta: «¿Cómo hizo usted el viaje», a lo que responde «Solo –contesto el viejo escritor-. Es el viaje más pintoresco de todos cuantos he hecho. No era entonces fácil viajar en automóvil por los caminejos de la Mancha». Vuelve el periodista a la carga: «¿Lo hizo usted a pie?». Contestación: «No, alquilé en Alcázar de San Juan un carro pequeño. El equipaje que llevaba, una maleta y dentro de la maleta una poca de ropa».

   A 53 años del viaje ya no aparece el carretero de Alcázar, usted viaja solo con una maleta, y en Alcázar de San Juan alquila un carrito tirado por una mula. Entonces por qué nos cuenta que fue a Cinco Casas como si fuera Argamasilla, si no es verdad. Con el tiempo todas las mentiras se descubren. Por eso yo en estas crónicas voy a decir la verdad y sólo la verdad. Porque es sabido, que el lector quiere al escritor que más y mejor le miente y engaña, ya que el escritor es un mago de narración y no deja ver sus trucos. Pero yo no quiero mentir.

   Usted viaja solo, sin carretero, no los vuelve a confirmar en el siguiente diálogo que mantiene con don José Ortega: «Y diciendo esto, don José Ortega Munilla abre un cajón, saca de él un chiquito revólver y lo pone en mis manos. Le miro atónito. No sé que decirle. —No le extrañe a usted —me dice le maestro—. No sabemos lo que puede pasar. Va usted a viajar solo por campos y montañas. En todo viaje hay una legua de mal camino. Y ahí tiene usted este chisme por lo que puede tronar» (Madrid IV). Es evidente que don José Ortega no le asigna un ayudante ni le dice cómo ha de viajar. Por lo tanto no le acompaña ningún carretero, el llamado Miguel de Alcázar. Además ésta sospecha es ratificada por José Payá en su artículo «Cervantes en Azorín», cuando escribe: «Con motivo de la conmemoración del III Centenario de El Quijote, Ortega Munilla le mandó realizar un viaje por la Mancha. Le entregó un carro, una mula y un pequeño revólver para el trayecto». Nada del carretero de Alcázar.

   No le han pagado tanto como para contratar a un ayudante. Se nos va desvaneciendo la posibilidad de Miguel el carretero de Alcázar como guía y escudero, su escudero era el pequeño revólver que le entregó don José Ortega Munilla. Ahora mis preguntas lógicas son: 1º) Si es verdad que el carretero fue con usted, ¿cuánto le pagó al carretero por los 15 días de viajes? 2º) ¿Dónde dormía el carretero si vivía en Alcázar, no podía ir y venir desde Alcázar todo los días porque los separaba 60 kilómetros de distancia? 3º). ¿Estaba casado o soltero el carretero? Quince días con el carretero dan mucha conversación. 4º) Tenía cuadra la fonda de la Xantipa, y si es así, que era lo lógico, debía tener «un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera», que cuidara de dar el pienso a la mula. «A las seis de la mañana, allá en Argamasilla ha llegado a la puerta de mi posada Miguel, son su carrillo». ¿Dónde había dormido Miguel si vive y es de Alcázar?

   Hay otras contradicciones en el animal de tiro, en La ruta… nos dice en el capítulo VII: «Y yo he subido en un diminuto y destartalado carro; la jaca —una jaquita microscópica— ha comenzado a trotar vivaracha y nerviosa» Más adelante: «la jaca corre desesperada, impetuosa». Bien, no es lo mismo una jaca (yegua o caballo de pequeña alzada) que una mula, como cualquiera puede distinguir.

   Además me queda otra pregunta; cómo se traslada usted de un punto a otro, acaso no sería en las diligencias que tanto gustaban a los franceses y que unían los pueblos. Usted iba solo. Si el carrito lo conducía usted, el asunto de aparejar y desaparejar la mula tiene sus mañas y es trabajo de arrieros y hay que conocer el oficio y el trato con las testarudas acémilas, estos animales también comen, tenían y tienen su cartilla ganadera y su documentación y sus nombres propios, y a veces, se ponen tan tercos que les cuesta obedecer o se le mete una piedra dentro del casco y qué hace usted. Usted, un hombre de ciudad, elegante, de traje con doble cruce, no sabe gobernar un carrito con mula por los caminos manchegos. Por lo tanto he de sospechar que hizo el viaje unas veces en tren y otras en las diligencias de los pueblos. Por qué nos miente, nos miente porque todo lector necesita que le disfracen la realidad, más humorística, más asombrosa a los lectores.

   Hace unos días de este mes de junio, he visto en la televisión a un señor que está realizando la ruta con carrito y mula, lleva provisiones, un jamón de pata negra y duerme en el carro.

—Tú que crees, cariño —le pregunto a mi mujer que es una persona sumamente práctica— ¿Azorín viajo en carro tirado por una mula o no?

—Si yo hubiera ido a La Mancha en aquel tiempo lo hubiera hecho lo más cómoda posible —responde mi mujer con suma claridad, porque ella nunca miente.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (11)

0

Ramón Fernández Palmeral
En la prisión de Cervantes

Señor Azorín:

   La casa de Medrano se encuentra en el número 7 de la calle Cervantes, aunque tiene dos puertas, la otra da a la calle Capitán Sánchez. En la puerta hay un letrero de azulejos incrustado en la pared que dice: «Centro Cultural casa de Medrano Prisión de Cervantes inauguración 23 de abril de 1999». La puerta conserva jambas y dintel de piedra y un escudo oval en la puerta de nueva construcción.

   La casa es nueva, tiene oficinas, un gran patio interior sirve para representaciones de teatro, dos sótanos o cuevas como llaman por estos lugares a una bodega para guardar vinos, que dice la tradición que fue la prisión de Cervantes donde empezó a escribir el Quijote. En los tiempos de Cervantes esta casa pertenecía a la ilustre familia lugareña de los Medrano y a principios del siglo XVII pasó a ser propiedad de un vecino llamado Juan Ginel. Era entonces un caserón manchego de dos plantas, edificado alrededor de un patio con corredor; tenía además otros patios y corrales y una cueva en dos niveles a la que se accedía (y se accede) a través del patio central por una escotadura. Aunque ya he comentado en otra ocasión que no hay constancia documental de que aquí estuviera preso Cervantes, porque las prisiones documentadas son las de Castro del Río en 1592, y la de Sevilla en 1597, y otra entre1602 a 1603, que duró tres meses cuando Gaspar de Vallejo, magistrado de la Audiencia de Sevilla, reclamó los 88.000 maravedíes que Cervantes le había condonado a unos agentes de Vélez-Málaga (del antiguo reino de Granada), por arqueo

   Usted, señor Azorín, no nos cuenta los pormenores del interior de la cueva, bien porque no estuvo dentro o porque se le olvidó mencionarla, aunque usted le cuenta a don Cándido en la página 98, que esa mañana ha estado en la casa prisión de Cervantes, y no nombra a Medrano, usted le dice que los eruditos opinan que Cervantes no estuvo encerrado allí, don Cándido se llena de sorpresa y de asombro y de estupefacción. Y éste clérigo exclama «¡Jesus! Por dos veces, llevándose las manos a la cabeza: «¿No me diga usted tales cosas, señor Azorín!, Señor, señor, que tenga uno que oír unas cosas tan enormes!».

   He de reconocerle que el diálogo de estas páginas discutiendo con el clérigo don Cándido es una obra maestra, que no me canso nunca de releer. Algo parecido me pasó a mí cuando llamé un día por teléfono a una conocida cervantistas argamasillera, y le expuse lo que se comentaba, de que usted no estuvo en realidad en Argamasilla, sino que era un viaje literario.

—Cómo que no, sí, Azorín estuvo siete días aquí, y además yo tengo ahora delante de mí una tarjeta postal enviada desde aquí. No, no lo dude ni por un momento, además hay fotos de la Fonda de la Xantipa donde estuvo alojado. ¡Qué cosas hay que oír!

—No, si yo lo digo por otros investigadores —tuve que aclararle, pero sirvió de poco.

   En el año 1863 la casa fue adquirida por el infante don Sebastián Gabriel de Borbón, prior de la orden de San Juan, con el fin de desarrollar en ella actos culturales y otras actividades. Al morir el infante don Sebastián de Borbón, su viuda vendió la casa. Fechas en que el editor Manuel Rivadeneyra trasladó aquí su imprenta, e hizo una edición del Quijote con un prólogo del dramaturgo español J. Hartzenbusch. Edición muy valorada por bibliófilos.

   En 1970, pasa a propiedad municipal y es declarada Monumento Histórico artístico en 1972. Ante su estado de irreversible deterioro, en 1990 el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, con la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, proyectan una remodelación del edificio, ejecutada por la Escuela-Taller «Casa de Medrano», y lo dotan de modernas y funcionales instalaciones para actividades culturales (biblioteca, galería de exposiciones, salón de actos, auditorio y otras dependencias). Junto a la cueva-prisión de Cervantes. Se sabe que el 21 de marzo de 1905 la casa sufrió un terrible incendio y al quedar casi en ruinas se reconstruyó con una sola planta. La cueva de los dos niveles había quedado intacta después del incendio. El Heraldo de Madrid dio la noticia, que la había dado Fructuoso Coronado, corresponsal de Argamasilla, y tomo la nota de la página 306, del libro de Pilar Serrano de Merchén ya referenciado (La Argamasilla que nos precedió, 2001):

   «Acaba de declararse un violento incendio en la casa donde estuvo preso Miguel de Cervantes Saavedra, o sea en la llamada casa de Medrano, donde, según la tradición…». Esta noticia fue aprovechada por el veterano periodista de origen aragonés Mariano de Cavia en El Imparcial del día 22 de marzo, donde se comenta sobre la contrariedad de Cervantes preso en Argamasilla, aunque luego es compasivo, y advierte que poco le importa a Argamasilla que la critica le quite parte de la leyenda quijotil.

   Cuenta este interesantísimo y documentado libro que los gastos del III Centenario en Argamasilla ascendieron a 370 pesetas, además de documentar las visitas de varios viajeros ilustres, como el ruso Vasili Ivanovich en la Restauración, ya que el libro Crónicas de España: de mis recuerdos de viaje (dos tomos ) está editado en Moscú en 1888, el viajero y escritor estadounidense Augusto Floriano Jaccaci lo recorrió en 1890, este escritor está considerado por Rupert Croft-Cooke, como el pionero en recorrer los parajes del Quijote; pero no es el primero, ya que tanto Esther Almarcha e Isidro Sánchez (Introducción a La ruta del Quijote, Centro de Estudios de Castilla-La Mancha 2005, pag. 23 y 34), han investigado que cincuenta años antes de Jaccaci, lo hizo el jienense José Giménez Serrano, denominado «Un paseo por la patria de Don Quijote», en Semanario Pintoresco español, Madrid (16-l-1848).

   Con el III Centenario estuvo Rubén Darío. (De vuelta a su país, Rubén Darío hizo una publicación en el diario La Nación de Buenos Aires sobre Argamasilla). También le nombran a usted, donde se habla largo y tendido y no faltan las refutaciones.

   Veinte años después de su viaje, señor Azorín, lo hicieron muchos personajes, entre ellos los periodistas Juan Larrea y Francisco Prieto: La vuelta a La Mancha a pié, 1923, donde dicen sobre su libro: La ruta no fue ruta, error grave de Azorín, haber puesto un título tan trascendental, tan prometedor a una obra que cuando más debiera haberse titulado “Algunos días en la Mancha” y tras alabar sus valores literarios le consideraron egocéntrico, en la que se cometían inexactitudes. (Pg. 29-30, 2005, de la introducción de Esther Almarcha y de Isidro Sánchez).

   Una vez hemos franqueado la puerta de la Casa de Cultura Medrano, vemos un mostrador de información y turismo donde compré el libro de Pilar Serrano Merché, ya referido antes, ya tenía cinco libros. Una vez en el interior hay una gran patio de sillas, y un escenario donde se representan obras de teatro por el grupo Cueva de Cervantes. Cuando entramos había en su interior unos 100 colegiales, aprovechamos la ocasión para entrar a la cueva un grupo reducido y una guapa guía rubia. Se baja a la cueva/prisión por una escaleras de piedra, vemos un azulejo ocre en el dintel, la puerta abierta, dentro se muestra la blancura impoluta de la cal, el suelo de piedra, techo abovedado largo como dos autobuses, en la esquina de la izquierda un poyete que me invita al descanso, una mesa con banco, una espada atravesada en la pared, encima una lanza horizontal, y un oxidado yelmo verdoso, y más, un vasija esquinera como un recipiente lleno de vacío. Pero lo que más me llama la atención y criterio, en aquel recinto carcelario, claustrofóbico y poético cervantino, es la tronera enrejada por donde entra un rayo silencioso, cuadricular, una luz nueva, cervantina, soñadora. Esta misma luz que vio Cervantes, amiga, puntual, mensajera de los cielos. He sido subyugado, encantando por estas cuadrículas luminosas en la pared, como símbolos más que señales, que escriben jeroglíficos en la pared, y sí, lo afirmo, he visto parte de La Mancha, lagunas nocturnas, cataratas, llanuras como bandeja de plata, pero no hay en La Mancha otra reja con este resplandor divino, de rayos fugitivos y que no cesan de dictar palabras, y que tú, solamente tú has podido copiar.

   Un azulejo con la inscripción: «12 de marzo de 1968, se firmó ahí el acta de la fundación del pintor manchego Gregorio Prieto (Valdepeñas 1897-1992), con el hombre del notario y del alcalde de Argamasilla de esos momentos don Gerardo Serrano». La galería Gregorio Prieto, en la casa de Medrano debe su nombre al insigne pintor valdepeñero que en vida quiso unir su persona y su legado artístico a este lugar inmortal. Gregorio Prieto se encerró dos días en la cueva/prisión, buscando el dictado de la luz de la tronera y, allí, encerrado, creó la Fundación que conserva su valioso legado. Además quiso sellar esta unión con la donación de 17 obras al pueblo de Argamasilla que se pueden ver en esta galería.

   En el centro de la prisión se abre una escotadura desde la que se baja a otra especie de cueva de menor cubicación, donde descansa, muerta y maciza, una gran tinaja y otro cartel de azulejos en la pared, es decir, que la cueva tiene dos pisos.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (10)

0

Ramón Fernández Palmeral
Don Rodrigo de Pacheco, semblanza de Don Quijote

Sr. Azorín:

   Con esta efemérides del IV Centenario, toda La Mancha se ha engalanado y se ha puesto «guapa» como suelen decir ahora nuestra juventud, se ha metido en obras y en argamasa, se nota la inversión pública. Ahora en 2005, y con la Constitución de 1978, esta región pertenece a la Autonomía que se llama Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con capital administrativa en Toledo, la Junta ha organizado las celebraciones publicadas en el Boletín Oficial del Estado, Madrid, nº 156 del 29 de junio 2004, cuya comisión preside el Presidente de Gobierno don Luis Zapatero, y vicepresidente el Presidente de la Junta, y vocales de los Ayuntamiento más representativo (El Toboso, Argamasilla, la Universidad Castilla-La Mancha.

   En el III Centenario (Gaceta de Madrid, Madrid, nº 2, 2-01-1904), no hubo ningún representante de La Mancha porque Castilla la Nueva, la de las regiones, no tenía autogobiernos, acaso, no existía La Mancha administrativamente, no existía acaso la Diputación Provincial de Ciudad Real, se ve que no lo organizaron todo desde Madrid, entre ellos estaba el temido e influyente periodista Mariano de Cavia, de El Imparcial que podía poner en jaque a un gobierno.

   Actualmente hay dos iglesias y un Centro parroquial en Argamasilla, pero sin duda la iglesia que a nosotros nos interesa visitar para saludar a don Rodrigo Pacheco, y darle noticias de lo que sucede estos días en La Mancha, doblemente luminosa es la de San Juan Bautista, donde el silencio tiene su asiento y su rosario, la examino desde la puerta del Ayuntamiento; con su torre cuadrada es poderosa, en dos vanos se ven las campanas de bronces nuevos que el tiempo ha arrebatado de su oración, y sobre ellas, rodeada en su mitad por una adarve con almenas, se alza, puntiaguda hasta pinchar el cielo, un pináculo cuadrado acabado en pirámide con pararrayos que conecta directamente con estos cielos manchegos, radiantes, zarzos que transpiran encantamiento.

   Aunque la iglesia se empezó a construir en 1542 por don Juan de Ornero, la torre no se construyó hasta 1913 por mediación del interés y las gestiones de Pedro José Menchén y Ramírez de Orellana, porque sin duda alguna, toda arquitectura tiene su tiempo de maduración y acabado. Al comienzo de la guerra civil en 1936, el templo -después de quemar las imágenes, destruir el retablo y llevarse las campanas- fue utilizado como garaje por los milicianos, y era un garaje pues la portada de la capilla que daba a la carretera fue tapida para ampliar la carretera, símbolo de progreso, infraestructura terrestre, que el parecer, no podía pasar por otro sitio, así se construye la historia de nuestro patrimonio con improperios a la arquitectura que no se puede defender, piedras inocentes, vilipendiadas por intereses espurios de urbanizaciones e inmobiliarias que como alacranes se van comiendo el granito noble, vetustas, arcadas y arcos de triunfo romanos, temerosos testigos de nuestra mano criminal arqueológica. Porque sepa señor Azorín, que las piedras de los sillares de nuestras murallas, de nuestras iglesias, de nuestros puentes romanos, nos tienen pánico.

   Nos sentamos en unos de los bancos de la Plaza de España, a mi espalda se ve la farmacia nueva, abro el libro de La ruta…, por la pagina 99-100, en la que usted mantiene una exacerbada conversación con don Cándido, aseguraba el clérigo «pues yo digo que don Quijote era de aquí; don Quijote era el propio don Rodrigo de Pacheco, el que está retratado en nuestra iglesia, y no podrá nadie, nadie, por mucha que sea su ciencia, destruir esta tradición». Y después de quedar usted convencido de que Alonso Quijano, el Bueno, era de este insigne pueblo manchego, se ha acercador a la academia de la rebotica.

   Tocaba hacerle la visita de cortesía a don Rodrigo de Pacheco y sobrina, según la tradición señora aristocrática que no sabemos cómo se llama, lo cual es siempre una descortesía. Entramos en la iglesia, cuyas columnas de cemento indican una restauración reciente, en esos momentos no había ningún grupo de escolares dentro, toda la iglesia era para nosotros, como yo siempre empiezo por la izquierda, me encontré, apenas, sin esfuerzos, en una amplia capilla el famoso y visitadísimo cuadro de don Rodrigo Pacheco, no tanto como el Entierro del Conde de Orgaz en Toledo, donde además, en Toledo hay que pagar una entrada y, que fue revalorizado por Rusiñor según José María Martínez Cachero, y también por los modernitas entre ellos usted, que escribió algo sobre el Greco, pero ahora no tengo a mano mis apuntes.

   El esperado cuadro anónimo, dicen los expertos, que tiene semejanzas con el estilo de El Greco, por ello se le supone que sea de un alumno aplicado, fechado en 1601, aunque también cabría preguntarse si a los argamasilleros les interesa o no identificar al autor del caballero don Rodrigo Pacheco, modelo que muchos cervantistas han tomado como espejo de don Quijote; era marqués de Torre Pacheco que habiendo sufrido una dolencia grave del cerebro fue curado por intercesión de Nuestra Señora de la Caridad de Illescas. (Virgen que lleva el nombre de Illescas –Toledo- con fama de milagrera que fue pintada por El Greco entre 1603-04). Un cuadro donante o exvoto donde se ve al caballero y a su piadosa sobrina, a los dos les ha llegado el luto y visten golas a la sazón de la época. Cuenta la leyenda que Cervantes conoció a este caballero en Argamasillas.

   No hay conciencia de luz ni arde el chisporreo de mariposas o velas de cera, ahora las velas son eléctricas y se encienden con monedas, no tiene iluminación, si bien, después, se nos enciende la luz de un foco como por arte de magia, ha sido una mujer de esas que cuidan altruistamente las iglesias y que en Andalucía llaman betas, es doña María, doña Rosario, doña Sacramento. Podemos admirar el cuadro alargado en su plenitud de colores en la armonía de los ocres, tierras, alazán, tostados, rojos y en la parte superior, salido de un color blanco virginal y mariano, entre dos cortinas pintadas y abiertas, se nos presenta una Virgen coronada con capa blanca sobre los hombros, cara encerrada en una toca de encajes, sostiene a un Niño Jesús en los brazos que juega con una bola del mundo metálica; dos santos varones la custodian como costaleros, guardianes, uno es el patriarca San José con un báculo de oro en la mano y el otro santo, calvo de larga barba alba, es el evangelista San Mateo con libro y pluma como notario para dar fe y cuenta de los allí retratados o de la petición del caballero; debajo, aquí los señores de Pacheco, figuras orantes, enlutadas, de un hombre y de una mujer, a mi derecha don Rodrigo con barba y gola con las manos en oración, es un hombre de unos treinta años y junto a él su sobrina, dama ilustre con adornada gola de Flandes, coronada con diadema de oro, el pelo recogido, la mirada mística, enlutada con ricos terciopelos y sus manos, desprendidas de cualquier joya, juntas en oración, posiblemente quien mandó pintar el cuadro. Me senté en un banco de madera oscura, tal vez nogal con que están tallados los coros de las iglesias, que hay debajo del cuadro y me hice la foto de rigor, quizás peque de protagonismo, pero este viaje lo llevaba preparando durante meses. Debajo del cuadro hay un la leyenda del voto con letras incrustadas en oro, que dice:

   «Apareció Nuestra Señora a este caballero estando malo de una enfermedad gravísima desamparado de los médicos víspera de San Mateo año MDCI encomendándose a esta Señora y prometiéndole una lámpara de plata llamándola día y noche de un gran dolor que tenía en el celebro de una gran frialdad que se le cuajó dentro».

   Mientras mi mujer recorría las diferentes capillas interrogué a la mujer que limpiaba las reliquias y sacramentos en el altar mayor y que hacía encendido la luz milagrosamente.

—La Virgen del atar mayor ¿cómo se llama?

—Se llama la Virgen de Peñarroya como la del castillo.

—Entonces la del cuadro no es la Virgen de Peñarroya —hago mi pregunta capciosa.

—No, no señor, es otra Virgen.

—El cuadro está muy nuevo, ¿parece restaurando?

—No, el cuadro que yo sepa no ha salido de aquí, siempre ha estado así —ha replicado doma María, doña Rosario, dona Sacramento.

   Ramón Antequera es autor del libro Juicio analítico del Quijote, escrito en Argamasilla de Alba (1863), y escribe que descubrió: «…en la capilla familiar, mandada edificar por don Rodrigo en los años 1600 a 1606, un retablo, uno de los cuadritos con que el agradecimiento y la devoción atestiguan un milagro». Por lo tanto si se finalizó la capilla en 1606, El Quijote, llevaba un año en la calle, ¿En qué año estuvo Cervantes en Argamasilla?

   El escritor chileno D´Halmar (Augusto Goéminne Thomson), diplomático y escritor, fue el primer chileno distinguido con el Premio Nacional de Literatura en 1942, en su libro La Mancha de Don Quijote (1934), recorrió los mismo lugares de la ruta y descrio el cuadro con mucho detalle.

   Luego llegó a la iglesia una legión de ruidosos escolares con su profesora guía que empezó a explicar lo que yo acabo de contarle a usted.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (9)

0

Ramón Fernández Palmeral
En la Argamasilla de Alba, “el lugar”

Señor Azorín:

   Ya entramos en «El lugar», en la Argamasilla de Alba como la nombra Cervantes en femenino, cuando habla de los académicos al final de la I parte, que según las palabras primeras que había escritas en el pergamino que se halló en la caja de plomo: LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA, LUGAR DE LA MANCHA EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA. Y seguidamente les da nombres jocosos a cada uno de los académicos en los cuatro sonetos y dos pares de tercetos laudatorios dedicados a los personajes del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. «Tal academia es fingida, pues precisamente la comicidad estriba en afirmar que en esta población podía existir una academia literaria como las muchas que había en Madrid», nos dice la nota de Martín de Riquer. Los académicos eran seis: el Monicongo, el Paniaguado, el Caprichoso, el Burlados, el Cachidiablo y el Tiquitoc.

   Después de pasar por debajo del viaducto de circunvalación de la N-310, ya vemos el cartel de situación de Argamasilla, y un molino de viento que parece construido con propósitos de atracción turística, más que arqueología arquitectónica, que según la guía de Antonio Aradillas está dedicado a Maese Pero Péres el cura del Quijote, se alza a la derecha de la carretera, en la misma rotonda, en el llano sin vientos; y delante del molino se planta una escultura metálica de don Quijote pie a tierra, provocador y valiente con su lanza y su adarga, que como escribe Arturo Pérez Reverte «está loco, pero no tiene un pelo de tonto». Y enfrente de nosotros, que hemos salido un momento para las fotos, vemos un muro encalado con las siluetas chinescas de don Quijote y Sancho a caballo y rucio dirección al centro histórico de la villa, y con el orgulloso anagrama: «En un lugar de la Mancha». Porque según todos los indicios serios llevan a pensar que este es el lugar donde vivía don Alonso Quijano, a ello contribuyó el propio Cervantes: «lugar de La Mancha en vida y muerte del valeroso don Quijote», ya citado, más Alonso Fernández de Avellaneda con su segunda parte del Quijote apócrifo de 1614 que le sitúa aquí, más las opiniones de don Diego Clemencín o don Manuel de Rivadeneyra o Hartsenbusch. Por otro lado, queda por dilucidar, documentalmente, si Cervantes estuvo realmente aquí preso en la cueva de Medrado, que son dos cuestiones distintas por descifrar: La prisión y el lugar de la Mancha.

   La frase: «no quiero acordarme» ha dado mucho de sí, usted ya nos lo comentó en Con permiso de los cervantistas, tomado a su vez de un comentario de Rodríguez Marín, que dijo, que ya había encontrado frases análogas en la misma época, y que podría tratarse de una elipsis: «No quiero ahora hacer el esfuerzo necesario para acordarme», y añade otras frases: Quiero llover, quiero amanecer, quiero abandonar. También en verdad que los cuentos y fábulas empezaban en lugares no nombrados, o en lugares fabulosos del Asia Menor. No había costumbre de poner nombres reales en las fábulas o cuentos, como ahora, hubo una época de transición en que se buscaba un seudónimo para nombrar la ciudad donde sucedían los hechos de una novela: Oleza de Miró, Labraz de Baroja, Orbajosa de Galdos o Vetusta de Clarín.

   Esta villa manchega es sin duda alguna «El lugar», me sugiere que es el meridiano cero de La Mancha, quizás el cruce de caminos más importante durante el S. XVI por donde pasaban los muleros, el vizcaíno, con la lana de Toledo hacia los puertos levantinos de Alicante y Cartagena, en la conocida ruta de la lana hacia Génova.

   Para mí, después de muchas lecturas, estoy convencido de que NO HAY UN LUGAR de La Mancha, sino que Cervantes como escribe al final de la II Parte, en el último capítulo 74: «cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí para ahijarle y tenerle por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero». Sin embargo, si hubiere la necesidad de tomar determinación irrevocable o partido por una villa en concreto, yo me quedo con la Argamasilla, porque lo de los Infantes (Capital del Campo de Montiel), aunque Cervantes nombrara cinco veces campo de Montiel, no me encaja, no me da sensaciones poderosas de certeza, porque los Infantes era la villa de Don Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán, que encontraron en el camino cuando había ya han partido de su casa para su tercera salida, después de haber sido instigado, comprometido, por su vecino el bachiller Sansón Carrasco, casa situada según la tradición en la calle de los Académicos, todavía en ruina, de la que describiré en otro apartado.

  ¿Sabe usted, maestro Azorín, que en este IV Centenario le han dado a los eruditos por decir que don Quijote era de Villanueva de los Infantes? Que ha pasado a sustituir a Argamasilla. Cervantes nombra cinco veces al campo de Montiel: La primera en el prólogo de la primera parte que es la que más fuerza tiene: «…la historia del famoso don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión, por todo los habitantes del distrito del campo de Montiel, que fue el más enamorado y el más valiente caballero». Y la otra versión que también esgrimen con mucha vehemencia es en la primera salida «subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel». Cabe preguntarse si Cervantes conocía cuales eran los límites del distrito del campo de Montiel, ¿acaso Argamasilla no limita con el campo de Montiel?

   Hemos girado a la izquierda de la rotonda, dirección a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, cuyos altos paños de labradas piedras, ocres y de sillares encajados, son muralla a la carretera, hemos pasado por encima del canal de Avenamiento (o canal para dar salida a los terrenos húmedos o encharcados), Más adelante pasa otro canal, el del Gran Prior, porque esta villa es la Venecia de La Mancha si los canales fueran navegables. Pasada la iglesia ya estamos en los jardines de la Plaza de España y el edificio de aspecto chalet del Ayuntamiento con reloj en la espadaña. Sin darnos apenas cuenta de nuestro corto recorrido entramos por la espalda del edificio Consistorial y aparcamos, nada más y nada menos que enfrente de la rebotica donde se reunían los Académicos con usted, cuando les visitó en marzo de 1905, hace un siglo nada más y nada menos.

—No puedo abrir la puerta —me advierte mi mujer en tono de enfado, como ella se pone cuando las cosas no le saben bien, y eso de quedarse la última le repatea. Es verdad, su puerta la pegué muy cerca de otro vehículo— mueve el coche para atrás.

—¿Dónde quieres que te retrate? —le dije para suavizar la situación, una vez había salido.

—Me da igual. Estoy rodeada de historia.

   Yo saltaba de contento que de alegría no podía más e incluso me había olvidado el bastón con empuñadura de madera de algarrobo blanco, dentro del coche, allí, con aquella temperatura de abrigo de visón, ya no estaba ni cojo ni me dolía nada, porque había entrado en una fantasía literaria, en la médula de La Mancha tan plana como una bandeja de plata.

   Descubrí una placa de mármol blanca en la fachada, en cima de la placa de la Plazoleta Quijana que así es como se llama esta plaza, la placa dedica a usted, dice literalmente:

   «En la rebotica de esta farmacia que fue de D. Carlos Gómez se reunía Azorín con los académicos de la Argamasilla “La ruta de d. Quijote” (Cap. V), “Los académicos de la Argamasilla”. 23 de abril de 1999».

   Actualmente, los Académicos de la Argamasilla son una Asociación Cultural de tradición cervantina centenaria en esta ciudad de cuyo aire respiró don Quijote y Sancho y el propio Cervantes, dice el catálogo/mapa que los entrecomillados “Académicos”, siguen organizando numerosas actividades culturales entre las que caben destacar los Juicios Críticos Literarios, que este año le toca enjuiciar a la arpistas Rosa María Calvo, para el 17 de septiembre. Este acto tan singular se cuenta con un encausado, un defensor y un fiscal, y si se quiere, se pueden presentar testigos. Entre los cervantistas e intelectuales a los que ha interesado el tema se hallan Luis Arroyo Zapatero, Pedro B. Pedraza, Rafael Alfaro y otros nombres.

   Después de las fotos necesarias a la placa de usted, a la puerta verde de chapa de la rebotica ahora cerrada con un candado, en cuyo dintel hay un cartel: «Farmacia del Lºº [licenciado] C. Cueva». También aparece un cartel informativo para turistas despistados como nosotros, donde se cuenta la historia del lugar con gran fotografía de los académicos. Luego le di los buenos días a un busto suyo que está en un jardincillo del Ayuntamiento, no se ve el nombre del escultor, pero gracias al artículo de José Payá Bernabé: «Cervantes en Azorín», sabemos que el escultor del busto es Cayetano Hilario en 1973 y que usted llegó a conocer el busto. ¿Qué se siente cuando uno se ve en piedra? El busto es de una piedra blanca, de nata, se le ve vestido con traje y corbata, descansa sobre dos gruesos volúmenes que deben representar al Quijote, y este a su vez sobre un pedestal en forma de prisma con un cartel frontal que dice:

   «Yo no he conocido jamás hombres más discretos, más amables, más sencillos que estos buenos hidalgos don Cándido, don Luis, don Francisco, don Juan Alfonso y don Carlos». (Cap. V).

   Usted tiene otros bustos repartidos por La Mancha y Valencia, que yo sepa uno en Albacete en el parque de Abelardo Sánchez, junto a un estanque de patos, obra de Andrés tendero. Otro de medio cuerpo en la Casa-Museo de Monóver, cuyo autor es José Palacios, escultor valenciano, en el Colegio Cervantes tienen una copia. Otro busto de bronce en Valencia, efectuado por Victor-hino (Victoriano Gómez López) que lo firma al lado y fecha 1968 en el que figura: «Valencia a Azorín, 1969». Dicen que otro en Manzanares. En cambio, que yo sepa, en Alicante, no tiene usted un busto, nadie es profeta en su tierra.

   En la otra parte de la Plazoleta de Quijana, emerge una escultura no recuerdo ahora si de Alonso Quijano o de Cervantes sentado, bajo unos árboles, en esos momentos unos empleados del Ayuntamiento estaban limpiando la hojarasca; pegada al monumento reposaba una bicicleta tumbada, quieta con sus dos ruedas y su manillar, posiblemente de alguno de los empleados de la limpieza, en esos momentos no le hice una fotografía, y me arrepiento. ¿Cómo es posible que un pintor que pretende ser patricio entre sus contemporáneos no hiciera una fotografía de la bicicletas apoyada sobre Cervantes o don Alonso, una foto plástica, provocadora, del nuevo arte contemporáneo, pero la imagen me trae la idea, y estoy en ello, en dibujar una pareja «donquijotesanchona» montados cada uno en bicicleta por los caminos de La Mancha, por esta región sin límites, que como ya escribiera Benito Pérez Galdós en 1873, «Don Quijote necesitaba aquel horizonte, aquel suelo sin caminos, y que, sin embargo, todo él es camino, aquella tierra sin direcciones: pues por ella se va a todas partes». Es cierto, señor Galdós, La Mancha no tiene paredes, no tiene puertas al campo (Octavio Paz), no tiene murallas de montes que le angosten los pasos que deletrean las calles solitarias, los árboles con sus hijas sombras, cual rebaño de frescor, sus paisajes no son áridos sino amenos y labrados.

   Entramos en el Ayuntamiento para pedir información turística, una chica que escribía en el teclado de un ordenador, porque los ordenadores han llegado a todas partes, incluso al «Lugar», nos atiende muy amable. Nos da un plano de la ciudad que tiene un calendario de 2005, en el que se anuncian las actividades culturales con motivo de este sueño del IV Centenario, ya tengo tres planos: el de 2001 y 2003 y este, los tres son diferentes. La actividad en este Ayuntamiento es frenética, suenan los teléfonos por todas parte, entran y salen vecinos por la puerta de cristales. Hace unos días se celebró el XII Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, dirigido por Felipe B. Pedraza y coordinado por Pedro Padilla. Ayer, día 10 de mayo, se celebró un concierto de Argamasilla por la Banda de la Agrupación Musical Maestro Martín Díaz que dirigió Miguel Carlos.

   Me hubiera gustado hablar largo y tendido con la Concejala de Cultura Noelia Serrano, sin embargo, hace más de diez años que no consigo hablar con político alguno, porque todos están o reunidos en los plenos o inaugurando algún polideportivo.

   Usted, señor Azorín ya nos contó ampliamente la historia de Argamasilla de Alba en el Capítulo III «Psicología de Argamasilla», y yo no la voy a repetir, salvo algunas puntualizaciones, que se fundó en 1535 y obtuvo el título de villa en 1612, su término municipal es de 38.700 hectáreas y su población actual de 6.800 vecinos. Me consta que usted preparó muy seriamente su viaje, ya que tomó notas de las Relaciones Topográficas de los pueblos de España, mandadas por Felipe II en 1575. Me gustaría preguntarle de dónde tomó las notas si del original que existen en el Biblioteca de EL Escorial o de la copia que hay en la Real Academia de la Historia de Madrid, ya que estas relaciones no están publicadas, salvo una antología que se hizo Juan Ortega Rubio en 1918. Lo más lógico es pensar que estuvo en la de la Historia, hoy en calle León 21 (28014 Madrid), que se fundó 18 de abril de 1738 el Rey D. Felipe V.

   La etimología del nombre de Argamasilla, pasa por ser, según Antonio Aradillas, por «argamasa» en alusión a un edificio mal construido, con mezcla de cal, arena, tierra y agua en tiempos del Gran Prior de la orden de San Juan, don Diego de Toledo de la Casa de Alba, aunque los primeros emplazamientos datan de 1198.

   En febrero se colocó aquí la primera piedra de la Ruta del Quijote en Camino de la Estación, donde empieza el corredor de la llamada ecoruta, por el presidente de la Junta don José María Barreda, se han creado comisiones, comisarios, y no se cuanto cosas más para que esta fecha sea el arranque de un principio. Por REAL DECRETO 1419/2004, de 11 de junio, se creo la Comisión Nacional del IV Centenario cuyo presidente de honro son Sus Majestades los reyes de España.

   Estos días amenos, con insuficientes tormentas furibundas, del mediados de junio, ha saltado de nuevo la noticia del problema de la sequía y del agua entre Murcia y La Mancha, el canal Tajo-Segura, es un canal de discordias y además huraño. Murcia de por sí una región árida en el espacio climático que menos llueve en España, se ha convertido en un vergel de huertas. Los manchegos se empeñan en no dar agua para los campos de golf, esto es un error, un campo de gol da trabajo a 40 personas durante todo el año, y un campo de lechugas da trabajo a 10 personas durante diez días.

El PNV rechaza el reforzamiento de la protección de datos

0

Ricardo Chamorro

   En una edicion anterior se hizo referencia a la protección de datos en el
País Vasco, alertando de ciertos incumplimientos en esta legislación
analizados por una auditoria interna de la Diputación Foral de Vizcaya.

   La mayor preocupación de dicho informe era la detección de accesos
irregulares a los datos fiscales de carácter personal de los vizcaínos
por parte del personal de la Diputación, o subcontratado, sin finalidad
especifica alguna.

   El Partido Popular de Vizcaya pidió en aquel momento la comparecencia del
Diputado General de Vizcaya en las Juntas Generales del territorio para
que explicara «detalladamente» las posibles «medidas correctoras»
adoptadas e informara de cuántos trabajadores incurrieron en
irregularidades. Igualmente pidió un cambio normativo para que el
ciudadano pueda saber que datos tiene la Hacienda, encuadrado
perfectamente dentro del derecho de acceso, y lo mas importante, qué
funcionarios han podido acceder a sus datos y con qué finalidad.

   El jueves 23 de junio se celebraron Juntas Generales de Vizcaya y se
presentó la propuesta del PP introduciendo en la norma las citadas
novedades en Protección de Datos. La propuesta fue rechazada con los 27
votos en contra de PNV-EA.

   Es nuevamente importante señalar que en el País Vasco el derecho a la
intimidad contenido en la Ley 15/1999 debe ser reforzado más que en
ninguna otra región, por el posible quebrantamiento debido a una
situación política muy tensa y con circunstancias terroristas. La
negativa del PNV a reforzar este derecho individual es cuando menos
decepcionante.

   En España, de igual manera que en la tendencia doctrinal europea, el
derecho a la intimidad ha superado su inicial consideración de derecho a
la reserva de determinadas circunstancias interiores de la persona, para
configurarse como un poder o facultad de decisión y elección por el
interesado de la persona o personas con quienes compartir sus vivencias,
sentimientos o comportamientos.

   La facultad o poder de control sobre la propia existencia y las
relaciones personales es uno de los principios fundamentales de la Ley
15/1999: cualquier reforzamiento de este principio nos dirige hacia la
conversión jurídica con Europa, cualquier impedimento hacia el desarrollo
de este objeto nos devuelve a las cavernas.

Chamorro consultores en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo

   CHAMORRO Consultores participa en el curso-coloquio, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, «Hacia un nuevo Reglamento de la Ley Orgánica de Protección de Datos», impartido del 27 de junio a 1 de julio de 2005 en Santander.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

CONSEJOVEN: ¿Otro “culebrón de verano”?

0

Agustín Suárez-Bárcena González

  
Soy un joven vecino de Ciudad Real de los que leen los periódicos y, un verano más, presencio con asombro un nuevo “culebrón del Consejo Local de la Juventud”. Lo que pasa es que, cada día, creo (y hablo también por amigos) que este Consejo le ha cogido el “gusto a las cámaras”.

   Hace tiempo que no vemos ninguna actividad, hace ya demasiado que las asociaciones (disculpen si no digo a la que pertenezco por no querer hablar por quienes no he consultado antes de enviar esta carta) no reciben apoyo del consejo, ni formación… Sólo hay un Consejoven político, unipersonal en los medios de comunicación, destructivo… Como joven que vive la noche de Ciudad Real, reconozco que el botellón es un tema que afecta a la juventud; pero también somos muchos los que, a parte de disfrutar de manera cívica en la calle, somos voluntarios en asociaciones, somos gente que participa y colabora con la sociedad. Sin embargo; parece que esto no vende para el órgano que, en teoría, debe defender la imagen de los jóvenes. Por cierto, “agradecer” a todos aquellos que, por no saber comportarse, han conseguido darnos imagen de sucios, borrachos, maleducados, vandálicos… Vosotros y sólo vosotros vais a conseguir que nos prohíban hacer de todo y que nuestros vecinos nos huyan.

   No sé qué aspiraciones políticas tiene o tienen algunos de los miembros de la permanente del Consejoven (ni me importa), no sé cómo ni cuándo acabará el nuevo “culebrón del verano”; pero sólo sé que antes, el Consejo Local, funcionaba y tenía buena relación con todas y cada una de las administraciones y que hoy no tenemos ni lo uno ni lo otro. También sé que la imagen que los “jóvenes Ciudadrealeños” dejamos es mala (y se empeora con algunas apariciones en prensa). Y, por último, sé que la gente que sale en las fotos haciendo declaraciones superan (algunos ya en mucho) los treinta años de edad y no me siento, como joven, identificado con ellos.

   El motivo de esta carta pública es un ruego: Limpiemos la imagen de los jóvenes. Por favor, trabajemos todos juntos por regenerar el movimiento asociativo, demos alternativas coherentes a los jóvenes y dejemos las apariciones en prensa y “asentadas” para los políticos y sindicatos (que curiosamente son las organizaciones que apoyan esas medidas). Hagamos actividades y que el Consejo, cumpliendo con su obligación, apoye, dé cobertura y haga de enlace con administraciones para que podamos realizarlas. Lo demás, politiqueos.

Buscando a Azorín por La Mancha (8)

0

Ramón Fernández Palmeral
El castillo de Peñarroya

Señor Azorín:

   Nuestra ruta quijotesca para el día 11 es salir de Ruidera hacia la Argamasilla de Alba por la carretera CM-3115, la señal de dirección marca 31 kilómetros de distancia. Tomadas las primeras curvas, ya en los extramuros aparecen unos laboriosos y cuidados huertos a la izquierda, debajo de la carretera donde ya aparecen unos labradores agachados con los almocafres y arrancando la hierba que creció sin licencia; son Juan, Pedro, Antonio, unos hombres discretos, honrados y pegados al terruño porque una mano con callos es siempre un contrato garantizado. No es hora de regar porque el riego, por lo general, se hace al atardecer cuando la tierra está descuidada, reposando, presta a dormir ante el rocío de la noche.

   Empiezan las siniestras curvan, apenas hay tráfico, son las nueve y media de la mañana, el encinar va tomando su terreno y los acebuches, que antes fueron olivos, domesticados en el injerto y en la aceituna cornicabra –la segunda variedad más cultivada en lo que a número de hectáreas se refiere pero la tercera en producción–, se han comido el terreno. La cornicabra es una variedad de aceituna originaria del pueblo toledano de Mora, es la gran variedad manchega (Toledo y Ciudad Real). Es larga y puntiaguda, con forma de cuerno, de ahí la procedencia de su nombre. En ciertas zonas se le conoce como Cornezuelo.

   Llegamos al castillo de Peñarroya sobre las diez menos cuarto, la luz de la mañana nos traía recuerdos levantinos, hacía un poco de aire frescote, mi mujer se quedó dentro del coche porque decía que tenía frío. El castillo tiene unas amplias explanadas a ambos lados, donde aparcan autobuses. El castillo está a 12 km. de Argamasilla.

   Dentro del coche y antes de salir, saco el libro de La Ruta… En el capítulo IX «Camino de Ruideras» de su ya reiterado libro, que llamaré de aquí en adelante La Ruta…, para abreviar, nos habla usted del castillo de Peñarroya. Pero yo he viajado a la inversa, o sea, que usted venía de Argamasilla a Ruidera, y mi viaje es al revés, desde Ruidera a Argamasilla, que el orden no alteras los factores del producto final de nuestro relato, usted escribe:

   «Son las diez y media; ante nosotros aparece, vetusto [he contado que esta palabra la usa usted 16 veces en este libro] y formidable, el castillo de Peñarroya [la nota 27 del la edición de Cátedra 214, nos la amplía José María Martínez Cachero, que explica su historia]. Subimos hasta él. Se halla asentado en un eminente terraplén de montaña; aun perduran de la fortaleza antigua un torreón cuadrado, sólido, fornido, indestructible…». Más adelante, en el mismo texto nos dice que el castillo de Peñarroya no encierra ningún recuerdo quijotesco, efectivamente en el Quijote no aparece el nombre de Peñarroya, las únicas peñas nombradas son Peña de Francis y Peña Pobre.

   Hay una torre cuadrada sin matacanes que forman almenas y merlones, un poco más abajo se ve un tejado nuevo de una construcción más reciente. Desde el coche no se le ve la puerta de entrada, pero una vez el viajero se acerca, aparece la entrada franca, sin puerta que la proteja. Dentro se ve la puerta de una casa sobre unos escalones, es verde, seguramente de algún guarda que no veo, aquí está también la Cofradía de Alabarderos de la advocación a Nuestra Señora de Peñarroya. En el interior se refugia una capilla entre gruesos muros, cerrada con verja, segura por los siglos, con una imagen de un Cristo, pero no me hagan mucho caso, porque yo en esto de la imaginería religiosa no entiendo mucho. Unos palomos ladrones, con sus picos cortos y las protuberancias blancas de los orificios olfativos grandes, se refugian en una pequeña hornacina donde habita una pequeña campana, a modo de campanario, y en una tronera alto del adarve, entran y salen otros palomos de pechuga brillante, estos palomos no paran con sus gorgoritos, con su su grú-grú,grú, porque es tiempo de aparearse y no cejan en su empeño de cortejar a las palomas cansadas de decir «ahora no que me duele la cabeza».

   Pasado el rastrillo, se llega al patio de armas por una especie de puerta, estamos rodeados por la muralla, desde la terraza, cuyos piedras del pretil, que algunos desalmados derribaron, se ven caídas sobre el terraplén. A mi izquierda aparece una especio de ermita-cueva artificial protegida por una verja de hierro, dentro hay un tesoro, un tesoro que reveló el moro Allen al capitán Alonso Pérez de Sarabia, cuando lo tomó el día 8 de septiembre de 1198; el moro dijo que si le salvaban la vida contaría donde estaba el tesoro, se la perdonaron y el moro contó donde estaba el tesoro, un verdadero tesoro espiritual: la Virgen de Peñarroya, patrona de Argamasilla y de la Solana, amén de otras joyas materiales. La imagen actual es de piedra blanca que parece mármol de Macael en hornacina, custodiada por dos pergaminos del mismo material pétreo, un manuscrito que cuenta la historia del castillo y su leyenda mariana. Fue un castillo musulmán conquistado después por las órdenes militares de Santiago y San Juan…

   Al borde mismo del castillo de Peñarroya, enfrente, se ve la presa del pantano de Peñarroya, no se ven instalaciones hidroeléctricas; es una pena no aprovechar este «guadiano» salto de agua. La Confederación Hidrográfica española o aprovechamiento integral de los ríos, fue idea del Conde de Guadalhorce, que era el sevillano Rafael Benjumea y Berín (1876-1952), ministro de Fomento de la dictadura de Primo de Rivera ente 1926 y 1930. Aunque nada tiene que ver con esta presa, ni con el Canal del Gran Prior que riega las tierras de la Argamasilla dentro del plan Nacional Hidrográfico actual que es de la Ley 10/2001. Pero la historia del Canal del Gran Prior es mucho más antigua, y la escribió doña Pilar Serrano de Merchán, que por avatares de la vida es además secretaria de las sociedad cultural de «Los Académicos de la Argamasilla», pues bien en el capitulo 5.- «Las Aguas», páginas 83-111, de su libro La Argamasilla que nos precedió (1875-1923), Ediciones Soubriet, 2001. Nos explica los avatares de las aguas regables y potables:

   «Los conflictos surgen a partir de una Real Orden de 11 de junio de 1783, ya que en esta fecha se le autoriza al Infante don Gabriel, Gran Prior de la orden de san Juan, la construcción de un Canal, derivado del río Guadiana Alto, que empezaba en el pantano o laguna de Miravetes –depósito de las aguas– y terminaba en río Záncara». El río Záncara es afluente del Cigüela, cerca de Villarta de San Juan.

   Después, en 1841 llegó la desamortización y el canal fue secuestrado a la orden de San Juan, y vendido, pero de esta historia casi cervantina no quiero ocuparme. Porque aquí en la Mancha, como ya he analizado antes, uno puede decidir acordarse o no acordarse de algo a voluntad, lo cual es una ventaja, un as en el recuerdo.

   Abandonamos el castillo y tomamos dirección a Argamasilla de Alba. Empiezan los cultivos de regadío gracias al canal, la carretera empieza a llanear, hay un cruce que dice Tomelloso, pero nosotros lo pasamos de largo, ya se ve en el llano Argamasilla, ya estamos cerca. Me pregunto, ¿existirá aún la vieja y amable fonda de la Xantipa que ponía de cenar duelos y quebrantos, salpicón o acaso alguna olla de algo más vaca que carnero? Aquella viuda de ojos grandes y labios abultados de la que usted nos habla al final de capítulo II y en el VI de La ruta… Ya estamos en la deseada Argamasilla, hay una rotonda, un Stop, un molino a la derecha, un don Quijote de pie, enfrente el símbolo de la ciudad: un Quijote y un Sancho, cabalgando, y un letrero: En un lugar de la Macha.

Buscando a Azorín por La Mancha (7)

0

Ramón Fernández Palmeral

Las Lagunas de Ruidera

Señor Azorín:

   Por la noche estuve tomando notas para no olvidarme de lo vivido. Estuve leyendo algunos capítulos anteriores de los referentes al Caballero del Verde Gabán. De repente empecé a destornillarme de risa.

—¿De qué te ríes tú solo? Los tontos se ríen solos.

—Es que estoy leyendo lo de la aventura de los leones del Quijote. Uno de los episodios más humorísticos del libro.

   Escucha: Estaba Sancho comprando requesones a unos pastores y como no tenía donde meterlos los iba guardando en la celda de Don Quijote, cuando escuchó que su amo le llamaba a toda prisa para que le trajera la celada que llevaba el escudero, puesto que vio a un carro que venía con bandeas reales, y presagió una nueva aventura, y como Sancho no tuvo tiempo de sacar los requesones de la celada se lo dio como estaba. Y don Quijote sin echar de ver lo que la celada tenía dentro se la encajó en la cabeza, y como los requesones se exprimieron comenzó a correr el suero por el rostro y barba de don Quijote

—¿Qué será esto, Sancho, que parece que se me ablandan los cascos, o se me derriten los sesos, o que sudo de los pies a la cabeza?

   Mi mujer también se tronchaba de risa. Además la aventura de los leones hambrientos, cuando pide al leonero que abra la jaula, es de un valor temerario más que de cordura.

   Estuve escribiendo notas aisladas, sentado al borde de la cama mientras miraba por la ventana la laguna de La Colgada, sobre cuyo espejo se reflejaba una luna pequeña y creciente, alta y lejana sobre el horizonte montañoso de unos cerros leves, un tajo de sandía blanca, la luz selenita llegaba hasta el embarcadero, tres patos navegan hasta la orilla, uno se queda picoteando al borde de la tierra, los otros dos se van hacia la cascada, como el otro pato no regresa se vuelven hacia él, y educados y vigilantes le esperan a que termine de picotear.

   «Y le enseñaron las lagunas de Ruidera, famosas asimismo en toda La Mancha y aún en toda España…» (Cap. 21,2ª parte de El Quijote). Este eslogan encabeza el Catálogo sobre el Parque Natural de Lagunas de Ruidera, de Andrés Naranjo Moya, Impresión y Diseño: Gráfica Tomelloso, S.L. (2002), que con primorosas y educativas ilustraciones lo incorporo desde ahora a mis libros guías y ya van cinco. Muchas veces, señor Azorín, tengo dudas de si el artículo «la» que precede a Mancha va con mayúscula o con minúscula, usted lo escribe con minúscula, yo he optado por la mayúscula, no obstante creo, que esta ambigüedad necesita un congreso lingüístico o al menos una tesis doctoral.

   El silencio es comestible «un silencio profundo, un silencio ideal, un silencio que os sosiega los nervios y os invita al trabajo, un silencio que Cervantes califica de “maravilloso” y que dice que es lo que más ha sorprendido a Don Quijote, reina en toda la casa». Usted se refiere al capítulo 18 de la 2º parte del Quijote, en casa del caballero del Verde Gabán, «pero de lo que más se contentó don Quijote fue del maravilloso silencio que en toda la casa había, que semejaba un monasterio de cartujos». A veces nos da miedo el silencio porque oímos el fluir de nuestra sangre al paso latir por los oídos, en lo que se llama tinnitus (ruidos en los oídos), y es que yo padezco eternos ruidos a los que no hago caso. En estos parajes lacustres, deslizada entre exquisitos y penitentes chopos, álamos u olmos, la paz casi molesta tanto como un mal poema. Un enjambre de mosquitos vuela al trasluz.

   Dormí de un tirón, desperté cuando las del alba serían, con la luz del amanecer hice unas fotos desde la ventana, la luz se reflejaba con ganas de romper el cascarón del ocaso aún casi cerrado, la bóveda del universo, en el cielo había unas nubes ligeras, de mantequilla, quietas en el horizonte. Lo primero que hice fue bajar al parking, junto a la carretera, para ver si estaba mi Nissan Almera, es un gasoil, una maravilla de los hijos del sol naciente, me da la sensación de que en el motor hay cientos de japoneses trabajando para mí solo. Antes de desayunar hice un breve recorrido por los alrededores, por el llamado barrio de Pesadores; bajé por unas escaleras a la abandonada central eléctrica de Fenosa. Al borde de una, dos, tres cataratas, de unos diez metros de altas, contemplé el matrimonio de un álamo unido a una jacarandá florecida en violeta, que a la vez había metido un mazacote de raíces en el agua y parecía un malecón o embarcadero natural.

   Tomé notas de la flora autóctona de un cartel informativo de los que hay por el parque, al borde de las carreteras. Crecen los olmos (Ulmus campestris) y el álamo blanco (Pupulus alba). El chopo (Pupulus so) fue introducido con fines maderables, y también la repoblación con pinos carrascos (Pinus halepensis), resistentes a la sequía para proteger las vaguadas ante la erosión. Junto a la encina, la coscoja, el enebro, el espino, aliagas, romeros, sabinas, abetos o cipreses. La vegetación de los pantanos o palustre, crece con los miedos como crecen las sombras oscuras del destino, son los carrizos (Phragmites australis), espadañas (Thypha syp), masiegas (Claudium mariscus) y juncos.

   Las Lagunas de Ruidera componen un Parque Natural, forman un conjunto de una, dos tres, cuatro…, hasta quince lagunas entrelazadas por canalillos, cascadas, saltos o nacimientos, de formas elípticas, circulares o fiordos de aguas transparentes, de un cromatismo variable entre la gama de los colores esmeraldas, zafiros, perlas, azules, pardos…, hábitat de una flora y fauna variada. El silencio es tan callado que se oye, quien tenga oídos, el crecer de la hierba, cortado por el vuelo de los vencejos, algún pitirrojo o la aleta de algún pez que corta el agua y produce ondas concéntricas. Es uno de los parajes más bellos de España. Las lagunas se llaman: Blanca, Conceja, Tomilla, Tinaja, San Pedro, Redondilla, Lengua, Santos Morcillo, Salvadora, Batana, Colgada, Del Rey, Cueva Morenilla, Coladilla, Cenagosa. Aunque llaman Lagunas de Ruidera al parque natural, colindan los términos de Villahermosa, Ossa de Montiel, Ruidera, Alhambra y Argamasilla de Alba.

   A las nueve regresé a la habitación 409 para avisar a mi mujer de que bajara a desayunar, no podíamos perder mucho tiempo, teníamos muchos lugares de La ruta de don Quijote por visitar.

   El camarero del ancla tatuada en el brazo, un hombre fuerte de unos cincuenta años, es diligente, ya afable, ya diligente, ya atento, que acaba de abrir la cafetería. Somos los primeros clientes y los únicos. Yo no paro de hablarle, de sacarle alguna palabra que no sea la del servilismo.

—Nosotros venimos desde Alicante para hacer la Ruta de don Quijote.

—Esta es la mejor fecha para venir a las lagunas —juzga el camarero que se llama Paco—, en invierno hace frío y en agosto no para uno del calor y la cantidad de gente que viene. Yo estuve trabajando en un pueblo costero de la Marina Alta, aquello sí que tiene turismo y buen ambiente.

—¿Entonces conocerás el Cabo de la Nao y San Antonio, la isla de Portichol y playa de Granadellas?

—Pues claro, yo trabajé en la Costa Blanca, cerca de veinte años.

—He visto centrales eléctricas abandonadas de Fenosa— pregunté con curiosidad.

—Hace unos treinta años cerraron las fábricas de la luz, hubo cinco centrales, daban trabajo a muchas familias.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (6)

1

Ramón Fernández Palmeral

De Ruidera a Villanueva de los Infantes

Sr. Azorín:

   Tomamos la carretera de los Infantes, que lo de Villanueva le sobra, por la N-430 hasta un cruce que hay en Casas Blancas, antes de llegar a Alhambra, por una carretera solitaria, la CM-3129, el paisaje es de tierras rojas que como usted sabe por eso le llaman Alhambra, que es un nombre árabe, como la Alhambra de Granada de los nazaríes que le llamaban «La roja» por el color de las tierras del cerro donde se aloja. (Quién dice si Cide Hamete Benegeli o Berenjena como le llamaba Sancho, no era de Alhambra).

   Los eruditos y discretos especialistas de la ruta de Don Quijote sitúan en este pueblo, de semejanza nazarí, las boda del rico Camacho con Quiteria, relatadas en los capítulos 19-21 de la 2º parte. Se pasa por el centro del vetusto pueblo de Carrizosa (la aldea de Basilio, cap. 21, 2º parte), situado en una especie de charnela por donde pasa el arroyo de Cañamares, la travesía tiene una curva a la derecha, continúan las tierras rojizas de labrantío, buena tierra sobre ondulaciones y algún otero, sobre el que aparecen los restos arqueológicos de una especie de torre, restos de lo que fue un molino de viento, manchas de viejos olivos y viñedos, sobre todo viñas que han empezado a enseñar su verdes pámpanos como billetes verdes, porque no sé el precio de la uva al viticultor pero el vino embotellado es oro tinto.

   Ya estamos en los Infantes, cruzamos sus calles en las que se aprecian las piedras nobles, monacales, aristocráticas de palacios, conventos e iglesias, piedras areniscas rojizas, bermellones, ocres, todas ellas convertidas en arte, piedras apretadas, quietas, hechas a besos de cinceles, el origen de la villa en romano. El Infante don Enrique de Aragón le concedió la Carta Puebla en 1421, y se independizó de Montiel, y en honor de sus hermanos los Infantes don Juan y don Pedro recibió el nombre de «Los Infantes». Villanueva de los Infantes siguió creciendo hasta sobrepasar los 5.000 habitantes a mediados del siglo XVI. Esto le valió a Felipe II para proclamarla capital del Campo de Montiel en 1573 tanto política como eclesiásticamente, y capital de Gobernación de la Orden de Santiago, influyendo considerablemente en el Campo de Montiel y zonas de Albacete, Murcia y Jaén durante toda la Edad Moderna. En el censo de 1998 tiene 5.801 habitantes.

   Cruzamos la villa hasta llegar cerca del parque de la Constitución que fue remodelado en 2002, donde se ve una Ermita del Santísimo Cristo. Aparqué el coche junto al monumento dedicado a don Francisco de Quevedo y Villegas, señor de La Torre de Francisco Abad que murió aquí el 8 septiembre 1645 en el convento de Santo Domingo, aunque fue enterrado en la iglesia de San Andrés, capilla de los Bustos. Desde luego que yo, ahora, los Infantes lo bautizaría como La Deseada (aquí desea uno vivir). Entramos en la iglesia de Santo Domingo que estaba abierta, dentro no había ni un alma, nunca mejor dicho, la foto que le hice a una estela de nombres medievales no salió por falta de luz.

   Pero como el motivo de nuestro viaje era buscar sus huellas, señor Azorín, y a la vez también las de don Quijote, tomamos la calle peatonal llamada de Cervantes, una calle comercial, locales de souvenir, palacios y la casa del Caballero del Verde Gabán, aquí me hizo mi mujer una fotografía, no pudimos entrar porque estaba cerrada y además es propiedad particular, lo dice el letrero en metacrilato que hay en la puerta. La fachada de la casa es de piedra arenisca rojiza de la zona, tiene una puerta nueva de doble hoja, enmarcada entre dos columnas empotradas con capiteles erosionados, escudo en el dintel que no puedo describir porque no soy heraldista, hay un amplio balcón que toma ángulo recto hacia la esquina de la calle Jacinto Benavente, alero amplio en el tejado y una robustez nueva. Aquí estuvieron don Quijote y Sancho, y aquí mismo 400 años después estoy yo profanando un lugar casi sagrado.

   Un momento, quiero acordarme… nos vamos a detener, porque quiero retroceder por el túnel del tiempo novelesco desde el real, lo que en pocos sitios se puede experimentar con tanta nobleza y dignidad como aquí… por asombroso que sea, esta casa la describe Cervantes en el Capítulo 18 de la 2º parte; cuando llegó don Quijote con Sancho, acompañados del dueño de la casa, don Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán, al que encontraron en el camino después de la justa con Sansón y el Caballero del Bosque, quizás con la inequívoca pretensión de que don Quijote desengañara o desencantara a su hijo en la fantasía de ser un poeta. La descripción de la casa por Cervantes es la siguiente:

   «Halló don Quijote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de piedra tosca, encima de la puerta de la calle; la bodega, en el patio; la cueva, en el portal, y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso…» (Cap.18,2º.P).

   Desde luego, ahora, estoy seguro de que el gran ilustrador francés Gustavo Doré no vio esta casa porque el dibujo que realizó de la casa es de un palacio.

   Las tinajas toboseñas ya fueron descritas en el siglo XVI, por don Martín Riquer.

   Aquí vivía el matrimonio don Diego de Miranda, rico labrador, con doña Cristina y con su hijo don Lorenzo «estudiante de poesía» en Salamanca y que quería dedicarse a ser poeta, lo cual daba quebraderos de cabeza a su padre. (El narrador del Quijote equivoca al lector en el número de hijos, porque en el diálogo de auto-presentación que hace don Diego en el Cap. 16, escribe: «…paso la vida con mi mujer, y con mis hijos,…» en plural, cuando en el mismo capítulo dice: «tengo un hijo (…) será de edad de diez y ocho años». Porque Cervantes, como decía don Diego de Clemencín no tenía costumbre de repasar sus escritos.

   Madre e hijo salen a recibirles: al padre y a los dos personajes cuyas presencias habían sido ya escritas en El ingenioso Hidalgo don Quijote de Mancha, según el bachiller Sansón Carrasco (cap, II, 2º parte). Don Quijote, ayudado por su escudero se desarmó y «quedó en valones [calzones al estilo de Valonia] y en jubón de camuza, todo bisunto [sangriento] con la mugre de las armas». A «fuerza de adulación» don Lorenzo de Miranda recitó a don Quijote versos glosados y un soneto; la insistencia propia del novel ante el consagrado maestro. Lorenzo dice del Caballero de la Triste figura que «él es un loco bizarro», «un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos». En realidad don Quijote va tomando cordura en la II Parte, recordemos que es un loco que muere cuerdo. Habla don Quijote de los premios literarios, y ya entonces tenían las mismas sospechas y opiniones de hoy en día:

   «…el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero a esta cuenta será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades…».

   En la casa de don Diego de Miranda pasaron cuatro días como huéspedes, don Quijote y Sancho.

   Descubrí en Internet, señor Azorín, que usted dio una conferencia en el Ateneo de Madrid el 12 de febrero 1905 (un mes antes de su partida hacia la Mancha por encargo de El Imparcial), con el título: Don Quijote en casa del caballero del Verde Gabán; esta conferencia aparece en la recopilación de artículos Lecturas españolas, Madrid, 1912, y Con Cervantes, 1947 y Con permiso de los cervantistas (Biblioteca Nueva, 1948), donde nos habla de este caballero propietario de esta casa de los Infantes, en dos artículos: «La entrevista» y «En casa de Miranda».

   La conferencia del 12 de febrero tuvo gran éxito, y al día siguiente El Imparcial promulgó un extenso artículo elogiándolo, de igual modo se expresaron El Liberal, El País, El Correo Español, El Globo y El Diario Universal. En la conferencia usted usa su peculiar estilo narrativo y que a mí no parece ayudarme mucho a clarificar este capítulo, que por otra parte no tiene grandes complicaciones. En la cabecera escribe usted:

   «Este es el trabajo que ha escrito Azorín para que sea leído aquí, en el Ateneo, con motivo del centenario del Quijote. No tiene importancia; carece de trascendencia; el autor no puede meterse en disquisiciones hondas, porque sabe muy pocas cosas». Firmado Azorín. Usted habla de sí mismo en tercera persona, lo cual es llamativo.

   En la explicación de la conferencia, dice usted que Lorenzo es un mozo absurdo y fantástico, su padre no ha podido hacer nada para que estudiara leyes, «esto le granjea nuestra más calurosa simpatía». ¿Por qué le causa a usted simpatía Lorenzo?, quizás porque es la estampa de usted, que no acabó leyes en Valencia como su padre quería, y acabó siendo tratante de palabras. Y ve usted en don Diego a don Isidro Martínez, con el mismo problema de hijo que no saca los estudios de Derecho. Sin duda alguna don Isidro, como don Diego, no estaba contento con la decisión tomada por su hijo; ser poeta, cuando asegura en un diálogo: «tengo un hijo, que, a no tenerle, quizás me juzgara por más dichoso de lo que soy; y no porque él sea malo, sino porque no es tan bueno como yo quisiera», (Cap. 16, 2º parte). Sin embargo, Lorenzo de Miranda no estudiaba leyes en Salamanca sino «las lenguas latina y griega», y no quería estudiar otras ciencias.

   «Don Diego, su padre, no ha podido hacer que se aplique a más provechosas y sólidas especulaciones; pero hasta ahora sus ímpetus, sus gustos, sus tendencias, se hallaban reprimidas, tenidas por el ambiente sosegado y regular de esta vivienda…». Al final de la conferencia hay una defensa de los ideales ante los prosaicos:

   «¿Qué creéis que importa más para el aumento y grandeza de las naciones: estos espíritus solitarios, errabundos, fantásticos y perseguidores del ideal, o estos otros prosaicos, metódicos, respetuosos con las tradiciones, amantes de las leyes, activos, laboriosos y honrados, mercaderes, industriales, artesanos y labradores?»

   La grandeza del Quijote es la capacidad humana de presentarnos problemas de antaño que son vigentes actualmente, porque los hijos «son pedazos de la entraña de sus padres, y así, se han de querer, o buenos o malos que sean».

   En el artículo «La entrevista», usted nos cuenta:

   «La entrevista que han celebrado Don Quijote y Lorenzo de Miranda se ha desenvuelto, como decimos ahora, «en un ambiente de entera cordialidad». No faltaba más sino que hubiera sido de otro modo. Ocurre con Don Quijote que, siendo un hombre de acción, es, en ocasiones, un intelectual; no retrocedamos ante este sustantivo moderno».

   En «La casa de Miranda», usted se refiere, sin duda, a la casa de don Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán, aunque no le nombre, y nos cuenta:

   «La casa de Miranda es bonita; lo dice todo el mundo; no podemos nosotros menos de asentir; asentimos, desde luego, con mucho gusto. ¿Y cómo nos describe Cervantes la casa de don Diego de Miranda? No nos da de la casa sino cuatro rasgos. Y no nos da más porque, en puridad, no puede darnos más. Y no puede darnos más porque el arte, en su tiempo, no lo permite».

   En la calle Cervantes se abren puertas de tiendas de souvenir, son típicas las figura de don Quijote y Sancho, de hierro con pie como si fueran pisapapeles, valen de 25 a 30 €; hay que empezar a comprar recuerdos. Seguimos por la barroca fachada de la Encarnación, hasta el final donde a la derecha aparece una farmacia que fue botica desde 1895, allí se abre la Plaza Mayor, cuadrada, con soportales con arcos neoclásicos, bancos de piedra donde se sientan doña Julia y doña Paquita, con niños que juegan a montar en bicicleta.

   Lo que más llama la atención del viajero ya cansado de caminar a cojetadas, es ver la torre y la puerta de la parroquia de San Andrés, soberbia catedral con puerta enmarcada en grandioso arco de medio punto, y ante el paño de la catedral: un monumento dedicado al patrón Santo Tomas de Villanueva (1486-1555), que cuando el santo murió mandó repartir entre los pobres todo el dinero que había en su casa. La patrona es la Virgen de las Angustias. Junto al Ayuntamiento hay una tienda con venta de prensa, compré La Tribuna del día 10, número 5.260. En primera página FENAVIN (Feria del vino): promete, en la foto vemos al presidente regional: José María Barreda, brindando junto a Manuel Juliá, Clementina Díez de Baldeón, Ángel Amador, Mercedes Gómez, Nemesio de Lara y Francisco Gil Ortega. El vino es sin duda la mayor riqueza de la Mancha, 600.000 hectáreas de viñedo, lo que supone el 50% de la superficie nacional. También aparece en portada la muerte, siempre lamentable, de un trabajador en Daimiel de 55 años, al caer de un andamio de cuatro metros de altura.

–Tengo hambre, tú mucho monumento y mucha foto, pero las piedras, las iglesias, los soportales no alimentan.

   Se queja mi mujer de cierto apetito, aunque ella es de poco comer, por eso mantiene el tipo y la figura de figurín.

–Anda, pregunta tú donde hay una cafetería que esté bien.

   Una amable chica de los Infantes, hospitalaria, porque iba vestida de enfermera, nos estuvo indicando varios lugares cercanos, y nos mandó a la plaza de San Juan donde está el monumento a Quevedo y el coche. Allí hay varios bares de pueblo donde todos los clientes son varones. Tomamos una merienda-cena en la terraza de un bar con pizzas. Las gentes son muy mironas porque no están muy acostumbradas a ver a dos turistas comiendo «ruideritos», detrás de unas pizzas.

   No vi en los locales nombres dedicados a usted, señor Azorín, sin embargo ha quedado escrito y engrandecido el nombre del caballero del Verde Gabán.

   Al anochecer, porque en este mes de mayo los días son largos, regresamos por la misma carretera al Hotel la Colgada, lo ideal hubiera sido pasar por Villahermosa, donde se cuenta que, camino de Montiel, don Quijote alanceó a las ovejas, y desde allí regresar a Ruidera, pero tal vez uno se va volviendo precavido, porque siempre puede haber una legua de mal camino, sobre todo de noche.

Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico de Drogas

0

Roberto Sabrido (Consejero de Sanidad)

   La celebración anual de esta efeméride es siempre una oportunidad única para unir esfuerzos a fin de lograr una mayor conciencia y sensibilización social contra el consumo de drogas y promover la adopción de medidas preventivas. Este año, en Castilla-La Mancha, acaba la vigencia del Plan Regional de Drogas y hemos empezado a preparar el próximo hasta 2010, con el reto de que pueda dar respuesta, como han hecho los anteriores, a los retos, muchos de ellos viejos y otros, posiblemente nuevos, que sobre este problema deberemos afrontar antes de entrar en la segunda década del siglo XXI.
   La sociedad se enfrenta a un fenómeno complejo y cambiante, donde el consumo de drogas ilegales (heroína, cocaína, derivados del cannabis o de síntesis) se entrecruza con la adicción a las denominadas legales, como es el alcohol o determinados medicamentos.

   Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha estamos trabajando, a través del Observatorio Regional de Drogas, en la elaboración de encuestas y estudios de investigación para analizar el fenómeno de las drogas y el cambio en los patrones del consumo, con especial incidencia entre los más jóvenes.

   Estos trabajos, junto con la primera encuesta estrictamente regional sobre consumo de drogas en Castilla-La Mancha, cuyos resultados daremos a conocer este año, pretenden ofrecer una visión lo más real posible de este fenómeno para mejorar, a través del nuevo Plan Regional de Drogas, las actuaciones preventivas que tenemos en marcha, como son los programas “Comunidad, Escuela de Salud” y “Alcazul”, en colaboración con ayuntamientos y centros de enseñanza de la región, o los planes municipales de drogas, y los tratamientos de deshabituación o de reducción de daños que se llevan a cabo en los equipos de atención al drogodependiente y en las comunidades terapéuticas de la región.

   Un trabajo en el que no sólo estará el Gobierno de Castilla-La Mancha, sino que tendremos la colaboración inestimable de otras administraciones públicas, organizaciones no gubernamentales y asociaciones de familiares de drogodependientes, porque queremos abordar este fenómeno con medidas encaminadas a prevenir el consumo de drogas entre los niños y los jóvenes, ofrecer una atención asistencial y residencial adecuada, promover la reinserción social y laboral de los drogodependientes y fomentar la investigación en este área.

   Esa es nuestra meta, ése es nuestro compromiso y estoy seguro, de que serán también la meta y el compromiso de todos los castellano-manchegos en la lucha contra el consumo de drogas.

Buscando a Azorín por La Mancha (5)

0

Ramón Fernández Palmeral

Los “ruideritos”

Señor Azorín:

   Después de nuestra aventura espeleológica en la cueva de Montesinos, como le tenía prometido, la luz sobre las lagunas recibía la tarde con los brazos abiertos del crepúsculo. Pasamos por el hotel, nos aseamos y nos cambiamos la ropa deportiva por otra más acorde con la propia de un paseo por la hidalga ciudad de Villanueva de los Infantes, que es Conjunto Histórico artístico desde 1975. Hacer turismo y mendrugar una merienda cena, este es el destino de lo huéspedes, pero antes de partir pasamos otra vez por Ruidera (no he dicho que dista 260 kilómetros de Alicante y que pertenece a la provincia de Ciudad Real y tiene 610 habitantes en el censo de 1998), para comprar algunos dulces como regalos, y alguna que otra sorpresa local.

   Nos acercamos para ver la iglesia, la puerta cerrada al peregrino, le preguntamos a una mujer vestida de luto a la antigua usanza de los pueblos castellanos. ¿Buenas tardes, a qué hora abren la iglesia?, ella respondió que solamente los días de la «cataquesis» y siguió su camino.

   Entramos en la panadería, en la misma acera de la iglesia, atraídos por una ventana con cristal más que escaparate vetusto, casi amontonado, donde se anunciaban los «ruideritos» que nos llamó la atención, ya teníamos algo para regalos y sorprender a los amigos. En la puerta había dos mujeres lugareñas y un hombre labrador, hablando pausadamente son todo el tiempo del mundo.

–Póngame medio kilo de «ruideritos» para probarlos, unas mantecadas, unas magdalenas y un poco de carne de membrillo. ¡Tienen buena cara! –agregó mi mujer al dependiente que no hablaba, al momento salió un hombre delgado, moreno y dispuesto a dar todo tipo de explicaciones como un cicerone de la mercadería, parecía ser el propietario porque tenía cara nocturna de panadero. ¿Es Juan, es Antonio, es Diego?

–Sí que son buenos, pero los «ruideritos» ya no son lo que eran antes, porque ahora, la harina viene de Alemania – nos dijo tan fresco el panadero dicharachero y con ganas de hablar.

–¿Cómo se hacen –preguntó mi mujer, a la que le salió su vena confitera porque además hace los bizcochos con almendras mejores del universo habitado.

–Tienen harina de trigo duro, manteca de cerdo ibérico, azúcar de Salobreña, levadura de pan, huevos de gallinas felices y algún secreto más que no puedo revelar –o, pudo decir: no quiero revelar, le pasaba como a Cervantes: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme». Aquí en La Mancha la gente usa lo de acordarse a voluntad.

–¿De Alemania, la harina?, con todos los trigos que hay en Castilla –refunfuñó mi mujer a la vez que tocó los «ruideritos» que estaban un poco secos, según ella.

–Pues sí, señora, hoy en día todo viene de Alemania, los «ruideritos» ya no son lo que eran por culpa de las máquinas de amasar, ante se amasaba en artesa a puño y tenía su punto…

   Esto de amasar me recordó un verso de Miguel Hernández el XXII (Panadero) de Perito en lunas (1933), donde escribe los versos Aunque púgil combato, trigo:/ ya cisne de agua Perito en lunas en rolde. Y aquí en estos versos gongorinos y herméticos del oriolano queda escrita la metáfora de la harina que unida al hipérbaton de los huevos más la azúcar convertida en polvo de lunas, salen los amorosos y exquisitos «ruideritos».

   Al joven dependiente, presunto sordo-mudo aunque lo entendía todo, el panadero no le daba cuartel, mientras con un lápiz sumó la cuenta sobre un papel, al estilo de las antiguas tiendas de pueblo, como mi tía Salvadora en Frigiliana, que todavía sigue haciendo las cuentas a mano sobre el papel engrasado de envolver los embutidos con unos números grandísimos, porque asegura que las maquinas de calcular se pueden equivocar, pero ella no.

   Había también en la panadería de Juan, de Antonio, de Diego, una tienda de ultramarinos, y a la salida, puestas como cebo a las delicadas narices finas, con toda alevosía, había una caja cuadrada de madera con un olor a arencas que quitaba el sentido. «¡Esto sí que es cosa buena, planchaditas con su chorrito de aceite y su pan recién hecho», comenté al panadero, y él reconoció; «pero ya nos son la arencas de antes que venían en herradas». No me enteré qué era una herrada hasta que lo miré en el diccionario, es una especie de cubo de madera o barrica para conservar las arencas. «¿Pero las arencas no vienen de Alemania?», dejé caer la ironía, al panadero dicharachero, moreno, dispuesto, no había forma de sorprenderle porque tenía respuesta a todas las preguntas. Mi mujer me sentenció: «no se te ocurra comprar arencas que tú tienes la tensión alta y colesterol».

   Estando en la plática de los arenques de Ruidera, volví a ver a Vicente con sus muletas y sus gafas, le fui a saludar con entusiasmo de antiguo vecino, de quien lleva allí toda la vida, pero pasó de largo sin decirme nada porque ya no me recordaba o no quiso acordarse, porque aquí puedes decidir si acordarte o no acordarte de algo. A mí me gustan los pueblos vetustos y sus gentes con conversación larga, hablar como un andaluz abierto, descosido, y no pasar por mudo, o sin historia. Juan, Antonio, Diego, me contó la historia de Vicente que nosotros ya sabíamos. En la calle y en el mismo lugar seguían las dos mujeres y el hombre labrador, hablando.

–¿Cómo está la carretera para Villanueva de los Infantes?

–La carretera de los Infantes la acristianaron para esto del Centenario y está mejor que los «ruideritos».

Fuente:www.monover.com

Derechos específicos en la protección de nuestros datos

0

Ricardo Chamorro

   Siguiendo con la materia relativa a los derechos de protección de nuestros datos, que iniciamos la semana pasada, continuamos con los derechos específicos que define la Ley 15/1999 para el ejercicio por parte de los ciudadanos. Estos derechos son el derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición. El ejercicio de estos derechos es tutelado por la Agencia Española de Protección de Datos y son derechos que deben ser informados por parte de la empresa o la Administración ante cualquier recogida de datos de carácter personal.
   Estos derechos constituyen un compromiso real de la empresa o Administración con el ciudadano particular por la obligación de informar de estos derechos y del lugar para su ejercicio. El ejercicio de estos derechos es gratuito.

   Las personas cuyos datos personales sean tratados tienen derecho a solicitar y obtener información sobre éstos. Éste es el derecho de acceso. Esta información debe ser realizada de forma clara y comprensible mediante su visualización, escrito, copia, telecopia o fotocopia.

   Toda persona física tiene derecho a rectificar y corregir los errores o incorrecciones, en todo o en parte, que presentan sus datos personales.

   Igualmente toda persona física tiene derecho a que sean cancelados sus datos personales cuando dejen de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la que se obtuvieron y a que no se conserven sus datos por un período de tiempo superior al necesario.

   La cancelación dará lugar al bloqueo de los datos; únicamente se conservarán a disposición de la Administración pública, jueces y tribunales para atender posibles responsabilidades nacidas del tratamiento, durante el plazo de su prescripción. Una vez transcurrido este plazo se tendrán que suprimir.

   Además, existe un derecho de oposición, por el cual se tiene derecho a oponerse al tratamiento de los datos personales cuando existan motivos fundamentados y legítimos relativos a una concreta situación personal.

   Aparte de los anteriores derechos la LOPD define el derecho general de las personas a ser indemnizados civilmente de cualquier daño o lesión en sus bienes o derechos debidos a un incumplimiento de esta Ley Orgánica. En el caso de daños por parte de las administraciones públicas habremos de regirnos por su legislación específica. En su conjunto, la legislación española defiende contudentemente los derechos y la posición de las personas físicas, como corresponde al vigente régimen constitucional. Los ciudadanos de la sociedad de la información deben tenerlo en cuenta; otra cosa es cómo se aplican efectivamente esos derechos, sobre lo que habrá amplia ocasión de tratar.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

Buscando a Azorín por La Mancha (4)

0

Ramón Fernández Palmeral

En la Cueva de Montesinos

Señor Azorín:

   Por la tarde tocaba visitar la Cueva de Montesinos, ya le dije que iríamos. Recordamos mi mujer y yo que hace años hicimos una excursión a esta cueva, pero en otras condiciones y pagamos la novatada, ahora hemos llegado en coche. La carretera ha sido ensanchada, en el cruce para Ossa de Montiel y Ermita de San Pedro, hay que tomar la izquierda, muy cerca, a cien metros hay una explanada y un cartel que lo indica, han erigido una escultura moderna de don Quijote y Sancho montados sobre Rocinante y el jumento. Al entrar a la derecha hay una caseta de información y turismo de madera y un guía que te acompaña y te proporciona una linterna para poder hace un poco de espeleología. De Ruidera a la cueva contabilicé 12 kilómetros.

   Ahora 10-05-2005 la boca de la cueva nos parece más pequeña, rodeado del mismo encinar, hay unos asientos de madera y un cartel indicador de la fauna de la cueva y su historia y las diferentes especies de murciélagos que la habitan. Cuando menos nos los esperábamos salió de la cueva y por sorpresa un fotógrafo con su cámara reflex, en vez de grajos como cuenta Cervantes: «…salieron por ella infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo”. (Cap. XXII, II, parte).

–¿Cómo está la bajada? –pregunté medroso.

–Bien, se puede bajar, hay escalones, ¿quiere que le ayude?

–No gracias, muy amable.

   Bajamos mi mujer y yo a la cueva, despacio, con lento cuidado de no resbalar, hay unos escalones en el terreno y es fácil su bajada, entre los grandes bloques de piedras caídos por desprendimiento que originaron la boca que está a nivel del suelo. No vimos el hornillo de cerámica que dice que es romano. Llevaba abierto La Ruta…, por el capítulo X «La cueva de Montesinos», y efectivamente como dice usted en su libro «es preciso sortear por entre ellos para bajar a lo profundo», empecé buscando los letreros esculpidos que usted vio: «Miguel Yáñez, 1854», «Enrique Alcázar, 1851», «Domingo Carranza,1870», «Mariano Merlo, 1883». Lamentablemente el tiempo, el humo de las hogueras de algún cabrero, el de los hachones de los visitantes ha destruido estos carteles, ahora se leen otros (fotos que adjunto). Son los llamados ahora graffiti, en todos los monumentos aparecen como una señal de auxilio, una profanación de lo sagrado, una estupidez de las almas pequeñas que necesitan dejar una marca para ser recordados. Desde este punto intermedio más sima que cueva se pueden ver mazacotes de murciélagos colgados desde los techos cerca de las estalactitas el Myotis myotis o ratonero y el Rbinolophus ferrum equinum o de herradura, suelen vivir de 10 a doce años, se orientan y localizan a sus presas emitiendo ultrasonidos por la boca y la nariz, en lo que se llama ecolocación, suelen emigrar.

   Desde este punto recordé mis años mozo de espeleólogo en el grupo GEMA de Málaga, donde estuve unos cuatro años, recorrimos todas y cada una de la cuevas y simas de esa provincia, en la sima que llaman «La Mujer», cerca del albergue del Torcal de Antequera, en el laberinto cárstico o kárstico, estuve a punto de tener un accidente trágico, y me salvé gracias a la mano que me echó mi amigo y compañero apodado «El Güito», que en el argot caló significa «tener huevos» y él los tenía bien puestos.

   Los dos capítulos que cuentan la hazaña espeleológica de Don Quijote son el 22 y 23 de la II Parte del Quijote, donde se cuenta que don Quijote compró cien brazas de cuerda. Se cuenta en el capítulo 22, del Quijote que a primeras horas de la tarde llegaron a la cueva de Montesinos, don Quijote, el estudiante y Sancho, cortadas las malezas que ocultaban la entrada de la cueva, ataron fuertemente a Don Quijote y comenzaron a bajarle. Cuando el estudiante y Sancho se quedaron sin cuerda esperaron un rato y comenzaron a subir a Don Quijote. Hasta las ochenta brazas de cuerda no empezaron a notar peso en la cuerda y cuando a las diez brazas vieron a Don Quijote dormido, que tras despertarse comenzó a contar lo que había visto, y que Sancho no creyó. En este capítulo he hallado algunos faltas de equipo, Don Quijote baja por una cuerda, bien, pero no llevaba luminaria: tea, antorchas o hachones, pero hemos de entender que toda esta maravillosa novela no es una crónica del mundo real, sino una visión a través de la imaginación y la fantasía de un indiscutible adalid de la literatura.

   Y cuando don Quijote salió de ella contó que en la cueva había visto al primo y amigo de Montesinos, Durandarte, el cual yacía en carne y hueso en un sepulcro de mármol debido a un encantamiento del mago Merlín. Belerma, dama de Durandarte, se deshace en lágrimas en la tumba del amado. Su escudero, Guadiana, fue convertido en río y otros muchos amigos y parientes de Durandarte convertidos en lagunas.

   En estos dos capítulos se cuenta la hazaña espeleológica de Don Quijote, porque en la época inquisitorial y supersticiosa de Cervantes, el hecho de bajar a una cueva era una verdadera proeza, no había medios técnicos para descender a ellas, y además, la gente, sumamente supersticiosa, temía encontrarse al diablo en los infiernos.

   Cuando Don Quijote sale de la cueva, cree haber pasado dentro tres días con sus noches, cuando en realidad permaneció cerca de una hora, lo que se llama en literatura, según Jean Ricardou, tiempo de la ficción y tiempo de la narración. Ya conocemos la narración, ahora analicemos la capacidad creativa y artística de Cervantes cuando es capaz de imaginar un mundo de fantasías en lo que se conoce como tiempo real de la novela y tiempo de la historia.

   Los tiempos de la novela han sido muy estudiados por los especialistas. Una diferencia temporal que encontraron los formalistas rusos: entre el tiempo cronológico y la trama u orden de aparición. Los tiempos de la novela son tres: el de la aventura, el de la escritura y el de la lectura. Es un tema más complejo de lo que se puede explicar en este corto artículo, sin embargo, Cervantes ya se adelantó a su tiempo.

   Luego llegó un autobús de escolares, zagalones mal educados, y se acabó el encanto del paisaje quijotesco y azoriniano. Visitar la cueva ya no es lo que era cuando la visitó don Quijote, o usted mismo, y un servido hace ya muchos años. Pero sin duda alguna allí en la cueva estaba su inmortal presencia, señor Azorín, y la de don Quijote.

Fuente:www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (3)

0

Ramón Fernández Palmeral
De Monóvar a las Lagunas de Ruidera

Señor Azorín:

   Hemos salido de Monóvar por la carretera comarcal hasta salir a la autovía E-7, en Elda, tomamos dirección Villena, pasado el túnel ya empiezan a verse los aparatosos molinos de energía eólica o aerogeneradores, que no son molinos de viento, en la provincia de Albacete en Caudete.

   Diversos colectivos almanseños se han unido para denunciar los «destrozos» que la energía eólica está ocasionado en la Sierra de Oliva y Cerro de Santa Bárbara. Aseguran que la flora y la fauna están sufriendo las consecuencias de las escombreras ilegales y la apertura de pistas. Asimismo, estos colectivos añaden que, además del medio ambiente, están sufriendo los restos arqueológicos de la zona.

   Aparece Almansa embarazada por su castillo, luego Albacete que es la ciudad más poblada de La Mancha, en la circunvalación tomamos el desvío a Manzanares por la N-430, y en la primera gasolinera de los Hnos. Segovia S.L., llené el depósito por lo que pudiera pasar, el gasolinero con gafas no hacía más que sonsacarme mi procedencia, por simple curiosidad policial. La llanura se nos abría en un campo de trigo candeal en crecimiento de unos veinte centímetros de alto, que el viento «maricote» del oeste, ligero y agradable peinaba los trigos aterciopelados, verdes, amarillentos. La carretera es una línea recta que pasa por Barrax, Munera, Socuélamos y Ossa de Montiel, la carretera se convierte en una lenta travesía, con badenes para los velocistas, allí hay un desvío hacia La Lagunas de Ruidera pero optamos por continuar por la N- 430, donde se inician una serie de curvas a ambos lados de la dirección tomada (izquierdas y derecha), en prolongadas bajadas que nos indican el inicio de una depresión en el terreno, empieza a cuajar el verde vejiga de los carrascales en el monte bajo, y algún que otro pino y espesea el encinar.

   Los álamos que en la primavera sueltan su pelusa blanca nos anuncian el pueblo de Ruidera situado en el kilómetro 409, a la derecha una gasolinera o estación de servicios Cinco Hermanos y más adelante el nuevo edificio de la Casa Consistorial que fue inaugurado 7 de mayo de 1999 por el Presidente de la junta de Comunidades de Castilla-La Mancha José Bono Martínez, siendo alcalde Nemesio Chaparro Salinas. Frente al ayuntamiento se halla la iglesia con su torre campanario, paños laterales sostenidos por contrafuertes. A Ruidera llegó usted, señor Azorín, en el capítulo IX y X de su ya referido libro La Ruta de Don Quijote, un día del mes de marzo de 1905, escribe:

   «Después de las veinte horas de carro que la ida y la vuelta a Puerto Lápice suponen, hétenos aquí ya en la aldea de Ruidera –célebre por las lagunas próximas-, aposentados en el mesón de Juan, escribiendo estas cuartillas, apenas echado pie a tierra, tras ocho horas de traqueteo furioso y de tumbos y saltos en los hondos relejes del camino, sobre los pétreos alterones. Hemos salido a las ocho de Argamasilla». Es decir, que usted llegó a las cuatro de la tarde.

   De Ruidera a Argamasilla hay exactamente 31 kilómetros, nos lo indica una señal de situación en la esquina de la bifurcación que se abre a nuestra derecha, con una serie de curvas hacia la laguna Cenagosa, donde hay un viejo molino de agua abandonado, casi como si pareciera los Batanes, narrado en el capítulo XX de la I parte. Es hora de buscar y preguntar por Azorín. La plaza de Ruidera tienen una fuente en el centro y se llama Plaza de Cervantes, hay una tienda de ultramarinos, una de venta de quesos Manchegos y dos bares, en la otra parte, cruzando la carretera una pizzería y un bar de desayunos y bocadillos, la tienda de recuerdos, también está la panadería con un amplio arcén que sirve de aparcamiento. Veo a un joven con gafas y dos bastones, se tambalea.

–¿Buenos días, puedes decirme donde está el mesón de Juan?

–¿Cómo te llamas? -Es su respuesta y claro yo he de identificarme porque de lo contrario el joven no parece dispuesto a hablar.

–Me llamo Ramón, ¿y tú cómo te llamas?

–Me llamo Vicente.

   Y a la vez sonríe con una cara muy ancha, es alto, moreno y de pelo rizado, le digo que mi cojera parece más grave que la suya, porque los cojos estamos deseando que nos pregunten por nuestro mal, y él responde que lo suyo fue un accidente de tráfico, le atropelló un coche en la travesía, por eso hay tan altos y escabroso badenes por el puente del Rey, que es lo primero que hubiera en Ruidera y una fábrica de pólvora. Su problema físico es un problema de equilibrio, se le rompieron los huesos del oído interno que nos mantiene en equilibrio: llamados martillo, yunque, escribo, lenticular… Este tipo de lesiones son muy molestas, sobre todo por la noche a la hora de dormir. A mi amigo Juan Caminero le pasó algo parecido cuando le explotó un cohete cerca y le rompió el oído interno, le dieron por inútil, y lo pasa muy mal a la hora de dormir.

   Siguiendo con mis investigaciones, me contó Vicente que no recuerda la existencia de un mesón que se llamara de Juan, la antigua posada, estaba detrás de la gasolinera y se llamaba El Bautista, que ahora ya no existe y en su lugar hay una pensión que se llama La Mancha, junto al nuevo edificio de un cine. Sin embargo, aquí, en esta calle que no tiene nombre, me parece encontrar el mesón de Juan que nombra usted en su libro (p.120), porque podemos observar que el Bautista se llama Juan: Juan el Bautista. Y con estos pequeños indicios hemos de conformarnos.

   Actualmente Ruidera es un pueblo próspero, con hoteles, restaurantes, albergues juveniles, ninguno lleva su nombre. Al final del pueblo y antes de llegar al puente del Rey, se encuentra el desvió señalizado con un Stop, y carteles a la izquierda: Las Lagunas de Ruidera y Cueva de Montesinos, es la carretera comarcal 650, de borne amarillo, a tres kilómetros bordeando el margen de la laguna del Rey y La Colgada, llegamos al Hotel/Restaurante La Colgada, que recibe el mismo nombre que la laguna. El Hotel se ha remodelado y por lo tanto se ve nuevo, limpio, tiene cafetería y comedor, aunque se construyó sobre el año 1976. La recepcionista es una chica joven, usa gafas, el camarero luce un tatuaje de un ancla en el brazo derecho, un fornido y barrilete joven de bigote, fue el mismo que hace años nos atendiera, en mi primer viaje, hace años a la Cueva de Montesinos. Hospedado en la habitación 409, primer piso sin ascensor, la ventana se abre a la paz de la laguna quieta, mansa, espejo del cielo y de los frondoso choperal, olmos y álamos.

   Comida en el restaurante, tuvimos primero mucho ruido, sí ruido porque había más de 50 colegiales de una excursión comiendo y no paraban de hablar, jugar y de gritar, lo que reconforma es que son incipientes cervantistas. La comida muy buena, sin embargo la carta de vinos a un precio prohibitivo, no entiendo cómo en una región como Castilla-La Mancha los vinos en los restaurantes están tan caros, entre 18 a 20 € la botella, por eso pedimos el vino de la casa, un Valdepeñas desconocido que no había forma de bebérselo, pero me negué a gastarme 20 € para un menú de 12 €, y tuve que pedir una cerveza y dejar tres cuartos de botella de aquel brebaje tintorro o tintote. Durante los tres días que estuve en La Mancha se celebró FENAVIN (Feria Nacional del Vino) en el Palacio de la Granja de Ciudad Real, donde se ha debatido sobre todos los aspectos del cultivo, producción y exportación, y el desequilibrio entre el precio que los agricultores reciben por la uva y lo que paga el consumidor, sin embargo, he llegado a la conclusión de algunos gastrónomos que dice: «En el restaurante el vino de la casa y el de reserva en tu casa».

Podemos evitar que la tierra se muera de sed

0

Rosario Arévalo (Consejera de Medio Ambiente)

   El 17 de junio celebramos el Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía, una fecha en la que recordamos la Convención de las Naciones Unidas aprobada en 1996 con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de cooperar para luchar contra este proceso que afecta a 110 países de todo el mundo.

   Este mensaje cobra este año más sentido si cabe, ya que vivimos la sequía más intensa de los últimos 60 años. La desertización avanza en España. Algunos científicos dicen que las sequías son cíclicas y no se pueden achacar sólo al cambio climático, pero lo cierto es que la temperatura del planeta aumenta, los polos se derriten y el nivel de los océanos aumenta.

   Las causas de la desertización son muchas, algunas naturales y otras consecuencia de la desafortunada intervención humana, debido al uso indebido de la tierra, la tala masiva de árboles, las malas prácticas agrícolas y los incendios, la gran lacra de nuestros bosques.

   En la actualidad, más de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y cerca de 2.400 millones no disponen de saneamiento adecuado. El consumo de agua, en los últimos cien años, se ha multiplicado por seis. Si todo sigue como hasta ahora, en menos de 25 años, dos de cada tres personas tendrán dificultades para acceder al agua.

   Son datos significativos con los que quiero hacer una llamada a la reflexión sobre el uso que hacemos del agua, en aras a fomentar un uso racional y el máximo ahorro de este escaso recurso.

   La lucha contra la desertización es una de las prioridades de la conservación de la naturaleza en nuestra comunidad autónoma y desde el Gobierno regional se vienen realizando importantes esfuerzos como el acuerdo del agua alcanzado por nuestro presidente José María Barreda, la reforestación de tierras o la lucha contra los incendios forestales.

   Otro de nuestros objetivos es la conservación de nuestros bosques y para ello vamos a aprobar la Ley de Montes de Castilla-La Mancha y seguir avanzando en la promoción de una conciencia colectiva para el manejo sostenible de nuestros ecosistemas forestales.

   Los bosques producen y enriquecen el suelo, lo protegen contra la erosión, aportan oxígeno, fijan el CO2 atmosférico y purifican el aire, regulan el clima, filtran el agua y atraen la lluvia. Sin agua no hay árboles, pero sin árboles tampoco hay agua.

   Es un compromiso compartido con el Gobierno de España que ha ultimado un plan contra la sequía que contempla importantes medidas para garantizar el abastecimiento de agua en el presente año hidrológico.

   En esta tarea es fundamental que todos vayamos unidos y ahora más que nunca se espera de nosotros un mayor respeto hacia el medio ambiente que nos permita aprovechar sus recursos sin acabar con ellos. Estoy segura que entre todos podemos evitar que la tierra se muera de sed.

La batalla de un Quijote dormido frente a una Europa que se desmorona

0

Juan Sebastián Castillo Valero

   Estamos asistiendo a un gran debate en Europa, dónde a resultas del presupuesto se están socavando la construcción misma de la Europa unida con una vuelta egocéntrica a los nacionalismos primigenios. Con anterioridad a este debate había surgido, en España, la polémica sobre si debe ser Castilla-La Mancha o debe ser la Rioja, la región que acompañe a la Ministra de Agricultura a las reuniones negociadoras de la próxima reforma de la Organización Común de Mercados del vino, básicamente, una región argumenta su dimensión cuantitativa y la otra la cualitativa.
   Desgraciadamente, no escuchamos los planteamientos que se defenderán en Bruselas y resulta, absolutamente imprescindible, debatir sobre ideas y propuestas en un sector que está sumido en una crisis profunda, en gran parte, provocada por las nefastas consecuencias de la actual OCM, que algunos ya anunciamos cuando se aprobó en 1999, y que en solo cinco años se ha bastado para sumir al sector en la crisis.

   La Unión Europea es el mercado de vino más grande del mundo, tanto en términos de producción como de consumo, además de tener posición de predominio en el comercio mundial, una regulación sobre el mercado afecta a la situación mundial, indefectible e ineludiblemente. Así ha sucedido, cuando se anunció una masiva reconversión de viñedos de uva blanca a variedades tintas fuertemente subvencionada, que, enseguida, los mercados descontaron, haciendo caer los precios del vino tinto, consecuencia elemental de las denominadas expectativas racionales de los agentes económicos que explicamos a los alumnos de primeros cursos. Por otra parte, hay que decir que el mercado del vino es tradicionalmente excedentario en el nivel mundial, en los últimos 60 años, y que padece de crisis cíclicas reflejadas en unos años de buenos precios y otras temporadas de años de precios muy bajos, estos ciclos recurrentes no están relacionados tanto con los excedentes (que son estructurales) como con las expectativas y confianza de los agentes que operan, como es compartido en todos los ámbitos en que se estudia e investiga en economía. La política de destilaciones (que no se ha superado pese a ser establecida en los años ochenta en la etapa de las restricciones por contigentación) ha sido otro de los grandes fracasos de la regulación europea, puesto que ha propiciado que las zonas de mayor producción de vino se hayan vinculado a una actitud pusilánime y cómoda, de acudir a ese recurso, en lugar de utilizar los bajos precios como estrategia comercial y de penetración en los grandes segmentos de consumo masivo del mercado, y por ende, no ha sido capaz de reflotar los mercados hundidos en la inoperancia de sus propias estrategias. En otro orden de política aplicada en el sector, destacan las sempiternas llamadas a la calidad y al vino como producto elitista y de consumo snob, abandonando los grandes segmentos de producción y consumo masivo que son fundamentales para el futuro de las grandes zonas vitivinícolas europeas, y sobre todo, en nuestro caso para Castilla-La Mancha. Asistimos en muchos encuentros, ferias o jornadas con grandes loas y presentaciones como modelos de experiencias exitosas de algunas empresas que dedican su producción a segmentos altos del mercado (alta calidad y altísimos precios) pero no se dice que ese segmento no absorbe mas del 4% del consumo, y ese consumo, obviamente, no es la salida para los mas de 20 millones de hectolitros anuales de vino de mesa o DO de Castilla-La Mancha, ni las cooperativas, ni las pequeñas empresas familiares tienen, ni deben tener, los mismos problemas y planteamientos y tomar como referencias sus planteamientos, como subconscientemente se les ha ido adentrando con la falsa simbología de la calidad.

   En este contexto, la nueva OCM debe intervenir menos en los mercados y mas en las rentas y en la perspectiva del desarrollo rural del viñedo, debe ser el segundo nivel de las administraciones (el nacional y el regional) quienes elaboren planes estratégicos de viabilidad y sobre todo comercialización proactiva que inciten al atomizado segmento de productores y empresas a estrategias agresivas de conquista de mercados que se han perdido en el ámbito anglosajón o alemán (los grandes consumidores mundiales del vino) en beneficio de los países mal denominados emergentes (Australia, USA, Chile, Sudáfrica o Argentina). Y el problema nunca es de rendimientos unitarios ni del coste marginal del producto, ni de alambradas y emparrados sedientos y dilapidadores de la escasa agua que disponemos (Seguro que D.Quijote acometería., ahora, lanza en ristre, contra alambradas manchegas o plásticos almerienses en la misma medida que contra molinos, si viese el alucinante atentado visual en las tierras que recorre). La problemática radica en que es imprescindible que se utilice el precio como variable de marketing y de elasticidad a la demanda, y no como algo que nos viene dado de recepción pasiva, como erróneamente nos han acostumbrado al acudir a la comodidad de las destilaciones. Por tanto, éstas deben desaparecer, sobre todo en la vertiente discrecional y subjetiva tal y como está establecida la destilación de crisis y normalizar las necesidades en la de alcohol de uso de boca. En contraposición, deben establecerse, de una vez, AYUDAS DIRECTAS a la renta para los productores que, a su vez, sirvan de mecanismo regulador de producción, no por acoplamiento sino como condicionalidad. Estas ayudas consolidarían no solo el sector sino también zonas rurales de Castilla-La Mancha y es una oportunidad única de negociación en Europa, ahora que el debate presupuestario está haciendo temblar los cimientos europeos.

   Definitivamente, la nueva OCM, debe insertarse de una vez dentro de esa PAC más social y con una dimensión multifuncional que es precisamente el argumento de Europa frente al mundo. Por ello debería apostar por una articulación en la perspectiva del desarrollo rural y con una label cultural y medioambiental para el cultivo del viñedo, con una diferenciación territorial: cultivo del paisaje, fundamento antierosivo, mantenimiento de la cultura rural ancestral , en el caso manchego, vinculación a la cultura del Quijote, etc.. En estos territorios podrían haberse estipulado acuerdos para no expandir la oferta, con vendimia en verde, compromiso máximo de sacar al mercado, siempre sin hablar de excedentes territoriales.

   La definición de la comercialización y su futuro, las tendencias mundiales, los escenarios de segmentación en precios y calidades, conforman aspectos de gran interés para analizar, pero no está su sitio en la OCM. Castilla-La Mancha debe dejar de hibernar y despertar definitivamente con un Plan Estratégico moderno, agresivo, ambicioso, eficaz y eficiente; y situarse, definitivamente, en la escala y plano mundial con el potencial que le corresponde, y les puedo asegurar que todo el mundo estará pendiente de ese despertar si somos capaces de que se produzca.

   Tan importante es que nuestra Región vaya a Bruselas como que tenga claro las posiciones que va a defender: En Castilla-La Mancha tenemos el reto de homenajear al Quijote, para su proximo centenario, traspasando a nuestras futuras generaciones, el ancestral paisaje de un viñedo intacto, que no inalterablemente atávico, que siempre ha caracterizado las tierras de La Mancha.

Buscando a Azorín por La Mancha (2)

0

Ramón Fernández Palmeral

Casa-Museo de Azorín en Monóvar

Señor Azorín:

Cuando mi mujer preparaba las maletas, yo metí unos libros que nos iban a acompañar.

–Cariño, no metas ahí esos libros que me vas a ensuciar la ropa, aquí tienes la bolsa de las zapatillas, y ahí en un lado metes los libros y cuanto de escribanía llevas.

–Tienes todo la razón, soy un descuidado –siempre tiene razón, sobre todo cuando me entra la amnesia los días previos a cualquier viaje.

   Los libros que llevo son cuatro: Un Quijote, La Ruta del Quijote, una Guía del Quijote titulado Las Rutas de don Quijote, de Antonio Aradillas que documenta la historia de toda La Mancha, más una guía de carreteras que no puede faltar. Amén de cámaras fotográficas.

   Salimos mi mujer y yo por la mañana, sobre las nueve horas, el cielo tenía ese azul cobalto limpio, característico del levante marino, ese azul comestible que nos regalan los cielos y no merecemos, mi mujer se santiguó como de costumbre cada vez que se sube al Nissan. Tomamos la Avenida Orihuela que ella sola se convierte en la autovía de Madrid E-7, antigua N-330, hasta Elda, amplias curvas en subida hacia la meseta nos elevan por el Portichol, un valle de tierras grises y manchones verdes del cultivo de la vid. En Elda hay una salida a la derecha, se pasa por debajo de la autovía, hay una rotonda, y ya se ve el cartel de Monòver a 12 kilómetros, que así es como se escribe Monóvar en valenciano. Esta es una zona donde se habla el valenciano, pero no son cerrados, es decir que si tu les hablas en español ellos cambian el registro sin ningún problema, son gente amable y hospitalaria, la provincia tiene sus parcelas de habla valenciana y otras de habla castellana. (El artículo 3 de nuestra Constitución, dice que el castellano es la lengua oficial del estado…,) por ello, yo prefiero decir castellano en lugar de español, que es la acepción recomendada desde 1926 por la Academia de la Lengua, criterio ya defendido en 1931 por Ortega y Gasset y Unamuno. En 1978, algunos senadores propusieron que se dijera «castellano o español». Las lenguas vernáculas son una riqueza cultural, el catalán incluye dos variables, el valenciano y el mallorquín. Se ha discutido en las Cortes Valencianas si el nombre del idioma de la comunidad valenciana es el valenciano o el catalán, cuestión ésta que no ha quedado a gusto de todos.

   Ya estamos en Monóvar o Monóver, a 34 kilómetros de Alicante, situado a 38,43º latitud N y 0,83º longitud O, y 341 metros de altitud, tiene 12.077 habitantes según el censo de 2002. Entramos en el pueblo siguiendo la calle Mayor, que es principal y nos llevaba hacia la parte alta de la ciudad, tuvimos que preguntar a una mujer con su carrito de la compra que pasaba por la acera, cerca del Ayuntamiento, dónde estaba su Casa-Museo. «Siga pasada la obra y allí verá una plaza, está cerca». La gente es amable y hospitalaria. Aparqué en una plaza amplia, cerca de un buzón amarillo de correos, desde donde se ve la torre de una iglesia, cerca está la calle Salamanca.

   Una vez en la acera de los números pares, en el número 6, donde estaba la casa de sus padres, vimos el ocre de fachada y la lápida que dice Casa-Museo, a mi izquierda si miro a la puerta de frente está el símbolo de la CAM Cultura (el triangulo y el cuadrado inscrito en un círculo), que la adquirió y rehabilitó respetando la fechada, la buhardilla, despachos del padre, salones, y que se inauguró el 10 de mayo de 1969. La calle es estrecha, tanto que no se puede aparcar, solo es transitable, y el silencio fluye de aquí para allá, el incorrupto e impenetrable balcón de donde cuelga una especie de auca o cartel que anuncia la exposición Cervantes y Azorín. No acuden las voces de los murmullos de los vecinos, el maullar de los gatos ni el pasar de los carros porque ya no hay carros sino carritos de la compra donde el cartero lleva su mercancía de cartas sin uniforme ni gorra de plato.

   Está dirigida la Casa Museo por el erudito azoriniano don José Payá Bernabé, secretario Enrique y una azafata con traje azul pespuntado, amable y discreta. La casa se ha convertido en un centro cultural, lugar y foro obligado para los azorinianos, que deseen investigar la vida y la obra de este cardinal escritor y periodista parlamentario. Nos informan en un folleto que la casa fue residencia de la familia Martínez-Ruiz desde 1876. Cuando José Martínez Ruiz se trasladó a ella tenía tres años de edad. La casa perteneció a Loreto Ruiz, tía de la madre doña Maria Luisa Ruiz, legataria del testamento de su tía. Allí vivieron sus hermanos, Amparo y Amancio hasta 1961. Cuando entramos, frente hay una escalera, a la derecha sala de exposiciones, a la izquierda la sala de reuniones, auditorio y oficinas.

   La azafata nos invitó a una visita guiada de las dos plantas de la casa, del despacho del padre y de la biblioteca de la buhardilla, donde por suerte además está el cuarto de aseo porque tuve que hacer uso de él, porque las ganas de orinar me aprietan cuando menos falta hace. La biblioteca está ordenada, no se preocupe señor Azorín todos los libros están muy bien conservados, hay vitrinas con manuscritos y recortes de prensa.

   Qué lejos quedaron los invencible días de su infancia y juventud, días de desafueros, y colegios de escolapios en Yecla, descritos en La Voluntad, explicada por E. Inman Fox, en la introducción de la edición de Castalia, 1989. También me gustaría saber por qué en Confesiones de un pequeño filósofo no hay mención a su queridos progenitores: don Isidro y doña María Luisa, no nombra a este pueblo lleno de encanto y de historia latente, perceptible, constatada, en cambio, sí nos traslada sus melancolías en el colegio de los escolapios de Yecla.

   Tuvimos la suerte de poder saludar a don José Payá, un hombre activo, de ojos vivos tras las gafas, charlamos sobre mis intenciones de escribir un libro ilustrado que titularía Buscando a Azorín por La Mancha, le entusiasmó la idea, yo le regalé mi libro Encuentros en el IV Centenario, y en un cambio muy ventajoso para mí me dio una bolsa grande de papel, la cual llenó de libros y anales azorinianos editados por la CAM, el patrocinador de la Casa-Museo, que me llenó una antigua y desea satisfacción.

   Entre los anales azorinianos estaba el número 2, donde hallé un artículo que me ilustró sobre lo que yo buscaba, titulado «La ruta de don Quijote», p. 145-146, firmado precisamente por el ya aludido José Payá Bernabé, en cuyo artículo se cometan dos ediciones sobre el libro de Azorín La Ruta de don Quijote. La primera editorial la hizo la editorial Rembrant, Alicante, 1982, con prólogo de Santiago Riopérez Milá, autor de Azorín integro, y además biógrafo, ilustrada con aguafuertes del magnífico dibujante Agustín Redondela, una edición para bibliófilos, numerada de 236 ejemplares, 139 puestos a la venta. Otra que se comenta, es la que yo manejo, que es la de Cátedra, de Letras Hispánicas, Madrid,1984, de José María Martínez Cachero, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Oviedo, donde aparece una bibliografía crítica.

   En la Casa-Museo conocí de las últimas dos ediciones homenajes sobre su libro La Ruta…, para conmemorar el I Centenario de su publicación, una de la Universidad Castilla-La Mancha ilustrada con fotos de la zona e introducción de Esther Almarcha catedrática en la Universidad de Ciudad Real, y otra edición, la de la Diputación de Alicante, introducción de José Ferrándiz Lozano, periodista y especialista en la vida y obra de Azorín, con ilustraciones de Joan Castejón.

   Finalizada la visita cultural quedaba la visita sobre la piel de la ciudad, patearla, pues el turista tiene que mover la parte ósea, bielas mojadas en líquido sinovial, lo mejor para enfriar el motor humano es tomar unos vinos, allí lo más cercano era el Casino que tanto usted nombró en sus escritos. A buen paso, aunque tengo los huesos hechos a la pena y al flagelo de la artrosis, alcancé la iglesia parroquial. La farmacia ha dejado de ser botica. Doña Laura, la viuda del señor del mármol Ignacio Vilacastín, pasa conduciendo su propio coche. No sé si usted sabe que hace más de treinta años que las mujeres aprendieron a conducir sus propios automóviles, son cocheras. Ahora Monóvar tiene un floreciente negocio del calzado, mármol, construcción, tienen azulejos, fortuna y más mercedes. Esther y Natalia vestidas con pantalones vaqueros cortos de pirata, pasean con carritos de la mano, van a la compra, al mercadillo de los lunes, porque los lunes tienen licencia los mercaderes «de bastimentos» que autorizó Sancho en su ínsula de Barataria, para vender al pormenor en su puestos de ropa barata y verduras.

   Y el reloj de la torre, monstruo devorador de las horas y del tiempo insobornable, marca las once, ya no se oye a cada hora del día y de la noche como usted cuenta en el capítulo XV «La misteriosa Elo» de su libro Confesiones de un pequeño filósofo cuando pregunta: «¿Por qué tocan las campanas a todas horas llamando a misas, a sufragios, a novenas, a rosarios, a procesiones, de tal modo que los viajantes de comercio llaman a Yecla la ciudad de las campanas?». El camarero de la Cafetería Azorín, C/. Juan Carlos I, 10, con cierto aire de mestizaje debía ser un aimara de los que últimamente han tomado asiento en esta España de acogida. El llamado vino del país, que tiene la denominación de origen: Alicante. La familia Poveda es una saga de vinicultores. Famoso es Cantaluz, Viña Vermeta Reserva del 78, el Rosella rosado de monastrel botella estilo de Rhin, y el más famoso de todo es el dulzón Fondillón, el cual, y según el saber popular es enviado a la Casa Real por Navidad. En el Xiri, o rincón del sibarita en Monòver utilizan los tomates secos para aderezar los guisos, los secan a la antigua, partidos por la mitad con sal sobre cañizo hasta que el sol extrae el agua.

   Después de percibir a través de mi indocto paladar las turbias imágenes de las tierras medias y altas del Vinalopó, y esas esencias a fruta y canela de un vino amplio en boca y madera nueva, de la que hablan los enólogos, se hicieron las once y media de la mañana y tomamos de nuevo la autovía E-7. Recordé que una vez fui a comer a una aldea que creo está hacia Pinoso que se llama Chinorlet en la CV-83, y allí aparecimos una vez un grupo de 4 matrimonios, era una casa más de huéspedes que restaurante, donde nos sirvieron la especialidad: arroz con conejo y caracoles en una paellera amplia y extensa con un dedo escaso de grosor de arroz con azafrán de hebra de la Solana. Este tipo de arroz tiene sus secretos, y perdón por mi atrevimiento gastronómico, reside en que es cocido en leña de sarmientos. Buen precio, buen servicio y sobre todo familiar, sales con esa sensación de haberte ganado a un amigo, y no hay nada, para presumir de hombre mundano como conocer a los gerentes, restauradores o cocineras mayores del Reino de Valencia. Porque si vienes un domingo a comer sin la reserva previa, te quedas sin comer.

   No se puede decir que se conoce un lugar hasta que te has casado en él, pero si no es posible, al menos, párate a comer y a beber sus caldos de la zona, tomar unas fotos, y sobre todo oír lo que la gente te tenga que contar, un viajero es como un diplomático que informa de sus reuniones y contactos sin preceptos que cumplir.

Fuente: www.monover.com

Buscando a Azorín por La Mancha (1)

0

Ramón Fernández Palmeral
Carta para Azorín

  

Señor Azorín:

   Mucho ha cambiado La Mancha desde su visita en la quincena del mes de marzo de aquel lejano año jubilar de 1905, ahora, vivimos en el 2005, y se cumple el I Centenario de aquel viaje, ¿recuerda?, aquellas quince crónicas de encargo que le hizo don José Ortega Munilla, director de El Imparcial, para dar testimonio en fe de la presencia del Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Ahora para conmemorar este I Centenario me he propuesto recorrer los mismos lugares que pisara usted hace un siglo, y, de alguna forma crédula, tal vez ingenua, dejar testimonio de la situación actual o como se dice ahora: «tomarle el pulso» a La Mancha, una Mancha que se ha engalanado para también celebrar el IV Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote.
   Será un viaje en el que me he propuesto buscar las huellas y vestigios que usted dejara, maestro de las letras, el recuerdo difícil en el rescoldo ya aventado tras las palabras escritas, porque mucho pueden variar las gentes, la economía y el paisaje, pero los santos lugares del Quijote permanecerán ubicados e inamovibles en los mismos sitios descritos por Cervantes.

   Para empezar a buscarle nada mejor que visitar el lugar de su nacimiento: Monóvar, una villa en el Alto Vinalopó (Alicante), una localidad industrial y laboriosa casi colindante con La Mancha, por su proximidad a los lugares míticos de El Quijote, y luego, desde ahí: su villa natal, recorrer los lugares de privilegio de los que, por proximidad, podamos disfrutar homenajeándole por aquel libro que nos legara, La ruta del Quijote, pues ya quisieran muchos americanos o japoneses, por poner un ejemplo, poder realizarla como yo la voy a recorrer ahora, a paso lento, con paradas en las que solemnes campanas de bronce me recibirán.

   Seguiré los pasos que nos marca su libro de La Ruta…, en la edición de José María Martínez Cachero, Cátedra, Madrid, 1995, aunque hemos de adaptarnos al itinerario de una partida desde Alicante y no desde Madrid.

   Desde Monóvar iremos a Ruidera, entraremos en la Cueva de Montesinos. «Y como la cueva está cerca, baja usted a la cueva. ¿No se atreverá usted? No estará muy profunda». ¿Recuerda usted, señor Azorín?, fueron las recomendaciones que Ortega Munilla le hizo, en casa de éste, cuando le dio las directrices para el viaje a La Mancha y le entregó un revólver chiquito «En todo viaje hay una legua de mal camino». Pero ahora, en estos tiempos nadie lleva revólveres al cinto en España, que yo sepa. Un viajero que pretendía visitar España en el siglo XVIII preguntó: ¿cuántos hombres armados necesito para viajar a España?

   Será mi propósito bajar a la cueva aunque me rompa la prótesis de la rodilla. Desde Ruidera será lo más afortunado acercarnos a Argamasilla de Alba, según todos los eruditos, este es el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme… porque parece ser que Cervantes estuvo preso en la casa o cueva de Medrano, donde empezó a escribir el Quijote, y no quiso nombrar la localidad como venganza a esa indisposición transitoria de su infortunio carcelario, según cuenta la leyenda popular a causa de un «piropo de más dirigido a la sobrina de un tal don Rodrigo de Pacheco». En 1972 se declaró Monumento Histórico Artístico. La prisión de Cervantes en este lugar tiene sus reservas que comentaremos en su momento. Luego haremos nuestra visita a Villanueva de los Infantes, capital de los Campos de Montiel donde vivió el cervantino rico Camacho o el caballero del Verde Gabán. Haremos primera salida a Puerto Lápice como mandan los reglamentos de los nuevos caballeros motorizados, Villalba de San Juan, pasaremos por Alcázar de San Juan, nos acercaremos a los molinos del Campo de Criptana o tierras de los Sanchos, para ir desde allí al Toboso. Y por qué no, al final de nuestro viaje acercarnos a la Biblioteca Nacional de Madrid, y visitar la «Sala Cervantes» para ver qué podemos encontrar.

   Usted, señor Azorín, llega a una conclusión muy veraz, y que ha servido de provecho a muchos epígonos, la de que una obra de arte literaria no es ni su contenido ni la historia, sino una estética, la forma en que se cuenta, o sea, el estilo. Las características del periodismo de investigación, que podemos tomar como modelo de la propia obra de Cervantes, a cuyos personajes del El Quijote, usted les da un tratamiento de realidad absoluta, aquí estuvo, aquí se sentó, aquí le golpearon, por aquí pasó, aquí están sus huellas. Es la recuperación de una historia real. Los manchegos creemos que don Quijote existió realmente, bien como novelación de una realidad, o realidad de una novelación. Y este estilo, certero, conciso, detallista le da una importancia literaria a la realidad verdadera porque la realidad total no existe, sino la verdad parcial, la historia contada y desechando otras realidades, porque la selección es ya una manipulación, el punto de vista, que a los cervantistas nos llena de alegría, porque vemos a don Quijote no como a un personaje literario, sino el mito que toma cuerpo y vida por el estilo de un autor ágil e imaginativo.

Fuente: www.monover.com

Los derechos de los ciudadanos en la ley de protección de datos

0

Ricardo Chamorro

   La legislación en protección de datos de carácter personal viene a proteger la intimidad personal y familiar teniendo en cuenta aspectos relativos a la sociedad de la información en la que estamos inmersos. A día de hoy son multitud los quebrantamientos y amenazas a la intimidad personal de los ciudadanos españoles. Es necesario contribuir a que los ciudadanos sean conscientes de sus derechos e informar del significado de su contenido y de las posibilidades del ejercicio de los mismos.
   Ya nuestra Constitución, de manera premonitoria, plasmó en su articulo 18.4 que «la ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos». Hoy esta materia esta desarrollada en la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD). Las empresas españolas pagan cada año alrededor de 10 millones de euros a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en concepto de multas y sanciones por incumplir esta legislación.

   Los derechos que dimanan de la LOPD son el derecho de información, el derecho de impugnación de valoraciones, el derecho de consulta al registro, el derecho de indemnización y los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición.

   De manera resumida y práctica, para conocimiento de los lectores de este diario, definimos los derechos de los ciudadanos en esta materia de la manera siguiente:

   Derecho a la información. Es el derecho que tienen los ciudadanos, de los que se soliciten u obtengan datos de carácter personal, a ser informados, de manera previa a su recogida, de la finalidad y el destino que tendrán sus datos y los responsables ante los que podrán ejercer sus derechos. Dicha información debe ser suministrada de forma expresa, precisa e inequívoca. En el momento en que cualquier empresa u administración recaba datos personales deberá informar al ciudadano de cuál es la finalidad de esa recogida, si va a ceder sus datos a otras empresas o administraciones y el lugar donde el ciudadano puede ejercer sus derechos. Este derecho es además un principio primordial y fundamental en la protección de datos.

   Derecho de impugnación de valoraciones. Señala que los ciudadanos tienen derecho a no verse sometidos a una decisión o acto administrativo, con efectos jurídicos, basado únicamente en un tratamiento automatizado destinado a evaluar determinados aspectos de su personalidad. Este derecho protege al ciudadano ante valoraciones sobre aspectos como podrían ser la conducta personal, el rendimiento laboral, la fiabilidad o el crédito.

   Derecho de consulta gratuita al Registro General de Protección de Datos. Toda persona física puede conocer la existencia de tratamientos de sus datos personales, sus finalidades y la identidad del responsable del fichero o tratamiento mediante consulta pública y gratuita en el Registro de Protección de Datos. Este registro se puede consultar en la pagina web de la Agencia www.agpd.es y permite ver los tratamientos, destino e identidad de las empresas que tratan datos de carácter personal organizados en ficheros.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

S.O.S. Guadiana

0

Asociación Ojos del Guadiana vivos

   En plena sequía y con un verano adelantado nos toca respirar un clima denso, en el que abundan manifestaciones públicas desaforadas, mas propias de otra sociedad de otros tiempos y de otras latitudes ajenas al mundo desarrollado.
   La realidad se desprende de la observación serena de los mensajes que se convierten en titulares:

– “Posible cierre de unos 30.000 pozos alegales-ilegales”

– “Es verdad que algunos pozos tienen sentencias firmes”

– “necesidad de actuar con diligencia”

– “no se pueden incumplir las sentencias judiciales”

– “no podemos hacer cosas contrarias a derecho”

– “captar la mayor cantidad de agua”

– “Allí donde nos avisen que se va a cerrar un pozo, usaremos la violencia”

– “Las tablas de Daimiel están muy bien”

– “el período de negociación ha llegado a su fin”

– “está en juego el futuro de 30.000 familias”

   En fin y otras diversas irresponsables, amenazantes e incluso paranoides.

   Hace calor, ha llovido poco, Ciudad Real vierte la mierda de sus vecinos directamente al Río Guadiana sin depurar, eso si en su propio término municipal, al río que está seco, desde hace años exhausto en un lugar, Alarcos, por el que hace solo unas décadas corrían cientos de millones de metros cúbicos y se capturaban toneladas de cangrejos anualmente…

   El Parque nacional de las tablas de Daimiel está muy, pero que muy lejos de estar bien; ni nuestro país ni nuestra región cumplen con sus obligaciones, no se vislumbra un horizonte de regeneración a pesar de los informes y de los distintos planes. Este año seco no tendrá trasvase.

   No logramos saber cuantos regadíos tenemos, pero si sabemos que son insostenibles, llegándose al caso de haberse realizado captaciones de aguas subterráneas en diversos humedales, algunos recibiendo subvenciones por “estar en regadío”, esto si que es “la cuadratura del círculo”. Pero si son 30.000 pozo ilegales -alguno habrá además legal-, existen 150.000 has de regadío y viven de ello 30.000 familias, parece que algo no se sostiene. ¡Ni que fueran de invernaderos de la costa mediterránea!

   Pero si sabemos que la calidad del agua que siempre se ha bebido en La Mancha, que tiene suficientes recursos para el abastecimiento, hoy preocupa a nuestras autoridades y han emprendido las inversiones para solucionar este problema, debido a que en gran parte, la contaminación de las aguas subterráneas por la agricultura intensiva, pone en peligro nuestra salud.

   Y que siempre ha habido pequeñas, miles de pequeñas huertas, para cubrir las necesidades de las familias de los agricultores.

   También sabemos que se habla de que existió una “Mancha Húmeda” que por su singularidad e importancia fue reconocida en su conjunto como uno de los doscientos humedales mas importantes del planeta, hoy agotados por un uso desaforado del agua de La Mancha, incluido el primer humedal protegido de nuestro país, las lagunas de Ruidera.

   Sabemos también que la viña tradicional ha servido para frenar la desertización de La Mancha, y que el mercado no es capaz de absorber toda la producción, y que hay que convertirla en alcohol en una importante proporción, para que el mercado no se hunda. Hoy casi la mitad transformada en viña de regadío, buena parte en espaldera.

   Y se quiere mantener todo esto, y además campos de golf en todos lados.

   Si se suman además las importantes cantidades de dinero asignadas a la zona, no estamos lejos de las cantidades que se han necesitado para solucionar problemas como el del hundimiento del barrio del Carmel, incluso la catástrofe de Aznalcollar, probablemente a la par que el del Prestige.

Y aquí descalificando los informes técnicos desde hace veinticinco años, ocultando los informes de los expertos, escondiendo LA TRANSPARENTE REALIDAD.

   Falta una profunda reflexión y un auténtico pacto social, no político para afrontar este problema de empobrecimiento de la sociedad manchega, de su calidad de vida, de su patrimonio natural y cultural, del espectacular impacto de este desorden, de desenmascarar la posición de determinados dirigentes, y menos sumisión y mas ética, incluso de los medios de comunicación. Hoy día nadie responsable puede ignorar la realidad.

   Hace falta un esfuerzo político por implicar a la sociedad en un modelo distinto de desarrollo sostenible.

   La ordenación del territorio es fundamental en La Mancha, “debemos saber dónde queremos ir con nuestros municipios y nuestras comarcas, cuál es el desarrollo que vamos a querer para el futuro, dónde vamos a ir, qué tipo de industrias vamos a colocar, qué crecimiento urbano vamos a necesitar”, “sostenibilidad es desarrollo económico sin acabar con los recursos de los municipios, no todos los desarrollos son válidos”, “desarrollo armónico”, “si hay unos impactos medioambientales deben corregirse”, “construir infraestructuras para poner en valor los recursos en las zonas sin hacer estropicios medioambientales”, “coordinar actuaciones entre distintas administraciones”. Son otras frases que se han oído desde otra administración agraria muy recientemente.

   Porque digámoslo claro, el problema está en la desorientación agraria que camina hacia una insostenibilidad acostumbrada a depender de las subvenciones, si alguien se pone al frente de los agricultores debe ser para decirles que el futuro mundo rural es muy distinto al actual, y no seguirles desde la cabeza a un laberinto de difícil salida, arrastrando al resto de la sociedad manchega.

   Es cierto que la CHG debe resolver ya los expedientes y poner orden, pero esa es tarea imposible si cada día siguen apareciendo nuevos pozos ilegales y se la acusa de no hacer nada al mismo tiempo que se la amenaza si hace algo que no sea consentirlos y se le exige que los legalice.

   No se puede hacer política destructiva ante esta situación que alcanza magnitud de tragedia.

   Pongámonos a trabajar, responsablemente, seriamente, fomentando la participación de la sociedad en su conjunto, con claridad y horizontes posibles, sostenibles.

Sí en mi nombre, Sr. presidente

0

Felipe Medina Santos

   En ocasiones es bueno y motivo para que uno pueda sentirse a gusto dentro de la propia piel, pertenecer a eso que se llama la mayoría silenciosa que no suele manifestarse con estruendo, que prefiere el silencio reflexivo, que aparenta no tener criterio propio y que sólo se expresa con su voto una vez cada cuatro años. Ésa fue una de esas ocasiones. El sábado, 4 de junio del 2005, ha sido la fecha que algunos han pretendido que quedará en la historia de la «épica» antiterrorista. Ese día, en el que varias organizaciones que dicen representar a las víctimas de ETA, han llenado las calles de Madrid para exigirle a Zapatero que no negocie, en ningún caso, con los terroristas, con el argumento, retórico y vacío de la «dignidad».
  ¡Aborrezco a ETA!. Pero no sólo por haber causado en este país tanto dolor y sufrimiento, sino también por haber contaminado a una parte de la sociedad vasca de ese nauseabundo matonismo fascista que ha pretendido «legitimar» sus crímenes con la siniestra argumentación de no sé qué «lucha» por no sé qué «libertad». ¡Aborrezco a ETA!. Pero no sólo por el daño que ha causado a la convivencia democrática, sino también porque nos han intimidado hasta el punto de obligarnos durante tantos años, a añadir en nuestras condenas ese inaudito latiguillo de «víctimas inocentes». ¡Como si alguna víctima del terror pudiera ser culpable de su propia muerte!

  ¡Aborrezco a ETA!. No sólo porque ha convertido a Euskadi en un país en permanente estado de excepción política, sino porque, en ocasiones, los militantes del PNV se han visto envueltos en las emponzoñadas redes de la confusión y de la equidistancia.

   Aborrezco a ETA, pero no fui a la manifestación. No, en mi nombre, los que dicen representar a las víctimas, incluido el Partido Popular y todo su aparato partidario y mediático, han recorrido las calles de Madrid tratando de convertir en verdad una gran mentira como es que el Gobierno de Zapatero esté negociando y entregado a los terroristas. No, en mi nombre, se va a consumar la gran patraña que pretende convertir el rastro criminal de ETA en una rampa de lanzamiento que alienta el PP en esa su ensoñación que ya es su consigna: «Recuperemos en la calle lo que en la calle nos fue arrebatado, de forma espurea, por los socialistas».

   No, en mi nombre, van a lograr la confusión y el desaliento quienes pretenden cegar cualquier esperanza en el fin de la violencia. Así que, el sábado 4 de Junio, me sumé a esa gran mayoría silenciosa que no fue a la manifestación. Yo me sumé a tantos millones y millones, que también son buenos españoles, que llevan en su corazón otra pancarta bien distinta: «Sí, en mi nombre, señor presidente. Haga usted todo lo que esté en su mano para que no haya más víctimas del terrorismo, ni necesidad de ninguna organización que afirme que habla por ellas. Sí,en mi nombre, señor presidente, mantenga su actual lucha antiterrorista que tan buenos resultados está ocasionando, aunque sea traicionado por el Partido Popular. Porque no debemos confundirnos: lo único que le interesa al PP es recuperar el poder al precio que sea preciso, sin escrúpulos y sin el sentimiento patrio que tanto derrochan “de boquilla”

¡Sí, en mi nombre, señor presidente!».

La protección de datos a día de hoy

0

Ricardo Chamorro

   La protección de datos es una exigencia legal dimanante de una directiva europea y desarrollada legislativamente en España en la LOPD 15/1999. La misma obliga a todas las empresas españolas a adaptar sus sistemas de información y de organización a la normativa, bajo la amenaza de fuertes sanciones.

   Alrededor de esta exigencia legal han surgido cientos de empresas que ofrecen servicios de adaptación a la Ley, entre las que se encuentran algunas que tratan de aprovechar el desconcierto de las empresas ante esta nueva obligación para dar «gato por liebre». Es importante señalar que en este tipo de circunstancias de desconocimiento legal, de falta de doctrina interpretadora de la norma y de un volumen aún reducido de criterios, surgen iluminados que aprovechan el momento para llenar los bolsillos de manera impune ofreciendo soluciones falsas a problemas reales.

   La adaptación a la protección de datos debe ser una combinación de conocimientos jurídicos y técnicos que deben ser puestos a disposición de la empresa, unido a una documentación indispensable cuyo pilar es el Documento de Seguridad. Este documento obliga a implementar una serie de medidas técnicas y organizativas y documenta ordenadamente todos estos procedimientos. Entre estas exigencias se encuentran unas medidas técnicas de seguridad referidas a los sistemas de información y otras medidas de organización referidas al sistema de acceso a datos, contratos que salvaguardan derechos fundamentales como el deber de secreto y confidencialidad, los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición o el derecho de información e intimidad. También es de importancia la auditoria bienal que analiza la situación de la empresa en torno a las exigencias de esta Ley.

   Algunos inconvenientes a la protección de datos son la falta de criterios prácticos y el coste que puede suponer en la empresa la implementación de las medidas. Estos inconvenientes deben ser neutralizados por una serie de beneficios entre los que se encuentran: la exigencia legal de la cual dimanan sanciones si se incumple; la imagen negativa que tras una multa puede marcar nuestra empresa; la imagen de seriedad y calidad frente a nuestros clientes y trabajadores por la confidencialidad y salvaguarda de los datos (es importante señalar que en la actualidad existen dos normas de calidad UNE referidas a la seguridad de los sistemas de información de datos que son la UNE/ISO/IEC 17799 y la UNE 71502); y es evidente que la adaptación a la LOPD mejora los procedimientos organizativos y de gestión de la información de las empresas o entidades.

   Ante un proyecto de adaptación a la LOPD es importante asegurarse de la acreditación y profesionalidad de los responsables. Como ya dije en otro momento, hacer publicidad atrayente y engañosa en Internet es fácil, por lo que es estrictamente necesario informarse de la realidad que hay detrás de los escaparates virtuales. El criterio jurídico en todo este proceso de adaptación es mas que necesario, pues el espíritu de la Ley gira en torno a derechos fundamentales del individuo que deben ser garantizados. Toda la implementación técnica reglada es algo adicional para salvaguardar dichos derechos.

   Una mala interpretación de la Ley o una mala política de información del ejercicio de derechos puede suponernos el cierre de nuestra empresa por mucho que tengamos instalados los mejores dispositivos de seguridad del mercado. Las inspecciones de la Agencia analizan el incumplimiento de la salvaguarda de derechos basándose en principios jurídicos que graduaran la sanción. No conocer el significado de esos derechos surgidos de la directiva 95/46 CE y presentes en la LOPD 15/1999 y por lo tanto no garantizarlos, hace cualquier supuesta adaptación inútil.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com


8 de junio, Día del Donante de Órganos

0

Roberto Sabrido (Consejero de Sanidad)

  
Hace una semana, en los actos de celebración del Día de la Región en Valdepeñas, los coordinadores de los equipos de trasplantes de Castilla-La Mancha recibieron, con la entrega de una placa al mérito regional, un justo homenaje por su labor, ya que no sólo da sentido al compromiso cívico de las personas que deciden donar sus órganos en caso de fallecimiento, así como de sus familiares, que aceptan esa postura tras la muerte de su ser querido, sino que permite una mayor formación y capacitación de nuestros profesionales sanitarios en un área que marca siempre la calidad de un buen servicio sanitario público.

   En Castilla-La Mancha tenemos en la actualidad 27 programas de extracción y trasplantes de distintos órganos y tejidos, de los que 25 se desarrollan en los centros hospitalarios de nuestro servicio de salud regional, con más de 70 profesionales implicados, entre facultativos especialistas y personal de Enfermería.

   Nuestra región vive estos últimos años un repunte importante de los datos de donaciones de órganos, que le ha permitido salir del furgón de cola. Hemos pasado de 12,8 donantes por millón de habitantes en 2001 a 24,9, en 2004, con 46 donaciones de órganos llevadas a cabo el año pasado en los hospitales públicos de Castilla-La Mancha (41 multiorgánicas y 5 renales), lo que ha supuesto duplicar en cuanto a número a las practicadas en 2001 y situarnos por encima de muchos países de nuestro entorno y cada vez más cerca de la media nacional.

   Este aumento progresivo de las donaciones tiene mucho que ver con el impulso que ha supuesto para la sanidad de nuestra región que el Gobierno de Castilla-La Mancha asumiera en enero de 2002 las competencias de asistencia sanitaria, ya que uno de los objetivos marcados por el Plan de Salud de Castilla-La Mancha 2001-2010 era aumentar de manera ostensible esta práctica en los centros hospitalarios de la región.

   En tres años y medio de gestión hemos avanzado de manera considerable en ese sentido. Si los datos referidos a donaciones de órganos son elocuentes, también se ha dado una reducción notable de las negativas familiares, que han pasado del 77,2% en 1996, al 30,4% en 2004, aunque en este apartado debemos seguir haciendo un importante esfuerzo en el ámbito social para que ese porcentaje se acerque a la media nacional.

   Antes de la asunción de las competencias sanitarias, en nuestra comunidad autónoma no se llevaba a cabo ninguna operación de trasplante renal, ahora contamos con una unidad en el Hospital Universitario de Albacete, que ha practicado el año pasado 14 trasplantes de riñón. Además, 139 pacientes castellano-manchegos recibieron el año pasado un trasplante, lo que redujo a casi la mitad el número de enfermos en lista de espera de donación de órganos en nuestra región.

   Nuestro compromiso con las donaciones y los trasplantes de órganos es, por tanto, un compromiso duradero y constante, no sólo en el ámbito asistencial sino también en el social, porque una mayor comprensión y conocimiento de nuestros ciudadanos de lo que significa este proceso generoso, solidario y altruista supondrá siempre que nuestra sociedad hará cada día y a cada minuto una verdadera apuesta por la vida.

Castilla-La Mancha, una región más habitable

0

José María Barreda(Presidente de Castilla-La Mancha)

   Escribió Rousseau: «Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza». Castilla-La Mancha lleva muchos años escribiendo ese inmenso libro que es la naturaleza como muestra de nuestro interés en la conservación de un exquisito patrimonio geológico y natural. En estos últimos años, nuestra región ha dado claros ejemplos de sensatez medioambiental. Ha hecho sus deberes correctamente. Se han dado pasos de gigante a lo largo de estos primeros años del siglo XXI en materia de medio ambiente. Unos avances que reflejan el compromiso de toda la ciudadanía con el progreso de nuestra sociedad y nuestra forma de vida.
   El último año ha sido muy importante en nuestra región desde el punto de vista ambiental. A lo largo del mismo hemos asistido a la aprobación del Plan de Asignaciones para el cumplimiento del Protocolo de Kyoto; a la puesta en marcha del programa de Ayuntamientos por el Clima; a la consolidación de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles; al incremento de las energías renovables y limpias que han colocado a Castilla-La Mancha en el segundo puesto nacional; a la creación del Observatorio Regional para la Sostenibilidad; a la firma del Acuerdo del Agua que nos va a permitir disponer de este recurso en cantidad y calidad para atender todas las necesidades: ambientales, abastecimientos, regadíos o industria y servicios.

   La verdad es que nos hemos comprometido en el camino del desarrollo sostenible, concepto básico del sexto Programa de la Unión Europea, porque la sostenibilidad no es una moda, es una necesidad. Se trata de un ejercicio continuo a favor de la igualdad, la justicia, la solidaridad y la paz. Con letras mayúsculas. Un pilar básico para el desarrollo de una vida democrática plena a nivel mundial.

   No podemos olvidarnos de la presencia humana en los ecosistemas, formando parte como un elemento más de un elenco complejo de interrelaciones estrechas, por lo que para conseguir calidad de vida resulta imprescindible concretar un conjunto de las políticas de igualdad de oportunidades, de comunicación, de educación y cultura, de salud y bienestar social o el acceso a las nuevas tecnologías.

   Además, hay que impulsar un desarrollo armónico de nuestras ciudades y pueblos, la conservación de la diversidad biológica, geológica y del paisaje, el agua como recurso vital y escaso, la participación pública, la gestión adecuada de nuestros recursos, el cumplimiento de Kyoto y la apuesta por las energías renovables.

   Castilla-La Mancha pretende avanzar hacia la compatibilidad entre desarrollo y protección ambiental comenzando por nuestro entorno más cercano, nuestros pueblos y ciudades, lema de este trigésimo tercer Día Mundial del Medio Ambiente, Ciudades Verdes: Un plan para el planeta. No debemos obviar que nuestra tierra cuenta con valores medioambientales únicos.

   En estos últimos años hemos recuperado y creado nuevos espacios verdes que ofrecen un lugar para el recreo y el esparcimiento, pero también un lugar para el disfrute visual y para gozar de una vida más saludable.

   En este año 2005 tan especial y tan singular para nosotros, estamos festejando el IV Centenario de un libro universal. Celebramos el personaje, Don Quijote, pero también conmemoramos el paisaje, Castilla-La Mancha; una tierra rica en espacios naturales que ahora se ofrece al exterior a través de las “Rutas de Don Quijote”, el mayor corredor ecoturístico de toda Europa que nos ha permitido recuperar cañadas, veredas y antiguos caminos.

   A todas estas acciones citadas hay que sumar el continuo esfuerzo por desarrollar proyectos industriales o urbanísticos que no contaminen nuestro medio ambiente para hacer de Castilla-La Mancha una Región más habitable, solidaria y agradable para vivir. Un inmenso mirador natural forjado a golpes de historia, de conservación y de protección.

   Y para que todo comience desde el principio, es necesario que por parte de cada uno de nosotros también exista un compromiso por proteger y conservar nuestra casa común, nuestro medio ambiente. La casa que un día, tal como hoy hace cuatrocientos años, abrió para recorrer y dar a conocer a todo el mundo nuestro personaje más universal, Don Quijote de la Mancha.

Una anécdota sobre protección de datos

0

Ricardo Chamorro

   Lo que sigue es un relato ejemplo de cómo una empresa puede ver en la obligación legal de adaptación a la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos) la solución a un grave problema. Éste es el relato de una cuestión de plena actualidad.

   «Hace poco más de un año a mi empresa vinieron unos señores a contarme un no sé que de la LOPD. Francamente, admito que no les preste mucha atención. Ya sé que es una imprudencia no prestar atención a quien te viene a hablar de cómo poner en marcha en tu empresa medidas que por ley estoy obligado a implantar. Pero seamos sinceros, los tiempos de las empresas son siempre diferentes a los de las Administraciones.

   Quizás aún seguiría así, arriesgándome a sufrir alguna inspección que seguro produciría el cierre de mi empresa, de no ser por la afición de mi mujer a tomar café. Y es que hace poco más de dos meses, cuando me esperaba en la cafetería de enfrente de la empresa en la que trabajo como responsable, escuchó casualmente la conversación de una mujer que le confesaba a su acompañante que llevaba meses preparando la estrategia perfecta para conseguir un espectacular aumento de sueldo y la garantía de continuidad en la empresa. Se oían voces de compra de la empresa por una multinacional extranjera.
¿Cuál era su estrategia?

   Era la contable, llevaba meses llevándose toda la contabilidad de la empresa a casa, además de otro tipo de información confidencial. Planeaba que si no hacían caso de sus demandas, o en el supuesto de que el nuevo dueño de la empresa no quisiera respetar su puesto de trabajo, usaría dicha información para coaccionar y lograr sus objetivos.

   El asunto no tendría mayor interés que un caso curioso si la señorita en cuestión no hubiera sido la contable de mi empresa. Un sudor frío recorrió mi espalda. Si trataba, ahora, de cambiar todos los accesos que tenía sobre la información del sistema mi contable iba a sospechar y podría dar lugar a un daño mayor. Por la cantidad de tiempo que llevaba trabajando con nosotros era la única que tenía acceso a la parte del sistema contable de nuestra organización y a muchos otros datos confidenciales. ¿Cómo solucionar este problema sin que ella pusiera pegas, es más, sin que sospechara nada?

   La solución vino de la propuesta que me había presentado una consultora especializada en adaptación LOPD. Entre los muchos y diversos aspectos que revisarían, evaluarían, y prepararían para el cumplimiento de la LOPD y el Real Decreto 994/1999 se encontraban aspectos relacionados con la seguridad de la información en la empresa.

   Se pusieron manos a la obra, evaluaron nuestros sistemas, nuestra política de seguridad y de contraseñas, informaron y formaron a todos los empleados de cuáles son las medidas obligatorias por ley para adoptar en los departamentos.

   Mi contable, un poco inquieta por creerse descubierta, habló con su marido, que está en un sindicato de renombre nacional, y le comentó que su empresa estaba implantando la LOPD, que le habían quitado la contraseña de acceso único a toda la contabilidad y que ya no podía llevarse las copias de seguridad. Su sorpresa fue cuando su marido le dijo que dicha obligación legal es más que conocida en los sindicatos y que su empresa lo único que ha hecho es ser consciente de sus obligaciones legales con el respeto a los usos de los datos personales, entre los que figuran los datos de trabajadores.

   El resultado es que en la actualidad tengo inventariado todo mi sistema de información y todos mis procesos de acceso a datos documentados. Las copias de seguridad se realizan correctamente, y toda mi empresa cumple la Ley.

   Mi contable, mejor que nunca, ha dejado de ser una preocupación y se ha convertido en una persona que no me da quebraderos de cabeza en la hora del café».

   El responsable de la empresa llegó a la conclusión de que esto de la LOPD al final no es un mal invento.

CHAMORRO Consultores Jurídicos

C/ General Aguilera 6º 3º b

Ciudad Real

www.chamorroconsultores.com

Una región extraordinaria

0

José Manuel Molina (Presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha)

   Este año los actos oficiales del Día de la Región van a tener lugar en el corazón de La Mancha, en el marco de una de las poblaciones más emblemáticas de nuestra tierra y en uno de los puntos donde se conjugan con más fuerza la tradición y la modernidad que deben dar paso a la región que soñamos para el siglo XXI. Hoy es un día de fiesta, una jornada para disfrutar, pero también para pensar en el presente y desear que el futuro que labramos para nuestra vida en comunidad mejore a cada minuto.

   Y en esa dirección no puedo dejar de pensar en la preocupación que atenaza a muchos ciudadanos por los acontecimientos en los que se desenvuelve la vida política española y las repercusiones que tendrán para nuestra región. Los castellano-manchegos estaríamos más tranquilos si supiéramos que el debate sobre si debe o no negociarse con los terroristas etarras no esconde objetivos arteros más peligrosos como el deseo de los nacionalistas radicales de introducir cambios en la configuración del mapa nacional no previstos en la Constitución. La tranquilidad sería aún mayor si estuviéramos seguros de que el partido en el Gobierno defenderá sin paliativos el actual modelo territorial, aunque es difícil pensar que pueda ser así tratándose de una organización política que dice cosas distintas en Andalucía o en el País Vasco, en Castilla-La Mancha o en Cataluña.

   Y otro tanto ocurre con el modelo de financiación autonómica. No sabemos a qué atenernos con unos dirigentes socialistas que en el centro y en el sur peninsular defienden los principios constitucionales de equilibrio y solidaridad regional mientras en otras zonas proponen que los más ricos sean también los que más se beneficien.

   Castilla-La Mancha es una región extraordinaria. No hay ninguna duda. En estos momentos es la más extraordinaria de todas las regiones españolas. Hemos contribuido generosamente al engrandecimiento de España con nuestra agua y con nuestra gente -aparte de otras muchas cosas- porque cientos de miles de emigrantes castellano-manchegos han colaborado durante años en la creación de riqueza en Cataluña, en Madrid o en el País Vasco, y todo ello a costa de nuestra región, que paulatinamente ha visto cómo se despoblaban sus localidades y cómo se empobrecían comarcas enteras porque a sus gentes no les daban la oportunidad de sobrevivir con ellas.

  ¡Y qué decir del agua! Durante veinticinco años hemos visto discurrir el agua del Tajo de punta a punta de la región para terminar vertiendo en una cuenca ajena a nuestro territorio. Nos alegramos de que haya servido para hacer que prospere el Levante español, pero sería mucho más satisfactorio que el agua se hubiera quedado aquí como fuerza impulsora de nuestra agricultura, nuestra industria o nuestro propio turismo. Ahora, cuando algunos quieren hacer creer que se está reaccionando, pesa sobre nuestro río una hipoteca demasiado grande y difícilmente eludible a estas alturas. Las medidas alternativas del PSOE al Plan Hidrológico Nacional no podrán cubrir nunca las necesidades extraordinarias que se han creado en las tierras levantinas y andaluzas, necesidades que, por primera vez, van a ser reconocidas por la ley gracias a la “generosidad” del Gobierno de Castilla-La Mancha, que hace flamear a cada instante la bandera de su independencia mientras acepta de forma sumisa e irresponsable imposiciones muy graves de Madrid.

   Si durante los veintidós años que llevan gobernando hubieran generado expectativas e infraestructuras hidráulicas suficientes, el trasvase Tajo-Segura hace tiempo que habría pasado a la historia y Castilla-La Mancha sería una región puntera en índices de desarrollo y modernidad. Frente a eso lo que nos queda son grandes zonas con un despoblamiento irreversible y numerosas localidades abasteciéndose de agua con cisternas pese a encontrarse a pocos metros del cauce del Tajo ¿También de eso tiene la culpa el PP?

   Por eso escandaliza a muchos ciudadanos que se hable de acuerdo histórico del agua: porque en vez de avanzar hemos retrocedido, que es lo mismo que nos ocurrirá con el modelo de financiación autonómica y con el debate del modelo territorial sin los castellano-manchegos, todos juntos, no defendemos con energía nuestros intereses regionales. El Gobierno de Castilla-La Mancha debe abandonar de una vez por todas sus mensajes triunfalistas y de autobombo, tiene que dejar de gastarse los fondos públicos en campañas de publicidad y propaganda y asumir que su obligación es gobernar, hacer gestión y tomar decisiones, aunque a veces vayan contra el interés partidista del gobierno nacional. Por encima del PSOE y por encima del PP están Castilla-La Mancha y los castellano-manchegos.

   Deben aceptar también las críticas de la oposición sin acusarnos de crispar la vida política regional. Aquí lo único que crispa a los ciudadanos es que no les resuelvan sus problemas. O que nos embarquen en aventuras de consecuencias imprevisibles abriendo melones como el modelo de Estado, la financiación autonómica o la negociación con los terroristas. Pero como quiera que el PSOE, obligado por los grupos nacionalistas y de algún modo también por su propia radicalidad, ya los tiene abiertos, es por lo que nuestra región, ahora más que nunca, necesita un sólido consenso de todas las fuerzas políticas y sociales para hacer frente a los problemas que se nos vienen encima. Está en juego nuestro futuro. El Gobierno ni debe ni puede estar solo en este complejo proceso que se avecina y por esta razón, desde el Partido Popular, estamos intentando ofrecer todo nuestro apoyo con la sinceridad y con el espíritu crítico que debe inspirar la función opositora que nos ha encomendado la ciudadanía.

   Nuestra región ha visto pasar demasiados trenes sin poder subirse a ellos. Hacen falta cambios y uno de los más importantes espero que se produzca en las próximas elecciones. Mientras tanto, no podemos eludir la responsabilidad de trabajar por la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos y de hacerlo con el consenso y la unidad de todos los que queremos y nos sentimos parte de Castilla-La Mancha. Si eso es así, tendremos motivos de verdad para celebrar con alegría el Día de la Región, el Día de la Gente de Castilla-La Mancha.